GAEL CLAYTON. Estoy furioso, pero más que eso, impotente. Me siento un maldito imbécil por hacerle pasar tan malos momentos a Daila, es para lo único que existo y ver el dolor reflejados en sus ojos me parte el alma, una que no tengo. Aguantar la constante agonía al estar alejados no se compara con sentir que la pierdo con cada actuar, esto es un verdadero infierno. La estoy siguiendo por la calle más o menos alejados de donde nos encontrábamos. Después de la pelea en el club donde un hombre corpulento, el de seguridad siendo más específicos, nos pidió amablemente que nos retiráramos y ella simplemente obedeció. Puedo destruir todo en un santiamén y, sin embargo, por esa castaña me contuve de hacerlo usando toda mi fuerza de voluntad. Pero, ya no más, esto que está haciendo es una porquería, huir de mí como una cobarde. —¡Maldita sea, Daila! Soy el puto rey, debes obedecerme —bramo al borde del colapso desde su espalda. —¿Piensas que me importa? Te respondo… no, no me importa. Bu
Veo pasar todo en cámara lenta, como si las horas estuviesen descansando en vez de correr. Intentaba comunicarme con Daila varias veces en el día, en una hora o minutos, quizás piense que soy un intenso, pero ni, aun así, nada, no contestaba a ninguna de mis llamadas y mucho menos mis mensajes. La forma en que me ignora es alucinante y bastante atrayente para alguien que lo ha tenido todo en la vida. Sin embargo, a pesar de la atracción que existe entre los dos, y que sus amigos estén aun a su lado, temo que Elena y Boruta vengan por ellos. Cada ocasión que intento aprovechar para poder hablar de lo que sucede, ella simplemente se escabulle y me parece repugnante que pueda hacerlo ante mis narices, pero al menos quiero hacer bien esto, prepararla para cuando llegue el momento y finalmente disfrutar el resto de nuestras vidas. De todas formas…, ¿qué le voy a decir? Ni siquiera tengo un plan estratégico para esto, ni un dialogo esperanzador. ¿Mentirle? No puedo seguir haciéndolo. Por
Recorro las calles de la ciudad más transitadas, callejones solitarios, abandonados e incluso montañas y otras ciudades vecinas, pero hasta ahora no hay rastros de mi padre ni de los padres de Daila.Derek y yo estamos cansados de buscar y no me queda más opción que confesarle la verdad a ella. Es mejor que lo sepa y que al saberlo esté de nuestro lado a que se vuelva en nuestra contra. Conduzco hasta su departamento de donde veo salir a Derek, de forma muy tranquila.—Llegas tarde —avisa, pasando por mi lado—. Fue a casa de sus padres.Giro para observarlo incrédulo por su manera tan despreocupada de decirme semejante desfachatez.—¿Y no la detuviste?—No —responde subiendo a su auto.—Pero…, ¿qué te sucede? ¿Por qué no lo hiciste? Sus padres no están —explico casi gritando.—Decirle que no vaya implica explicar el porqué, eso lleva a que debo mentirle a mi Reina y generar dudas. Y no, no soy bueno para eso. Lo más seguro es que creerá que se fueron de viaje, se olvidaron de ella, co
¿Cómo pasa el tiempo tan rápido? Acaso no puede pausarse un segundo para darnos un respiro. El año pronto ya va a acabar y no hemos conseguido nada y en unos meses más, cumpliremos un año con Daila de haber entablado alguna relación, aunque ya no como pareja y, ni siquiera eso me relaja cuando me dejó en claro que no tenemos ningún tipo de relación. Sabemos que lo están vigilando, los idiotas de Elena y Boruta ni siquiera saben ocultar su aroma, es por eso motivo que no nos separamos de ella, además, tenemos un plan y es hacerle creer que estoy consiguiendo que confíe en mí para entregárselo a Fabricio, aunque esa parte del plan aún no se lo comenté a ella y debo hacerlo para que en un futuro no se vuelva un problema. Cada mañana, antes de que vaya al trabajo, dejo una flor sobre su mesa de luz solo por poder admirar la sonrisa que se forma en su rostro y ese mismo detalle lo dejo en su casillero en el hospital y en su escritorio cuando atiende consulta. Entiendo a la perfección su p
DAILA PETTERSERN. Los intentos en vano de hacer magia son estúpidos, porque por lo que me he dado cuenta mis poderes están en mí, son parte de mí. Sin embargo, aún no he descifrado como sacarlos a flote y teniendo en cuenta la fuerza que tengo, estoy segura que eso proviene de mi yo animal, y no de mi parte hechicera. Sí, he estado investigando un poco y ambos son diferentes como parte de mí. Uno su poder es la fuerza y el otro solo una varita o eso fue lo que encontré en internet. Retrocediendo muchos días atrás, la última vez que he sentido un cambio singular en mi cuerpo fue cuando oí gritar de dolor a Derek antes de saber lo que soy, pero esa fue la única vez que creí oír demasiado bien y hasta hoy en día no ha vuelto a suceder por más concentración que ponga. Nada funciona. Y ahora estoy aquí, sola en el bosque tratando de descifrar el problema que tengo, sentada sobre una enorme piedra en el centro mismo intentando mover una rama con las manos sin tocarlo. No funciona y así Fa
Siento que mi cuerpo es zarandeado, obligándome a gruñir por los movimientos bruscos y su vez el dolor que me genera eso. No recuerdo haberme quedado inconsciente, pero dado el hecho de éste momento, al parecer lo estuve. Trato de abrir los ojos, pero el dolor de cabeza hace que me sea imposible llevando mis manos hasta allí y presionarlo con tanta fuerza que mi cráneo cruje bajo mi tacto. Cuando intento ladear mi cabeza de un lado a otro, el dolor en mi cuello me hace soltar un grito atroz trayendo el recuerdo de lo sucedido.—Tranquila —susurra sobre mi cabeza Derek, apartando suavemente mis manos de allí—. Ya pasará, amiga.—¿Qué sucedió? —pregunta y conozco perfectamente la voz de quien lo hace. No hay rastros de preocupación en él, al contrario, al abrir por mis ojos y luego de parpadear varias veces para poder distinguir bien las imágenes, pude observar que en su mirada solo brilla la molestia.No entiendo porque, cuando la que ha sido atacada fui yo.—Boruta.Es lo único que lo
Una cosa que Fabricio me dijo es que disfrutara de todo tranquilamente, ya cuando tenga mi poder en su máximo esplendor él vendría por mí y a cambio me devolvió a mis padres y a Martha.Cumplió su parte.Eso solo significa una cosa y es que Fabricio es un hombre de palabras; un apuesto hombre de palabra. Mis padres están en su mundo, no sé qué fue lo que hizo el brujo, pero según ellos, estuvieron de vacaciones. Tranquilizador y aterrador al mismo tiempo.No obstante, Martha sí estuvo encerrada en una cueva, amarrada con cadenas de plata y pasando hambre, por lo que Gael tuvo que viajar para ayudarla a controlar su sed y no lastimar a nadie. Ambos imbéciles se han encargado de hacerle demasiado daño físicamente solo por venganza hacia el Rey. Eso es muy cruel, pero… ¿Qué se puede esperar de ambos sirvientes manipulados para ensuciarse las manos?Nada en particular. Me hicieron daño solo por capricho, me marcaron como a un puto animal de granja y aún conservo su aroma. Gael prometió bo
GAEL CLAYTON.Encontrarla desnuda en la bañera me puso duro como una roca desde el primer instante, aunque, debo confesar que así me mantengo con solo mirarla, pensarla e imaginarla. Desde que volví supe lo que debía hacer y es demostrarle cuan arrepentido estoy de todo lo que le hice pasar. Sin embargo, no pude resistirme a su encanto y desear estar unido con ella y sin pensarlo dos veces, le propuse matrimonio nuevamente, entregándole otra sortija, el definitivo, gravados en él nuestros nombres en forma animal.Minutos más tarde estamos saliendo de la casa, encontrándonos a Derek en la entrada mismo vestido con un pantalón de jeans y una remera. Está masticando algún tipo de alimento y apenas nos ve, las comisuras de los labios se ensanchan.—¡Oh, mierda! —exclama Daila en un susurro, ocultándose detrás de mí, dejándome un tanto confundido y al parecer lo nota—. Prometí sacarlo a cenar.Sonrío.—Él sabía que yo vendría, Jezebeth —susurro cerca de su oído, mientras llegamos hasta don