Sara ya se había deshecho del teléfono que los Rivera le habían dado. En cuanto la dejaron en casa de los Della Rovere, las personas encargadas de su traslado, ella les entregó el aparato por orden de uno de ellos. No sabía para qué podría servirles si apenas agarraba señal, pero se los entregó.Esa noche, le relató a su familia todo lo vivido. Cada una de las cosas y sentimientos que pasó mientras estaba en casa de los Rivera. Toda su familia notaba lo delgado de su apariencia, pero lo añadían a la angustia vivida.Lita, se puso como meta darle el suficiente alimento para que volviera a su peso. Lo más triste de todo fue cuando les contó cómo es que su hija lloraba por ellos y le pedía que la llevara a ver a sus abuelos y a su «tío apo», como ella les llama.Todos estaban conmovidos y a su vez aliviados de que por fin estuvieran con ellos. Esa noche Mila durmió junto a su Lita y su mamá, suspirando de vez en cuando.Los Rivera, por su lado, estaban en operaciones encubiertas y dejaro
—Antes que nada, quiero decirles que esta idea se me ha ocurrido desde hace mucho tiempo. Desde la primera vez que comí y bebí algo preparado por ustedes —aclara Vicenzo al empezar—. Así que todo lo dicho y expuesto aquí, tómenlo de una persona que lo pensó subjetiva y objetivamente, estando no involucrado y luego sí.Toda la familia al oír aquellas palabras no se imaginan a que se refiere, pero Sara sí. Él ya le había comentado sobre su idea, mientras estaban en Cancún, y aunque le emocionó en el momento, ahora no sabe si sería o no una buena idea.—Bueno, como les comentaba —explica retomando su discurso—. Esta idea la pensé hace mucho, ya la había discutido con Sara en algún momento, pero, pues dados los recientes acontecimientos, todo quedó en pausa. Ayer, recién hablé con mi madre y mi mano derecha en todos los negocios, Alessio. Ambos concuerdan con la idea y por eso es que hemos pedido que vengan para dárselas a conocer. Quiero advertirles que no están obligados a aceptar, pero
Durante el trayecto a casa de Vicenzo, que por el momento habita Sara y su familia, este la interroga sobre su estado de salud. Ha estado preocupado por la lenta mejoría que lleva, y aunque sabe que son las circunstancias que ha pasado, no deja de quitarle importancia.—¿Segura que te has sentido bien? —pregunta de nuevo cuando nota que duda.—Sí, solo es que no he dormido lo suficiente y casi no me da hambre —confiesa tranquilamente—. Pero ya estoy aquí, espero poder descansar unos días antes de salir a buscar trabajo.—¿Trabajo? —pregunta confundido—. No creo que después de todo lo que has pasado tengas qué, en todo caso yo puedo apoyarte económicamente si lo necesitas.Sara suelta un suspiro de resignación.—Después de que mi padre y madre dijeran que todo lo que haces es porque somos pareja, no creo que sea conveniente —responde ella con tristeza, ya que hay una cosa que le ha estado rondando por la cabeza desde hace tiempo—. ¿Realmente quieres ayudarnos a emprender con ese negoci
Una semana había pasado desde la propuesta que hicieron a los López. Lalo y Alessio se habían hecho amigos y se mensajeaban constantemente analizando la situación entre las familias. Los López habían decidido que Sara había pasado por mucho y que no iban a agobiarla más preguntándole por su rompimiento con Vicenzo. Ella les explicó lo necesario y no se dijo más, al menos frente a ella.Al ver la situación, pensaron que Vicenzo retiraría su apoyo, fue en ese momento en el que Lalo le avisó a Alessio e intervinieron.Don Leo había recibido la llamada de parte del menor de los Della Rovere para verse y había aceptado. Esa noche irían a cenar y aunque le comentó a la familia, por no saber si eso molestaría a su hija, decidió avisarle a lo último minuto, antes de salir a tomar el taxi.Sara había estado recorriendo la ciudad buscando centros de terapia para niños con autismo y espectro autista. También, se la pasó haciendo trámites para recuperar su identificación personal, así como las ac
Sara no habló con su padre sobre su cena con Vicenzo, aunque la curiosidad le picaba, lo soportó. Había decidido dos cosas, la primera que era buscar un trabajo y la segunda un centro donde su hija pudiera ir a terapia, pues, aunque no fuera autista, tenía Asperger y era necesaria la terapia para su desarrollo cognitivo.Había buscado en el teléfono que tenía la familia los centros más cercanos al lugar en donde vivían, pero también había una cosa que le rondaba la cabeza, irse a vivir con su hija aparte. Desde que se tuvo que ocultar y aunque extrañaba a los suyos, el vivir sola con su hija fue algo que le cruzó por la mente, y ahora que su familia ha estado buscando departamentos o casas para salirse de la de Vicenzo, ese pensamiento ha tomado mayor fuerza.Estaría atenta a su Lita y sus padres en caso de que la necesitaran, en dado caso de que, si se mudara sola, y además sabe que está Lalo con ellos, lo que le da calma. Sin embargo, ella ignora los planes de Lalo y por supuesto lo
Sara sintió que todas sus emociones resurgían, le emocionaba verlo, pero también, se sentía nerviosa cuando al bajarse del auto y pararse frente a ella casi que lo abraza. Su instinto le pedía que lo hiciera, pero su conciencia se lo impedía. Vicenzo había recibido la llamada de parte de su hermano, Lalo le había avisado con la única intención de preguntarle que ruta le podía dejar ahí cerca o bien si le recomendaba un sitio de taxis cercano.Ellos no estaban familiarizados con los servicios de Uber, Didi o parecidos, así que les era más fácil pedir un servicio de taxi. Aunque nunca los habían usado en su pueblo, Lalo sí los había usado en Durango. Afortunadamente, ellos contaban con su antigua camioneta, que, aunque, era un modelo Datsun de 1982. Muy “cueruda” como solían decirle, dando a entender que aguantaba el ritmo de trabajo durante años.Lalo nunca se imaginó que Alessio le diría que ellos (refiriéndose a él y Vicenzo), irían por Sara, ya que no estaba en una zona muy buena qu
El camino de regreso a casa de los López fue de una charla amena, Sara se dedicó a contarle sobre su nuevo empleo y de la posibilidad de que le den terapia a su hija en ese lugar. Internamente, Vicenzo está muy feliz de que ella esté encontrando lo que necesita. Le hubiera gustado ayudarla, pero sabe que ella siempre ha sido independiente y quitarle esa autonomía es algo que la orilló a que terminaran.Había pedido que la sacará de la ecuación y era claro el porqué.—Me da mucho gusto que hayas conseguido un trabajo —dice él tomando su mano a través de la palanca de cambios.— Verás que le dan un espacio a Mila, seguro se los gana con su sonrisa y comentarios creativos.Dicho esto, ella sonríe, espera que así sea.—De cualquier manera, no quiero que te preocupes en caso de que ocupes hacerle estudios y estos tengan un costo. Sé que no deseas sentirte que te mantengo o algo así, y si realmente lo necesitas, para que no te sientas incómoda puedo prestarte y ya luego me pagas, ¿está bien?
Lalo les contó todo su plan para pedirle matrimonio a Gaby. Sabían que para poner en marcha dicho plan debían esperar a que ella se mudara al lugar que el buscaría para que ambos vivan juntos.Sara que tenía tremendas ganas de comentarles su idea sobre también mudarse, decidió abstenerse, ya que notó que su mamá estaba sensible por la idea de que Lalo se iba a marchar.—Siempre es triste que un hijo se vaya de casa, pero la alegría que me queda es que es por qué vas a labrar tu propio camino —expresó Patricia conmovida.La familia había concordado con ella, deseándole buena fortuna a Lalo.Por su parte, cuando Sara se fue a dormir contó a Lita el sueño que tenía.—Lita, crees que si les digo a mis padres que también quiero independizarme no les vaya a gustar —argumenta tranquilamente mientras se recuesta en la cama poniendo a su hija en el medio, tal como siempre han dormido.—¿Te quieres ir a vivir sola? —pregunta confirmando lo que ella le comentó.—Sí, con mi hija, claro —rectifica