Rihanna.
En mi boca sentía que la luz me molestaba y tenía un sabor extraño, amargo, pero lo peor era la sensación de que la estaba como embobada, como me moviera a cara lenta, abrí los ojos, y la luz me segó, así que tuve que volverlos cerrar, cuando oí a alguien que estaba junto a mí, hablando.
- “Vaya Medusa por lo visto tienes secretos.”- dijo la voz
Reconocí esa voz enseguida, pronto los recuerdo llegaron a mí, recordaba que había ido a la universidad a la que asistía Emilia Bencomo, para disculparme, pero como había visto que algo extraño pasaba con los escoltas que la protegían, y como eso me dio mala espina, traté evitar un desastre avisándola, y efectivamente, pese a la sorpresa inicial de la señora Bencomo, pronto pudimos evitar que fuera secuestrada, pero por alguna razón, que no recuerdo, terminé aquí, donde sea que este, en una m*****a cama, que seguro pertenecía a un hospital, por lo poco que pude ver, cuando abrí los ojos.
- “Deja…de…. llamarme Medusa, m*****a…”-le dije con voz ronca, y adormilada.
- “Por fin has despertado, pesé que querías quedarte como la bella durmiente esperando a tu príncipe. Oye que lo del nombre, no lo hago adrede, la culpa es de ese pelo tuyo tan rizado y largo.”- me dijo, sabía que este pelo era una m*****a maldición, normal era herencia de mi padre, por eso cuando trabaja lo lleva muy bien sujeto, en un recogido, pocas personas me lo había visto suelto, la señora Bencomo era una de ella, cuando entré ese día, en la habitación que compartía con el CEO.
- “¡Lo que me faltaba! ¿Qué pasa señora Bencomo, ahora le ha dado por ser crítica de estilismo? Da igual, ¿me puedes decir que ha pasado? ¿Por qué estoy en una habitación de hospital?, y finalmente, ¿Por qué mi cabeza me duele como si la hubieran usado para jugar al tenis?”- le pregunté mientras cerraba los ojos, para soportar el dolor.
- “Primero te bebiste mi botella sin mirar, ¿Tu madre no te ha enseñado a coger nada que te dé un extraño?.”- esto era lo último que me faltaba ser regañada por la responsable de que fuera desterrada a la otra parte del mundo.
- “¡Pero si te lo dieron a ti!, y por lo que vi, a ti tampoco te enseñaron nada de eso.”-le dije ofendida, pero esa atractiva mujer me sonrío, en sus ojos vi simpatía. Eso me extraño, y pensé que aún estaba afectada por las drogas.
- “Kenai ha llamado, quería hablar contigo”- al oir le nombre de mi hijo un miedo terrible me apretó el corazón.
- “¿Cómo sabes lo de mi tesoro?”- le pregunté temerosa- “¿No se lo habrás dicho al estúpido del señor Vieira, o a tu marido?”-
- “Una, me acabo de enterar de lo de tu hijo, te acaba de te llamar al móvil, y tenía miedo de que fuera un familiar preocupado, o tu novio…”- la interrumpí.
- “No tengo novio, ni quiero tenerlo, la última vez que me obsesioné con un hombre, tú y yo sabemos el resultado. El único hombre en mi vida es mi hijo.”- le dije zanjando ese asunto para que supiera que no iba ser tan estúpida como fui, cuando me conoció, no nunca más.
- “Segundo, no te creas el centro del mundo, Medusa, que tengo cosas más importantes que hablar con mi marido, que tu vida personal, como por ejemplo mi intento de secuestro, que por cierto te agradezco por salvarme.”- continuó hablando Emilia, como si yo no hubiera dicho nada, sonriendo.
- “No es nada, así te compenso por haber sido una capulla, idiota, histérica, y estúpida, cuando me conociste. Si me lo quieres agradecer, sólo no me vuelvas a llamar Medusa, yo no soy tan fea que al mirar a la gente la convierto en piedra.”- le dije, y durante unos segundos, nos miramos para terminar riendo la dos a carcajadas.
- “Bueno puedes ser la Medusa que aún no había sido conquistada por el acosador de Poseidón, la Medusa atractiva y deseable, la que no se dejó convencer hacer cositas indebidas en sitios que poco recomendables, como el templo de Atenea, para que esta le castigara después.”- me dijo, y yo la mire.
- “¿Poseidón?, ¿no estaría hablando de la babosa pervertida?, ¡ni loca!, ¡ni loca!”- pensé, sin darme cuenta de que mi mente lo había traído a esta conversación, inconscientemente.
- “Como te dije ya no voy detrás de ningún hombre, y menos me voy a dejar convencer por uno, ya pasó eso hace ocho años, el Dios se transformó en sapo, y huyo saltando. Que me haya confundido con tu marido, después del castigo que recibí, te puedo asegurar que no soy de las masoquistas. Aprendí mi lección.”- le dije aclarando bien mi situación.
- “¿Te puedo preguntar una cosa?”- me dijo.
- “Depende, si no quiero, no te la voy a contestar. Has descubierto uno de mis mayores y el más grande mis secretos. Nadie sabe que soy madre soltera, nunca lo pongo en mi curriculum, prefiero que piensen que soy divorciada.”- le dije mirando a la ventana, no me gustan sentirme débil, y no me gustaba hablar de esa parte de mi pasado, ni de mí misma, siempre había guardado mi vida personal a buen recaudo, no me estaba dando cuenta de que mi cara y mi voz, reflejaban mi dolor.
- “¿Por qué? ¿Por qué no dices que eres madre soltera? el mundo ha cambiado, ya nadie te juzgará por eso.”- me preguntó.
- “Si, pero nadie quiere una asistente ejecutiva con responsabilidades, y más cuando es madre soltera, por eso lo oculto, hago maravillas para hacer de madre, de padre y de un buen profesional, además hay otra cosa por la que lo oculto.”- me miró muy seria como esperando que terminara mi frase, pero eso nunca ocurría, mi vida personal y mi pasado eran un baúl cerrado con ocho llaves. - “Eso señora Bencomo no te lo voy a decir así que, dese por satisfecha por ahora.”-
- “Es porque lo tuviste joven, ¿verdad?, ¿eras menor de edad?”- me dijo sorprendiéndome de que hubiera descubierto mi secreto.
Rihanna- “¿Cómo lo sabes?”- pregunté con los ojos abiertos por la sorpresa.- “He hablado con tu hijo por lo que se no es tan pequeño, yo diría que tiene entre siete y nueve años, además acabas de decirme que tu dios se transformó en sapo hace ocho años, con lo cual deduzco que tu hijo debe tener esa franja de edad. Y aunque lo intentes ocultar vistiendo esa ropa ejecutiva, o ropa de mujer madura, ahora te estoy viendo bien sin maquillaje, y no debe de tener más edad que yo, sobre unos veinte tres o veinte cuatro años … “-me dijo acorralándome, en mis mentiras.- “Veintidós”- dije en un murmullo bajado la cabeza mientras me sonrojaba de vergüenza.- “Ósea que me echaste la bronca aquella vez, sobre cómo se debe comportar alguien en los grandes hoteles del grupo C.P.A., ¿Y eres incluso más joven que yo?, ¿Una niñata de veinte dos años?”- me dijo en broma. Yo la miré ofendida, pero al verle la sonrisa, no pude evitar reírme también. - “Quince, catorce o dieciséis ¿Cuándo lo tuviste?”-
Rihanna. - “¡Mierda!, ¡Mierda!, ¿Cómo coño ha podido hacer esto?, ¿A qué clase de animales contrató para conseguir arrancar esta estantería de la pared?”- dije en alto mientras contemplaba el espectáculo grotesco que tenía ante mí. Lleva una semana sufriendo al maldito CEO, después de tres maravillosos días de descanso, que se me concedieron, al darme de alta del hospital, ese día que cierto CEO me había declarado la guerra. Tras tres días de paz y tranquilidad que me pasé con mi abuela, y mi hijo, tuve que incorporarme, para entrar de lleno en la batalla que mi desquiciado jefe, había entablado de mutuo propio, conmigo. Me cogió desprevenida el primer día que me incorporé, ya que tras horas de comportarse como un jefe frio y distante, mientras nos daba a todo el personal de presidencia órdenes a diestro y siniestró, como si hubiera tenido un mal día, todos y cada uno de los empleados, se hallaban asustados ante el gran cambio que había tenido el CEO, que se mostraba más serio, e
Rihanna - “Habías tardado en sacar la normativa en cuanto acoso sexual de mi compañía, exactamente una semana, y eso que desde el segundo día ya había traspasado la línea, ¿es por algo especial, en esta ocasión, o es que anteriormente no he sido tan abiertamente acosador como esta vez? ¿Qué he hecho para que esta vez te sintieras más invadida…en tu intimidad? Lo digo para repetirlo más veces”- me dijo con esa eterna sonrisa en su boca. Las palabras invadidas y repetirlo, que dijo el muy gilipollas, lo hizo en un tono verdaderamente seductor, y mi estúpido corazón se puso a galopar, mientras sin quererlo a mi mente llegaron miles de formas de invasión y repetición, que ese hombre podía hacer conmigo. No pude evitar sonrojarme, y que un maldito gemido traicionero, escapara de mis labios, pero al oírme, mi conciencia me grito: “¿Qué te pasa estúpida? ¿Estás loca?, ¿Se puede saber qué coño estás haciendo? ¿Por qué se te caen las bragas por la babosa pervertida?”- Mientras me go
Rayco. - “Por fin lo veo después de una semana”- me dijo esa bruja de cuerpo tentador. - “Tantas sonrisitas de payaso diabólico, me estaban volviendo loca, babosa. Espero que el beso le haya satisfecho jefe, porque serán el primero y el último que recibas de mí, y por cierto me tomo el día libre, retirada estratégica se llama. De paso aproveche para llamar a esos que le ayudaron tirar la estantería, le ayuden recogerlo todo. Adiós estúpido.”- finalizó la vengativa Medusa mientras yo sentía mi labio adolorido y sangrante, intentado mantener el equilibrio tras el desagradable pisotón que me estaba haciendo latir el empeine del pie. Y como si su venganza estuviera perfectamente ejecutada la vi salir como una diosa castigadora, de mi despacho. - “Maldita gorgona, sabe cómo desaparecer de escena, a lo grande, como las grandes heroínas”- dije en alto cuando la puerta estaba cerrada, tras ella. Aun, pese a que uno de mis labios me latía de dolor, sobre la zona donde habían recibido la dol
Rihanna. Estaba en el parque con mi hijo mientras él jugaba en los columpios. Yo intentaba que mi mente traidora, no trajera de nuevo recuerdos de ese maldito beso que, como una idiota, había iniciado yo esta mañana. La verdad, en mi estúpida inteligencia, que visto lo visto, no era gran cosa, pensé que, si besaba de forma agresiva a ese hombre, y luego lo dejan con las ganas, le daría una lección. Muchos hombres temían a las mujeres que eran abiertas en su sexualidad, y solían huir como conejos, en cuanto esta tomaba la iniciativa. Al parecer este no era el caso, de lo que no me había dado cuenta era que, no sólo el tacto de los labios de Rayco Viera eran como un afrodisiaco para una mujer, sino que, cuando él tomó el control de la situación, al yo tardar demasiado en separar mis labios de él, me quedó claro que cuando ese hombre besaba, desnudaba vírgenes sin tocarlas, voluntariamente todas las mujeres sin excepción, incluida yo, nos sometíamos a ese hombre. Estaba tan concentrad
Rihanna. Al día siguiente me incorporé a mi puesto de trabajo, ya iba a preparar para lo que me iba a encontrar, durante la noche, mientras estaba recostada en mi cama, antes de dormirme, me había preparado para todo lo que mi mente podía imaginar, qué estarías dispuesto a hacer mi jefe, en esta guerra qué había entablado conmigo. Ya se ha traspasado algunos límites, y todo por culpa mía, como dijo la estúpida de Andrómeda, esa babosa podía establecer una guerra abierta, más allá de la que llevaba jugando conmigo, en esta última semana. Yo estaba preparada para la lucha cuerpo a cuerpo, y desde luego sabía que tenía los medios, para que, si ese estúpido se propasara, terminara lesionado en el suelo. Pero mi problema no era él, mi problema era yo, y cómo reaccionaba mi cuerpo, cuando tus enemigos están en tus propias filas, y tienes traidores entre ellas, es cuando más fácil es caer en las trampas que te ponga el enemigo. Así que antes de entrar a trabajar, hice un trabajo introspec
Rihanna. - “Primero que yo sepa todavía Poseidón no ha conquistado nada, ¿o ahí hay información nueva que no me has contado? Porque si esta conversación, es un estúpido intento de no contarme las cosas interesantes que has hecho, o te ha hecho, tu jefe en su despacho, te puedo decir que no voy a cambiar de tema, quiero detalles hasta el último, sin que te dejes nada. Y segundo, el problema de Medusa fue que, era tan atractiva y seductora, que él mismo Poseidón quedó prendado de ella, volviéndolo loco, y la persiguió hasta los infiernos, el problema fue dónde se dejó seducir la estúpida, así que intenta no hacer cositas en zonas indebidas, Gorgona, así no convertirás en piedra a las personas que te miren.”- me dijo la Andrómeda humorista, mientras yo trataba de no bufar como un toro ofendido. - “Está usted muy graciosa hoy, señora Bencomo, pero tranquila al parecer mi jefe no le sentó bien que lo mordiera o le pisara el pie, quitando un pequeño moratón que observé en su labio, unido
Rayco. - “¿Se puede saber que pretendes Ray, querido?”- me pregunto, Emy Bencomo, cuando a la llegar a la fiesta me reuní con ella y con su marido, el salvaje de Zape. - “¿A qué te refieres preciosa Andrómeda?”- le pregunté, mientras disimuladamente miraba de vez en cuando a la entrada del salón de eventos. Un gruñido ronco me aviso, que dejara de tomarme libertades con la esposa de mi mejor amigo, lo de “preciosa” sobraba. - “¿No lo entiendo Zape?, sabes que tu esposa es la mujer más atractiva de la fiesta, porque te molesta que otros lo reconozcan, al contrario, deberías estará orgulloso de que la mujer masa atractiva de este antro sea tuya, tienes que ser menos celoso, amigo.”- le dije a Zape burlándome de él, mientras su esposa se reía también, y él me miraba con una mirada afilada de advertencia. - “Tranquilo, Perseo, pronto eso de ser la más atractiva será discutible, y de seguro, se llevará toda la atención masculina de la sala, así le pasaras la pelota a otro hombre, a ot