Rihanna. Al día siguiente me incorporé a mi puesto de trabajo, ya iba a preparar para lo que me iba a encontrar, durante la noche, mientras estaba recostada en mi cama, antes de dormirme, me había preparado para todo lo que mi mente podía imaginar, qué estarías dispuesto a hacer mi jefe, en esta guerra qué había entablado conmigo. Ya se ha traspasado algunos límites, y todo por culpa mía, como dijo la estúpida de Andrómeda, esa babosa podía establecer una guerra abierta, más allá de la que llevaba jugando conmigo, en esta última semana. Yo estaba preparada para la lucha cuerpo a cuerpo, y desde luego sabía que tenía los medios, para que, si ese estúpido se propasara, terminara lesionado en el suelo. Pero mi problema no era él, mi problema era yo, y cómo reaccionaba mi cuerpo, cuando tus enemigos están en tus propias filas, y tienes traidores entre ellas, es cuando más fácil es caer en las trampas que te ponga el enemigo. Así que antes de entrar a trabajar, hice un trabajo introspec
Rihanna. - “Primero que yo sepa todavía Poseidón no ha conquistado nada, ¿o ahí hay información nueva que no me has contado? Porque si esta conversación, es un estúpido intento de no contarme las cosas interesantes que has hecho, o te ha hecho, tu jefe en su despacho, te puedo decir que no voy a cambiar de tema, quiero detalles hasta el último, sin que te dejes nada. Y segundo, el problema de Medusa fue que, era tan atractiva y seductora, que él mismo Poseidón quedó prendado de ella, volviéndolo loco, y la persiguió hasta los infiernos, el problema fue dónde se dejó seducir la estúpida, así que intenta no hacer cositas en zonas indebidas, Gorgona, así no convertirás en piedra a las personas que te miren.”- me dijo la Andrómeda humorista, mientras yo trataba de no bufar como un toro ofendido. - “Está usted muy graciosa hoy, señora Bencomo, pero tranquila al parecer mi jefe no le sentó bien que lo mordiera o le pisara el pie, quitando un pequeño moratón que observé en su labio, unido
Rayco. - “¿Se puede saber que pretendes Ray, querido?”- me pregunto, Emy Bencomo, cuando a la llegar a la fiesta me reuní con ella y con su marido, el salvaje de Zape. - “¿A qué te refieres preciosa Andrómeda?”- le pregunté, mientras disimuladamente miraba de vez en cuando a la entrada del salón de eventos. Un gruñido ronco me aviso, que dejara de tomarme libertades con la esposa de mi mejor amigo, lo de “preciosa” sobraba. - “¿No lo entiendo Zape?, sabes que tu esposa es la mujer más atractiva de la fiesta, porque te molesta que otros lo reconozcan, al contrario, deberías estará orgulloso de que la mujer masa atractiva de este antro sea tuya, tienes que ser menos celoso, amigo.”- le dije a Zape burlándome de él, mientras su esposa se reía también, y él me miraba con una mirada afilada de advertencia. - “Tranquilo, Perseo, pronto eso de ser la más atractiva será discutible, y de seguro, se llevará toda la atención masculina de la sala, así le pasaras la pelota a otro hombre, a ot
Rihanna. - “Es usted encantadora señorita Morris, sí quiere le indicó donde están los servicios.”- ya no sabía cómo deshacerme del pesado de William Dawson. Llevaba, casi toda la noche persiguiéndome como si yo fuera un trofeo que hay obtener. -” No, gracias, señor Dawson, perfectamente soy capaz de ir sola al aseo. Discúlpeme.”- me alejé del estúpido, empresario. Mientras salía de la gran sala, y me dirigía a la zona de descanso donde estaban los aseos, que justamente se encontraban al lado de la gran terraza, iba pensando que prácticamente había recopilado toda la información que me faltaba de los dos posibles clientes del grupo Viera, así que pronto, podría huir de esta pantomima, lo único que me había gustado de toda la noche, fue la reacción de mis jefe al verme, ver a Rayco quedar totalmente desconcertado fue un permio para mí, cuando le vi tirar la copa por la sorpresa, no pude evitar sonreír. Durante casi toda la noche el CEO no me apartó la mirada, que se iba cada vez o
Rihanna. Cuando iba en el taxi, pensé en pasarme por casa de Milissen para recoger a Kenai. La abuela, por culpa de su empeoramiento, pasaba algunas noches supervisada en la clínica que lleve el control de su enfermedad, de hecho, mañana en la mañana, ya que era mi día libre, pensábamos ir a visitarla, para ver si podíamos traerla unos días a casa. La situación de mi abuela me superaba, es muy duro ver como un ser que siempre fue tan fuerte, y te crio, contra viento y madera, frete a la criticas de todo tipo, incluido de mis propios padres, por acogerme, después de que ellos me hubieran echado a la calle, estuviera así de débil. A mis progenitores les sorprendió la actitud de mi abuela cuando quiso mi custodia, hasta se presentará con un abogado, para que mis padres firmaran la sección de la patria potestad, tanto la mía como la de mi futuro hijo, ellos lógicamente, no tardaron en firmarla, yo era nada más que un desastre, una decepción, una hija inútil. Aunque cuando mi padre se e
Rayco. - “¿Dónde se ha metido esta maldita bruja?”- dije en alto, mientras Benearo, y Ruyman me escuchaban a través del móvil, hacia tres días que Rihanna había desaparecido. - “Le ha dado fuerte, ¿no recuerdas esa sensación?”- dijo Benearo, hablando con su hermano, como si yo no estuviera también en la conversación. - “Claro, aun la siento, cada vez que Andrómeda, hace de las suyas, cuando sale de casa sin decirme nada, y tengo que saber dónde está, a través de los escoltas, es un infierno.”- dijo Ruyman contestando a su hermano. Esos cabrones, me estaban ignorando mientras yo estaba atravesando un desierto, sólo y sin agua, decididamente tengo que cambiar de amigos. Pero la culpa no es de ellos, para los gemelos Bencomo, los gemelos del terror, ser gilipollas, es genético. La culpa la tiene cierta Medusa seductora, que después de hacerme tocar el cielo, y vivir en él unos segundos, me arrojo a la basura, sin posibilidades de redención posible. No sólo se conformó con hacerme
Rayco. -“¡Salgan todos ahora mismo!, excepto tu Carlos, querido, creo que tenemos que hablar los dos, con nuestro hijo”- la voz de la reina Diane, se oyó por encima de barullo de reproches que me estaba haciendo latir la cabeza. Hacía casi un mes que mi vida se había un maldito chiste, un infierno. Tras el ultimátum de Emilia Bencomo, y ante el miedo que ha controlado toda mi vida, gracias a lo que he vivido con mi inestimada madre, decidí que no deseaba afrontar nada de esto. ¿Para que tenía que analizar que me ocurría con esa m*****a traidora, de Rihanna Morris?, a la vista estaba que ni yo le importaba, ni deseaba volver, mis luchas con esta mujer no significaban nada para ella, menos aún esa noche inolvidable. Pero para mí, aunque yo no quisiera reconocerlo en el fondo, eran algo importante, algo que, lamentablemente, significaban algo. Al principio, mientras gestionaba las preguntas que Emy me dijo que me hiciera, y tras conocer la muerte de su abuela, le dejé un tiempo
Rihanna. - “Señorita Morris, está usted embarazada”- por un segundo pensé que había oído mal, que los años de aprender finlandés con mi abuela, no había servido para nada, y que había palabras que lamentablemente aún no había aprendido, aunque mi difunta abuela se había esforzado porque aprendiera el idioma de mis antepasados. - “¿Podría repetírmelo en Ingles por favor? Creo que acabo de oir que estoy embarazada, debe de ser un error en mi traducción, yo…”- la rubia doctora sonriente me cortó. - “Exactamente es eso lo que he dicho, señorita Morris, está usted embarazada, ahora toca revisar de cuánto tiempo está, es por eso que se desmayó esta mañana en el supermercado, a veces en las primeras semanas, el cuerpo de la mujer por los cambios bruscos reacciona así…”- la doctora continuó dándome una charla sobre las precauciones que debía de tomar, pero yo lo único que hacía era arrepentirme de haber sido tan idiota, con sólo dos amantes en mi vida, y los dos me habían dejado embarazada