Con la llegada de Fernando a la cocina me arropa una incomodidad indescriptible, es como si quisiera salir corriendo del lugar. Estoy triste pero también muy enojada, siento como si me hubiera rechazado y la verdad es que lo ha hecho.
—¿Cabalgamos hoy Fernando? Me quede ayer con ganas de seguir— dice Mónica. Pretende restregarme que pasan tiempo juntos.
—No estoy seguro, pero veré si hay tiempo al final de la tarde— él responde.
—Marcus, Ericka y tu podrían acompañarnos a cabalgar o tal vez ir al río, hace días no me doy un buen chapuzón— propone Mónica.
—Me parece buena idea ¿No amor? — Marcus me pregunta.
—¿Cómo? ¿Y cuándo pensaban decirnos que están juntos? ¡Felicidades! Siempre supe que terminarían unidos— Mónica celebra.
—Es algo reciente, pero Ericka y yo estamos saliendo— contesta Marcus.
Hay sangre en el piso, es de Fernando quien está herido, recibió le dispararon y se encuentra tirado en el suelo. Todo comenzó como una cabalgata amistosa, pero terminó en tragedia. Muchos son los pensamientos que pasan por mi mente, pero mi cuerpo no responde como quisiera desde que corrí con todas mis fuerzas hacía el hombre que amo y descubrí que también me ama.Lamento tanto el tiempo perdido, no sé por qué hemos sido tan tontos en el juego de si amarnos o no, de si somos de dos mundos diferentes o no, al final amarnos debería ser lo más importante, pero nos hicimos de la vista gorda por cosas que ahora se ven tan inútiles delante de este enorme problema. Antes de quedar inconsciente dijo que me amaba, ahora debo encontrar la manera de ayudarlo para poder escucharlo otra vez.—¡Ericka! Preciso que te muevas, Fernando necesita ayuda, déjame ver c&oacut
Decidimos llevar a Fernando al hospital del pueblo para que reciba los primeros auxilios mientras logramos sacarle a un hospital donde le puedan operar. Le subimos a mi vehículo y lo trasladamos al hospital San Cristóbal a minutos de la hacienda, llegamos allá, con una mano presiono su herida y con la otra uso el teléfono mientras Rodrigo conduce. Mónica viene detrás en la camioneta con el resto de la familia.Que yo vaya con Fernando ha sido todo un espectáculo, Mónica no quería separarse de él, tuve que pedirle por el bien de todos que condujera la camioneta de Fernando porque con mis nervios no puedo manejar y sólo así aceptó porque usé a Eva y a Carlos, padres de Fernando, como motivos para que ella condujera cuidando la integridad de los señores.La mujer no es buena. Es cierto que es bonita, alta, delgada, de tez clara, adem&aacu
—¿Ericka?——Si—contesto.—¿Quién es Ericka?—pregunta.Todo mi mundo se oscurece al ver que Fernando no me recuerda. Me pregunto si está bromeando o si en verdad ha perdido la memoria ¿Por qué ahora? ¿Por qué olvidarme a mí? Quiero llorar amargamente, pero debo contener mi tristeza para que los demás no me vean destruida, especialmente Mónica que celebra el hecho de que a ella le recuerde y a mí no. Basta con ver su rostro de alegría para notarlo.—No se preocupen si no recuerda todo, a veces tras estos eventos puede el paciente presentar conmoción cerebral, pero usualmente con los días van recobrando la memoria, pues ha sido un golpe en la cabeza que debe ser revisado, pero no tenemos equipos para hacerle una resonancia—informa el doctor.—Cuando esté más estable, cuando se haya
—Demos un paseo, vayamos a la hacienda y conversemos ¿Te parece?—pregunta el Sr. Del Río, mientras me lleva de camino al vehículo.—Parece que no tengo otra opción—molesta contesto.—Disculpa que te trate así, creo que debes calmarte——No estoy enojada con usted, vergüenza es lo que en realidad siento por cómo actué. Mi enojo es con Mónica, no sé qué quiere de mí. No le he hecho nada para que sea tan hostil——¿Quieres más que el hecho de la forma en la que Fernando te mira? ¿Crees que no es obvio?——Me miraba——¿Cómo?——Me miraba… porque ya no me recuerda—respondo.—Eso es momentáneo muchacha. El record
—¿Quién es ella?—pregunto. Me intriga saber sobre ese nombre, nunca Fernando habló de una ex. —Lucía es un nombre prohibido, que no se puede pronunciar en esta casa. Fue novia de Fernando durante años. Eran inseparables, como almas gemelas. Un día dejo una carta explicando que odiaba este pueblo y que se iría para no regresar, que había conocido a un hombre maduro que le ofreció matrimonio. Fernando leyó la carta, ella la dejó en su cama. Al saber todo eso él casi muere por inanición, duró días completos sin comer, llorando en la oscuridad amargamente el dolor de la traición, hasta que endureció su corazón y cerró las puertas al amor, pero cuando llegaste, vi una chispa de rabia que muy en lo profundo parecía interés— —Esta muchacha, Lucía ¿Era del pueblo?— —¡Oh si! Todavía hoy en día su familia no entiende por qué ella decidiría irse si aparentemente era feliz y amaba a mi hijo, pero
Carlos del Rio, ha hecho confesiones que me tienen preocupada. La situación con su salud, saber la historia de la ex novia de Fernando y el hecho de que él no me recuerde, sacuden mi mente y traen muchas interrogantes. No soy detective, pero no me parece lógico que alguien que jure amarte y tenga planes de casarte contigo, tu mejor amiga, la mujer que es tu alma gemela, de un día para otro se vaya con un hombre que nadie conoce, abandone su familia, no se lleve nada y peor aún, deje una carta diciendo que un hombre maduro le ha conquistado. No pensé que fuera difícil enamorar a Fernando, creí que sólo debía gustarle y en pocos días concretar la venta del terreno a mi favor, pero no contaba con la cercanía que tuvimos, mi falta de afecto, mi soledad y tal vez el destino nos unió. Ahora mi corazón le pertenece, pero él no me recuerda. Luego de conversar con Carlos del Río decidimos regresar al hospital
Soy Fernando del Río, me encanta la pesca, desde niño aprendí con mi familia y mientras estoy en el rio, precisamente hoy tengo que ver a esta chica caminando en tacones. Pienso en mis adentros: “Sólo a una loca se le ocurre estar caminando en tacones por las piedras de estos caminos”. No puedo decir nada con seguridad, pero con la experiencia que tengo, a mis treinta años puedo notar que a esta señora más allá de mi imaginación, le gusta llamar la atención, pero a mí que no me subestime porque me parece patético su atuendo. Se está acercando a mí, no entiendo para qué si a esta señora se le nota que no es nada humilde. —Disculpe usted, dígame por dónde queda la Hacienda del Río— con tono alto solicita mi ayuda. —¿Qué tiene pendiente en aquella hacienda, señora? — le pregunto. —Mucho cuidado con lo de señora, es señorita y soy muy joven para eso de señora— contesta.
Mi madre siempre trata de buscarme novia, yo no estoy en eso porque las mujeres hablan otro idioma que no conozco. El día que me enamore, seguro que no será de una loca que se crea la más hermoso del planeta. —Mire madre, a mi ella lo que me causó fue mucho coraje, porque se cree que por venir de la ciudad con ropa cara al ver a un campesino pescando en ropa sucia, eso le hace superior a mí— expreso mi descontento a mi madre y agrego: —La gente como ella no merece mi respeto, es más si la vuelvo a ver preferiría no hablarle porque ni siquiera merece que le dirija la palabra— Mientras estamos conversando mi madre y yo sobre todo lo ocurrido, escuchamos a alguien decir “buenas tardes”. —¿Mamá esperas a alguien? Escucho un saludo que viene de enfrente— —No, no mijo yo no espero a nadie. Vamos a ver de quien se trata, podría ser la vecina que viene a traer algo— responde mi