Samantha se dio cuenta que algo pasaba tan pronto entró en la galería. Leticia guardó rápido su celular y le dio una sonrisa algo exagerada. Su amiga no era la mejor para disimular.—Jefa —saludó ella con la voz unas octavas más alto de lo normal.—¿Qué es? —preguntó sonriendo divertida.—Nada —respondió Leticia, demasiado rápido.Su mañana no había sido la mejor, por cuarto día consecutivo se había despertado con náuseas y mareos. Al menos, ese día no había vomitado. Pese a que la noche anterior se había ido a la cama bastante temprano, se sentía como si no hubiera dormido nada.Tomar una taza de café para ayudarle a combatir el cansancio, no era una opción. No, desde que había considerado la posibilidad de que lo que tenía fuera más que un simple virus estomacal.—No parece que sea nada.Leticia se rascó la parte posterior de la cabeza, algo que hacía cuando estaba nerviosa.—Quizás es mejor si no lo sabes.Samantha perdió su sonrisa y empezó a preocuparse. Sus palabras no presagiab
Giovanni se pasó una mano por el cabello y soltó una maldición al ver las fotografías de él con Lara en la fiesta de inauguración del hotel.Horatio le había hecho una corta visita en cuanto llegó a su oficina para burlarse de él y luego le había enviado el link a su celular.Leyó el primer párrafo y no se molestó en continuar. Cerró la página esperando que quedara en el olvido y nadie más lo viera, pero no pasó mucho tiempo antes de que su celular empezara a sonar.—Demonios —musitó al ver el nombre quien estaba llamando—. Hola, mamá —saludó.—Sé que eres reservado, pero me habría gustado enterarme que estás saliendo con alguien a través de ti y no de una revista.—Ella y yo no tenemos nada.—¿Estás seguro? Porque tu padre me contó que conociste a alguien y estoy segura que un hijo mío no se mostraría en público con otra mujer, si está viendo a alguien más.No había tenido tiempo de considerar si Samantha ya había visto las imágenes. ¿Y qué importaba? Los dos no tenían nada. Ella pod
Samantha no habría podido alejar la mirada de Giovanni, incluso si lo hubiera intentado. Las semanas que habían estado separados no habían ayudado a hacer que se sintiera menos atraída por él. Era injusto, porque era evidente que él no había tardado en superarla.Recordó a la rubia que acaba de marcharse y sintió un malestar en el estómago. Por la manera en la que había tratado a Giovanni, era fácil deducir que las noticias acerca de los dos no eran ninguna mentira.¿Era posible que para él no hubiera significado nada? Giovanni se lo había dado a entender la última vez que se vieron, pero se había convencido de que era el rencor hablando por él… Ya no estaba muy segura.—¿Piensas decir algo en algún momento?Su voz la sacó de su aturdimiento.—¿Algún día me dejarás explicarte por qué lo hice?Los ojos de Giovanni la miraron con frialdad. Antes —durante apenas unos segundos— había creído ver anhelo en ellos, pero era más probable que hubiera sido producto de su imaginación.—¿Es por es
Giovanni no estaba seguro de como sentirse. Aún estaba tratando de hacerse a la idea de que iba a ser padre, eso sí Samantha no le había mentido. Esperaba que no fuera el caso porque si se trataba de otro de sus planes para sacarle dinero, la iba a destrozar.La observó en silencio. Se veía mucho mejor ahora que el color había vuelto a su rostro, hasta era capaz de asegurar que tenía un brillo especial, pero lo más probable es que solo fueran alucinaciones suyas.—Deja de mirarme —le reprochó Samantha levantando la mirada de su comida.Al menos ya no estaba fingiendo que no existía. En el viaje de su oficina hasta el restaurante no le había dicho ni una sola palabra, al igual que todo el tiempo que llevaban allí, aunque.—¿Ya has visto un doctor? —preguntó.Era imposible no preocuparse por su estado de salud y el de su bebé después de verla perder la conciencia—Aun no, pensaba hacerlo la semana que viene.—Reservaré una cita para mañana.—¿Tienes algún obstetra agendado en tu teléfon
Samantha había olvidado lo bien que se sentían los labios de Giovanni y durante unos segundos se dejó llevar. Él la besó con una ternura que contrastaba con el trato que le había dado en su oficina. Ese último pensamiento la regresó a la realidad.¿Qué demonios hacia besándolo después de cómo la había tratado? Se alejó y se puso de pie de un salto.—Aquí está todo lo que voy a necesitar. —Señaló su maleta y evitó la mirada de Giovanni lo mejor que pudo. Tenía el presentimiento de que, si lo miraba a los ojos, él se daría cuenta de sus sentimientos. Todavía estaba tratando de descubrir como hizo para que su voz no temblara—. Puedes llevarte mi equipaje ahora y enviarme tu dirección por mensaje. Esto ya está tomando más tiempo del que esperaba y tengo trabajo que hacer.—Regresaré por la noche para llevarte yo mismo.Samantha levantó la mirada, pero enseguida volvió a dirigirla hacia otro lado. Sin querer terminó mirando la cama y le fue inevitable recordar las horas que los dos habían
Giovanni terminó su primer vaso de whisky de un solo trago y lo dejó sobre el bar con un sonoro golpe antes de agarrar la botella y volver a llenar su vaso.—Te vas a embriagar rápido si sigues bebiendo así —dijo Ignazio.—Esa es la idea. —Giovanni bebió su segundo vaso como si se tratara de agua. Nunca había considerado a las bebidas alcohólicas como la solución a algún problema, pero quizás si le ayudaría a dejar de pensar en Samantha.—¿Alguien me puede explicar que sucede? —preguntó Horatio. Giovanni guardó silencio mientras iba a por su tercer trago mientras su mente se llenaba de imágenes de Samantha. Pensó en ella recostada en su cama con el cabello esparcido en las sábanas.Sabía que no fue una buena idea llevarla para su departamento. Cada señal de alarma había gritado desde el fondo de su cabeza cuando las palabras salieron de su boca y, aun así, ahora ella estaba quedándose bajo su techo justo frente a su habitación.Sería tan fácil…—Maldición —musitó al darse cuenta el
Samantha se movió para acomodarse mejor, pero no llegó demasiado lejos. Algo o alguien la tenía sujetada con firmeza por la cintura. Poco a poco su mente fue despejándose del sueño y los recuerdos de la noche anterior llegaron a ella.Giovanni había llegado ebrio casi a media noche acompañado de sus primos. Samantha había estado despierta hasta esas horas, sin dejar de preguntarse si él había ido a ver a Lara y si pasaría la noche con ella. Se había sentido bastante aliviada al descubrir que estaba equivocada.En cuanto los primos de Giovanni se habían marchado, le había ayudado a llegar a su habitación. Había estado lista para irse luego de dejarlo en la cama, pero no lo hizo.Abrió los ojos de golpe al darse cuenta quien era la persona a su lado e intentó hacerse para atrás. Su brazo estaba encima de él, al igual que una de sus piernas. —Te vas a caer de la cama. —Giovanni estaba despierto y con los ojos puestos en ella.Se sonrojó al darse cuenta que estaba rozando cierta parte d
Giovanni miró la imagen en sus manos. La primera foto de su hijo. No era más grande que el tamaño de un frijol, pero no había duda de que estaba allí. Aun podía recordar el sonido de su fuerte corazón latiendo con fuerza. Tragó el nudo en su garganta, aun no sabía cómo se las había arreglado para no llorar como un niño al escucharlo. Si todavía le hubiera quedado alguna duda de sus sentimientos por aquel pequeño ser, habría desaparecido en cuanto vio la imagen borrosa en la pantalla del ecógrafo. Se había sentido envuelto en una sensación de paz y amor. Estaba seguro que haría lo que fuera por su bebé… y por Samantha.Ella cargaba en su vientre a su hijo. Intencional o no, ese era un regalo único y especial.—Estoy lista para irme.Giovanni levantó la mirada al escuchar a voz de Samantha.—¿Estás bien? —preguntó alejándose de la pared.—Ya te dije que solo necesitaba usar el baño —lo tranquilizó ella con una sonrisa.Su rostro estaba rosado y radiante, a diferencia de esa mañana cu