Aleksander y yo caminamos un rato, las calles están húmedas debido a la lluvia que ha caído hace rato. Es increíble estar en Capri, sus rincones esconden historia, una que prevalece. Es hermosa, incluso después de la precipitación. Vamos a la par, pero es de súbito que su mano toma la mía, no hay nadie por aquí, tampoco pretendo echar a correr con este calzado, por lo que asumo que el adoso esconde otro motivo, y no es asegurarse de que huya. Incluso si hubiera algún transeúnte, no soy loca para pedir auxilio a gritos a sabiendas de que este hombre tiene un arma.
Cualquier mínima intención que tenga, él la verá. Sus instintos y percepciones están entrenadas, es notable y deducible. Se da cuenta de lo que pretendo o no. Es muy listo.
—¿En qué estás pensando?
Abro los ojos, me los froto al tiempo que bostezo. Estoy sola en la habitación, al ladear la cabeza avisto sobre la mesilla una píldora sobre la servilleta a la par de un vaso de agua. No tardo en tomarla.Mis ojos se clavan en ese anillo, sonrío, si tan solo fuera de verdad y Aleksander otro tipo de persona entonces todo fuera perfecto. Aunque muy valiosa la sortija, no tiene el valor más importante: amor.¿Qué hay del colgante? No lo sé.Me doy prisa, rápidamente me encamino a mi habitación. En el interior de mi alcoba siento la necesidad de ponerle seguro a la puerta. Cepillo mis dientes y tomo una ducha larga, lo suficiente para drenar mi mente y poner en orden la mezcolanza que está en mi cabeza.¿Qué rayos me ocurre? He dejado de ver a Konstantinov como un malvado hombre que mucho daño me ha hecho, ya mis ojos no observan a un tipo que me privó de la libertad.Es
¿Luna de miel? No existe ese momento, Aleksander me informa que debemos irnos de Capri. Al parecer ha llegado a oídos de Elmo que estamos en la isla, empaco lo que puedo. Los nervios me atacan, el temblor no se aleja y eso entorpece que logre actuar con rapidez.—¡Date prisa, Luna! —exclama desde el exterior.Hago lo que puedo.—¡Ya voy! —grito devuelta, nerviosa hasta la médula.Milagrosamente he terminado, tomo la valija y salgo encontrando a Aleksander como un animal encarcelado, se mueve de un lado al otro soltando maldiciones.—Debemos irnos.La huida es tan trillada, siempre sucede, con él no existe estabilidad. La pregunta más grande es: ¿a dónde iremos?—¿Adónde vamos? —averiguo saliendo con la misma premura que él.—Al aeropuerto, nos iremos a New York —informa.&n
¿Luna de miel? No existe ese momento, Aleksander me informa que debemos irnos de Capri. Al parecer ha llegado a oídos de Elmo que estamos en la isla, empaco lo que puedo. Los nervios me atacan, el temblor no se aleja y eso entorpece que logre actuar con rapidez.—¡Date prisa, Luna! —exclama desde el exterior.Hago lo que puedo.—¡Ya voy! —grito devuelta, nerviosa hasta la médula.Milagrosamente he terminado, tomo la valija y salgo encontrando a Aleksander como un animal encarcelado, se mueve de un lado al otro soltando maldiciones.—Debemos irnos.La huida es tan trillada, siempre sucede, con él no existe estabilidad. La pregunta más grande es: ¿a dónde iremos?—¿Adónde vamos? —averiguo saliendo con la misma premura que él.—Al aeropuerto, nos iremos a New York —informa.&n
Estás respirando demasiado rápidoY el miedo no te pasaTe equivocas, pero es lo mismoSabes, me quedaréHemos tenido demasiadas cosasPara dos que básicamente nos gustanNos apagamos hace mucho tiempoCulpa a lo que no eresY tengo un sueño detrás de mi corazónDonde la gente se encuentraHice lo que pudeY tu silencio lo entendíPero somos canicas en la arenaSin una verdadera direcciónY aunque el viento los animeLa primavera nunca vuelve.Ultimo—...Doy vueltas en la cama, no puedo conciliar el sueño. Ya es tarde, es de madrugada en unas horas habrá amanecido y si no encuentro la manera de dormirme voy a parecer un zombie por la mañana. Ladeo la cabeza, Aleksander duerme como un bebé. No es justo que descanse tan plácido con tantos crímenes y demonios en él, pero yo que soy una víctima me he vuelto rehén de pesadillas y torment
Perdí el tiempo mirando adentro yArreglé algunos de mis hábitosPero entonces la noche que vino y yoMe preguntaba dónde está el puntoSi hay algún sentido para todo estoPerdí el tiempo mirándote dentro yDeshice tu corazón entre las páginasPero entonces la noche que vino y yoMe preguntaba dónde está el punto, si tiene algún sentido en estoMira, lo sientoNo hay necesidad de hablarDesde el amortiguador el sol se poneY nos conformamos con ello.—Ultimo, Il Ballo Delle Incertezze....Camino al centro de la ciudad pasamos cerca del edificio donde viví desde que tomé la decisión de independizarme. Se me hace un nudo en la garganta, quiero volver a mi vida anterior, y no puedo.—Ahí está mi departamento —comento. No era mi intención decirlo en voz alta.Pero él ya me ha
Estoy estupefacta, Aleksander ha vuelto con un animalito entre sus manos. Es un gato pequeño. Me le quedo mirando en el desconcierto que ha causado el felino.—Mira nada más, no sé cómo pudo llegar hasta aquí, ¿tienes idea?La verdad es que no.—No, ¿puedo sostenerlo? —susurro ansiosa.—Da igual, tómalo, pero no le tomes cariño, me desharé de él —advierte despectivo.Su pelaje blanco es tan suave como el algodón. Cómo no amar a esta pequeña bola de pelos. Es tan hermoso, lo reviso, es macho. Aleksander bufa exasperado, ¿ni siquiera le puede tener compasión a un inocente animalito?—Deja que me lo quede, por favor —imploro, ya me preparo para su negativa.—No, es mi decisión final. No insistas.—Dijiste que no serías tan inexorable —le recuerdo dando un suspiro sonoro.—Lo sé, per
Elena está aquí, su voz, su sollozo, ella está a milímetros de mí, se intenta contener al ver a su hijo. No llora por mí, es por Aleksander. La verdad que guardan esos faroles inundados de lágrimas tratan de conectar conmigo.Tal vez mentir no fue una opción para ella, tenía que hacerlo para sobrevivir. No es una mala persona, siempre se portó bien, me dio amor, me consideró como a una hija. Dejo a un lado el orgullo y corro a sus brazos.—Mamá, cuanto lo siento, lo siento tanto —digo abrazándola con fuerza.Me disculpo por nada, no tengo la culpa de lo que está pasando. Pero debo fingir que lamento haber huido para estar con Aleksander. Todo parece un laberinto, no sé si ella está al tanto de que yo sé que Konstantinov es su hijo.—Cariño, está bien, a veces tomamos decisiones erróneas y lo hacemos por amor, no te disculpes por ello, Luna. Saber que estás viva e
Aleksander se hace un nudo en la corbata, lo miro desde la cama, se irá pronto a una junta con mi padre. No puedo creer que anoche todo haya salido "bien" parecía tan real cada palabra de mi boca, pero nada es cierto.Llegado el momento de ellos irse quise partir, correr y decirles la verdad, soporté el escozor y no confesé nada. Luego ese ruso me tomó a la fuerza, no quería tener relaciones, y él me obligó a tener sexo.He despertado con un dolor entre mis piernas, ha sido tan brusco anoche, incluso mi tez blanca está adornada de hematomas. Es su arte maligno plasmado en mí.—¿Sabes? Tu padre me ha pedido tu número telefónico, así que voy a comprarte un teléfono, mientras tanto le dije que perdiste el tuyo hace poco, así no le parecerá raro que no tengas uno —informa dándose la vuelta. No hay nada fuera de lugar, luce impecable, se ve apuesto. Odio estar contemplando a ese sujeto, suspiro —. Pero te advierto que v