XXXVI

El joven llegó a su casa, cabizbajo, golpeado por las circunstancias, con unos enormes deseos de llevarse a la boca un pastelillo de piña, de los que preparaba su hermana Angie, ansiando que su dulzura borre el mal sabor que llevaba él a causa de los acontecimientos pasados.

                                               

-¡Jeremy Owen, no luces bien! - lo recibió Phillips con preocupación y una misiva que puso en sus manos – ¡palideces! Espero que esta nota, que llegó muy temprano para ti, te levante ese ánimo ¡luces de muerte!...

-¡Ah! No empieces Phillips…- dijo levantando una mano mientras colo

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