KlausMientras ella se va con mi padre, guardo lo indispensable después de cambiarme, dudo que dispongamos de mucho tiempo, ni siquiera sé qué llevar porque no tengo ni idea de adónde nos dirigimos, solo sé que cuando cierro la maleta, papá y mamá ya tienen la suya.Bajamos y llegamos hasta nuestro auto, guardamos las cosas en la cajuela y mamá se viene conmigo en la parte trasera del auto mientras papá conduce.—Por favor díganme algo.—Dame tu pierna —la levanto y saca un pequeño botiquín.—Por favor —suplico.—Es mi culpa —confiesa mi madre —fue hace un año mientras hacía guardia, solicitaron refuerzos, todos estaban fuera por alguna razón ese día, la única persona disponible fui yo y accedí a ir.—¿A qué te enfrentabas?—Un cártel —responde sin mirarme mientras termina de curar la herida —me metí con las personas equivocadas, Klaus, asesinaron a mis compañeros y me tuvieron atada a un sótano por horas, dijeron que si no los ayudaba alguien a quien amaba pagaría las consecuencias,
KlausVeo una luz blanca al abrir los ojos, es demasiado fuerte como para que pueda acoplarme tan fácil a ella.—¿Morí?—De no ser por mí tal vez lo hubieras hecho —escucho a un hombre.Cuando puedo verlo mejor me doy cuenta que evidentemente, no morí, estoy en un hospital y no sé qué quiere el hombre a mi lado.—¿Buscas esto? —señala el arma que me entregó mi madre —muy poco astuto, no tiene balas, es una linda arma ¿Regalo de tu novia?—De mi madre —hablé entre dientes.Su expresión se suavizó con mi respuesta.—Imagino que eran tus padres las personas que asesinaron.Lo decía tan tranquilo como si no supusiera un problema, sus palabras crudas parecían irreales. Mis padres murieron.—No te tortures.—¿De qué hablas?—Deja de pensar que tenías que ser tú quien muriera y no ellos, lamentarse no trae de vuelta a las personas.—Que empático.—He presenciado más muertes de las que te imaginas, supongo que estoy acostumbrado.—¿Qué quieres?—La pregunta que deberías hacer es ¿Quién soy?—
XimenaCuando abrí los ojos sentí algo pesado en mi cintura, era el brazo de Klaus.Un segundo, recién despierto y creo que mi cerebro no está procesando nada en estos momentos ¿En qué momento pasé de hablar con él a dormir en mi cama? ¿Él y yo habíamos tenido…? No, no, seguro lo recordaría.Intenté levantarme sin que lo notara, pero no funcionó.—Buenos días, preciosa.Escuchar su voz grave en la mañana era un placer auditivo.—Buenos días ¿Qué hora es?—Eso no importa —me pegó más a su cuerpo —podemos quedarnos lo que resta del día en la cama.Pues la verdad es que ganas no me faltan.—Hay trabajo que hacer —me estiré para tomar mi teléfono.Como era de esperarse, cientos de llamadas perdidas de Carol y mensajes sin leer, me buscó por todas las redes sociales. A estas alturas me sorprende que no haya derribado mi puerta con tal de saber cómo estaba, seguro que Klaus tuvo algo que ver con eso.Sentir su respiración en mi cuello era una sensación extraña, todo esto, todo lo que implic
XimenaEl que no se arriesga a enfrentar lo desconocido, jamás sabrá qué tan cerca estaba de la salida.—Te noto nerviosa.—¿Qué? Para nada.—Pues llevamos un rato frente a la puerta y todavía no tocas.Ni siquiera me había percatado de eso.—Ah ¿Sí?—Ximena, sé que esto es nuevo para los dos, pero no quiero que te sientas obligada a nada, no sé a quién quieras presentarme, pero si no estás preparada lo puedo entender, volvamos al auto y perdamos el tiempo en cualquier otra parte.—Quiero hacerlo —murmuré más para mí misma. Levanté la mirada para encontrarme con los ojos oscuros de Klaus —quiero hacerlo porque esta persona es sumamente importante para mí.—¿De verdad?—Klaus, mataría por él.—Quiero conocerlo entonces —actuó rápido y tocó el timbre.Cuando la puerta se abrió mi abuela nos recibió, lucía más animada que de costumbre, tal vez porque por fin traje a alguien más, además de Carol, para que conociera a mi familia, este debía ser todo un logro sin duda.—Abuela, él es Klaus,
CarolNos fuimos en mi auto como era de esperarse, Ximena me iba contando sobre cómo se sentía al ser la novia oficial de Klaus, aunque según ella nunca se lo pidió directamente, pero vamos estamos en pleno 2040. Quién sigue usando la frase «¿Quieres ser mi novia?» Creo que estamos lo suficientemente grandecitos para eso.Igual me encantaba escucharla, verla con esa sonrisa, la manera en que le brillaban los ojos, hacía tiempo que no le veía así, en realidad, creo nunca había visto a mi mejor amiga enamorada, pero le sienta bien y mientras ambos se quieran nada más debe importar.—Pero en serio, es un encanto —suspiró —suficiente de mí, ya he hablado demasiado.—No, no para nada, sígueme contando, sabes que me encanta saber cómo te sientes.—Pero—Pero nada —la interrumpí —eres la clase de amiga que siempre está para los demás, también mereces que te escuchen.—Aww —se llevó una mano al pecho —eres tan linda cuando te lo propones —golpeé ligeramente su hombro.—¿Segura que quieres que
Carol Este lugar era impresionante sin mencionar que también era costo, solo vinos, cualquier otro tipo de licor, cerveza, todo de la mejor calidad, y tenía show en vivo, supongo que lo mejor fue en la tarde y este era un ambiente más tranquilo, se podían ver los instrumentos ahí, una banda estaba tocando, estaba compuesta solo por hombres y reconocí la canción de inmediato, muy adecuada para el bar. Horns, de Bryce Fox debería ser puesta en todos lados sin duda. Nos quedamos en la barra y pedimos algo de beber, me sorprendió la rapidez con la que nos atendieron. —Una buena bebida, pero nada comparado a lo que prepara Klaus. —¿No lo dirás solo porque eres su novia? —No me negarás que es bueno en lo que hace. —Sí, tienes razón, nadie prepara tragos tan buenos como él. Me sorprendía no conocer este lugar, en los ratos libres que teníamos mi amiga y yo cuando trabajamos en el restaurante, solíamos salir a despejarnos a algún bar, podría jurar que conocía todos los de la zona, per
Carol De manera inconsciente me pongo de pie frente a Ximena, siento la necesidad de protegerla, aunque asumiendo el lugar en donde me encuentro, no creo tener muchas posibilidades de defenderme. Gregor no es estúpido, sabe cómo jugar sus cartas, solo espero que no se olvide de que es parte de la MOH, tiene principios, códigos que debe seguir e incluso un ser tan retorcido como él sabe las consecuencias de romper esas reglas. —¿Cómo está Nick? Espero que el Yex no le haya hecho mucho daño, la última vez me dijeron que se veía —finge que está pensando, en una palabra—. Ah, sí, moribundo, el pobre estaba en agonía si no mal recuerdo. —¿Cómo están tus guardias? Espero haberlos asesinado de manera correcta, si fallé házmelo saber, te prometo que practicaré mi puntería contigo. Se escucha su risa en todo el lugar como si cada cosa que dijera para él fuera un chiste, pero sé que mis palabras le calan. —Dejaste mucha sangre en la carretera tengo que admitirlo, todo un desastre, seguro
Carol Es todo lo que se me viene a la mente cuando pienso en la mafia: Negocios, sangre, muerte, poder. No creo que aspiren a algo más y estoy metida hasta los huesos, pero estoy bien con ello, en serio lo estoy. Cuando llegamos a casa bajo rápido para ver cómo sigue Ximena, entramos a la casa, se ve más relajada, pero aún le duele algo. —Dime por favor que no bebiste el Yex. —¡¿Yex?! —preguntan los chicos al mismo tiempo. —Larga historia —le resto importancia a los detalles. Ella niega. —No bebí, tiraste mi copa ¿Recuerdas? Solo me siento cansada, he estado así últimamente, no te preocupes. —La semana pasada no dejabas de sudar y tenías escalofríos, creo que deberíamos ir al doctor. —Que estoy bien —insiste —pero si te consuela iré pronto, aprovecharé otros estudios que se realizará Santi y me aseguraré de no tener nada. —Bien —le doy un apretón a su mano. —Tenemos un regalo —anuncia Klaus, feliz. —¿Regalo? ¿Qué celebramos? —Vamos, cariño —tomo su mano para ponerme de pi