- Francisco, lo que pasó, pasó. No volvamos al pasado. ¿Qué tal si recordamos el tiempo que estuvimos juntos... desde siempre? - Yo propuse. - Después de todo, si vamos a contar, el tiempo que estuvimos separados no es nada comparado con el tiempo que estuvimos uno al lado del otro.- Acepto tu propuesta. Incluso porque, no podemos negar que nos hizo bien... De alguna manera. No sé ustedes, pero yo siempre supe que al final, estaríamos juntos.- Hubo momentos en los que no estaba seguro de si eso sucedería. Pero nunca dejé de luchar por ti.- ¿Como cuando tiraste a la niña a la piscina? - él se rió. – ¿O cuando le pones algodón de azúcar en la cara a Joice?- Siempre estuve celoso de ti... Incluso cuando éramos solo amigos. Después de que decidí que sería mío... Solo empeoró.Empezó a reír:- ¿Con tal “tú” decidiste que yo sería tuyo?- Sí... eso lo decidí. Cuando fuimos al Motel con Tereza.- ¿Sabes cuando “yo” decidí que serías mía?- ¿Cuando?- Cuando dejé a Dothy en una habitación
A nadie le impresionó mucho ver a Francis y a mí entrar juntos. Creo que ni se dieron cuenta de mucho cuando llegamos separados, porque solo nos vieron juntos adentro. Y como no sabían nada, aun estando acompañados, vieron a Francisco y Virginia bailando Tu Amor y despidiéndose de sus parejas. Los mayores todavía estaban allí, estables y fuertes, con quizás más de treinta o cuarenta Spring Balls en sus historias.Tengo recuerdos de todos ellos... Y en cada uno de ellos, esa mano que sostenía la mía, fuerte, estaba ahí, a mi lado. Incluso cuando Your Love no significaba nada y era solo una canción, como cualquier otra, que nos entretenía mientras nuestros padres, juntos, disfrutaban de la fiesta.Me preguntaba quién ganó las apuestas sobre mí y Francis. Quién perdió... Al final nos fuimos de Primavera, pero Primavera no nos dejó. Porque todos los años estuvimos allí... Y no fue solo por obligación. Ya fue por nuestra propia voluntad, como si no funcionara si no estuviéramos allí, todos
- Yo quiero... Mil veces quiero... Ser tu esposa, tu mejor amiga... El amor de tu vida... Y estar en tu cama todas las noches.-Después de tenerte en mi cama, nunca más quise a otra mujer, señorita Virginia Hernández. - Él sonrió.Francis colocó el anillo y el anillo en mi dedo. Observé la piedra enorme y brillante en mi dedo.Nuestras miradas se cruzaron, aquella madrugada de sábado a domingo. Estábamos solo nosotros dos allí, en nuestra pérgola, nuestro eterno hogar de la infancia, donde cogimos nuestros juguetes y fingimos estar casados para siempre. Y ahora estaba a un paso de convertirse en realidad.Creo que he amado a Francis toda mi vida. No solo como amigo... sino como hombre, como mi alma gemela. Intentaron separarnos en todos los sentidos. Y lo hicieron. Pero nadie esperaba que la muerte de Irina, que nos había alejado para siempre, pudiera también unirnos para siempre. Porque ella siempre creyó en nosotros. Y estuvo presente a lo largo de nuestra vida, ciertamente dándonos
- Ya voy, Vi."- ¿Quien es?" – Escuché la voz femenina al otro lado de la línea antes de que colgara.- Francis, me hiciste amarrar a la mierda con el hombre... ¡Qué mierda!Él rió:- Esto es mejor que tirar a la piscina, algodón de azúcar en la cara o ponerle su nombre a un perro. Hacer que el hombre deje a la mujer en la cama, casi a medianoche, por culpa de su ex. Quiero verlo explicarse más tarde... Estoy vengado por mis celos. Me miró.- Y estoy bien. Se acabó y ya no siento nada.- Exactamente por qué es preocupante. No sirve de nada discutir. Vas al médico.- Yo... ¡Me he quedado sin mis jodidas bragas! De nuevo.- Mi amor, esta vez iré contigo... Y nada ni nadie me detendrá, o cerraré el hospital, créeme.Lo miré y tuve miedo. No porque amenazó con cerrar el hospital si no venía conmigo. Pero la razón por la que me sentí mal de nuevo, como el día del baile de graduación. Náuseas, mareos... Sí, síntomas de embarazo. Pero era la segunda vez que lo tenía, en un intervalo de casi
Francisco fue a pagar y César no aceptó de ninguna manera. E incluso le dio a Francis un algodón azul como regalo.- Espero que el próximo deseo sea más fácil. - advirtió Francis, cuando subió al auto.- Solo háblame después de que haya comido todo, Francis. No quiero perder el tiempo hablando... Solo quiero saborearlo lentamente. Cerré los ojos, extasiado.Pensé que nos iríamos a casa, pero no. Francis tomó un camino lateral que conducía a la parte más remota de la ciudad. Era como el campo de un pueblo diminuto.- ¿Sabes a dónde vas? Yo pregunté.- Sí. – dijo con firmeza.Tomamos el camino de terracería y caminamos unos cinco kilómetros. Observé los campos verdes, los árboles frondosos, el cultivo de flores maravillosas. Incluso el olor allí era mejor. No había contaminación. Me encantó el centro Noriah. Pero no era un lugar pacífico para criar niños, aunque con más recursos.Francis detuvo el auto y me miró:- Lo siento, pero tengo un trabajo para ti.- ¿Como asi?- Un conocido mío
- ¿Qué quieres decir, Francisco? ¿Porque hizo eso?- Yo... Me negué hace una semana. El juicio es mañana. Así que... necesitaba decírtelo.- La razón... no entiendo... - Estaba confundido.- Vi... Sabes que siempre quise estar en esta posición para ser justo. La ética siempre ha sido lo primero tanto en mi vida como en mi trabajo. Tal vez por eso llegué tan lejos. Por creer y propagar hasta los cuatro costados lo importante que es ser justo, en todos los sentidos, aun sabiendo lo difícil que es. Por mucho que traté de ser neutral, sabes que no pude. Iría allí con el objetivo de condenarla. Y ciertamente a una pena tal vez mucho mayor de lo que realmente merecía... Sé lo horrible que era Michelle. Y todas las atrocidades que ha cometido. Pero no puedo juzgarla por los crímenes que ha cometido toda su vida. No puedo condenarte por operar al amor de mi vida, a mi mejor amigo, cuando yo tenía dieciséis años. No puedo sentenciarla por poner a nuestros cachorros en la lavadora. No puedo con
No pude contener mi sonrisa tonta. Fui inmensamente feliz. Y vi a un Francis ansioso. Han sido años esperando ese momento... Casi toda una vida.Mi padre, bellamente vestido, me besó en la mejilla y le tendió la mano a Francis, diciendo suavemente:- Haz feliz a nuestro diablito, Francis.- Mi felicidad depende de la de ella, Yan... Tu preciosidad también es mía... No hay amor más grande que el que siento por tu hija.Sentí una lágrima rodar por mi rostro:- Francis, idiota, me harás terminar el maquillaje antes de empezar esta boda. - Me quejé.Como si un beso no fuera suficiente, mi padre le dio otro, en la misma mejilla que no había besado antes.Francis, rompiendo el protocolo como de costumbre, se inclinó y besó mi estómago antes de colocar un beso en mi frente. Vale, nunca antes me había besado en la frente... No que yo recuerde.La ceremonia fue rápida, como se pidió. Era solo un vínculo oficial y mostrarle al mundo cuánto nos amábamos.Era difícil no emocionarse con la pérgola
Sí, esa era nuestra canción. Y no podía ser nadie más que ella. Una vieja canción, que casi nadie escuchaba excepto en los bailes de primavera, pero solo nosotros dos sabíamos lo importante que era para nosotros. Y no solo por la letra... Simplemente porque un día tocó un momento importante que estuvimos juntos y cuando nos dimos cuenta, era parte de nuestro pequeño mundo de algodón de azúcar, visitas nocturnas entrando por la ventana, baladas...Nuestros cuerpos se encuentran, separados por mi enorme barriga, que llevaba a nuestro hijo.- Dime que todo está bien... Y que ella no te hizo nada malo.- Ya no puede hacerme daño, Francis.- “Solo quiero usar tu amor esta nocheNo quiero perder tu amor esta noche". - Dijo, acercándome lo más que podía a él, cantándome al oído.- Me encanta cuando cantas para mí, Francis. - Confesé.- Te amo Vi.- Es tan lindo escuchar a Tu Amor y no estar obligado a bailarlo porque es el baile de la primavera. - Empecé a reír.- Confieso que yo también lo