El pediatra dijo:- Papá viene conmigo. Lo pesaré, lo mediré mientras usted y su familia pueden verlo todo. Mamá ahora se recuperará un poco y pronto estarán los tres juntos en la habitación. - Habló cariñosamente.Entonces vi a mi hijo siendo llevado en el regazo de un papi completamente tonto, que no le quitaba los ojos de encima ni un segundo. Sonreí, inmensamente feliz. A pesar del agotamiento físico, ya no tenía dolor. Porque la felicidad era tan intensa dentro de mí que no había lugar para nada malo.Antes de salir por la puerta, Francis dijo:- Te amo, Vi... Está bien. Te estaremos esperando... Los dos.- Los amo. – dije emocionada de agregar una “s”.Salió por la puerta y volvió:- Dom... ¿Vienes con nosotros?Dom se rió:- ¿Esto son celos?- No pensarás que voy a salir y dejarte con mi mujer, ¿verdad?Dom negó con la cabeza y fue con él.En cuanto dejé de ver a Francis y Francisco empecé a sentir dolor.- Necesito algo para el dolor. Sin ellos a mi lado no soy tan fuerte. - C
- Yo... yo traje esto. Michelle me mostró una margarita en su mano.- Yo... yo no estaba loco. Te vi... ¿Qué quieres?- Vine a traerte una flor. - Dijo ella, sin acercarse.- ¿Quieres darme una flor? – pregunté confundida. - ¿Tiene... veneno? ¿Leche?- ¿Crees que haría eso?- Creo... Quiero decir, estoy seguro.Michelle miró los regalos que estaban por todas partes en la habitación. Fue a la ventana y abrió la ventana, tirando la flor.La miré, quien dijo con aire burlón:- ¿Por qué querrías una simple margarita, verdad?Estaba tan cerca que podía oler su perfume. Un ligero temblor se apoderó de mi cuerpo:- ¿Qué quieres aquí? Vete... o llamaré a la policía.- ¿Que hice? ¿Qué vas a decirle a la policía?- Qué... Entraste sin permiso.- Soy tu madre, Virginia, te guste o no.- Nunca lo fue... ¿Por qué esto ahora? Dime de una vez lo que quieres de mí y sal de aquí.- Quiero ver al niño. Habló en un tono autoritario.- ¿Estas loco? Tú... No verás a mi hijo. Presioné a Francisco contra mí
Francis estaba atendiendo a algunos clientes en el pueblo cercano ese día. Y tenía proyectos atrasados, lo cual era común. Estaba lista para terminarlos definitivamente, pero Francisco estaba muy agitado. Si no era suficiente para él correr por la casa, tenía a los perros ladrando. De hecho, este era su juego favorito: corría mientras las bolas de pelo intentaban atraparlo.Seguro de que no podía hacer otra cosa, invité:- Francisco, ¿qué te parece jugar en la plaza?- Sí, sí, sí... - Saltaba hacia la habitación, ya separaba unos muñecos, unos carritos y vestía su traje de superhéroe favorito .Lo ayudé a vestirse apropiadamente, ya que había puesto sus piernas en sus brazos y ya se estaba molestando. Pronto subimos al auto, con las manos llenas de bolsas de juguetes.- Mamá, pon nuestra música. – preguntó, tan pronto como encendí el auto.Me puse Tu Amor. Empezó a cantar enseguida. Pronto me escuché siguiéndolo. Sonreí, viéndolo en el espejo retrovisor inventando palabras al ritmo de
- Marcelus... Por favor, deja ir a mi chico. - Pregunté, en un hilo de voz.- ¿Por qué haría eso, hermosa Virginia? - él se rió. - Pero mátame una curiosidad: ¿es alérgico?No dije nada. Tomó el arma y apuntó al suelo:- ¿Quieres que se lo enseñe a Francisco? ¿O debería llamarlo Francisco? Hola Francis, ¿ese es tu apodo?- No. Se encogió de hombros mientras imitaba la voz del títere, haciéndolo volar en sus brazos. – Francisco es mi padre. - hizo la voz de un superhéroe .- ¿Dónde está Francisco? - preguntó Marcelo. “No puedo creer que se vaya a perder la mejor parte de la fiesta.- ¿Qué quieres, idiota? – preguntó michelle.- ¿Es por allí? Me apuntó con el arma. - Sólo eso. Podría verte... Después de todo, fue mamá quien hizo publicidad de la chica buena, ¿verdad?- ¿Crees que te saldrás con la tuya esta vez? - ella preguntó.- No... No soy como tú, Michelle. Te saliste con la tuya. Pagué por lo que hice. Perdí el derecho a practicar. ¿Adivina que? Me mudé a otro país para poder ejer
Entre un cambio de pañales en el baño de mujeres y una rápida follada en el de hombres, comenzó nuestra canción. Ya estábamos completamente agotados cuando nuestros cuerpos se encontraron en la pista de baile.- Creo que el próximo año no bailaré Tu Amor. - Yo hablé.- ¿Porque? - él se rió.- Porque ya no soporto esta música de día y de noche. Yo también comencé a reír.- ¿Quién hubiera pensado que nuestra música sería la favorita de nuestros hijos?- Puedo apostar que todo esto es obra de Irina.- Ah, no tengo dudas. Me levantó, dejando su vientre entre nosotros.Lo miré a los ojos y sentí el mismo amor que cuando bailábamos la misma canción hace diez años, unidos por una voluntad completamente absurda.Alisé su nunca y dije:- Te amo, bombón de Francis.- Te amo, Vi hot... Y madre de mis tres hijos.Me reí:- ¿Te imaginabas que algún día pasaría todo esto?- Que te haría el amor sí... Porque ya lo hice con tus fotos.- Depravado... Pervertido.- Pero confieso que tenía miedo de tene
UNOS AÑOS ANTESFrancis y yo mirábamos la televisión mientras mi madre preparaba la cena. Liam, mi hermano, estaba con nosotros en la sala, pero concentrado en sus libros. Siempre estuvo muy centrado en sus estudios. Mi madre no permitió que fuera diferente. Era el niño que se haría rico estudiando y siendo alguien en la vida. Sería rico porque me casaría con un hombre millonario.Una brisa fresca entraba por la ventana. Me levanté y subí a mi habitación y agarré una manta delgada. Se la lancé a Francis, que la abrió y nos cubrió.Mis padres estaban hablando en la cocina, pero yo no estaba prestando atención. Estaba obsesionado con la serie que más amaba, que se mostraba en la televisión.Cuando me di cuenta, mi madre retiró las sábanas, dejándome con las rodillas levantadas mientras mis manos lo sostenían. La mire confundida:- Yo estoy con frío.- No hay forma de cubrirse con Francis.Francis miró a mi madre, arqueando una ceja confundido:- No entendí.- Te estoy impidiendo tener c
Cinco años despuésLa prueba no fue difícil. Aunque no estaba seguro de todas las respuestas, creo que acerté en la mayoría. Fui el penúltimo en salir de la habitación y entregar la hoja con la plantilla.Tan pronto como salí por la puerta, Francis me estaba esperando afuera.- Pensé que nunca más te irías. dijo, ofreciéndome una caja de chicles.- No... - Me negué, notando que a medida que pasábamos, todas las mujeres, sin importar la edad, seguían mirándolo.- ¿Le resultó fácil la prueba?- No fue difícil. ¿Y qué encontraste?- Creo que seré un buen "abogado" en el futuro.- ¿Los que no están convencidos? – me burlé.- ¿Qué tienen en común un abogado y un biólogo? preguntó, empujando mi cuerpo con el suyo.- ¿Esto es una broma?- Claro que no. Pensé que responderías “una amistad eterna”.- Ahórrame, Francisco. Rodé los ojos. – Por cierto, ¿viniste con los brazos extendidos solo para llamar la atención?- No solías ser tan aburrida, Vi.- Estoy realmente hambriento. Me da rabia y lo
Dorothy Falco era rubia y su cabello le llegaba más allá de los hombros, más claro que la miel. Sus ojos eran azules y siempre los marcaba con mucho delineador negro. Creo que nunca la había visto sin delineador ni rímel... desde que tenía doce años, creo.No era alta, pero tampoco era apta para ser baja. Yo era más alto que ella. Ella era delgada. Y completamente antipático. Su nariz era delgada y ni siquiera se había hecho un procedimiento cosmético, como yo. La boca era carnosa, sin botox, creo. De todos modos, ella era natural... Si no del todo, casi al cien por cien.Suspiré. Todos en el pueblo sabían que yo iba al cirujano una vez al año para “arreglar” cualquier cosa que no estuviera en armonía con mi cuerpo y mi cara. Lo bueno fue que no me lo echaron en cara. No sé si por miedo a mi madre oa Francis. De todos modos, en la adolescencia tuve un cierto prejuicio contra mí misma y llegué a estar un tiempo retraída por vergüenza, sobre todo después de haberme puesto implantes de s