- Oye, chico, yo duermo con Virginia en su cama y ella en la mía toda mi vida. Si quisiéramos hacer algo, ya lo habríamos hecho. ¿No es así, Vi? Pasó su dedo a lo largo de mi longitud húmeda.- Sí... - dije en voz baja, con la sangre hirviendo en mi interior.La música estaba alta, las voces aún más fuertes y todos discutían. Su dedo entró en mi raja, lenta y profundamente. Liam pasó por un agujero y me senté, mordiéndome el dedo con fuerza y cerrando los ojos para no gritar de placer.Pasé mi mano detrás de él y traté de desabrocharle los pantalones. Francis sacó su dedo de dentro de mí y lo abrió lentamente, volviendo a hacer lo que me estaba matando a mí ya mi cordura. Toqué su miembro duro como una roca sobre su ropa interior, incapaz de sacarlo.Mierda, daría cualquier cosa por estar a solas con él y que hiciéramos esto decentemente. Si hubiera una forma de hacerlo “decentemente”. Después de todo, era completamente indecente. Estábamos tocándonos en un auto lleno, haciendo todo l
- Gracias Padre.- En el fondo, ella te ama. Y lo hace, sí. Porque ella es tu madre.- Pero a veces me hiere profundamente.- Así como me duele a mí ya su hermano y probablemente a ella misma.Me acarició la cara y preguntó:- ¿Qué pasó entre tú y Francis?- Nada, papá. Fue solo un beso. Nada más que esto.- Un beso puede ser el comienzo de grandes sentimientos... Y eso lo sabes, ¿no?- Siempre tuve fuertes sentimientos por Francis. Como amigo... Vive en mi corazón.- ¿Y si lo arruinas todo?- Lo sé, papá. Yo mismo hablé con él y le dije que no quería seguir con eso. Y estoy seguro de que Francis lo entenderá.- Tu madre dice atrocidades, hace cosas malas. Pero tiene razón en una cosa: Francis no es para ti.Me río, irónicamente:- ¿Por qué no es lo suficientemente rico?- No tuerzas las cosas. no soy michelle Soy Yan, tu padre, que te ama. No tienes que encontrar a alguien rico. Tienes que encontrar a alguien que te ame y que tú también ames.- ¿Cómo están tú y mamá? Levanté la vista
El domingo terminaba tradicionalmente en la Plaza Primavera. Había quedado con Andréia para encontrarnos allí.Yo hubiera hecho eso con Francis. Pero estaba tratando de acercarme un poco más a Andréia, ya que nos conocíamos bien y me gustaba. Y hablar con Francis sin sentirse completamente incómodo después de lo que pasó sería complicado.Me puse una falda larga y un crop top bordado con unas cómodas sandalias planas. Tan pronto como bajé, encontré a Liam estudiando en la sala de estar.- ¿Donde está mamá? Pregunté, dándome cuenta de que no había señal de ella.- Se fue. Hace mucho tiempo que no la veo.- ¿Fue tras papá?- Es más fácil para ella haber ido a la iglesia a fingir rezar que haber ido tras nuestro padre. – se burló. – ¿Adónde vas con esta panza afuera?- Encuentra a Andréia en la plaza.Inmediatamente se levantó del sofá:- Lo haremos.- Oye, la invité.- Solo te acompañaré, querida hermana.- Liam, Andréia es demasiado mujer para ti. No quiero que sufras, hermanito. – Usé
Tomé mi bolso, los exámenes, que estaban dentro de un sobre de papel y me fui. Estaba lloviendo bien, pero mojado. Regresé y compré un paraguas.Cuando pasé la puerta de la acera, vi a Francis que venía a tirar la basura en la basura.- ¿Por qué madrugar tanto para tirar la basura, vecino? – me burlé.- ¿A donde vas?- ¿Adónde voy, “marido”? Buenos días a usted también. Sonrió sarcásticamente.Se quedó allí serio, esperando la respuesta.Abrí el paraguas y respondí:- Médico.- ¿El alergólogo?Asenti.- Lo elijo.- No es necesario Francisco. Tomaré el autobús, no hay problema. No quiero molestar.- No es molesto. Además, está lloviendo.- No soy azúcar.- Casi lo es, por la cantidad de azúcar que consume.- Francisco, no...Ya estaba corriendo hacia la casa. No tardó ni cinco minutos y ya estaba aparcado junto a mí. Abrí la puerta y lo miré con cariño.- Gracias, Francisco. Eres un amor.- Yo se. – dijo, mirando al frente y conduciendo.- Y no convencido. - Bromeé.- ¿Harás los exámen
- Puedo apostar que no. - él se rió.Francis abrió la puerta antes que el doctor Marcelus.Me iba cuando el médico me tomó del brazo, con delicadeza:- Tu madre me invitó al Spring Fling.- ¡Agradable! Apuesto a que al doctor le gustará.- Dijo que vas a postularte para el título de reina de la ciudad.Me reí:- Esto no es nada importante, doctor. Corro desde los 15 años y confieso que no es porque me guste... es porque ella quiere.- Supongo. - Él sonrió. – Michelle tiene una personalidad fuerte.- Sí... Y el doctor ya se dio cuenta en poco tiempo, ¿no?- Bueno, si crees que 5 años no es mucho... Sí.- Cierto... Al final, cinco años es tiempo suficiente para conocer a mi madre.- Me gustaría ir. Pero no conozco a nadie allí... Así que si pudieras hacerme compañía, sería muy feliz.Lo miré fijamente sin saber qué responder. Pero Francis respondió por mí:- Por supuesto que será un honor hacerle compañía, doctor.Miré a Francis y luego al médico, que esperaba mi respuesta:- ¡Claro, do
Irina abrió la puerta. Se sorprendió un poco al verme:-Virginia?- ¿Ya ha vuelto Francis? Quiero decir... ¡Hola, Irina! Francis ha vuelto de donde se fue?- No querida.Volví a mirar el reloj y suspiré resignado. Maldita sea, volvió a llevar a Dothy a la cama. Siendo que hace unos minutos estaba fingiendo sentir algo por mí. ¿Y por qué debería preocuparme por los sentimientos de Francis? Yo mismo había decidido que solo seríamos amigos y que era lo mejor para los dos. Entonces, no tenía derecho a exigirle nada... Ni siquiera a mí mismo. Aunque decidiera quedarme con él, este sería exactamente mi futuro: desconfianza, miedo, inseguridad. Porque Francisco no era un hombre fiel, ni de relaciones serias. De hecho, ninguno de nosotros lo era. Nunca tuvimos relaciones estables.- ¿Quizás entres un poco y esperes? - ella invitó.- No, tudo bien. Volveré y prepararé algo para el almuerzo.- No es lo mismo. Tengo el almuerzo listo y me acaba de llamar Maurício que hubo un imprevisto y no va a
Dormí sin que mi madre y Liam hubieran llegado a casa esa noche... Y en la certeza de que Francis dormía conmigo y lejos de mí. El jueves volví a la tienda con mi madre para probarme el vestido de nuevo. Para mi tranquilidad, pero no puedo decir felicidad, lo hizo. Perdí las medidas que había ganado, concentrándome en hacer ejercicio toda la semana y cuando comía en exceso, vomitaba de inmediato. Pero no lo consideré una molestia. Era solo una táctica para bajar de peso en unos días, aunque todavía no la había usado. El vestido era hermoso. Pero nada me emocionó. Me gustaba el baile, pero quería algún día poder disfrutarlo sin tener que estar en el escenario desfilando y siendo juzgado y solo poder disfrutar de las últimas canciones y bailes. El baile anual, además del concurso de belleza, tenía como objetivo recaudar fondos para proyectos sociales de primavera. Por ello, siempre fue frecuentado por alcaldes y políticos de las ciudades vecinas. El año anterior, Andrew y Henry Cheval
Podría haber ignorado lo que vi y haberme marchado. Pero era más fuerte que yo. Levanté el pesado vestido con las manos y lo seguí, todavía descalza, deteniéndome frente a él, que me miraba sorprendido:- ¿Sierra?- ¿Qué carajo haces aquí? Casi grité.- Esta es mi colega de la universidad, Tereza. – presentó a la mujer, que ni siquiera tenía la capacidad de levantarse de su regazo.- Hola... - dije, apenas mirándola a la cara, volviendo mis ojos hacia él.- ¿Sierra? Es un placer conocerlo. Fran habla mucho de ti.- ¿Fran? Lo miré con incredulidad. – ¿Por qué no estabas en el baile?- Pasé por ahí... - Se quitó a la niña de su regazo. - Pero... Teresa lo encontró aburrido.La miré. Teresa era más alta que yo. No es un cuerpo delgado y curvilíneo. Ojos grandes y oscuros. Su cabello era negro y por la noche hasta se veía azulado. Eran extremadamente rectos y ella tenía flequillo largo. Un piercing en forma de aro adornaba su nariz y otro en su frente. Sus ojos estaban bien delineados en