Raquel recargó su espalda sobre su asiento, mientas trataba de recordar con más insistencia que había hecho la noche anterior, en su interior quería pensar que solo era una idea errónea lo que comenzaba a apoderarse de su cuerpo, el miedo y la angustia comenzaban a brotar rápidamente.Frotaba mi frente para buscar un poco de los recuerdos perdidos y simplemente no lograba encontrar nada, era demasiado frustrante.Una noche antes...—Creo que ya debo irme.Soltó Raquel al terminar de beber el trago que se había rehusado a ingerir segundos antes, pero que William había convencido finalmente de hacerlo.—¿No podrías compartir otro trago conmigo?Raquel jugó con su cabello un poco apenada por la pregunta de William.—Lo que pasa es que mañana tengo trabajo y debo despertarme muy temprano... No creo que sea buena idea seguir bebiendo.—¡Oh!, ¡siento mucho la insistencia!... Discúlpame, solo quería celebrar, pero realmente entiendo.Raquel sonrió un poco incómoda al ver el rostro aparenteme
Las manos de Samuel se colocaron en el cabello de Raquel. —No tienes por qué pedirme perdón. Raquel dirigió sus manos hacia sus ojos tratando de detener sus lágrimas, pero era imposible hacerlo. —Claro que sí, no puedo dejar de pensar en lo que provoqué, he querido remediarlo, he trabajado en mí, pero siento que no logro reparar lo que dañe, en ocasiones siento que nos alejamos y eso me lastima. Samuel no entendió muy bien lo que decía Raquel, no solo porque su voz no hilaba bien las palabras sino a lo que quería darle a entender. —Perdóname por hacerte sentir solo, realmente no era mi intención... Me duele estar sin ti, te extraño, te extraño todas las noches y te extraño más cuando te veo todos los días sin poder decirte que me perdones, que vuelvas a mi lado, que no soporto tenerte lejos de mí... Té... Amo. Samuel sonrió decepcionado al finalmente entender que claramente no hablaba de él. —Raquel... ¿Quién soy yo? Preguntó Samuel seriamente, aunque sabía la respuesta perfe
Raquel entró lentamente a la oficina; su caminar demostraba un poco de inseguridad, algo extraño en la Raquel de la actualidad.—¿Samuel?Apenas si soltó Raquel con un toque de timidez en su voz.—¿Raquel?Respondió Samuel, centrando fijamente sus ojos en los labios de Raquel que esa mañana se mostraban al natural. La sensación de estos aún seguían en los suyos.Samuel se levantó de su asiento y caminó hacia adelante del escritorio, recargándose en este para ver como Raquel caminaba hacia ese mismo escritorio.No sabía como preguntar lo que me tenía inquieta, más que nada porque no quería que resultara ser cierto, en verdad deseaba que solo se tratara de una mente confundida, de recuerdos fabricados por mi mente tan desordenada.Raquel desvió su mirada hacia un pequeño pisa papeles que estaba sobre el escritorio y nerviosamente comenzó a jugarlo.—Eh... Samuel, bueno... Quería preguntarte algo.Soltó finalmente Raquel aun sin dirigirle su mirada.Samuel cruzó sus brazos y continuó obs
Raquel observó por varios segundos el arreglo floral que dejó el chico de la florería sobre su escritorio al confirmar que eran para ella—¿De quién son?Preguntó Sara fingiendo no saber nada.Aurora se acercó a las flores y tomó la tarjeta que sobresalía de las hermosas rosas amarillas."Espero te encuentres mucho mejor, que tengas un hermoso día... Evan Ferreri Doria.Terminó de leer la tarjeta Aurora, Sara sonrió disimuladamente al ver la reacción de Alexander que había escuchado lo que decía la tarjeta. Su reacción era la misma que buscaban.—¿Evan? ¿No es el doctor que me atendió hace unos días?Preguntó confundida Raquel.—¡Así!, ¡es él!Soltó Sara.Raquel continuó observando las flores, pensando en la conversación que minutos antes había tenido con Samuel...—Contéstame.Soltó un poco impaciente Raquel ante el silencio de Samuel, sin dimensionar que en el interior de él había una lucha.—Ya te dije que no, solo quería saber.—Bien... Entonces olvidemos el tema.Soltó Raquel.—N
Lo que estaba viviendo era tan irreal para mí. Mientras estaba recostada sobre la camilla me sentía tan inquieta, tan sola. La ginecóloga hacía su trabajo en silencio y la angustia de los minutos que parecían horas, me invadía, las muestras de mi boca, las fotos de mi cuerpo me hacían sentir realmente invadida y ultrajada. —Listo, terminamos... Puede vestirse. —¿Es todo? Preguntó Raquel tímidamente. Había visitado el ginecólogo muchas veces y era algo que no me cohibía, pero las miradas de todos desde que entre a aquel lugar y dije que había sido drogada y necesitaba denunciar, solo me hacían sentir realmente como si me juzgaran y como si todo lo que hubiera sucedido esa noche fuese solo mi culpa por haber sido descuidada. —Conmigo sí, pero igual debe hacerse examen para ver si en caso de haber habido un abuso no haya sido contagiada de alguna enfermedad de transmisión sexual. El rostro de Raquel palideció y la ginecóloga pensó rápidamente en que aquel tono blanco no le restaba
Aunque parezca increíble, permanecí sentada en el balcón de mi departamento, escuchando solos los rayos, anunciando una lluvia que nunca llego. Cuando vi el sol asomarse, entré de nuevo a la habitación y decidí darme un baño, mi consciencia me lo pedía. Raquel se maquillaba un poco para tapar un poco las ligeras ojeras que había provocado su desvelo. —Buenos días. Saludó Aurora al levantarse de la cama. —Buenos días. Respondió Raquel continuando en lo suyo. Aurora miró a Sara que aún permanecía dormida y sonrió un poco al ver como esta abrazaba fuertemente una de las almohadas. —Sara es demasiado perezosa. Soltó Aurora cruzando sus brazos. —También la está pasando mal. Dijo Raquel al levantarse de su tocador. Aurora se inclinó y movió un poco el cuerpo de Sara, que solo se quejó. —¡Despierta!, hay que darnos un baño para irnos a la oficina. —Yo no me iré con ustedes... Ayer hablé con Alex y debo verlo en el banco. —¿Hay algún problema? Raquel suspiró un poco preocupada.
Evan se concentraba en retirar los puntos del brazo de Raquel, mientras que ella se mantenía en completo silencio. —Te daré una crema para que no quede cicatriz, aunque tu piel tiene buena cicatrización Raquel solo asintió sin mucho ánimo. —Perdona que haya venido tan temprano, hoy tengo un día muy ocupado en el trabajo, así que fue el único horario que podía utilizar para esto. Soltó finalmente Raquel después de varios minutos ausente. —No te preocupes, tuve guardia anoche, así que no hubo problema —Es algo pesado este trabajo, ¿Verdad? Continuó conversando Raquel. —Así es, pero me gusta... Ahora mismo vivo casi en el hospital porque estoy en una residencia para cirugía pediátrica, Así que entiendo los horarios apretados del trabajo. —¡Eso es genial! Soltó sorprendida Raquel. Evan dirigió sus ojos azules hacia los castaños de Raquel y observó cuidadosamente la herida sobre su labio inferior. —También te daré algo para tu labio Raquel bajó su mirada un poco avergonzada.
Raquel desvió su mirada hacia su teléfono y rápidamente contestó aquella llamada.—¿Bueno?... Licenciado, dígame.Raquel observó los ojos de Alexander mientras prestaba atención a la llamada, con unas de sus manos limpió tiernamente la mejilla de este.—Bien, estaré al pendiente... Gracias.Soltó Raquel al terminar la llamada.—¿Quién es?Preguntó con suma seriedad Alexander.—El Licenciado de la procuraduría.Respondió Raquel dejando nuevamente el teléfono sobre aquella orilla.—Me refiero a quien te...Alexander apretó su puño.—Lo buscaré y...Raquel abrazó fuertemente a Alexander.—No, ¡por favor!, ¡déjalo así!... Yo me estoy encargando.—Pero... Dime, ¿qué paso?Raquel se alejó tímidamente del cuerpo de Alexander bajando su mirada hacia el suelo.—Yo... No...Raquel resopló.—Creo que entiendo. No quieres decírmelo, ¿verdad?—Lo siento.Alexander suspiró profundamente.—Sé que es difícil y respetaré que no quieras hablar de eso conmigo ahora.—Estoy abrumada por todos los temas q