Pensé que no podía ser más incómodo, pero mientras los 4 estábamos sentados en el comedor, la incomodidad era evidente, solo quería estar en otro lugar... Cualquier lugar que no fuera ese.—¿Entonces eres amiga de mi Alex?Martha preguntó.—Sí, bueno, yo fui...—Es una amiga de la universidad.Interrumpió Alexander sutilmente haciendo que Marcela sonriera con un poco de timidez.—Veo que también conoces a Raquel.Soltó Martha, con lo cual Marcela asintió mientras daba un sorbo al café frente a ella.—Sí, trabajé para ella, bueno mi jefe tiene una sociedad con ella y por un evento trabajé junto a Alex y ahí conocí a la Licenciada Raquel.Explicó Marcela a Martha mientras Raquel solo sonreía tratando de ocultar su incomodidad.—Ah, bien.—¡Ah!, ¡por cierto Licenciada!, mi jefe ha llamado a su oficina y no ha podido contactarla, mencionó que quería verla, no sé muy bien, solo dijo que tenía una cita con usted.Soltó Marcela interrumpiendo a Raquel que estaba a punto de beber un poco de c
Al entrar a mi departamento dejé la maleta a un costado de la puerta, observé mi teléfono viendo que faltaban pocas horas para que amaneciera, sabía que debía descansar por lo menos ese poco tiempo, así que me dirigí al baño para darme una ducha caliente.Pasaba la esponja sobre mi cuerpo y desaparecían las huellas de sus besos, no pude evitar sonreír al recordar sus deliciosos besos y nuevamente mis mejillas se sintieron calientes, sonreí emocionada y llena de ilusiones, aunque sin querer pensé que quizás estaba emocionándome de más.Raquel se recostó sobre la cama donde solo colocó una alarma a su teléfono, para después quedarse profundamente dormida.El sonido de la alarma logró despertarme rápidamente y dormir pocas horas, no lograron que mi cuerpo no sintiera cansando, era gracioso, deseaba que fuera como en los tiempos de escuela, donde podía faltar, pero aunque realicé un poco de puchero finalmente me levanté.Al querer apagar la alarma de su celular, sonrió un poco al ver la n
Un par de días había transcurrido y no había hablado de absolutamente nada con Alexander, decidí que esperaría para verlo.Mientras colocaba un poco de rubor sobre mis mejillas, el teléfono que estaba a mi lado recibió un mensaje y suspiré con cansancio al ver que era la dirección del lugar donde nos veríamos esa noche con William Pascual, que había regresado un día antes y quería que le presentará la propuesta. Fue un poco más difícil trabajar, ya que no tenía a Alex junto a mí, pero con muchas horas de trabajo logramos realizar una propuesta para él.Samuel conversaba con la secretaria de Raquel y su mirada se fijó en la chica que se acercaba a ellos con un vestido verde a media pierna, en cuello V, mangas, tres cuartos.—¡Buenos días!Samuel sonrió y saludó también con efusividad al ver que la sonrisa de Raquel hacia él era genuina.—Hoy vienes muy temprano.Soltó Raquel aun sonriendo.—Tenemos que trabajar en la propuesta para Carlos Pastrani.—Lo sé, pero pensé que vendrías un po
Raquel abrió sus ojos ante el dolor de cabeza que presentaba esa mañana, observó por unos segundos el techo de su habitación y cuando dirigió su mano hacia su cuerpo se percató de que la sabana blanca cubría este, ocultando el sostén color nude. Raquel incorporó su torso sin saber que había pasado una noche antes. Cuando me puse de pie y la sabana se apartó de mi cuerpo, terminé de notar que estaba solo con ropa interior y esto me pareció realmente extraño, ya que no acostumbrada a dormir de esa manera. Escuché el tono de alarma de mi teléfono y aun con confusión traté de ubicarlo en la habitación, pero caminé hacia la sala al percatarme que de ahí provenía el sonido. Al caminar, Raquel se sintió mareada. Era raro que me sintiera como si de una gran resaca se tratara cuando no recordaba haber bebido lo suficiente como para que eso ocurriera. Raquel se agachó hacia el suelo para recoger el celular que se encontraba sonando y al apagar la alarma decidió darse un baño para quitarse l
Raquel recargó su espalda sobre su asiento, mientas trataba de recordar con más insistencia que había hecho la noche anterior, en su interior quería pensar que solo era una idea errónea lo que comenzaba a apoderarse de su cuerpo, el miedo y la angustia comenzaban a brotar rápidamente.Frotaba mi frente para buscar un poco de los recuerdos perdidos y simplemente no lograba encontrar nada, era demasiado frustrante.Una noche antes...—Creo que ya debo irme.Soltó Raquel al terminar de beber el trago que se había rehusado a ingerir segundos antes, pero que William había convencido finalmente de hacerlo.—¿No podrías compartir otro trago conmigo?Raquel jugó con su cabello un poco apenada por la pregunta de William.—Lo que pasa es que mañana tengo trabajo y debo despertarme muy temprano... No creo que sea buena idea seguir bebiendo.—¡Oh!, ¡siento mucho la insistencia!... Discúlpame, solo quería celebrar, pero realmente entiendo.Raquel sonrió un poco incómoda al ver el rostro aparenteme
Las manos de Samuel se colocaron en el cabello de Raquel. —No tienes por qué pedirme perdón. Raquel dirigió sus manos hacia sus ojos tratando de detener sus lágrimas, pero era imposible hacerlo. —Claro que sí, no puedo dejar de pensar en lo que provoqué, he querido remediarlo, he trabajado en mí, pero siento que no logro reparar lo que dañe, en ocasiones siento que nos alejamos y eso me lastima. Samuel no entendió muy bien lo que decía Raquel, no solo porque su voz no hilaba bien las palabras sino a lo que quería darle a entender. —Perdóname por hacerte sentir solo, realmente no era mi intención... Me duele estar sin ti, te extraño, te extraño todas las noches y te extraño más cuando te veo todos los días sin poder decirte que me perdones, que vuelvas a mi lado, que no soporto tenerte lejos de mí... Té... Amo. Samuel sonrió decepcionado al finalmente entender que claramente no hablaba de él. —Raquel... ¿Quién soy yo? Preguntó Samuel seriamente, aunque sabía la respuesta perfe
Raquel entró lentamente a la oficina; su caminar demostraba un poco de inseguridad, algo extraño en la Raquel de la actualidad.—¿Samuel?Apenas si soltó Raquel con un toque de timidez en su voz.—¿Raquel?Respondió Samuel, centrando fijamente sus ojos en los labios de Raquel que esa mañana se mostraban al natural. La sensación de estos aún seguían en los suyos.Samuel se levantó de su asiento y caminó hacia adelante del escritorio, recargándose en este para ver como Raquel caminaba hacia ese mismo escritorio.No sabía como preguntar lo que me tenía inquieta, más que nada porque no quería que resultara ser cierto, en verdad deseaba que solo se tratara de una mente confundida, de recuerdos fabricados por mi mente tan desordenada.Raquel desvió su mirada hacia un pequeño pisa papeles que estaba sobre el escritorio y nerviosamente comenzó a jugarlo.—Eh... Samuel, bueno... Quería preguntarte algo.Soltó finalmente Raquel aun sin dirigirle su mirada.Samuel cruzó sus brazos y continuó obs
Raquel observó por varios segundos el arreglo floral que dejó el chico de la florería sobre su escritorio al confirmar que eran para ella—¿De quién son?Preguntó Sara fingiendo no saber nada.Aurora se acercó a las flores y tomó la tarjeta que sobresalía de las hermosas rosas amarillas."Espero te encuentres mucho mejor, que tengas un hermoso día... Evan Ferreri Doria.Terminó de leer la tarjeta Aurora, Sara sonrió disimuladamente al ver la reacción de Alexander que había escuchado lo que decía la tarjeta. Su reacción era la misma que buscaban.—¿Evan? ¿No es el doctor que me atendió hace unos días?Preguntó confundida Raquel.—¡Así!, ¡es él!Soltó Sara.Raquel continuó observando las flores, pensando en la conversación que minutos antes había tenido con Samuel...—Contéstame.Soltó un poco impaciente Raquel ante el silencio de Samuel, sin dimensionar que en el interior de él había una lucha.—Ya te dije que no, solo quería saber.—Bien... Entonces olvidemos el tema.Soltó Raquel.—N