Alexander se encontraba recargado sobre la pared y sus brazos se mantenían cruzados, dirigía su mirada hacia las dos chicas que se encontraban sentadas en las sillas blancas del consultorio.—¿Te duele?Preguntó tiernamente Aurora, con lo cual Raquel solo se negó, aunque esto fuera una mentira al sentir como su brazo palpitaba de dolor.—¡Buenas tardes! Soy Evan Ferrari Doria, seré su médico esta tarde.Saludó el médico al entrar al consultorio.Cuando lo vi instantáneamente mis mejillas se ruborizaron, lo pude sentir, sentí como estas comenzaron a arder al encontrarme con aquel chico que me vio en el momento más vulnerable para mí, quien vio con una perfecta extraña lloraba frente a él, aunque la música sonara dando un ambiente lejos de uno deprimente.El chico vestido con una bata blanca se sentó frente a las dos chicas y al levantar su mirada hacia la chica con las mejillas a punto de estallar y que desviaba su mirada, pudo reconocerla.—Ah, ¿qué pequeño es el mundo no?Soltó con u
Raquel giró su cuerpo hacia su lado izquierdo y el dolor en su brazo herido hizo que despertara nuevamente en la oscuridad de su departamento. Después de que Alexander la dejara en este, ella se dio una ducha, se vistió con una pijama y finalmente se recostó en el sofá para esperar, ver nuevamente a Alexander y hablar de todo lo que había evadido desde que Samuel apareció en su vida nuevamente.Raquel se levantó del sofá y al encender la luz de la sala, dirigió su mirada hacia el reloj colocado en la pared, suspiró al ver que eran las 11:00 de la noche y que de Alexander no había rastros.Por un momento pensé que Alexander no quería hablar conmigo y que solo había dicho que si lo haría para después no aparecer, pero rápidamente agité mi cabeza expulsando ese pensamiento.Raquel se dirigió hacia donde estaba su bolso para buscar en este su celular. Después de sacar algunas de sus cosas, por fin logró ubicar el celular y rápidamente se percató de las 20 llamadas perdidas que tenía de Al
Raquel tomaba un trozo de fruta del plato frente a ella, su rostro se encontraba recargado sobre los nudillos de su mano izquierda.—¿Te regresaste por la llamada de nuestro nuevo cliente?Preguntó Aurora que estaba frente a Raquel, que solo desvió su atención de la fruta para prestarle atención a su amiga.—Mmm, por una parte, así lo hice, pero también influyó mucho la presencia de ella.—¿De Marcela?Raquel asintió.—¿Pero qué sucedió?Preguntó esta vez Sara.—Bueno...Raquel tomó otro trozo de fruta y la introdujo en su boca.—Verán todo paso así...Raquel se levantó de donde está sentada y soltó la mano de Alexander cuando esté también se levantó al ver a su madre regresar de firmar los documentos que minutos antes le habían pedido que firmara para la entrega del cuerpo de su esposo.—Está listo, la funeraria se hará cargo.Soltó Martha.—¿En cuánto tiempo ellos...?—Tardarán 2 horas.—Entonces iré a vestirme, por qué no puedo estar así.Soltó Raquel que hasta ese momento había gu
Alexander movió sus labios suavemente y Raquel, que aún estaba sin poder creer lo que pasaba, no pudo resistirse más a lo que había deseado por mucho tiempo. Raquel permitió el acceso de la suave lengua de Alexander y cuando rozó la suya, la deliciosa sensación invadió su cuerpo.Al tocar sus labios inevitablemente sentí temor, por qué me había costado sobrevivir sin ellos y sentía que la resignación ya había hecho su trabajo y al besarlo caía nuevamente en aquel proceso doloroso que devoró mi alma e hizo que llorara muchas noches, pero... Por ese beso estaba dispuesta a volver a caer en las profundidades del dolor.Alexander sujetó las manos de Raquel mientras aún la besaba y las colocó estas sobre sus hombros.—Raquel ¿Me abrazarías?Susurró Alexander al alejar un poco sus labios de los de Raquel y mirando con ternura los ojos de Raquel que aún tenían lágrimas en ellos.—Claro que sí.Raquel, que mantenía sus brazos por encima de los hombros de Alexander, acercó su cuerpo al de él y
Había pensado en irme al hotel para vestirme, pero al final ambos me convencieron de quedarme, Alex propuso quedarnos en pijama durante el resto del día y acepté.Después de un relajante baño nos sentamos en el sofá para ver un poco de televisión.Raquel y Alexander se encontraban sentados en el sofá mirando la televisión, cuando Marta se acercó a ellos.—Chicos, tengo que salir.—¿A dónde iras?Preguntó preocupado Alexander al ver que su madre tomaba su bolso.—Con una amiga.Alexander y Raquel se miraron con un poco de confusión.—¿No quiere que Alex la acompañe?Preguntó Raquel al ver los ojos de Martha.—No, hija.Martha se sentó junto a Alexander.—Hijo...Martha tomó la mano de Alexander mientras su rostro mostraba seriedad.—Estoy bien, no te preocupes por mí. Ya había aceptado el destino de tu padre, no quiere decir que sea doloroso, pero estoy bien.—Mamá.—Estoy haciendo lo que normalmente hacía antes de que tu padre enfermera y que dejé de hacer cuando...Martha mordió su l
Pensé que no podía ser más incómodo, pero mientras los 4 estábamos sentados en el comedor, la incomodidad era evidente, solo quería estar en otro lugar... Cualquier lugar que no fuera ese.—¿Entonces eres amiga de mi Alex?Martha preguntó.—Sí, bueno, yo fui...—Es una amiga de la universidad.Interrumpió Alexander sutilmente haciendo que Marcela sonriera con un poco de timidez.—Veo que también conoces a Raquel.Soltó Martha, con lo cual Marcela asintió mientras daba un sorbo al café frente a ella.—Sí, trabajé para ella, bueno mi jefe tiene una sociedad con ella y por un evento trabajé junto a Alex y ahí conocí a la Licenciada Raquel.Explicó Marcela a Martha mientras Raquel solo sonreía tratando de ocultar su incomodidad.—Ah, bien.—¡Ah!, ¡por cierto Licenciada!, mi jefe ha llamado a su oficina y no ha podido contactarla, mencionó que quería verla, no sé muy bien, solo dijo que tenía una cita con usted.Soltó Marcela interrumpiendo a Raquel que estaba a punto de beber un poco de c
Al entrar a mi departamento dejé la maleta a un costado de la puerta, observé mi teléfono viendo que faltaban pocas horas para que amaneciera, sabía que debía descansar por lo menos ese poco tiempo, así que me dirigí al baño para darme una ducha caliente.Pasaba la esponja sobre mi cuerpo y desaparecían las huellas de sus besos, no pude evitar sonreír al recordar sus deliciosos besos y nuevamente mis mejillas se sintieron calientes, sonreí emocionada y llena de ilusiones, aunque sin querer pensé que quizás estaba emocionándome de más.Raquel se recostó sobre la cama donde solo colocó una alarma a su teléfono, para después quedarse profundamente dormida.El sonido de la alarma logró despertarme rápidamente y dormir pocas horas, no lograron que mi cuerpo no sintiera cansando, era gracioso, deseaba que fuera como en los tiempos de escuela, donde podía faltar, pero aunque realicé un poco de puchero finalmente me levanté.Al querer apagar la alarma de su celular, sonrió un poco al ver la n
Un par de días había transcurrido y no había hablado de absolutamente nada con Alexander, decidí que esperaría para verlo.Mientras colocaba un poco de rubor sobre mis mejillas, el teléfono que estaba a mi lado recibió un mensaje y suspiré con cansancio al ver que era la dirección del lugar donde nos veríamos esa noche con William Pascual, que había regresado un día antes y quería que le presentará la propuesta. Fue un poco más difícil trabajar, ya que no tenía a Alex junto a mí, pero con muchas horas de trabajo logramos realizar una propuesta para él.Samuel conversaba con la secretaria de Raquel y su mirada se fijó en la chica que se acercaba a ellos con un vestido verde a media pierna, en cuello V, mangas, tres cuartos.—¡Buenos días!Samuel sonrió y saludó también con efusividad al ver que la sonrisa de Raquel hacia él era genuina.—Hoy vienes muy temprano.Soltó Raquel aun sonriendo.—Tenemos que trabajar en la propuesta para Carlos Pastrani.—Lo sé, pero pensé que vendrías un po