Alexander movió sus labios suavemente y Raquel, que aún estaba sin poder creer lo que pasaba, no pudo resistirse más a lo que había deseado por mucho tiempo. Raquel permitió el acceso de la suave lengua de Alexander y cuando rozó la suya, la deliciosa sensación invadió su cuerpo.Al tocar sus labios inevitablemente sentí temor, por qué me había costado sobrevivir sin ellos y sentía que la resignación ya había hecho su trabajo y al besarlo caía nuevamente en aquel proceso doloroso que devoró mi alma e hizo que llorara muchas noches, pero... Por ese beso estaba dispuesta a volver a caer en las profundidades del dolor.Alexander sujetó las manos de Raquel mientras aún la besaba y las colocó estas sobre sus hombros.—Raquel ¿Me abrazarías?Susurró Alexander al alejar un poco sus labios de los de Raquel y mirando con ternura los ojos de Raquel que aún tenían lágrimas en ellos.—Claro que sí.Raquel, que mantenía sus brazos por encima de los hombros de Alexander, acercó su cuerpo al de él y
Había pensado en irme al hotel para vestirme, pero al final ambos me convencieron de quedarme, Alex propuso quedarnos en pijama durante el resto del día y acepté.Después de un relajante baño nos sentamos en el sofá para ver un poco de televisión.Raquel y Alexander se encontraban sentados en el sofá mirando la televisión, cuando Marta se acercó a ellos.—Chicos, tengo que salir.—¿A dónde iras?Preguntó preocupado Alexander al ver que su madre tomaba su bolso.—Con una amiga.Alexander y Raquel se miraron con un poco de confusión.—¿No quiere que Alex la acompañe?Preguntó Raquel al ver los ojos de Martha.—No, hija.Martha se sentó junto a Alexander.—Hijo...Martha tomó la mano de Alexander mientras su rostro mostraba seriedad.—Estoy bien, no te preocupes por mí. Ya había aceptado el destino de tu padre, no quiere decir que sea doloroso, pero estoy bien.—Mamá.—Estoy haciendo lo que normalmente hacía antes de que tu padre enfermera y que dejé de hacer cuando...Martha mordió su l
Pensé que no podía ser más incómodo, pero mientras los 4 estábamos sentados en el comedor, la incomodidad era evidente, solo quería estar en otro lugar... Cualquier lugar que no fuera ese.—¿Entonces eres amiga de mi Alex?Martha preguntó.—Sí, bueno, yo fui...—Es una amiga de la universidad.Interrumpió Alexander sutilmente haciendo que Marcela sonriera con un poco de timidez.—Veo que también conoces a Raquel.Soltó Martha, con lo cual Marcela asintió mientras daba un sorbo al café frente a ella.—Sí, trabajé para ella, bueno mi jefe tiene una sociedad con ella y por un evento trabajé junto a Alex y ahí conocí a la Licenciada Raquel.Explicó Marcela a Martha mientras Raquel solo sonreía tratando de ocultar su incomodidad.—Ah, bien.—¡Ah!, ¡por cierto Licenciada!, mi jefe ha llamado a su oficina y no ha podido contactarla, mencionó que quería verla, no sé muy bien, solo dijo que tenía una cita con usted.Soltó Marcela interrumpiendo a Raquel que estaba a punto de beber un poco de c
Al entrar a mi departamento dejé la maleta a un costado de la puerta, observé mi teléfono viendo que faltaban pocas horas para que amaneciera, sabía que debía descansar por lo menos ese poco tiempo, así que me dirigí al baño para darme una ducha caliente.Pasaba la esponja sobre mi cuerpo y desaparecían las huellas de sus besos, no pude evitar sonreír al recordar sus deliciosos besos y nuevamente mis mejillas se sintieron calientes, sonreí emocionada y llena de ilusiones, aunque sin querer pensé que quizás estaba emocionándome de más.Raquel se recostó sobre la cama donde solo colocó una alarma a su teléfono, para después quedarse profundamente dormida.El sonido de la alarma logró despertarme rápidamente y dormir pocas horas, no lograron que mi cuerpo no sintiera cansando, era gracioso, deseaba que fuera como en los tiempos de escuela, donde podía faltar, pero aunque realicé un poco de puchero finalmente me levanté.Al querer apagar la alarma de su celular, sonrió un poco al ver la n
Un par de días había transcurrido y no había hablado de absolutamente nada con Alexander, decidí que esperaría para verlo.Mientras colocaba un poco de rubor sobre mis mejillas, el teléfono que estaba a mi lado recibió un mensaje y suspiré con cansancio al ver que era la dirección del lugar donde nos veríamos esa noche con William Pascual, que había regresado un día antes y quería que le presentará la propuesta. Fue un poco más difícil trabajar, ya que no tenía a Alex junto a mí, pero con muchas horas de trabajo logramos realizar una propuesta para él.Samuel conversaba con la secretaria de Raquel y su mirada se fijó en la chica que se acercaba a ellos con un vestido verde a media pierna, en cuello V, mangas, tres cuartos.—¡Buenos días!Samuel sonrió y saludó también con efusividad al ver que la sonrisa de Raquel hacia él era genuina.—Hoy vienes muy temprano.Soltó Raquel aun sonriendo.—Tenemos que trabajar en la propuesta para Carlos Pastrani.—Lo sé, pero pensé que vendrías un po
Raquel abrió sus ojos ante el dolor de cabeza que presentaba esa mañana, observó por unos segundos el techo de su habitación y cuando dirigió su mano hacia su cuerpo se percató de que la sabana blanca cubría este, ocultando el sostén color nude. Raquel incorporó su torso sin saber que había pasado una noche antes. Cuando me puse de pie y la sabana se apartó de mi cuerpo, terminé de notar que estaba solo con ropa interior y esto me pareció realmente extraño, ya que no acostumbrada a dormir de esa manera. Escuché el tono de alarma de mi teléfono y aun con confusión traté de ubicarlo en la habitación, pero caminé hacia la sala al percatarme que de ahí provenía el sonido. Al caminar, Raquel se sintió mareada. Era raro que me sintiera como si de una gran resaca se tratara cuando no recordaba haber bebido lo suficiente como para que eso ocurriera. Raquel se agachó hacia el suelo para recoger el celular que se encontraba sonando y al apagar la alarma decidió darse un baño para quitarse l
Raquel recargó su espalda sobre su asiento, mientas trataba de recordar con más insistencia que había hecho la noche anterior, en su interior quería pensar que solo era una idea errónea lo que comenzaba a apoderarse de su cuerpo, el miedo y la angustia comenzaban a brotar rápidamente.Frotaba mi frente para buscar un poco de los recuerdos perdidos y simplemente no lograba encontrar nada, era demasiado frustrante.Una noche antes...—Creo que ya debo irme.Soltó Raquel al terminar de beber el trago que se había rehusado a ingerir segundos antes, pero que William había convencido finalmente de hacerlo.—¿No podrías compartir otro trago conmigo?Raquel jugó con su cabello un poco apenada por la pregunta de William.—Lo que pasa es que mañana tengo trabajo y debo despertarme muy temprano... No creo que sea buena idea seguir bebiendo.—¡Oh!, ¡siento mucho la insistencia!... Discúlpame, solo quería celebrar, pero realmente entiendo.Raquel sonrió un poco incómoda al ver el rostro aparenteme
Las manos de Samuel se colocaron en el cabello de Raquel. —No tienes por qué pedirme perdón. Raquel dirigió sus manos hacia sus ojos tratando de detener sus lágrimas, pero era imposible hacerlo. —Claro que sí, no puedo dejar de pensar en lo que provoqué, he querido remediarlo, he trabajado en mí, pero siento que no logro reparar lo que dañe, en ocasiones siento que nos alejamos y eso me lastima. Samuel no entendió muy bien lo que decía Raquel, no solo porque su voz no hilaba bien las palabras sino a lo que quería darle a entender. —Perdóname por hacerte sentir solo, realmente no era mi intención... Me duele estar sin ti, te extraño, te extraño todas las noches y te extraño más cuando te veo todos los días sin poder decirte que me perdones, que vuelvas a mi lado, que no soporto tenerte lejos de mí... Té... Amo. Samuel sonrió decepcionado al finalmente entender que claramente no hablaba de él. —Raquel... ¿Quién soy yo? Preguntó Samuel seriamente, aunque sabía la respuesta perfe