Verónica bostezó un poco mientras seguía escribiendo todos los puntos que se trataron en la junta que acaba de dar fin después de 4 horas.—Bueno, chicos, entonces cada uno tiene su tarea…Raquel vio su reloj viendo que la jornada laboral había terminado desde hacía un par de horas.—Ya pueden retirarse.Pilar se levantó del asiento y unos segundos después lo hizo Verónica.—Alex.Pronunció Raquel al ver que este se levantaba de su asiento.—¿Sí?— Necesito hablar contigo un momento.El rostro serio de Alexander hizo que una sensación de dolor se colocara en su corazón.—Sí, está bien.—Bueno, entonces los dejamos solos... Mientras le hablaré a Ivonne para decirle que ya estamos libre... Te esperamos en la oficina.Soltó Sara mientras sujetaba el antebrazo de Aurora que sonreía.—Sí, no tardaré mucho.—Bien.Hubo un poco de silencio mientras los demás salían de la sala de juntas. Raquel organizaba su carpeta para reducir el incómodo momento de silencio.—Dime.Soltó Alexander al ver q
Raquel despertó en el suelo justo a un costado de su cama, el despertador sonaba insistentemente. Antes de levantarse sujetó un poco su cabeza debido al dolor que le provocaba la resaca. Al estar de pie caminó un poco hacia el baño, pero se detuvo al ver tirada a Aurora también sobre el suelo, y no pudo evitar reír. —Aurora. Raquel movió un poco a Aurora. —Mmm. —Despierta. ¿Qué pasó ayer? No recuerdo mucho de lo último. —Eh, ¿De qué hablas? Con dificultad habló Aurora. —Nos emborrachamos de más. Río un poco Raquel. Aurora se levantó del suelo y también se río. —¿Dónde está Sara?, ¿Ivonne se fue? Preguntó Raquel. —No lo sé. Raquel tomó del antebrazo a Aurora y caminó hacia la sala donde rápidamente vio en el sofá a Sara dormida y sobre el otro costado del sofá a Ivonne. Al acercarse Raquel junto con Aurora, a las dos chicas dormidas cubrieron sus bocas para que sus risas no las despertarán. Raquel vio sobre la pequeña mesa de centro el celular de Sara. —Pásame su teléfon
Sara se sentía cansada y lo que deseaba era llegar a su cama y dormir; observó la hora en su celular, sintiendo un poco de felicidad porque solo faltaban 30 minutos para que la jornada laboral terminara por ese día. Estaba por bloquear su teléfono cuando una notificación de Raquel le llamó la atención, debido a que la tenía frente a ella y era extraño que le mandara mensaje teniéndola tan cerca. “Revisa tu galería” Leyó Sara confundida. “¿Mi galería?” Respondió rápidamente Sara, para después mirar fijamente a los ojos a Raquel, que solo sonrió y asintió desde la poca distancia que se encontraba de ella. Sara suspiró y se dirigió hacia su galería de fotos y no puedo evitar sonreír al ver las tres últimas fotos. Sara levantó su vista hacia Raquel que respondió con una pequeña burla con su lengua. La vista de Sara regresó hacia el teléfono donde rápidamente se dirigió hacia la conversación que tenía con Ivonne y sin pensarlo dos veces mando las fotos Al no ver respuesta de Ivonne blo
Un par de días habían pasado desde la salida con las chicas. Raquel se encontraba acostada sobre su cama mirando el techo de su habitación. Había permanecido así durante casi una hora, y finalmente exhaló. Estaba mirándome en el espejo mientras ponía un poco de rubor sobre mis mejillas, no tenía prisa porque me había despertado muy temprano. El sonido del celular sobre mi buró hizo que me pusiera de pie y al ver que era un recordatorio simplemente sonreí con nostalgia al ver la fecha que me recordaba, aunque no era necesario porque sabía perfectamente de qué día se trataba. Mi primer aniversario con Alex había llegado y era realmente nostálgico que él ya no estuviera conmigo. Sabía que ese día sería mucho más difícil que los días anteriores. Raquel entró a la empresa saludando a su recepcionista. —Buenos días, Liz. Saludó Raquel con poco ánimo. —Buenos... ¿Le pasa algo? Preguntó la chica algo preocupada. —No, todo bien... Nos vemos más tarde. Raquel caminó hacia el ascensor y a
—Sara, llegaré un poco tarde, así que no se preocupen. Se escuchó la voz de Raquel a través del teléfono de Sara que se dirigía al trabajo. —¿Pero todo está bien?, anoche tú… Hubo una pausa. —Estoy bien, lo que paso anoche fue algo que me hizo darme cuenta de que no estoy bien... Por esa razón tomé cartas en el asunto. No te preocupes. —Bueno, supongo que después nos contaras. —Sí. Ahora hablaré con Ana, para que le informe a Samuel que lo veré más tarde de lo que habíamos acordado. —¿Hoy llegará? —Sí, tenemos una reunión con el cliente para algunos detalles. —Bien. Respondió Sara. —Supongo que no te veré, ya que iras con Pilar a ver algunos salones para el evento de nuestro cliente. —Sí, pero nos vemos por la tarde o la noche, porque también debo ir con algunos proveedores de comida y bebida antes de ver los salones. —Bien. Entonces nos vemos luego. Te quiero. —Yo también. Sara colgó el teléfono, sintiéndose un poco preocupada por Raquel, aunque sabía que era una mujer
Raquel sonrió a su secretaria antes de entrar a la oficina, donde al llegar a su escritorio se recargó sobre este y cruzó sus brazos. —Tengo que informarles algo. Alexander, Verónica y Aurora la miraron con un poco de curiosidad al ver el semblante serio de Raquel. —Bueno, pues… Raquel explicó todo lo que había hablado con Samuel sobre la competencia. —Entonces, prácticamente, ¿competiríamos contra ellos? Preguntó Verónica. —Pues en cierta forma así es. —Supongo que él le hará saber a su equipo de trabajo sobre lo que acordamos... Alex, tú trabajarás con su jefa de finanzas y... Creo pensar que tu Aurora trabajarás con su jefa de Recursos Humanos... Sé que les di más trabajo, pero… Raquel mordió su labio. No sabía si había hecho mal en aceptar por un impulso. —¡Le ganaremos, ya verás! Soltó animadamente Aurora haciendo que Raquel se sintiera un poco mejor. Raquel mordió su labio. —Ahora vengo. Soltó para después caminar hacia otro lugar que no fuera la oficina. Me sentí
Habían sido días muy agotadores, pero me daba gusto que todo estuviera listo para la noche del lanzamiento de la línea de ropa de nuestro cliente, si todo iba bien, las proyecciones de ganancias eran buenas. Nuestro cliente ya era conocido y tenía muy buenas ventas. Trabajar con los clientes en ocasiones era difícil y que si bien nos daban el presupuesto que disponían para organizar todo su evento, era difícil tener un margen de ganancia considerable, ya que esto dependía principalmente de las prendas. He de confesar que gracias a la sociedad con Samuel, nuestro gasto en cuanto a relación de las prendas había reducido considerablemente al adquirir las telas con un costo bajo.—Bueno, chicos, esta noche es el lanzamiento y tenemos todo listo.Soltó Raquel.—Deberías ir a vestirte.Soltó Verónica.—Sí, lo haré... Los veo allá.Debía irme antes que los demás porque debía estar junto a nuestro cliente desde él inició del evento. Sabía que sería una noche pesada y muy cansada socialmente.
Observé la hora que marcaba mi teléfono, percatándome que iba a tiempo para mi cena. Mientras el taxi se dirigía hacia el restaurante, saqué de mi bolso un pequeño espejo que solo sirvió para darme cuenta de que mis ojos se notaban ligeramente hinchados y mi nariz tenía una tonalidad roja. Raquel sacó del bolso un pequeño polvo de maquillaje que utilizó para cubrir su nariz que se notaba algo roja, sonrió porque sabía que por la hinchazón de sus ojos no podía hacer nada para ocultarlo, pero se sintió tranquila al ver que no era tan prominente. Suspiré al entrar al restaurante porque debía mostrar seguridad para poder entablar una conversación de negocios. Una vez que Raquel se acercara al recepcionista anunciando su reservación, fue dirigida hacia su mesa donde ya estaba el cliente. —Buenas noches. Saludó Raquel al acercarse a la mesa. El hombre alto y joven se levantó de la mesa. —Buenas noches, señorita. Echeverría. Siéntese. Pude notar sus ojos ligeramente castaños e inmedia