—Sara, llegaré un poco tarde, así que no se preocupen. Se escuchó la voz de Raquel a través del teléfono de Sara que se dirigía al trabajo. —¿Pero todo está bien?, anoche tú… Hubo una pausa. —Estoy bien, lo que paso anoche fue algo que me hizo darme cuenta de que no estoy bien... Por esa razón tomé cartas en el asunto. No te preocupes. —Bueno, supongo que después nos contaras. —Sí. Ahora hablaré con Ana, para que le informe a Samuel que lo veré más tarde de lo que habíamos acordado. —¿Hoy llegará? —Sí, tenemos una reunión con el cliente para algunos detalles. —Bien. Respondió Sara. —Supongo que no te veré, ya que iras con Pilar a ver algunos salones para el evento de nuestro cliente. —Sí, pero nos vemos por la tarde o la noche, porque también debo ir con algunos proveedores de comida y bebida antes de ver los salones. —Bien. Entonces nos vemos luego. Te quiero. —Yo también. Sara colgó el teléfono, sintiéndose un poco preocupada por Raquel, aunque sabía que era una mujer
Raquel sonrió a su secretaria antes de entrar a la oficina, donde al llegar a su escritorio se recargó sobre este y cruzó sus brazos. —Tengo que informarles algo. Alexander, Verónica y Aurora la miraron con un poco de curiosidad al ver el semblante serio de Raquel. —Bueno, pues… Raquel explicó todo lo que había hablado con Samuel sobre la competencia. —Entonces, prácticamente, ¿competiríamos contra ellos? Preguntó Verónica. —Pues en cierta forma así es. —Supongo que él le hará saber a su equipo de trabajo sobre lo que acordamos... Alex, tú trabajarás con su jefa de finanzas y... Creo pensar que tu Aurora trabajarás con su jefa de Recursos Humanos... Sé que les di más trabajo, pero… Raquel mordió su labio. No sabía si había hecho mal en aceptar por un impulso. —¡Le ganaremos, ya verás! Soltó animadamente Aurora haciendo que Raquel se sintiera un poco mejor. Raquel mordió su labio. —Ahora vengo. Soltó para después caminar hacia otro lugar que no fuera la oficina. Me sentí
Habían sido días muy agotadores, pero me daba gusto que todo estuviera listo para la noche del lanzamiento de la línea de ropa de nuestro cliente, si todo iba bien, las proyecciones de ganancias eran buenas. Nuestro cliente ya era conocido y tenía muy buenas ventas. Trabajar con los clientes en ocasiones era difícil y que si bien nos daban el presupuesto que disponían para organizar todo su evento, era difícil tener un margen de ganancia considerable, ya que esto dependía principalmente de las prendas. He de confesar que gracias a la sociedad con Samuel, nuestro gasto en cuanto a relación de las prendas había reducido considerablemente al adquirir las telas con un costo bajo.—Bueno, chicos, esta noche es el lanzamiento y tenemos todo listo.Soltó Raquel.—Deberías ir a vestirte.Soltó Verónica.—Sí, lo haré... Los veo allá.Debía irme antes que los demás porque debía estar junto a nuestro cliente desde él inició del evento. Sabía que sería una noche pesada y muy cansada socialmente.
Observé la hora que marcaba mi teléfono, percatándome que iba a tiempo para mi cena. Mientras el taxi se dirigía hacia el restaurante, saqué de mi bolso un pequeño espejo que solo sirvió para darme cuenta de que mis ojos se notaban ligeramente hinchados y mi nariz tenía una tonalidad roja. Raquel sacó del bolso un pequeño polvo de maquillaje que utilizó para cubrir su nariz que se notaba algo roja, sonrió porque sabía que por la hinchazón de sus ojos no podía hacer nada para ocultarlo, pero se sintió tranquila al ver que no era tan prominente. Suspiré al entrar al restaurante porque debía mostrar seguridad para poder entablar una conversación de negocios. Una vez que Raquel se acercara al recepcionista anunciando su reservación, fue dirigida hacia su mesa donde ya estaba el cliente. —Buenas noches. Saludó Raquel al acercarse a la mesa. El hombre alto y joven se levantó de la mesa. —Buenas noches, señorita. Echeverría. Siéntese. Pude notar sus ojos ligeramente castaños e inmedia
Raquel se levantó de la cama con un poco deprisa, al escuchar la alarma que sonaba al asomarse los primeros rayos del sol. Se sentía cansada por haber trabajado hasta tarde la noche anterior, pero sabía que debía tener fuerzas para el evento que habían organizado y más aún, por qué deseaba ganarle a Samuel a toda costa. Se despojó de la ropa y por primera vez en muchos días se sentía con un poco de ánimos, así que puso música a todo volumen y mientras se duchaba bailaba con mucha energía. Esa mañana me sentía bien, aunque debo ser honesta, aún me dolía lo de Alex, me dolía, pero me hice a la idea que lo nuestro ya había acabado cuando lo vi en aquel restaurante con Marcela y aunque mi corazón se destrozó, lo entendía… Obligaba a mi corazón a entenderlo. Raquel se vistió con un short corto deportivo en color negro y una camisa deportiva con el logo empresa. Las camisas fueron mandadas hacer diferentes ese año debido a que en esta ocasión su rival sería la empresa de Samuel Raquel ba
Rodeó mi cintura y aunque yo había decidido permanecer abrazada a él, sentí un sentimiento agridulce al pensar que después de ese pequeño momento quizás no volvería a tener esa oportunidad. Pilar haló a Raquel sutilmente para continuar con el partido, haciendo que Alexander, Raquel y Aurora se separaran. Aunque Aurora también nos abrazaba, en ese momento sentí como si solo fuéramos él y yo. Al retomar el partido tratamos que no nos metieran un gol y con mucho esfuerzo lo logramos. El sonido del silbato anunciando el final de partido se hizo escuchar y muy feliz Raquel brincó al saber que habían resultado ganadores. Estaba cansada, así que decidí tomar asiento para poder observar los demás juegos que se llevarían a cabo, coloqué mi pie en una de las gradas frente a mí para observar con más detenimiento mi rodilla que estaba lastimada y el curita frente a mí me sorprendió. —Felicidades. Soltó genuinamente Samuel aun ofreciendo el curita. —Gracias. Raquel ignoró el curita y sopló
Raquel se cubrió con las sabanas debido a que sentía un terrible frío. Por de debajo de las sabanas observó la hora en su celular, percatándose que eran las 6: 30 de la mañana.Ese día era importante para mí y para la empresa, y para mi mala fortuna estaba con fiebre, mi cuerpo me pedía descansar, pero no había trabajado tan duro como para abandonar, golpeé un poco mis mejillas tratando de tomar un poco de fuerzas y aunque esto no funcionó en lo absoluto, me dirigí al baño donde tuve que tomar una ducha fría para tratar de bajar la fiebre.Raquel estaba envuelta en una toalla mientras buscada dentro de un cajón algún medicamento para calmar su fiebre, resopló al ver solo medicamentos para la acidez.Raquel se colocó un vestido negro ajustado que llegaba por debajo de sus rodillas, combinó este con unas zapatillas del mismo tono y colocó un collar plata para que hiciera contraste con su vestimenta negra.La debilidad a duras penas dejó que me peinara lo más decente que pude, la coleta
Raquel expuso exitosamente su presentación y aunque por momentos sus náuseas querían traicionarla, logró ahuyentarlas mostrando una gran fuerza de voluntad.Al salir de la sala de conferencias sonrió al ver como Aurora y Alexander la esperaban ansiosos.—¡¿Cómo te fue?!Preguntó emocionada Aurora cuando Raquel se detuvo frente a ella.—Bien, bueno, eso creo... Solo queda esperar.Raquel disminuyo su sonrisa rápidamente.—¿Me permiten un momento?Raquel rápidamente se alejó de los dos chicos sin esperar la respuesta de estos ante su casi huida.—Se sintió mal, lo más probable es que...—Entiendo.Respondió Alexander preocupado por Raquel, ya que durante su relación ella no había enfermado de esa manera.Recargué mi mano en una de las paredes del baño y no puede evitar vomitar, no me dolía el estómago, así que supuse que era la fiebre y el mareo que estaban afectándome.Después de ese momento un poco vergonzoso porque claramente no estaba sola en ese baño, me enjuagué un poco antes de s