Los días habían transcurrido de manera rápida, haciendo que el día del cual aún no estaba tan convencida llegara. Aceptar la propuesta de Samuel fue difícil, pero sabía que por ahora era lo que beneficiaria a mi empresa y de salir bien todos nuestros objetivos en conjunto, podría mantener a flote a la empresa y más adelante quizás ya no necesitar de Samuel y nuestra sociedad. Nos habíamos visto unas cuantas veces más para ponernos de acuerdo con el cruce de información y algunas cuestiones, pero nada fuera de lo que era negocio habíamos hablado.—Hoy firmarás por fin la sociedad.Pronunció Sara al ver a Raquel jugar con su comida, algo que hacía cuando se encontraba perdida en sus pensamientos.—Lo sé.—Trabajaras junto a él por un periodo de tiempo largo según la sociedad que firmaran hoy.—Realmente no lo hubiera querido, pero ya me hice a la idea... Sé que puedo lidiar con él.El trabajar con él no era algo que hiciera que brincara de gusto, pero los días que habían pasado traté de
Dos meses bastaron para que todo se arruinara. Ver a Alex frente a mí y no poder entender las palabras que soltó que provocaron que el dolor se apoderara de mi cuerpo en un segundo, era la evidencia de que todo estaba arruinado. No podía entender qué había ocurrido. Sabía que firmar ese contrato me traería días difíciles, pero nunca pensé que llegaríamos hasta este momento de nuestra relación.Todo inició dos meses atrás, aparentemente todo estaba fluyendo bien entre nosotros, pero estar frente a él tratando de no llorar me hace darme cuenta de que no fue así que estaba equivocada.Raquel estaba recargada en el borde de su balcón observando el movimiento de los autos y personas de la parte baja del edificio, sonrió cuando sintió como los brazos de Alexander la rodeaban y de la parte trasera de su cuerpo cubriéndolo con un adorable calor.—¿En qué piensas?Preguntó él, para luego besar la mejilla de Raquel.—En unos días será tu cumpleaños y quiero que sea especial, el año pasado no ér
Alexander detuvo el cubierto con un trozo de carne a pocos centímetros de su boca, ante la pregunta de su madre con respecto a su padre.—No sé cuando iré a verlo.—Hijo, no le queda mucho tiempo, incluso puedo decir que en cualquier momento él...Alexander colocó el cubierto sobre su plato.—Sé que viajé para eso, pero aún no estoy preparado.La madre de Alexander se levantó de la mesa.—Lo sé, hijo, yo sé que es difícil y por esa razón no insistiré. Iré al hospital... Se quedan en su casa.—Gracias.Soló atinó a decir Raquel ante el silencio de Alexander.Cuando su madre se fue, apenas si probó más de su comida, en silencio levantamos la mesa y él se dirigió hacia la habitación que nos había dado su madre. Era extraño verlo tan callado y eso me dolía porque sabía que era porque la estaba pasando mal. No supe qué más hacer que solo pude recostarse a su lado y quedarme en silencio mirándolo mientras jugaba con su cabello sutilmente. Él solo sonrió, aunque percibí su tristeza.—El no e
Raquel se colocaba sus zapatillas cafés, mientras que Alexander la esperaba sentado en la cama admirando lo hermosa que para él era.—Amor, ¿me podrías pasar el par de aretes que tengo en mi cajón?Preguntó Raquel mientras aún peleaba con el cintillo de la zapatilla.—Claro.—Son unas lunas, por fis mi vida—Vale, ahora te las busco.Alexander se sentó en el tocador de Raquel y abrió el cajón donde sabía que ella guardaba toda su joyería, dudó un poco al ver todo en estuches y pequeños alhajeros.—¿Está en los alhajeros?, o... ¿En su estuche?—No recuerdo, pero me parece que en el estuche donde venían.Alexander encogió sus hombros y comenzó a abrir algunos estuches, pero solo bastaban unos segundos para volverlos a cerrar al ver que aún no estaban los que Raquel había pedido. Sus ojos se centraron en el par de anillos que estaba en aquel estuche que había abierto y no entendió muy bien por qué ella tenía ese tipo de anillos.—¿Los encontraste?Preguntó Raquel acercándose a Alexander
Samuel podía sentir el cálido aliento de Raquel que solo lo observaba sintiéndose realmente incómoda.—Sé que podemos empezar desde cero, si aún existe algo dentro de nosotros y por mi parte aún está ese amor que nació con tu hermosa presencia en mi vida.Raquel sonrió sin creer lo que escuchaba.Raquel trató una vez más de liberarse del agarre de Samuel, pero una vez más fue inútil.—Samuel, hablo en serio, ya dejemos esto así como está, no quiero continuar con esto.—¡No!, no puedo creer que todo el amor que sentí que tenías hacia mí se haya esfumado.—Cuando no te aprecian y te hieren, así pasa, el amor se esfuma.—¿Te deshiciste de los anillos?La pregunta le pareció tan extraña a Raquel, pero mantuvo su seriedad.—Sí.—No es cierto, sé que mientes, después de muchos años aún reconozco cuando mientes: si yo no lo hice por varios años, menos lo harás tú, no te desharás de algo que fue tan preciado para ti.Samuel abrazó finalmente Raquel y ella no movió ni un solo músculo de su cue
El sonido del despertador hizo que inevitablemente Raquel despertara, estaba tan cansada que había decidido ignorar el sonido del celular que solo le recordaba que debía ir a trabajar. Solo fueron pocos minutos de calma cuando el sonido que ya se había detenido comenzó a sonar nuevamente, con fastidio buscó el celular entre las sabanas y después de unos segundos logró encontrarlo apagando el molesto sonido.Frotó sus ojos y resopló, porque la búsqueda había esfumado su deseo de continuar con el plácido sueño. Se tornó un poco pensativa y teniendo el celular en la mano nuevamente se dirigió a ver el último mensaje que había recibido de Alexander, aun conservando la misma sensación extraña que tuvo la noche anterior al leerla… Finalmente, chasqueo su boca y arrojó nuevamente el celular sobre el colchón, queriendo olvidar esa rara sensación.Raquel, aun en la cama, se estiró un poco y se dispuso a levantarse para arreglarse, pero antes de bajar sus pies de la cama se detuvo.Nunca he sid
—¿Qué quieres?Preguntó Raquel un poco fastidiada, apenas entraron a la sala de juntas.Samuel sonrió un poco apenado.—Quería disculparme.Raquel frotó su frente en señal de frustración para después soltar un resoplo molesta.—Te la vives disculpándote, pero no pasa mucho tiempo para que vuelvas hacer otra cosa que traerá otra disculpa falsa... Estoy cansada de eso.Samuel se acercó a Raquel mirándola fijamente.—No me culpes por amarte… Trataré de no hacer nada que te moleste porque sé que estás con ese “chico”Raquel se sintió sumamente triste al pensar que esa relación había terminado.—Sí. Así que por favor, no sigas con esto.—Haré mi mayor esfuerzo.—Bien, ahora, ¿Podrías dejarme sola?Samuel asintió un poco decaído.Raquel, una vez estando sola, encargó sus manos sobre la mesa colocada en el centro de la sala y bajó su cabeza.En verdad quería que dejara de molestar, así que, no lo contradije cuando mencionó mi relación con Alex, pensé que solo así me dejaría en paz, aunque fu
Raquel trataba de continuar durmiendo a pesar de llevar casi una hora escuchando las llamadas insistentes de su celular. Estaba tan exhausta por haber llorado gran parte de la noche sin saber en qué momento el sueño dominó su cuerpo. Dirigió su mano hacia el celular para contestar a la llamada que la regresaba a la triste realidad.—¿Qué?Solo atinó a decir Raquel sin ánimos de absolutamente nada.—¡¿Estás bien!?Preguntó algo alterada Aurora.—Sí. Solo dormía.Contestó Raquel, aún carente de ánimo ante la pregunta llena de preocupación de Aurora.—Dormía.Dijo Aurora, repitiendo las palabras de Raquel a quien seguramente era Sara.—¿Estás enferma?Preguntó ahora más tranquila Aurora.—No.—Es que… Es raro en ti que no vengas a esta hora a trabajar y no saber nada de ti.Raquel alejó de su oído el celular para ver en el reloj de este, percatándose que ya pasaban del medio día.—Si es algo tarde.Retomó la llamada Raquel.—¿Tomarás el día libre?Preguntó Aurora.—No. Ahora voy. ¡Ah, po