—Lo, lo siento mucho —balbuceó ella.
Al escuchar su dulce voz, vino a la mente de Zack el recuerdo de la maravillosa bailarina que lo tenía cautivado, pero al observar su imagen tan anticuada de inmediato descartó cualquier relación.
—No se preocupe, que tenga buen día —exclamó con cordialidad.
A Catherine le temblaban las piernas y pudo sostenerse en pie con mucha dificultad cuando él la soltó.
Luego le retiró uno de los rizos que se escapó del feo peinado y se sintió abrumado al respirar su dulce aroma floral, experimentando un calor inexplicable por todo su cuerpo.
Zack avanzó por el pasillo y no podía apartar a aquella fea pero enigmática mujer que acababa de conocer, pero decidió sacudirse los pensamientos que solo conseguirían distraerlo de lo que verdaderamente debía importarle.
Entró a la oficina y el cálido abrazo de su querido padre lo recibió.
—Aquí tienen a mi amado hijo, estimados colegas, ahora será Zack quien nos llevará a límites inimaginables, por todos es bien sabido las grandes habilidades que mi hijo posee para los negocios, él cuenta con sus propias empresas en distintos giros, y ahora ha regresado para apoyarme en la empresa —expuso Fred orgulloso.
—No es para tanto, padre, yo solo vengo a echarte una mano, pero todos sabemos que la mente y el corazón de todo esto eres y siempre seguirás siendo tú —contestó Zack.
—Es bastante modesto este muchacho, pero lo cierto es que no hay nadie que le gane cuando se trata de competitividad en los negocios —señaló con una gran sonrisa de satisfacción en el rostro.
Los vítores y felicitaciones no se hicieron esperar, los socios estaban muy complacidos por el hecho de que Zack pudiese asumir el liderazgo en la empresa, pues si su padre había conseguido cosas grandiosas, él definitivamente lograría mucho más.
La reunión terminó y al mostrarle su nueva oficina el padre de Zack lo presentó con quien sería su nueva secretaria.
Por supuesto que al verla, la expresión del joven cambió por completo, ya que no se esperaba que la misma mujer que tanto le había desagradado e intrigado a la vez fuera a estar tan cerca de él.
—La señorita Catherine es una maravilla, hijo, capaz y eficiente como ninguna otra —pronuncia Fred exaltando las múltiples cualidades de la asistente a la que tanto apreciaba.
Zack frunció el ceño ante la mirada inquisitiva de su padre al que tanto respetaba pero del cual sabía los alcances que podía llegar a tener cuando se trataba de los aspectos que pudieran afectar a la empresa.
Sabía que una hermosa secretaria lo único que haría sería distraerlo y apartarlo de su cometido, así que le contrató una secretaria fea para mantenerlo bajo control en ese aspecto.
—Bienvenido, Señor Anderson —dijo ella con esa dulce voz que hizo que Zack se estremeciera de tan solo oírla.
—No es necesario que me digas señor, llámame simplemente Zack–.
Ella asintió y tras despedirse los dos se quedaron asolas, lo cual provocó que Catherine se pusiera muy nerviosa.
Ese hombre ejercía una gran atracción sobre ella, pero lo que más le preocupaba era que él pudiera descubrir su verdadera identidad y que pudiera echarla de la compañía.
No quería perder aquel trabajo que tanto le había costado conseguir, y mucho menos cuando estaba tan cerca de terminar el contrato que la ataba al olimpo.
—Su voz me resulta familiar —menciona él sacándola de su estupor y haciendo que se sobresaltara.
Sintió que el corazón se le quería salir del pecho al imaginar que su jefe hubiese podido saber de quién se trataba, pero rápidamente pensó en una salida para librar el inconveniente.
—Muchas personas me han dicho lo mismo —comentó en forma inteligente.
—Entonces olvídelo, seguro debe tratarse de figuraciones mías —respondió mirándola fijamente tratando de encontrar algún atributo interesante en ella.
—Soy muy exigente cuando se trata de trabajo, me gusta mucho la puntualidad, y tomo el café negro sin azúcar —le informa poniéndose en su papel de jefe.
—No se preocupe, todo ha sido entendido y anotado —mencionó con sarcasmo lo cual divirtió mucho a Zack por haber logrado causar algún efecto en aquella mujer que parecía ser tan fría.
Catherine se encontraba muy inquieta, pensando en cómo podría mantener aquella doble vida, estaba absorta en sus pensamientos cuando un fuerte golpe de cristales rompiéndose la devolvió a la realidad.
El sonido provenía de la oficina de su jefe, por lo que de inmediato fue para ver qué sucedía, la puerta estaba cerrada con llave y ella se preocupó.
—¿Está todo bien? —inquirió ella con preocupación.
—No quiero que nadie me moleste, cancela todas mis citas, —respondió con hostilidad.
A Catherine no le quedó más alternativa que obedecer, aún cuando le intrigaba aquel cambio tan abrupto que su jefe había experimentado.
Zack estaba furioso al ver en uno de los más exclusivos sitios de internet la noticia sobre el compromiso de su antigua prometida con otro hombre, por lo que arremetió con todo lo que tenía cerca, pensó que ya la había superado, pero saber que se casaría con alguien más le afectó más de lo que hubiese imaginado.
No pudo evitar recordar el día en el que su novia simplemente le dijo que no estaba preparada para ser su esposa, y a tan solo unos días de la boda se fue del país dejándolo destrozado.
Tomó la botella de Whisky y empezó a beber en forma desmedida.
Las horas pasaron y Zack no salía de su oficina, los empleados se habían marchado desde hacía rato y solo quedaban ellos y los guardias de seguridad.
Catherine se armó de valor y decidió enfrentar el problema.
Tocó la puerta del despacho de su jefe con los nervios a flor de piel al pensar con lo que se iba a encontrar.
—Zack —llamó ella suavemente.
La puerta se abrió y ella se percató de que él se había tomado toda la botella y que estaba completamente ebrio.
—Nunca te enamores, Catherine, el amor termina por destruirte —exclamó él apesadumbrado.
Ella lo miró con ternura, y se apresuró a quitarle de las manos la copa de licor para que no continuará bebiendo.
—Déjame, necesito olvidarme de esa traidora, quiero sacármela del corazón —gritó descontrolado.
—Entiendo cómo debes sentirte, pero un amor que te hace sufrir no merece la pena —señaló Catherine dulcemente.
—Me gusta mucho tu voz, me hace sentir bien —dijo mientras se quedaba dormido.
—Ay, no, lo que me faltaba, ¿y ahora que voy a hacer? —se preguntó ella.
Y entonces levantó el auricular para llamar a Charlie, uno de los guardias de seguridad.
—Dígame, Señorita —contestó amablemente.
Catherine se encogió de hombros y por fin respondió a Charlie.
—Necesito que tú y alguien más vengan a la oficina del señor Anderson, por favor —le indicó.
Los guardias llegaron y se miraron entre ellos en forma suspicaz.
—Su primer día y mira lo que hace —murmuró uno de ellos.
—No nos pagan por emitir juicios sobre nuestros superiores, así que les voy a pedir que esto no salga de estas cuatro paredes, y ahora por favor, ayúdenme a subir al señor Anderson a su coche —ordenó ella con autoridad.
Llegaron al lujoso edificio donde Zack tenía su departamento y con mucha dificultad logró que él se despertara, bajaron del coche y subieron al ascensor, por fortuna no iba nadie más, pues Zack estaba completamente pegado a ella, lo cual la ponía sumamente nerviosa.
—Me encanta tu olor a rosas, Catherine, es tan sensual —susurró provocando que ella se estremeciera.
Ella retrocedió un poco, pero el cuerpo atlético del atractivo hombre la envolvió y Catherine experimentó la sensación más deliciosa que jamás había sentido.
Una atmósfera electrizante se respiraba en el aire, y era como si el tiempo se hubiese detenido, hasta que el sonido del ascensor la devolvió a la realidad.
Llegaron al departamento y Catherine abrió la puerta ayudando a Zack a entrar.
—Seguro debes pensar que soy un tonto por ponerme así por una mujer —comentó Zack arrastrando las palabras.
—No digas eso, lo único que yo pienso es que eres un ser humano que en este momento está pasando por una etapa muy difícil, eso es todo —contestó la joven con gran ternura lo cual enterneció el corazón de su apuesto jefe.
—¿De dónde saliste?, seguro tú no eres de este mundo tan frío y carente de sentimientos —agregó con una gran sonrisa.
Sus miradas se entrelazaron y fue como si una conexión del alma se hubiera producido, y dejándose llevar por su instinto él la rodea con sus brazos y se acerca peligrosamente a ella.
Capítulo 3Catherine se estremeció al sentir el contacto de sus manos, su proximidad le provocaba un mar de sensaciones que la elevaban al éxtasis.Ese abrazo significaba tanto para ella, ya que nunca había experimentado algo semejante con ningún otro hombre.Por primera vez quería dejarse llevar anteponiendo sus deseos, aunque perfectamente sabía que después de aquello nada volvería a ser igual.Él acercó su rostro y se inclinó para buscar sus labios.Fue un beso apremiante que despertó todos sus sentidos.Parecían uno solo y era como si el mundo hubiese dejado de girar.Sus manos la acariciaban con premura, aumentando el deseo que amenazaba con desbordarse.Pero el sonido de su teléfono la obligó a detenerse y darse cuenta de lo que estaba haciendo al permitir que su jefe la besara.Era una verdadera locura, ya que sentía que no podía desviar sus propósitos por un arrebato de pasión.Se apartó bruscamente y se alisó el traje.Respiró profundo tratando de recobrar la compostura, pero
Capítulo 4.—¡Suélteme!Catherine quedó petrificada al ver el rostro del príncipe.—¿Qué quiere? Lo miró horrorizada, pensando en que algo muy malo podría pasarle, sin embargo, se obligó a respirar profundo y no demostrar miedo alguno.—Le pido disculpas por irrumpir de esta forma en su privacidad, señorita —dijo el príncipe bastante apenado.—No se preocupe, lo que pasa es que no estoy acostumbrada a recibir a nadie —argumentó ella sintiéndose un poco más tranquila.—No era mi intención incomodarla, solo pretendía dejarle este pequeño presente antes de regresar a mi país —confiesa él con nostalgia, tendiéndole un hermoso collar de esmeraldas.Catherine estaba asustada por el comportamiento del príncipe, no esperaba ser tan atractiva para ese hombre, estuvo a punto de negarse, pero el caballero habló primero.—No me rechaces otra vez, estaré muy triste.—Mu…muchas gracias.Mientras hablaba, levantó el cabello rubio de la bella y le colocó el collar alrededor del cuello.Se veía aún m
Capítulo 5.Zack experimentó una punzada de dolor al escuchar a la rubia por la que años atrás había perdido la cabeza.Una mezcla de añoranza y tristeza se instaló en su corazón, pero haciendo acopio de las últimas fuerzas que le quedaban respondió por fin.—¿Qué quieres, Madison? —articuló él con dificultad.—Perdón por importunarte, Zack, sé que tú y yo no estamos en los mejores términos, pero te juro que si no se tratara de algo de vida o muerte jamás te molestaría —le explicó ella con su acostumbrado tono meloso.—No tengo mucho tiempo, así que vayamos al grano —espetó con brusquedad apretando con fuerza su teléfono.—Mi padre está muy enfermo, él tiene un tipo de sangre poco común, y recordé que tú también lo tienes, Zack y pensé que tal vez podrías ayudarnos en memoria de los viejos tiempos —le pidió ella desesperada.—Lamento la enfermedad de Peter, pero no soy yo la persona indicada para ayudarlo, adiós, Madison —argumentó contundente cortando la comunicación después.Zack si
Capítulo 6. —Mamá, yo —balbuceó la chica profundamente apenada.—Ahora comprendo porque no fuiste a ayudarme —espetó la mujer mirando a Zack en forma despectiva al considerarlo un donnadie por cómo iba vestido.—Mamá, te presento al señor Zack Anderson—dijo ella.Los ojos de Amanda se abrieron como platos por la impresión que le causaron las palabras de su hija.No podía creer que quien la hubiese estado abrazando fuera nada menos que uno de los hombres más poderosos del país.Cambió la mueca de desprecio que tenía en el rostro por una sonrisa exagerada.—Encantada de conocerle, señor Anderson, por favor disculpe mi actitud, lo que pasa es que todavía estoy aturdida por los medicamentos —se justificó.—No se preocupe —contestó gentilmente.Amanda se quedó charlando con el apuesto millonario mientras que Catherine terminaba de realizar los trámites pertinentes para el alta del hospital.Por supuesto que Zack se ofreció a llevarlas, y Amanda se mostró fascinada ante tanta galantería, y
Capítulo 7—¿A dónde creen que van? —Se escuchó una aterradora voz que las hizo estremecer.—Nosotras —Dijeron las chicas al unísono tratando de encontrar una excusa que pudiera justificar su presencia en aquel lugar.—Entraron al lugar equivocado, preciosas, pero ya que están aquí podemos divertirnos un rato los tres —vociferó el sujeto mirándolas en forma lasciva y con las peores intenciones.—No te atrevas a tocarnos infeliz —espetó Maryorie.Aquel hombre retorcido sabía que las chicas estaban en sus manos, pues tenía la forma perfecta para chantajearlas, ya que al encontrarlas en un lugar prohibido, no tendrían manera de justificarse ante Edmund y por ende él pensaba aprovecharse de eso para forzarlas.—Si nos lastimas tu jefe acabará contigo —le advirtió Catherine.—Él no tiene por qué enterarse, y si quieren que guarde el secreto de que estuvieron en este lugar, será mejor que cumplan todas las fantasías que he tenido con ustedes desde que llegué a este lugar, sobre todo contigo
Capítulo 8Zack se perdió en los pacillos de la empresa hasta llegar a su oficina, mientras Catherine se quedó inmóvil viendo cómo se alejaba.Estaba muy decepcionada, era difícil imaginar que este hombre fuera el mismo que lo tentó ayer.Los empleados por primera vez sintieron empatía hacia ella, siempre la habían criticado por su forma de vestir, pero con el paso de los días ella se había encargado de demostrarle con sus acciones que era una mujer brillante en todos los sentidos, y que no hacía falta una imagen deslumbrante para ser alguien capaz.—Si nos dices lo que tienes que hacer entre todos podemos ayudarte a terminar —propuso la amable Secretaria que la había abordado al llegar.Todos estuvieron de acuerdo en apoyarla y eso conmovió el corazón de Catherine.—Muchas gracias a todos, nunca voy a olvidar su amabilidad, pero por fortuna tengo adelantado mucho del trabajo que el señor Anderson me pidió en el correo —les notificó con agrado.Todos suspiraron aliviados maravillándos
Capítulo 9Catherine nunca esperó ver al príncipe allí, ¿por qué la llamaría Afrodita?—Lo siento, te equivocaste de persona.Ella fingió no saber nada y solo quería entrar a la empresa, pero fue detenida por dos hombres de negro.—¿Qué quieres?—Me da gusto volver a verte, Catherine, ¿o debería llamarte Afrodita?El príncipe le indicó a su guardaespaldas que retrocediera y caminó hacia la mujer.—¿Usted lo sabe? —articuló ella casi en un susurro.—Cuando alguien me interesa, hago hasta lo imposible por saber todo de esa persona —le dijo.La chica se encontraba en estado de shock, era imposible que las palabras vinieran a su mente con lo nerviosa que se sentía por el hecho de que alguien hubiese descubierto su doble vida.—No te preocupes, no pienso delatarte, pero me gustaría que aceptaras una invitación a cenar para que me lo cuentes todo y así pueda entenderte mejor —ofreció caballerosamente.Ella asintió y él le tendió su mano para acompañarla al coche.La reunión de Zack no iba b
Capítulo 10.—Yo, no, no tengo porque darte explicaciones —contesta armándose de valor.—¿Eres amante de ese tipo? —cuestionó lleno de furia.Los ojos de Zack estaban inyectados en sangre debido al coraje que sentía al ver que ella permanecía en silencio.—Contéstame, Catherine, ¿él es tu amante? —.Ella no podía dar crédito a lo que estaba escuchando, ¿Cómo se atrevía a señalarla de esa forma?, ¿con que derecho se creía?, ellos no tenían nada que ver por lo que no le debía ninguna explicación.—No voy a contestar a esa pregunta, tú solo eres mi jefe y no tengo porque rendirte cuentas de mis actos —refutó ella totalmente determinada.La campanilla del ascensor sonó y Zack la soltó bruscamente, tenía el rostro desencajado y su corazón latía en forma desenfrenada debido a la adrenalina que circulaba con intensidad por todo su cuerpo.Por alguna extraña razón no soportaba la idea de que su secretaria pudiese relacionarse con alguien más, y la sola idea lo descontrolaba.Entró a su oficin