—¡Suélteme!
Catherine quedó petrificada al ver el rostro del príncipe.
—¿Qué quiere?
Lo miró horrorizada, pensando en que algo muy malo podría pasarle, sin embargo, se obligó a respirar profundo y no demostrar miedo alguno.
—Le pido disculpas por irrumpir de esta forma en su privacidad, señorita —dijo el príncipe bastante apenado.
—No se preocupe, lo que pasa es que no estoy acostumbrada a recibir a nadie —argumentó ella sintiéndose un poco más tranquila.
—No era mi intención incomodarla, solo pretendía dejarle este pequeño presente antes de regresar a mi país —confiesa él con nostalgia, tendiéndole un hermoso collar de esmeraldas.
Catherine estaba asustada por el comportamiento del príncipe, no esperaba ser tan atractiva para ese hombre, estuvo a punto de negarse, pero el caballero habló primero.
—No me rechaces otra vez, estaré muy triste.
—Mu…muchas gracias.
Mientras hablaba, levantó el cabello rubio de la bella y le colocó el collar alrededor del cuello.
Se veía aún más hermosa con las joyas.
—Me gustaría ser su amigo... si puedo.
El príncipe miró a Catherine con cariño, luego tomó lentamente su mano y la besó.
El rostro de Catherine enrojeció bajo la máscara y asintió tímidamente.
—¡De verdad!, me alegro mucho —dijo el príncipe emocionado y olvidó dejar su mano.
Pero inmediatamente después, un hombre parecido a un mayordomo llegó y los interrumpió.
—Príncipe, su coche ha llegado.
Catherine retiró la mano sin moverse.
—Tengo que irme, pero le prometo que pronto vendré a verle.
—Le deseo un buen viaje, ha sido un gusto conocerle.
Mirando la espalda del príncipe, desapareció la sonrisa mientras levantaba la mano para quitarse el collar.
Fue un hermoso encuentro, pero nunca serían amigos.
Porque pronto ella no será Afrodita.
"No nos volveremos a ver..."
Al día siguiente en la oficina, a Catherine se le había hecho tarde.
El fuerte tráfico de la ciudad, y los sermones de su madre antes de salir no ayudaron mucho.
Cruzó la entrada y Zack ya la estaba esperando con cara de pocos amigos.
Se le quedó mirando fijamente, y a juzgar por su expresión lo que se aproximaba no sería nada agradable.
—Te recuerdo que la hora de entrada es a las 8 —la reprendió bastante molesto.
—Y yo le recuerdo que la hora de salida para los empleados es a las 6 —replicó ella haciendo que Zack comprendiera al instante porque se lo decía.
—¿Siempre eres así de insolente? —inquirió él.
—Solo cuando me veo en la necesidad de defenderme —contestó airada.
Zack frunció el ceño y arrojó un montón de carpetas sobre el escritorio.
—Estos informes deben quedar listos para hoy —le indica con determinación.
“Dios, eso son dos días de trabajo.”
Quiso decirle unas cuantas cosas de ayer, pero prefirió guardar silencio.
—¡No hay ningún problema, Jefe!
El día transcurría y Catherine caminaba por todos lados sacando copias, imprimiendo documentos y todas las funciones necesarias para terminar los informes.
Ahora está en la oficina de Zack para solicitar su firma en algunos documentos.
Se le quedó mirando, pero como se sentía tan cansada no quiso decirle nada.—¿Quiere que firme?
—Claro que sí, necesito que firme estas facturas —dijo ella fríamente conteniéndose para no tirarle el café encima.
—¿Vuelves a hablarme de usted? —preguntó confundido.
—No es necesario.Será mejor mantener las distancias —le dijo con determinación sosteniéndole la mirada.
—Vaya, ahora me queda claro que la dulzura que mi padre veía en ti no era más que un espejismo, Catherine —refutó encolerizado pues no estaba acostumbrado a que nadie lo enfrentara.
En cuanto los documentos estuvieron listos, ella se dio la vuelta sin contestar siquiera a sus provocaciones.
Pero cuando estaba a punto de salir, un fuerte mareo la hizo detenerse.
Tomó aire para tratar de recomponerse, pero no le fue posible.
Estaba muy pálida y sentía que todo le daba vueltas.
Zack la miró y de un salto se levantó de su escritorio sosteniéndola fuertemente para evitar que se cayera.
Le retiró los anteojos y le puso un algodón con alcohol cerca de su nariz, y en ese momento se percató de la hermosura de su rostro aún sin ninguna gota de maquillaje y no entendía como una mujer tan bella podría tener una imagen tan anticuada.
—¿Te encuentras bien? —la cuestionó con preocupación.
—Me siento mejor ahora, debo irme o de lo contrario nunca terminaré con los pendientes —contestó con voz trémula.
—Nada de eso, tú te quedas aquí hasta que te sientas mejor —pronuncia decidido y ella sonríe satisfecha al ver que se preocupa por ella.
Zack miraba a Catherine con un fuerte sentimiento de culpa por haber aumentado su carga de trabajo al doble de lo que generalmente hacía.Él sabía que se estaba desquitando con la pobre chica debido a su creciente mal humor por la noticia de la boda de su prometida.
Ahora se estaba aprovechando de que ella había llegado un poco tarde para descargar sobre Catherine toda su frustración después de que ella se portó tan amable y comprensiva cuando él más lo necesitaba.
Verla en aquel estado tan vulnerable le hizo sentir una gran culpa, seguro a esas horas la joven secretaria todavía no había probado alimento y por eso se había puesto mal, así que decidió resarcirla un poco por lo mal que se portó con ella.
Llamó a recepción y pidió que le trajeran una selección de platos exquisitos de un buen restaurante para compensarla por el mal día que le hizo pasar.
—Tus mejillas han recuperado el color, Catherine, seguro te sientes mejor —afirmó Zack sintiendo que se le quitaba un peso de encima.
—Así es, y ahora me retiro, debo terminar para poder irme a casa —pronunció apesadumbrada al imaginar los sermones de su madre al verla llegar tarde.
La comida llegó y él se sentó junto a ella y se dispuso a servir los platos, Catherine lo observó confundida, pues no comprendía lo que estaba pasando.
—Espero que te guste la comida que elegí para ti —señaló sin poder dejar de mirarla.
Lucía tan distinta sin aquellos anteojos que sería increíble poder disfrutar de su belleza todos los días si ella se arreglara de manera diferente, no pudo evitar imaginar cómo se vería en vestido de noche, o en vaqueros ajustados y un calor electrizante recorrió su cuerpo.
—No era necesario que trajera comida para mí, además ya es hora de que me vaya —puntualizó la chica desafiándolo una vez más.
—No te estoy preguntando, te quedarás a comer conmigo, y no acepto discusión, es una orden, señorita —concluyó mirándola con intensidad.
Ambos estaban muy nerviosos, y por supuesto que la cercanía entre los dos no ayudaba en lo absoluto, pero por fin Zack rompió el silencio.
—Tienes unos ojos preciosos, no deberías esconderlos detrás de esos anteojos —le dice con voz seductora.
Ella se estremeció al escuchar que su jefe se estuviera refiriendo a ella en esos términos tan personales.
Por lo que se distrajo un momento y sus labios se mancharon con un poco de comida.
De inmediato, Zack tomó una servilleta y con mucha delicadeza limpió su boca sintiendo una holeada de deseo tras el contacto de su piel.
—Usted es muy extraño, y me cuesta mucho trabajo entenderlo, a veces se comporta como un caballero, y otras como un—soltó ella sin terminar la frase arrepintiéndose al instante de lo que acababa de decir.
—¿Como un tirano quisiste decir?, lo sé, y te pido disculpas por haberme portado tan mal contigo el día de hoy—reconoció sinceramente.
Zack tomó su mano y acercó su rostro, dejándose llevar por las emociones que estaba experimentando al tenerla cerca.
Esa chica le despertaba cosas que nunca antes había sentido, y a pesar de su imagen fea y anticuada, le encantaba esa personalidad tan fuerte y tan dulce a la vez.
Catherine estuvo a punto de ceder a la tentación, pero sabía que aquello sería un error, ya que su jefe estaba pasando por un momento muy vulnerable.
Se apartó desviando su mirada hacia otro lado, se puso de pie y se dirigió hacia la puerta, pero él la detuvo.
—Te llevaré a tu casa, no puedes conducir en esas condiciones—agregó dejándola estupefacta.
—No es necesario, puedo irme sola—replicó ella pues no tenía intenciones de que su madre la viera aparecer con un hombre en su departamento.
Catherine continuó su camino sin mirarlo siquiera, y él fue tras ella tratando de detenerla para que le permitiera acompañarla.
Pero en el trayecto, su teléfono sonó y se quedó helado cuando vio en la pantalla de quién se trataba.
Era su ex novia que por alguna razón hasta ese momento desconocida le estaba llamando.
—Zack…necesito tu ayuda.
Capítulo 5.Zack experimentó una punzada de dolor al escuchar a la rubia por la que años atrás había perdido la cabeza.Una mezcla de añoranza y tristeza se instaló en su corazón, pero haciendo acopio de las últimas fuerzas que le quedaban respondió por fin.—¿Qué quieres, Madison? —articuló él con dificultad.—Perdón por importunarte, Zack, sé que tú y yo no estamos en los mejores términos, pero te juro que si no se tratara de algo de vida o muerte jamás te molestaría —le explicó ella con su acostumbrado tono meloso.—No tengo mucho tiempo, así que vayamos al grano —espetó con brusquedad apretando con fuerza su teléfono.—Mi padre está muy enfermo, él tiene un tipo de sangre poco común, y recordé que tú también lo tienes, Zack y pensé que tal vez podrías ayudarnos en memoria de los viejos tiempos —le pidió ella desesperada.—Lamento la enfermedad de Peter, pero no soy yo la persona indicada para ayudarlo, adiós, Madison —argumentó contundente cortando la comunicación después.Zack si
Capítulo 6. —Mamá, yo —balbuceó la chica profundamente apenada.—Ahora comprendo porque no fuiste a ayudarme —espetó la mujer mirando a Zack en forma despectiva al considerarlo un donnadie por cómo iba vestido.—Mamá, te presento al señor Zack Anderson—dijo ella.Los ojos de Amanda se abrieron como platos por la impresión que le causaron las palabras de su hija.No podía creer que quien la hubiese estado abrazando fuera nada menos que uno de los hombres más poderosos del país.Cambió la mueca de desprecio que tenía en el rostro por una sonrisa exagerada.—Encantada de conocerle, señor Anderson, por favor disculpe mi actitud, lo que pasa es que todavía estoy aturdida por los medicamentos —se justificó.—No se preocupe —contestó gentilmente.Amanda se quedó charlando con el apuesto millonario mientras que Catherine terminaba de realizar los trámites pertinentes para el alta del hospital.Por supuesto que Zack se ofreció a llevarlas, y Amanda se mostró fascinada ante tanta galantería, y
Capítulo 7—¿A dónde creen que van? —Se escuchó una aterradora voz que las hizo estremecer.—Nosotras —Dijeron las chicas al unísono tratando de encontrar una excusa que pudiera justificar su presencia en aquel lugar.—Entraron al lugar equivocado, preciosas, pero ya que están aquí podemos divertirnos un rato los tres —vociferó el sujeto mirándolas en forma lasciva y con las peores intenciones.—No te atrevas a tocarnos infeliz —espetó Maryorie.Aquel hombre retorcido sabía que las chicas estaban en sus manos, pues tenía la forma perfecta para chantajearlas, ya que al encontrarlas en un lugar prohibido, no tendrían manera de justificarse ante Edmund y por ende él pensaba aprovecharse de eso para forzarlas.—Si nos lastimas tu jefe acabará contigo —le advirtió Catherine.—Él no tiene por qué enterarse, y si quieren que guarde el secreto de que estuvieron en este lugar, será mejor que cumplan todas las fantasías que he tenido con ustedes desde que llegué a este lugar, sobre todo contigo
Capítulo 8Zack se perdió en los pacillos de la empresa hasta llegar a su oficina, mientras Catherine se quedó inmóvil viendo cómo se alejaba.Estaba muy decepcionada, era difícil imaginar que este hombre fuera el mismo que lo tentó ayer.Los empleados por primera vez sintieron empatía hacia ella, siempre la habían criticado por su forma de vestir, pero con el paso de los días ella se había encargado de demostrarle con sus acciones que era una mujer brillante en todos los sentidos, y que no hacía falta una imagen deslumbrante para ser alguien capaz.—Si nos dices lo que tienes que hacer entre todos podemos ayudarte a terminar —propuso la amable Secretaria que la había abordado al llegar.Todos estuvieron de acuerdo en apoyarla y eso conmovió el corazón de Catherine.—Muchas gracias a todos, nunca voy a olvidar su amabilidad, pero por fortuna tengo adelantado mucho del trabajo que el señor Anderson me pidió en el correo —les notificó con agrado.Todos suspiraron aliviados maravillándos
Capítulo 9Catherine nunca esperó ver al príncipe allí, ¿por qué la llamaría Afrodita?—Lo siento, te equivocaste de persona.Ella fingió no saber nada y solo quería entrar a la empresa, pero fue detenida por dos hombres de negro.—¿Qué quieres?—Me da gusto volver a verte, Catherine, ¿o debería llamarte Afrodita?El príncipe le indicó a su guardaespaldas que retrocediera y caminó hacia la mujer.—¿Usted lo sabe? —articuló ella casi en un susurro.—Cuando alguien me interesa, hago hasta lo imposible por saber todo de esa persona —le dijo.La chica se encontraba en estado de shock, era imposible que las palabras vinieran a su mente con lo nerviosa que se sentía por el hecho de que alguien hubiese descubierto su doble vida.—No te preocupes, no pienso delatarte, pero me gustaría que aceptaras una invitación a cenar para que me lo cuentes todo y así pueda entenderte mejor —ofreció caballerosamente.Ella asintió y él le tendió su mano para acompañarla al coche.La reunión de Zack no iba b
Capítulo 10.—Yo, no, no tengo porque darte explicaciones —contesta armándose de valor.—¿Eres amante de ese tipo? —cuestionó lleno de furia.Los ojos de Zack estaban inyectados en sangre debido al coraje que sentía al ver que ella permanecía en silencio.—Contéstame, Catherine, ¿él es tu amante? —.Ella no podía dar crédito a lo que estaba escuchando, ¿Cómo se atrevía a señalarla de esa forma?, ¿con que derecho se creía?, ellos no tenían nada que ver por lo que no le debía ninguna explicación.—No voy a contestar a esa pregunta, tú solo eres mi jefe y no tengo porque rendirte cuentas de mis actos —refutó ella totalmente determinada.La campanilla del ascensor sonó y Zack la soltó bruscamente, tenía el rostro desencajado y su corazón latía en forma desenfrenada debido a la adrenalina que circulaba con intensidad por todo su cuerpo.Por alguna extraña razón no soportaba la idea de que su secretaria pudiese relacionarse con alguien más, y la sola idea lo descontrolaba.Entró a su oficin
Capítulo 11.– ¿Puedo saber cuál fue el motivo del cambio? –Preguntó la chica con una mezcla de sentimientos encontrados.– lo único que puedo decirle es que fueron indicaciones del señor Anderson – respondió el jefe de personal.Aquellas palabras confirmaban las sospechas de Catherine y experimentó un dolor insoportable.Pensó en renunciar a su trabajo, pero de inmediato descartó la idea.Pues no le daría el gusto a Zack de verla derrotada, y mucho menos cuando ella no tenía ninguna culpa.No comprendía el juego que estaba jugando, y tampoco pensaba averiguarlo, pero lo que sí tenía bien claro sería que daría lo mejor de sí misma en el nuevo puesto que le habían asignado y le demostraría a ese cavernícola de qué estaba hecha. Los compañeros del departamento de creación de contenidos y diseño le dieron una calurosa bienvenida.A todos les alegraba de sobremanera tener a una chica tan brillante entre ellos.En esa área eran muy unidos y siempre trataban de apoyarse mutuamente para cum
Capítulo 12.La semana transcurrió y todos en el departamento de creación de contenidos y diseño estaban encantados con Catherine, la única que seguía viendo cosas donde no las había, era Linda, pero ella empezaba a acostumbrarse a su hostilidad. Cuando estaba apunto de salir de su casa, de repente se topó con un hombre.—Perdón… ¿Marcus? ¿Por qué está aquí?—Vengo por ti.—¿Qué?—… una broma. Por negocios, ¿puede llevarme a la oficina?—Por supuesto. Los dos caminaron uno al lado del otro, y todos sus colegas lanzaron miradas envidiosas, porque el príncipe era muy atractivo.—Pues… No esperaba que cooperara con nuestra empresa.—Así que puedo verle. Eh… todo está listo para el viaje, Cat, todos en el reino están ansiosos por conocerte —manifestó con total alegría.Catherine se sintió en una encrucijada, no sabía cómo responder a esa situación tan embarazosa sin salir afectada, pero por su secreto necesita recibir su invitación. —De acuerdo, Marcus.—No sabes lo feliz que me hace,