Zack experimentó una punzada de dolor al escuchar a la rubia por la que años atrás había perdido la cabeza.
Una mezcla de añoranza y tristeza se instaló en su corazón, pero haciendo acopio de las últimas fuerzas que le quedaban respondió por fin.
—¿Qué quieres, Madison? —articuló él con dificultad.
—Perdón por importunarte, Zack, sé que tú y yo no estamos en los mejores términos, pero te juro que si no se tratara de algo de vida o muerte jamás te molestaría —le explicó ella con su acostumbrado tono meloso.
—No tengo mucho tiempo, así que vayamos al grano —espetó con brusquedad apretando con fuerza su teléfono.
—Mi padre está muy enfermo, él tiene un tipo de sangre poco común, y recordé que tú también lo tienes, Zack y pensé que tal vez podrías ayudarnos en memoria de los viejos tiempos —le pidió ella desesperada.
—Lamento la enfermedad de Peter, pero no soy yo la persona indicada para ayudarlo, adiós, Madison —argumentó contundente cortando la comunicación después.
Zack sintió que su corazón se contraía repentinamente y todavía no podía olvidar a esa mujer.
Una lágrima se deslizó por el rabillo del ojo y respiró hondo.
"Es la última vez..."
Por otro lado, Carherine descubrió que su jefe no la seguía, estaba un poco decepcionada pero pronto se sintió aliviada.
Ella sabía que eran de dos mundos diferentes.
No debería haberlo esperado.
Llegó a su departamento y le extrañó no ver a su madre en la sala esperándola como siempre hacía, por lo que se apresuró a llegar a la habitación para cerciorarse de que todo estuviera en orden.
Abrió la puerta y Amanda se encontraba desmayada en el piso.
—¡¡¡Mamá!!!
Ella soltó un grito al ver que no reaccionaba, llamó rápidamente a los servicios de emergencia y se abalanzó sobre el cuerpo de su madre tratando de reanimarla.
—Por Dios, mamá, contéstame, abre los ojos por favor —gritaba Catherine fuera de sus cabales.
Los servicios de emergencia llegaron y mientras se dirigían al hospital ella se sentía morir, le aterraba la idea de perder a la única persona importante que le quedaba en este mundo.
Zack llegó a la clínica disfrazado con uniforme de chofer para que nadie pudiera reconocerlo, había hablado con los médicos para que la toma de sangre se pudiera hacer sin que nadie lo supiera.
Debido a sus influencias le permitieron ver al viejo Peter, quien lucía tan frágil y desmejorado, y para nada se parecía al hombre que era en el pasado.
Sintió pena por él y se alegraba de haber podido ayudarlo aunque fuera un poco.
Avanza por los pasillos tratando de perderse entre la gente, pero por supuesto que su impresionante físico no pasaría desapercibido, incluso estando vestido como chofer, las miradas femeninas estaban sobre él.
Catherine estaba perdida en sus pensamientos esperando los resultados que le darían los médicos, cuando una poderosa figura masculina llamó su atención e inmediatamente fijó su mirada hacia el sujeto.
—Zack —murmuró casi en un susurro.
Él reconoció la dulce voz de su secretaria y volvió su mirada hacia donde ella estaba.
—¿Qué haces aquí?, deberías estar descansando —la reprendió.
—Lo mismo podría preguntar yo, es raro verlo vestido como un simple mortal —rio Catherine ante el escrutinio de su guapo jefe.
—No me cambies el tema, hace un rato te sentiste mal, y mírate, todavía estás muy pálida, así que ponte de pie, te llevaré a tu casa —le indica con autoridad.
—No puedo irme, mi madre está internada en este lugar y estoy esperando los informes sobre su salud —le explica con lágrimas en sus hermosos ojos.
Él se acerca y le rodea los hombros con sus brazos y se sienta en una silla junto a ella, la mira directamente a los ojos y toma su mano.
—Todo estará bien —La tranquilizó con esa voz que irradiaba tanta seguridad y que la hizo sentir mejor.
Su cercanía era tan reconfortante para Catherine.—Familiares de Amanda Fletcher —preguntó el médico de turno.
—Soy su hija —se apresuró a contestar la chica.
—Le informo que su madre necesita reposo, su presión arterial está algo elevada, y tal vez sería conveniente un tiempo lejos de todo para estabilizarse —le informa el doctor.
Al escuchar las palabras del doctor, Catherine se sintió culpable, ya que su madre le había pedido dinero para hacer un viaje con sus amigas del club, y ella no había accedido a dárselo por considerar que se trataba de las típicas frivolidades de Amanda.
—Si tú quieres puedes tomarte unos días para acompañar a tu mamá —le dijo él de repente causando una gran sorpresa en la joven.
Cerró los ojos e imaginó un poco de tiempo libre para descansar, desde hacía dos años que no tenía un solo día de descanso y el cuerpo ya había empezado a cobrarle factura por excederse.
—No creo que eso sea conveniente, pero de igual forma te lo agradezco —respondió con resignación.
—¿Por qué lo dices? —pregunta con genuino interés.
—Mi madre no me soporta —suelta sin detenerse a pensar en lo que le está diciendo.
Zack se sorprende pero no dice nada, por el contrario, intensifica un poco más su abrazo y le acaricia el cabello.
Sin darse cuenta, Catherine descansa su cabeza sobre el ancho hombro de su jefe, hasta que la voz de una enfermera la saca de su estupor.
—Señorita, su madre pide verla, ya le dijimos que nosotros podemos ayudarla a vestirse pero ella quiere que lo haga usted —dice la joven que no deja de ver a Zack con ojos llenos de deseo.
Catherine trata de disimular su molestia y desvía su mirada hacia otro lado, se levanta de un salto abandonando la posición que tenía junto a Zack.
La enfermera se marchó y la chica se disponía a irse para ayudar a su madre, cuando unos fuertes brazos la aprisionan atrayéndola hacia él.
—¿Qué estás haciendo? —inquirió ella sin poder dar crédito a lo que estaba pasando.
Él no contestó y solo se limitó a mirarla con intensidad.
Catherine no comprendía lo que estaba pasando pero no fue capaz de articular palabra alguna debido al impacto que le causaba la cercanía con ese hombre que la trastornó.
Madison pasaba cerca de donde ellos se encontraban y Zack se percató de que ella los estaba observando discretamente.
Por eso había abrazado a Catherine, y sin pensarlo mucho.
Acercó su rostro al de ella uniendo sus labios en un beso apremiante que se fue intensificando ante la mirada de una extrañada Madison que no podía creer lo que sus ojos estaban viendo.
—Zack, que bueno que estás aquí, te agradezco tanto que hayas venido —gritó la mujer una vez que creyó conveniente hacerlo.
—No estoy aquí por lo que piensas, Madison, he venido a acompañar a Catherine, su madre también está en este lugar —mintió tratando de sonar lo más natural posible aún cuando su presencia lo descolocaba.
En el rostro de Madison se dibujó una mueca de desprecio mientras dirigía su mirada despectiva hacia Catherine a quien Zack continuaba abrazando.
—¿Y supongo que ella es tu empleada? —preguntó con tono de molestia.
—Si nos disculpas, Madison, tenemos que irnos —contesta bruscamente sin querer contestar a lo que su ex novia le había preguntado.
—Deberías ver a mi padre antes de irte, y por cierto, ya apareció un donante, y pensé que habías sido tú quien lo hizo —pronuncia con la intención de incomodar a Catherine.
Zack tomó a la chica del brazo y se encaminó a acompañarla hacia la habitación de su madre, no sin antes fulminar a Madison con la mirada, pues le guardaba tanto rencor que le era imposible disimularlo.
—¿Me puedes explicar que fue todo ese espectáculo del que me hiciste partícipe? —inquirió ella completamente molesta.
—Lo lamento, Catherine, por haberte besado sin tu permiso y por la escena que tuviste que presenciar —se disculpó Zack consternado.
Catherine vio el dolor dibujado en los hermosos ojos de su jefe y sintió una mezcla de celos y preocupación.
Sabía que él estaba sufriendo y de cierta manera le afectaba porque aunque no quisiera reconocerlo.
Estaba empezando a sentir cosas por él, y para colmo ese beso que le había dado no ayudó mucho.
—¿Es ella verdad? —le preguntó arrepintiéndose al instante por estar traspasando los límites.
Él asintió y ella prefirió guardar silencio, pero movida por un impulso le dio un emotivo abrazo que para Zack fue como un bálsamo para su alma.
Aquel momento era mágico, solo existían ellos sin importar nada a su alrededor.
El contacto de su cuerpo despertaba todos sus sentidos y conforme los segundos pasaban las sensaciones se incrementaban.
Todo era perfecto, la atmósfera propicia para lo que sería el nacimiento de algo muy especial, cuando de pronto se escuchó una voz que los devolvió a su cruel realidad.
—¿Qué significa esto? —se escuchó una chillante voz femenina.
Capítulo 6. —Mamá, yo —balbuceó la chica profundamente apenada.—Ahora comprendo porque no fuiste a ayudarme —espetó la mujer mirando a Zack en forma despectiva al considerarlo un donnadie por cómo iba vestido.—Mamá, te presento al señor Zack Anderson—dijo ella.Los ojos de Amanda se abrieron como platos por la impresión que le causaron las palabras de su hija.No podía creer que quien la hubiese estado abrazando fuera nada menos que uno de los hombres más poderosos del país.Cambió la mueca de desprecio que tenía en el rostro por una sonrisa exagerada.—Encantada de conocerle, señor Anderson, por favor disculpe mi actitud, lo que pasa es que todavía estoy aturdida por los medicamentos —se justificó.—No se preocupe —contestó gentilmente.Amanda se quedó charlando con el apuesto millonario mientras que Catherine terminaba de realizar los trámites pertinentes para el alta del hospital.Por supuesto que Zack se ofreció a llevarlas, y Amanda se mostró fascinada ante tanta galantería, y
Capítulo 7—¿A dónde creen que van? —Se escuchó una aterradora voz que las hizo estremecer.—Nosotras —Dijeron las chicas al unísono tratando de encontrar una excusa que pudiera justificar su presencia en aquel lugar.—Entraron al lugar equivocado, preciosas, pero ya que están aquí podemos divertirnos un rato los tres —vociferó el sujeto mirándolas en forma lasciva y con las peores intenciones.—No te atrevas a tocarnos infeliz —espetó Maryorie.Aquel hombre retorcido sabía que las chicas estaban en sus manos, pues tenía la forma perfecta para chantajearlas, ya que al encontrarlas en un lugar prohibido, no tendrían manera de justificarse ante Edmund y por ende él pensaba aprovecharse de eso para forzarlas.—Si nos lastimas tu jefe acabará contigo —le advirtió Catherine.—Él no tiene por qué enterarse, y si quieren que guarde el secreto de que estuvieron en este lugar, será mejor que cumplan todas las fantasías que he tenido con ustedes desde que llegué a este lugar, sobre todo contigo
Capítulo 8Zack se perdió en los pacillos de la empresa hasta llegar a su oficina, mientras Catherine se quedó inmóvil viendo cómo se alejaba.Estaba muy decepcionada, era difícil imaginar que este hombre fuera el mismo que lo tentó ayer.Los empleados por primera vez sintieron empatía hacia ella, siempre la habían criticado por su forma de vestir, pero con el paso de los días ella se había encargado de demostrarle con sus acciones que era una mujer brillante en todos los sentidos, y que no hacía falta una imagen deslumbrante para ser alguien capaz.—Si nos dices lo que tienes que hacer entre todos podemos ayudarte a terminar —propuso la amable Secretaria que la había abordado al llegar.Todos estuvieron de acuerdo en apoyarla y eso conmovió el corazón de Catherine.—Muchas gracias a todos, nunca voy a olvidar su amabilidad, pero por fortuna tengo adelantado mucho del trabajo que el señor Anderson me pidió en el correo —les notificó con agrado.Todos suspiraron aliviados maravillándos
Capítulo 9Catherine nunca esperó ver al príncipe allí, ¿por qué la llamaría Afrodita?—Lo siento, te equivocaste de persona.Ella fingió no saber nada y solo quería entrar a la empresa, pero fue detenida por dos hombres de negro.—¿Qué quieres?—Me da gusto volver a verte, Catherine, ¿o debería llamarte Afrodita?El príncipe le indicó a su guardaespaldas que retrocediera y caminó hacia la mujer.—¿Usted lo sabe? —articuló ella casi en un susurro.—Cuando alguien me interesa, hago hasta lo imposible por saber todo de esa persona —le dijo.La chica se encontraba en estado de shock, era imposible que las palabras vinieran a su mente con lo nerviosa que se sentía por el hecho de que alguien hubiese descubierto su doble vida.—No te preocupes, no pienso delatarte, pero me gustaría que aceptaras una invitación a cenar para que me lo cuentes todo y así pueda entenderte mejor —ofreció caballerosamente.Ella asintió y él le tendió su mano para acompañarla al coche.La reunión de Zack no iba b
Capítulo 10.—Yo, no, no tengo porque darte explicaciones —contesta armándose de valor.—¿Eres amante de ese tipo? —cuestionó lleno de furia.Los ojos de Zack estaban inyectados en sangre debido al coraje que sentía al ver que ella permanecía en silencio.—Contéstame, Catherine, ¿él es tu amante? —.Ella no podía dar crédito a lo que estaba escuchando, ¿Cómo se atrevía a señalarla de esa forma?, ¿con que derecho se creía?, ellos no tenían nada que ver por lo que no le debía ninguna explicación.—No voy a contestar a esa pregunta, tú solo eres mi jefe y no tengo porque rendirte cuentas de mis actos —refutó ella totalmente determinada.La campanilla del ascensor sonó y Zack la soltó bruscamente, tenía el rostro desencajado y su corazón latía en forma desenfrenada debido a la adrenalina que circulaba con intensidad por todo su cuerpo.Por alguna extraña razón no soportaba la idea de que su secretaria pudiese relacionarse con alguien más, y la sola idea lo descontrolaba.Entró a su oficin
Capítulo 11.– ¿Puedo saber cuál fue el motivo del cambio? –Preguntó la chica con una mezcla de sentimientos encontrados.– lo único que puedo decirle es que fueron indicaciones del señor Anderson – respondió el jefe de personal.Aquellas palabras confirmaban las sospechas de Catherine y experimentó un dolor insoportable.Pensó en renunciar a su trabajo, pero de inmediato descartó la idea.Pues no le daría el gusto a Zack de verla derrotada, y mucho menos cuando ella no tenía ninguna culpa.No comprendía el juego que estaba jugando, y tampoco pensaba averiguarlo, pero lo que sí tenía bien claro sería que daría lo mejor de sí misma en el nuevo puesto que le habían asignado y le demostraría a ese cavernícola de qué estaba hecha. Los compañeros del departamento de creación de contenidos y diseño le dieron una calurosa bienvenida.A todos les alegraba de sobremanera tener a una chica tan brillante entre ellos.En esa área eran muy unidos y siempre trataban de apoyarse mutuamente para cum
Capítulo 12.La semana transcurrió y todos en el departamento de creación de contenidos y diseño estaban encantados con Catherine, la única que seguía viendo cosas donde no las había, era Linda, pero ella empezaba a acostumbrarse a su hostilidad. Cuando estaba apunto de salir de su casa, de repente se topó con un hombre.—Perdón… ¿Marcus? ¿Por qué está aquí?—Vengo por ti.—¿Qué?—… una broma. Por negocios, ¿puede llevarme a la oficina?—Por supuesto. Los dos caminaron uno al lado del otro, y todos sus colegas lanzaron miradas envidiosas, porque el príncipe era muy atractivo.—Pues… No esperaba que cooperara con nuestra empresa.—Así que puedo verle. Eh… todo está listo para el viaje, Cat, todos en el reino están ansiosos por conocerte —manifestó con total alegría.Catherine se sintió en una encrucijada, no sabía cómo responder a esa situación tan embarazosa sin salir afectada, pero por su secreto necesita recibir su invitación. —De acuerdo, Marcus.—No sabes lo feliz que me hace,
Capítulo 13.Zack estaba en shock.El destino definitivamente tenía que estar jugándole una mala broma al poner en su camino precisamente a ese sujeto que andaba detrás de Catherine, y ahora su furia hacia ella se había incrementado aún más.Al tener acceso a los archivos por supuesto que se habría enterado de quién sería el nuevo socio de la compañía, y seguro hizo todo lo posible para metérsele por los ojos con esa fachada de niña buena. Apretó los puños tratando de contener el coraje que sentía y no explotar allí mismo dejando salir todas las emociones que había estado acumulando durante todos esos días.–Todos los trámites ya están hechos, las firmas se han concretado, así que esta reunión sólo era una formalidad – informó el príncipe.–En efecto, y entiendo que debido a sus ocupaciones usted no pueda permanecer mucho tiempo, así que vayamos a lo que nos concierne – contestó Zack.–No se preocupe señor Anderson, estaré algún tiempo por acá para ocuparme directamente de mis respon