Catherine caminaba por los oscuros pasillos del club el olimpo rumbo a su camerino cuando se percató de que un sujeto la estaba siguiendo.
Sintió pánico así que apresuró el paso, pero no le fue posible escapar y antes de que pudiera gritar para pedir ayuda, él la sujetó y le cubrió la boca.
—He esperado mucho por este momento, preciosa, y hoy finalmente serás mía —le dijo en un susurro que hizo que Catherine se estremeciera de horror que le causó.
Ella intentaba liberarse de su agarre pero la fuerza del tipo era mucho mayor.
La arrastró hacia los vestidores y comenzó a tocarla por todos lados.
Catherine aprovechó la oportunidad para propinarle un fuerte golpe y se liberó.
Cuando estaba a punto de salir, él la tiró del cabello haciéndola gritar de dolor.
—¡Ayúdame!
—No te resistas, aquí nadie podrá ayudarte, así que será mejor que cooperes si quieres saber de lo que puedo ser capaz —le advirtió.
Se sintió perdida cuando el sujeto empezó a rasgarle la ropa.
Catherine trató de soltarse pero no lo logró.
Cerró los ojos, y justo cuando pensaba que él conseguiría forzarla, una poderosa voz apareció de repente.
—Suéltala infeliz —espetó mientras arremetía contra él.
—Es una cualquiera, pagué por sus servicios y quiso robarme —mintió descaradamente tratando de justificarse.
—Deja de mentir, Afrodita no se relaciona con los clientes, y aunque así fuera, nada justifica forzar a una mujer a hacer algo que no desea —pronuncia con determinación.
Él pretendía escapar, pero un fuerte grupo de seguridad llegó para capturar al agresor dejando a Catherine asolas con su salvador.
—¿Estás bien? —preguntó con mucho interés acercándose en forma de contención.
—Estoy bien, gracias por ayudarme —le dijo utilizando su acento francés que le servía para proteger su identidad.
Sus miradas se entrelazaron, y una mágica sensación se instaló entre los dos.
—Tus ojos son hermosos, pero me encantaría poder ver tu rostro —musitó tomando su mano.
Catherine sintió una descarga eléctrica por todo su cuerpo, había visto a ese joven sentado en primera fila presenciando su espectáculo y en más de una ocasión había intentado mantener contacto con ella.
Pero Catherine sabía que las reglas del club eran muy rigurosas, y de ninguna forma se expondría a romper alguna cláusula del contrato.
Mucho menos ahora que estaba a tan solo tres meses de terminar con aquella tortura.
Ella solo bailaba por necesidad, aún cuando ese apuesto hombre de hermosos ojos y de cuerpo perfecto, la había impactado desde el primer momento.
—No acostumbro a dejarme ver por nadie, agradezco lo que has hecho por mí, pero no puedo dejar expuesta mi identidad por políticas del club —le explica tratando de no herir sus sentimientos.
—Lo entiendo, pero nada nos impide conocernos fuera del club —propuso en forma coqueta.
—no es posible, y ahora si me disculpas quisiera poder cambiarme de ropa —le dice mientras señala su rasgada indumentaria.
La mirada seductora del joven la recorrió de arriba abajo percatándose de la sensualidad de su cuerpo.
—Entonces tendré que venir todos los fines de semana hasta que aceptes salir conmigo, Afrodita —susurró al tiempo que rosaba la palma de su mano con sus labios provocando que se le erizara la piel.
Un calor inexplicable la embargó, haciendo que se olvidara por un momento de todos los problemas que la atormentaban.
Zack salió del club con un mar de sensaciones que cada vez le costaba más trabajo reprimir, era tanto el deseo que sentía por esa bailarina que no descansaría hasta conseguir que ella revelara su identidad y le permitiera ir más allá.
Pero debía darse prisa, pues muy pronto tendría que tomar las riendas de la empresa de publicidad de la familia, y su tiempo se reduciría al mínimo.
Al llegar a casa, la madre de Catherine la esperaba con sus acostumbrados reproches, jamás perdía la oportunidad de torturarla con sus comentarios llenos de prejuicios y doble moral.
—Mamá, te he dicho que no me esperes despierta —pronunció la joven al verla sentada en el sofá.
—Si estuvieras en casa a una hora apropiada, no tendría que esperarte —le reclamó la mujer.
—Sabes que no puedo volver temprano, madre, tengo un contrato y debo cumplir con el horario —contestó apesadumbrada.
Todavía no entiendo cómo no pudiste conseguir un trabajo decente, Catherine —recriminó.
—Si mi padre no nos hubiese dejado esa horrible deuda, no tendríamos que estar pasando por todo esto —se defendió.
Amanda se cubrió el rostro con las manos haciéndose la víctima como siempre que se sentía acorralada.
—¿Hasta cuándo vas a echarme en cara lo de tu padre? —inquirió haciéndola sentir culpable.
—No lo tomes así, mamá, pero ya no sé de qué forma explicarte que no tuve más alternativa que trabajar en ese lugar para poder pagar la deuda y rescatarte de las garras de esos mafiosos que te tomaron como rehén —puntualizó.
Pero ella no quiso escucharla y se levantó para ir directamente a su cuarto cerrando la puerta con coraje.
Respiró hondo, mirando el currículum sobre la cama y la ropa especialmente combinada para mañana, estaba muy satisfecha.
— ¡Vamos, puedes hacerlo!
Al día siguiente en la oficina de ANDERSON PUBLICIDAD, la empresa con más prestigio en la materia.
Catherine sonreía por fuera, pero en realidad estaba nerviosa por dentro, y el anciano del otro lado de la mesa, su jefe Fred Anderson, estaba midiendo a la chica con cuidado.
Ella llevaba un viejo traje negro que no pegaba nada con la elegante agencia de publicidad, zapatos viejos y gafas feas.
Por supuesto, él no sabía que Catherine iba vestida así a propósito, porque quería confiar en sus puntos fuertes más que en su belleza.
—Bueno, señorita fletcher, creo que usted es perfecta para este cargo —ironizó mientras se imaginaba la cara que su hijo pondría al conocerla.
Porque Zack estaba acostumbrado a rodearse de mujeres hermosas y exuberantes y aquella asistente carecía de todo eso según su percepción.
Aún cuando para Fred lo importante siempre fueron los sentimientos y la capacidad que las personas pudiesen tener, sabía que sería una lección para el casanova de su hijo.
Catherine había cumplido dos semanas de haber iniciado a trabajar como asistente en Anderson publicidad, y Fred estaba encantado con las grandes capacidades y la eficiencia de la joven.
Ya que en muy poco tiempo se había empapado de todo lo concerniente a la oficina y ahora estaba seguro de que ella sería la ayuda idónea para Zack.
—Aquí están las carpetas con la información para la reunión con los socios, señor —le informó Catherine.
Él revisó los reportes financieros y se quedó maravillado al ver la precisión con la que habían sido elaborados.
—Permítame felicitarla por su eficiencia, señorita, definitivamente mi hijo quedará en las mejores manos ahora que me vaya —le dice de manera afectuosa.
—Lo vamos a extrañar, es usted una gran persona y siempre está pendiente de todos los empleados, algo que no es muy común en la mayoría de las empresas —comentó la chica.
Fred la miró con ternura, sabía que Catherine además de ser muy inteligente, también poseía grandes cualidades como persona y que su presencia, generaría un cambio muy positivo en su hijo.
La hora de la reunión donde se llevaría a cabo el nombramiento de Zack como el nuevo director de la compañía, finalmente llegó.
Catherine era víctima de los murmullos y comentarios malintencionados de la mayoría de los empleados debido a la imagen anticuada que se había fabricado.
Todos la miraban de forma despectiva menos su amable jefe que desde el primer día la había tratado de la mejor manera.
—¿ya vieron a la santurrona esa?, debería darle vergüenza venir vestida así a este lugar —murmuró una de las modelos publicitarias.
—El jefe está encantado con ella, algún atributo debe tener —insinuó una de las secretarías.
—En lugar de estar perdiendo el tiempo, deberían dedicarse a trabajar, esa chica será fea pero es muy inteligente y pensante, todo lo contrario a ustedes —la defendió el amable guardia de seguridad.
Cuando la charla estaba en su máximo apogeo, Catherine pasaba por allí mientras se dirigía a la sala de juntas.
No pudo evitar escuchar los cuchicheos, lo cual le hacía mucha gracia, pero prefería verse expuesta a todo tipo de burla a tener que ser sometida al acoso constante tal como le ocurría en el club.
—Buenos días —saludó ella con la sonrisa que la caracterizaba.
Se produjo un incómodo silencio que a ella le divertía demasiado.
—Buenos días —titubeó Charlie el vigilante de la entrada.
Todo estaba listo en la oficina, pero antes de llegar, por caminar pensando en lo que acababa de ocurrir no se fijó por donde iba y tropezó con un imponente hombre.
Sus ojos le resultaron bastante familiar, pero se quedó de piedra cuando se percató de quién se trataba, por lo que perdió el equilibrio debido a la impresión que sufrió.
Estaba a punto de caer, cuando unos fuertes brazos la sostuvieron, embriagando sus sentidos al respirar su sensual aroma masculino.
Capítulo 2—Lo, lo siento mucho —balbuceó ella.Al escuchar su dulce voz, vino a la mente de Zack el recuerdo de la maravillosa bailarina que lo tenía cautivado, pero al observar su imagen tan anticuada de inmediato descartó cualquier relación.—No se preocupe, que tenga buen día —exclamó con cordialidad.A Catherine le temblaban las piernas y pudo sostenerse en pie con mucha dificultad cuando él la soltó.Luego le retiró uno de los rizos que se escapó del feo peinado y se sintió abrumado al respirar su dulce aroma floral, experimentando un calor inexplicable por todo su cuerpo.Zack avanzó por el pasillo y no podía apartar a aquella fea pero enigmática mujer que acababa de conocer, pero decidió sacudirse los pensamientos que solo conseguirían distraerlo de lo que verdaderamente debía importarle.Entró a la oficina y el cálido abrazo de su querido padre lo recibió.—Aquí tienen a mi amado hijo, estimados colegas, ahora será Zack quien nos llevará a límites inimaginables, por todos es
Capítulo 3Catherine se estremeció al sentir el contacto de sus manos, su proximidad le provocaba un mar de sensaciones que la elevaban al éxtasis.Ese abrazo significaba tanto para ella, ya que nunca había experimentado algo semejante con ningún otro hombre.Por primera vez quería dejarse llevar anteponiendo sus deseos, aunque perfectamente sabía que después de aquello nada volvería a ser igual.Él acercó su rostro y se inclinó para buscar sus labios.Fue un beso apremiante que despertó todos sus sentidos.Parecían uno solo y era como si el mundo hubiese dejado de girar.Sus manos la acariciaban con premura, aumentando el deseo que amenazaba con desbordarse.Pero el sonido de su teléfono la obligó a detenerse y darse cuenta de lo que estaba haciendo al permitir que su jefe la besara.Era una verdadera locura, ya que sentía que no podía desviar sus propósitos por un arrebato de pasión.Se apartó bruscamente y se alisó el traje.Respiró profundo tratando de recobrar la compostura, pero
Capítulo 4.—¡Suélteme!Catherine quedó petrificada al ver el rostro del príncipe.—¿Qué quiere? Lo miró horrorizada, pensando en que algo muy malo podría pasarle, sin embargo, se obligó a respirar profundo y no demostrar miedo alguno.—Le pido disculpas por irrumpir de esta forma en su privacidad, señorita —dijo el príncipe bastante apenado.—No se preocupe, lo que pasa es que no estoy acostumbrada a recibir a nadie —argumentó ella sintiéndose un poco más tranquila.—No era mi intención incomodarla, solo pretendía dejarle este pequeño presente antes de regresar a mi país —confiesa él con nostalgia, tendiéndole un hermoso collar de esmeraldas.Catherine estaba asustada por el comportamiento del príncipe, no esperaba ser tan atractiva para ese hombre, estuvo a punto de negarse, pero el caballero habló primero.—No me rechaces otra vez, estaré muy triste.—Mu…muchas gracias.Mientras hablaba, levantó el cabello rubio de la bella y le colocó el collar alrededor del cuello.Se veía aún m
Capítulo 5.Zack experimentó una punzada de dolor al escuchar a la rubia por la que años atrás había perdido la cabeza.Una mezcla de añoranza y tristeza se instaló en su corazón, pero haciendo acopio de las últimas fuerzas que le quedaban respondió por fin.—¿Qué quieres, Madison? —articuló él con dificultad.—Perdón por importunarte, Zack, sé que tú y yo no estamos en los mejores términos, pero te juro que si no se tratara de algo de vida o muerte jamás te molestaría —le explicó ella con su acostumbrado tono meloso.—No tengo mucho tiempo, así que vayamos al grano —espetó con brusquedad apretando con fuerza su teléfono.—Mi padre está muy enfermo, él tiene un tipo de sangre poco común, y recordé que tú también lo tienes, Zack y pensé que tal vez podrías ayudarnos en memoria de los viejos tiempos —le pidió ella desesperada.—Lamento la enfermedad de Peter, pero no soy yo la persona indicada para ayudarlo, adiós, Madison —argumentó contundente cortando la comunicación después.Zack si
Capítulo 6. —Mamá, yo —balbuceó la chica profundamente apenada.—Ahora comprendo porque no fuiste a ayudarme —espetó la mujer mirando a Zack en forma despectiva al considerarlo un donnadie por cómo iba vestido.—Mamá, te presento al señor Zack Anderson—dijo ella.Los ojos de Amanda se abrieron como platos por la impresión que le causaron las palabras de su hija.No podía creer que quien la hubiese estado abrazando fuera nada menos que uno de los hombres más poderosos del país.Cambió la mueca de desprecio que tenía en el rostro por una sonrisa exagerada.—Encantada de conocerle, señor Anderson, por favor disculpe mi actitud, lo que pasa es que todavía estoy aturdida por los medicamentos —se justificó.—No se preocupe —contestó gentilmente.Amanda se quedó charlando con el apuesto millonario mientras que Catherine terminaba de realizar los trámites pertinentes para el alta del hospital.Por supuesto que Zack se ofreció a llevarlas, y Amanda se mostró fascinada ante tanta galantería, y
Capítulo 7—¿A dónde creen que van? —Se escuchó una aterradora voz que las hizo estremecer.—Nosotras —Dijeron las chicas al unísono tratando de encontrar una excusa que pudiera justificar su presencia en aquel lugar.—Entraron al lugar equivocado, preciosas, pero ya que están aquí podemos divertirnos un rato los tres —vociferó el sujeto mirándolas en forma lasciva y con las peores intenciones.—No te atrevas a tocarnos infeliz —espetó Maryorie.Aquel hombre retorcido sabía que las chicas estaban en sus manos, pues tenía la forma perfecta para chantajearlas, ya que al encontrarlas en un lugar prohibido, no tendrían manera de justificarse ante Edmund y por ende él pensaba aprovecharse de eso para forzarlas.—Si nos lastimas tu jefe acabará contigo —le advirtió Catherine.—Él no tiene por qué enterarse, y si quieren que guarde el secreto de que estuvieron en este lugar, será mejor que cumplan todas las fantasías que he tenido con ustedes desde que llegué a este lugar, sobre todo contigo
Capítulo 8Zack se perdió en los pacillos de la empresa hasta llegar a su oficina, mientras Catherine se quedó inmóvil viendo cómo se alejaba.Estaba muy decepcionada, era difícil imaginar que este hombre fuera el mismo que lo tentó ayer.Los empleados por primera vez sintieron empatía hacia ella, siempre la habían criticado por su forma de vestir, pero con el paso de los días ella se había encargado de demostrarle con sus acciones que era una mujer brillante en todos los sentidos, y que no hacía falta una imagen deslumbrante para ser alguien capaz.—Si nos dices lo que tienes que hacer entre todos podemos ayudarte a terminar —propuso la amable Secretaria que la había abordado al llegar.Todos estuvieron de acuerdo en apoyarla y eso conmovió el corazón de Catherine.—Muchas gracias a todos, nunca voy a olvidar su amabilidad, pero por fortuna tengo adelantado mucho del trabajo que el señor Anderson me pidió en el correo —les notificó con agrado.Todos suspiraron aliviados maravillándos
Capítulo 9Catherine nunca esperó ver al príncipe allí, ¿por qué la llamaría Afrodita?—Lo siento, te equivocaste de persona.Ella fingió no saber nada y solo quería entrar a la empresa, pero fue detenida por dos hombres de negro.—¿Qué quieres?—Me da gusto volver a verte, Catherine, ¿o debería llamarte Afrodita?El príncipe le indicó a su guardaespaldas que retrocediera y caminó hacia la mujer.—¿Usted lo sabe? —articuló ella casi en un susurro.—Cuando alguien me interesa, hago hasta lo imposible por saber todo de esa persona —le dijo.La chica se encontraba en estado de shock, era imposible que las palabras vinieran a su mente con lo nerviosa que se sentía por el hecho de que alguien hubiese descubierto su doble vida.—No te preocupes, no pienso delatarte, pero me gustaría que aceptaras una invitación a cenar para que me lo cuentes todo y así pueda entenderte mejor —ofreció caballerosamente.Ella asintió y él le tendió su mano para acompañarla al coche.La reunión de Zack no iba b