— Alexander, contrólate —Xander lo tomó por la oreja y lo arrastró hacia la casa de sus padres—. ¿Qué se supone que estabas haciendo en ese campamento? Te dije que no tenías permitido salir...llevo meses creyendo que estabas en la otra punta del mundo y hoy casi te matan.
— Pero, mamá... —chilló—. Soy un lisiado, ¡Te demandaré con recursos humanos!
— ¡Recursos humanos mis pelotas! —abrió la puerta de la casa de sus padres—. ¡Tus abuelos y tú, hacen lo que se les da la gana!
— ¡Abuelo! ¡Abuelo Mikhail! ¡Por favor! — El menor se movió de un lado a otro para alejarse de Xander — ¡Mi mamá me quiere matar!
— ¿Se puede saber qué está pasando? —Bastian se colocó a su lado, cuando Xander dejó el teléfono en su lugar—. Has asustado a tu hijo. Por suerte lo llevé a su habitación y le dije que no se preocupara.— ¿Puedes quedarte con él esta noche? Sólo será esta vez...— ¿Qué ha pasado?— Yo... no sé —se pasó una mano por el cabello —. Se supone que esas dos personas ayudaron a mi hijo... una de ellas debía de estar muerta y...— Siéntate, estás muy alterado... ¿Quiénes son ellos?— Son los hijos de mis abuelos... los monarcas de
Xander dejó caer su cuerpo contra el colchón cuando estaba seguro de que no tenía la fuerza suficiente para decirle a Bastian que se detuviera. Ya tenía lo que por años había estado buscando, y algo le decía que ese papel que había firmado sería de lo que se arrepentiría después.— ¿Vas a violarme? —preguntó, con la mitad del rostro contra la almohada—. Es lo mínimo que me merezco después de lo que te oculté.— ¿Era una especie de venganza por lo que pasó hace ocho años?— Nunca utilizaría a mi hijo para algo tan bajo —le miró de mala gana—. Si va a reclamarle a alguien, házselo a Valentín no a mí... cierto, y
Bastian se giró boca arriba en la cama, y abrió los brazos, escuchando la risa estruendosa de Xander por alguna parte de la habitación. Tomó la primera almohada que encontró y la abrazó para seguir durmiendo. Se sentía muy bien estar en la cama, ni siquiera estando en la suya podía decirte que estaba cómodo.El salto detrás de él, hizo que las sábanas bajaran un poco de su cuerpo, pero lo tanto como para dejar su trasero libre.— Creo que fue mala idea venir —las cejas de Bastian se juntaron al escuchar la voz de Alexander se coló por sus oídos—. Ya lo mataste y soy parte del crimen.— No lo maté —Xander se sentó junto a su hijo—. Está durmiendo.
Xander salió de su casa, como todas las mañanas junto con Alexander. Iba a llevar a su hijo a la escuela y de paso iría al gimnasio para entrenarse en algo que no fuera la estupidez que iba a cometer. No era que no le interesara en lo más mínimo la vida de Bastian, pero se sentía cansado de que las personas terminaran por usarlo cuando necesitaban algo de él.Bueno, sacando a Blake, porque sin importar que ya tuviera un techo en el cual podía refugiarse, seguía mandándole mensajes y de vez en cuando se pasaban horas hablando, tanto en el gimnasio como por teléfono.Ya era libre de la universidad, por lo que dentro de poco se tomaría unas largas vacaciones fuera del país, y mandaría a la mierda a Bastian, junto con su perfecto cuerpo. Xander despertó y todo su cuerpo se sentía pesado e incómodo. Sus manos estaban atadas y su espalda dolía de puta madre, se movió un poco cuando escuchó la voz de Alex, en un lastimero gemido en busca de que él hiciera alguna señal de que estaba vivo. Se sentó como pudo y frunció el ceño al ver a su madre en esas condiciones tan deplorables.— Mamá —llamó al mayor—. ¿Qué está pasando?— Tu papá nos tiene aquí —sollozó—. Es mi culpa, todo lo hago mal.— ¿Papá Mikhail?— No, sabes de quien hablo —sollozó—. Siempre me meto en problemas, mira ahora donde estamos.Capítulo 15.
— Así que eres mi sensual abuelo —fue lo primero que dijo Alex—. Tengo que decirte que en verdad eres sexy.— Mamá, me estás avergonzando —gimió Xander—. Deja de decir esas cosas.— Es mi oportunidad, cuando lleguemos a la casa tu padre estará ahí y ya no podré decirle a este bombón lo sexy que es —señaló—. ¿Verdad, Liam?— Gracias al cielo —murmuró mirando el paisaje—. Nunca creí que esta familia se metiera en tantos problemas.— No pidas milagros, por algo somos los Jackson Hamilton, se meten en líos desde la primera generación —dijo obvio—. Iniciando con tu padre.<
Esto sucede antes de la muerte de Liam y Harry 1.Un chico de ojos verdes claros, estaba siendo embestido por alguien que nunca se imaginó que fuera capaz de hacer algo como eso con él. Sus pequeñas manos se aferraban lo más que podían al barandal que estaba en una de las ventanas de la última planta de la iglesia.El pequeño pueblo estaba iluminado por los grandes faroles que el demonio que estaba abusando de él había regalado.Todos pensaban que era un Dios, un Ángel mandado por los dioses o que simplemente era alguien que había llegado para ayudar a las personas sin ningún tipo de beneficio o de recompensa por hacerlo.El menor sabía qué clase de persona era, quien era el causant
Xander, el pequeño y hablador pequeño de ocho años que se encontraba mirando a Bastian desde una esquina de la habitación. Todavía no se rendía, deseaba tanto que ese chico de quince años le dijera que sí. Su padre Alex le había dicho que debía de seguir luchando por lo que quería, así como hicieron sus abuelos, hasta el día de su muerte.Se sentía tan cansado, pero valía la pena verlo todo el día, no se rendiría así de fácil, eso sí que no.Hasta que un día escuchó la conversación que cambió su vida, Bastian hablaba con un chico de su facultad de medicina que se preguntó si eran algo más que amigos, por la forma en que sonreía y en la que susurraba cosas que no lograba escuc