Capítulo 50
Ana permaneció en silencio, dejando que Gabriel mantuviera su brazo alrededor de su cintura. Al sentir su docilidad, los labios de Gabriel se curvaron ligeramente y el último rastro de irritación en su corazón se desvaneció por completo.

—¡Imposible! Gabriel, ¿me estás mintiendo, verdad? No puedes tener novia... —la mujer ebria estalló repentinamente en gritos.

Se abalanzó salvajemente hacia Ana. Gabriel entrecerró los ojos y, con un movimiento lateral, protegió a Ana, esquivando el ataque. Un destello de repugnancia cruzó su mirada. La mantuvo firmemente protegida, y su aura dominante sobrio parcialmente a la mujer.

La mano de Giana Montoya quedó congelada en el aire, su rostro pálido, momentáneamente dominada por el miedo. ¿Qué había hecho? ¡Había intentado golpear a la novia de Gabriel en su presencia!

No, algo no cuadraba. La información que había comprado no mencionaba ninguna novia.

—Gabriel, me estás mintiendo, ¿verdad? Estás soltero... —el amor superó al miedo, y Giana lo miró
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