Capítulo 43
La farmacia estaba casi vacía cerca de medianoche, haciendo que aquella voz sonara como amplificada. Ana la ignoró y terminó de ingresar el último dígito del PIN.

El sonido de la confirmación del pago irritó a quien había hablado. —¡Ana, te estoy hablando! —Paula intentó empujarla, pero Ana lo esquivó con un movimiento lateral. La miró con desdén: —Pensé que era un perro ladrando.

—¡Ana! —Paula, de temperamento volátil, se puso roja de ira. Llevaba un top blanco ajustado y una falda vaquera hasta los muslos, luciendo como una antigua chica rebelde. La acompañaba otra joven de su edad, vestida similarmente, con las rodillas visiblemente lastimadas.

—Ana, te lo advierto, aunque estés embarazada de mi hermano, ¡nunca serás mi cuñada! ¡Solo reconozco a Isabella! —Paula la odiaba desde el incidente en la fiesta. ¿Por qué debía disculparse cuando Ana era la culpable? Ya era suficiente con la presión de Carlos, ¿pero que su tío también la defendiera?

Orgullosa por naturaleza, Paula se resisti
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