Capítulo 46
Le pusieron un goteo intravenoso. Lucía lucía demacrada, con una sonrisa amarga en los labios.

—Ana, anoche tuve un sueño. Una niña lloraba pidiéndome que no la abandonara, prometiendo que sería buena —Lucía se quebró, sus ojos enrojecidos, y continuó—: Pero igual decidí abandonarla. Ana, ¿soy demasiado cruel?

Antes de acostarse en la camilla, Lucía parecía imperturbable. Pero una vez allí, todos los pensamientos que había evitado surgieron, y el dolor intensificó esa tristeza. Solo ahora Lucía se daba cuenta de que, por un breve momento, había sido madre.

Ana apretó su mano reconfortante, con voz suave: —Tu decisión fue correcta, ella entenderá tus buenas intenciones —Sin mencionar la salud del feto, si Lucía decidiera tenerlo sola, quedaría eternamente ligada a Fernando. Como observadora de su relación, Ana veía que Lucía no había superado todo. Aún amaba a Fernando, pero no podía perdonar su infidelidad. Sus acciones bloqueaban cualquier camino de regreso. Necesitaría tiempo para sa
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