Ya han pasado varios días y Lucía no me ha llamado. Me las arreglo para ir al gimnasio, por supuesto voy sola, esto ha llamado la atención de Franklin. —Amanda, ¿qué pasa con Lucía? —Nada, ella está bien. —Lo pregunto, porque he notado que no te ha acompañado más al gimnasio. —Debe ser que está muy ocupada, tiene mucho trabajo. —Eso mismo me respondió ella. —¿La viste? —Sí, la otra noche salimos, pero la noté muy triste, como distraída, por eso te pregunto para ver si sabes lo que le ocurre. —No sé nada. —Quedamos en volver a salir. —Qué bueno Franklin, me alegro mucho por ustedes, espero que se lleguen a entender. —Yo quiero mucho a tu amiga, espero que ahora sí note lo mucho que la amo. —Yo también lo espero. —Bueno Amanda ya tú estás preparada, lista para defenderte, ya sabes cuáles son los trucos para no caer en sus puños, cuando puedas vienes para que no pierdas las ganas, tú sabes que esto es constante
Una nueva vida, un nuevo comienzo, acá estoy, en esta ciudad, en este pueblo muy alejado de la capital, aquí nadie me conoce, puedo reiniciar mi vida sin temor. Al llegar al pueblo inmediatamente me dirijo a la oficina de bienes y raíces, para que me entreguen las llaves de mi nuevo hogar. Con mis ahorros compré una pequeña casa, no es la gran casa dónde solía vivir, no tiene muchas habitaciones, ni muebles súper elegantes, sin embargo a pesar que no rebosa tanta elegancia, la casa es bonita, muy cómoda, con amplios ventanales y tiene un hermoso jardín para que Armandito corra a sus anchas. —Señora Amanda, ¿cómo se siente? —Feliz Mariela, creo que aquí voy a encontrar la paz que tanto buscaba y tú Mariela, ¿no te arrepientes de estar aquí?, ¿no te arrepientes de haber dejado a tu gente para seguirme? —No Señora Amanda, cuando usted me dijo lo que pensaba hacer, yo dejé todo arreglado, para que no me buscaran. —Todo se precipitó, la pelea y la caída
Cómo yo se lo sugerí, Franklin le pidió a Camelia que saliera a bailar con él. Cuando llega Adrián, inmediatamente me siento a su lado. —Ya veo que no perdiste tiempo, tan rápido se te fue el amor que sentías por Amanda. —Que sentía no, que siento. —Pero lo disimulas muy bien. —Lucía, tu amiga es la que no quiere nada conmigo, ella me pidió que no la buscara más, ¿qué quieres que haga? —Qué no te rindas. —Le he pedido de todas las maneras posibles que deje a su esposo, que se divorcie, pero ella no lo quiere hacer, será que está muy enamorada de él. —¿Tú eres estúpido o qué? No te has puesto a pensar porque lo hace. Claro para ti es más fácil, buscar a tu antigua novia y continuar tu romance con ella, de esa manera le echas tierra a todo lo demás. —No es lo que tú piensas, yo no he vuelto con Camelia, ella no es mi novia, es más, es nuestra primera salida desde que nosotros terminamos. —Por la manera como me respondió, lo e
CASA DE DAMIÁN. —Buenos días Damián, ¿cómo estás? —Buenos días, ¿cómo quieres que esté?, si todavía no sé nada de Amanda, para eso te llamo, ¿qué has averiguado? —Todavía nada, a tu mujer como si se la tragó la tierra. —En la editorial, ¿qué te han dicho? —Nada, me dijeron que ella aún no se ha comunicado con ellos, lo que saben es que está trabajando en un nuevo libro, en cuanto lo termine se comunicará con ellos. —No lo creo, ellos tienen que saber, alguno la está ocultando. —Yo tampoco me comí ese cuento, de todas formas ya tengo a alguien en la editorial, en cuanto sepa algo de ella me avisa. —Pero ya sabes, esto es estrictamente confidencial, no quiero que nadie sepa de su abandono, en el momento preciso lo hago público, por ahora esto es entre tú y yo. —Y sus padres no lo saben? —No, para ellos es normal que ella desaparezca por un tiempo, están acostumbrados a que Amanda no los visite, ni siquiera los llame. —Okey, es
PUEBLO COSTERO. —Hola Amanda. —Hola Iván. —Como te lo prometí, vine a buscarte para llevarte a conocer los alrededores del pueblo, no te vas a arrepentir, este pueblo tiene unos lugares maravillosos que me gustaría enseñarte. —Está bien, pero no tengo todo el día. —No importa, el tiempo que tú dispongas, sólo déjame llevarte a un lugar que te va a encantar. —Vamos Mariela, anda a buscar a Armandito. —No se olviden de sus trajes de baño. Ivan tiene una camioneta muy espaciosa, allí entramos todos. Llegamos a una playa hermosísima, con grandes cocotales. —Este es mi lugar preferido, esta playa es muy poco concurrida. —Es bellísima, su agua es tan cristalina, se respira tranquilidad, paz, es propicio para escribir. —Te lo alquilo, puedes venir a escribir cuando quieras. —¿Por cuánto me lo alquilas? —Qué te parece por una cita para cenar. —¡Caramba! No te andas por las ramas. —Nunca, cuando algo me interesa
PUEBLO COSTERO. —Adrián, ¿puedes bajar la velocidad? —Quédate tranquila yo sé lo que hago. —No es necesario que corras tanto, ya estamos llegando a la casa. No me responde, sé que está enojado. Bueno, ya llegamos, ahora sí viene la explosión. —¿Quieres un café? —Quiero un vaso de whisky, si no tienes, voy a mi auto, allí tengo una botella. —No tengo whisky, pero si tengo vino. —Eso está bien. Le busco el vino y un vaso. —¿No me vas acompañar? —No tengo ganas de tomar. —¡Ah! Claro, ya tomaste vino con tu doctor. —Adrián no es mi doctor, él es un amigo. —Amanda yo no soy estúpido, ese hombre te está enamorando, la cuestión está en que no sé, si tú se lo estás permitiendo. —Okey, no voy a seguir discutiendo contigo, dime tú viniste desde tan lejos a pelear conmigo, no te parece que tengo suficiente problemas como para encima venir a lidiar con tus celos. —Sí, estoy celoso, estoy que me reviento de
PUEBLO COSTERO. —Hola mamá. —Hola hijo, ¿ cómo estás, te sientes bien? —Sí mamá todo está bien. —Estoy preocupada por tí, ya tienes un poco más de dos semanas que no veo tu cara, necesito verte, ¿puedes venir hoy a visitar a tu mamá? —No puedo mamá, no estoy en la ciudad. —¿Estás de viaje de negocios? —No mamá, no es un viaje de negocios. —Por Dios Adrián, ¿me puedes explicar qué pasa? —Por ahora no te puedo explicar mucho, pero para tu tranquilidad, estoy feliz, por primera vez en muchos años, soy feliz. —Eso me alegra, ¿estás con Camelia?, según ciertos rumores ustedes estaban saliendo de nuevo. —No mamá, no estoy con Camelia y no estaba saliendo con ella, sólo lo hice una vez, pero lo mío con Camelia, definitivamente terminó. —Ahora menos entiendo, ¿a qué se debe tanta felicidad? —Después te explico los detalles, pero voy a compartir un poco de mi felicidad contigo. —Dime, que ya me tienes en suspenso.
CASA DE LOS PADRES DE AMANDA. —¿Qué pasa viejo? Te noto preocupado, presiento que algo me estás ocultando, tienes muchas horas con esa cara de angustia. —No tengo nada, no te preocupes. —Disculpa, pero yo no soy una niña, así que cuéntame lo que está pasando. —Está bien te lo voy a contar, pero no quiero más injusticia de parte tuya hacia tu hija, es hora que te pongas de su lado, eres su madre, ella en este momento te debe estar necesitando más que nunca. —Por Dios habla, ahora sí me pusiste nerviosa, dime lo que pasa con Amanda. —Amanda dejó a Damián, se fue de la casa. —Bueno y esa muchacha es loca, como se le ocurre dejar a su esposo, sin ninguna razón. —Te das cuenta porque no te quería decir nada, ya la estás juzgando sin saber los motivos, pareciera que el hijo tuyo es Damián y no Amanda. Si continúas insultando a tu hija, no te digo más nada. —Okey, no pienso abrir más la boca, dime lo que sabes. —Llamé a Damián para preguntar por Amanda y Armandito, me dijo que Aman