Será divertido, fierecilla (parte uno)

Nora

Cuando por fin terminé de ducharme, el agua salía fría. Tenía la sensación de que había pasado una eternidad desde la última vez que me había dado una ducha como Dios manda. En la casa de Erin, sentí que estaba invadiendo su espacio, por lo que me forcé, para no demorar más de diez minutos.

Sin embargo, decidí que allí, podía tomarme mi tiempo. En todo caso, la enorme mansión tenía al menos cinco baños. Si Ares deseaba ducharse, podría escoger cualquiera de esos cinco, mientras yo ocupaba el de la casa de servicio. Aunque en el fondo sabía que usaba eso. Estaba en su espacio y eso me provocaba un cosquilleo en la piel.

Para mi sorpresa, descubrí que vivía en la pequeña casa con revestimiento de piedra, contraventanas de madera, y porche con columpio, que parecía asentarse suavemente sobre la hierba.

Lo supe en cuanto entró y me vi envuelta en el delicioso olor masculino del gel de baño. La casa contaba con tres habitaciones y no paraba de preguntarme si él dormía en la habitación
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