Devan
Apuesto por todo porque me robaste el corazón, pero, yo quiero algo más. No me basta con pequeños momentos en los que tengamos conversaciones sinceras y profundas, ni con compartir durante mi horario laboral en la oficina, ni con comportamientos que cambien a cada hora. Te necesito a ti, Winter, y no importa cuánto deba perder por ello. Haré que confíes en mí, porque acabo de encontrarte y no pienso en perderte siquiera. Estoy dispuesto a arriesgarlo todo por tu amor, si eso es lo que necesitas para darme una oportunidad y confiar en mí.Luego del almuerzo que tuvimos, regresamos a la oficina y nos la pasamos trabajando por horas y horas. Ella se fue alrededor de las ocho y yo salí minutos después. Llegué a casa, sin esperar encontrarme con mi primo menor y un par de muchachas.—Devan, primo, todos te estábamos esperando —se acercó a abrazarme y noté el tremendo olor a alcohol en su cuerpo. Mi primo menor era un desastre cuando se trataba de las fiestas y aunque yo era exactamente igual, eso ya ha dejado de ser así.—Alejandro , no tengo tiempo para esto. Hazme el favor y acompaña a las señoritas a la puerta —le indiqué frunciendo el ceño. No deseaba tener una de esas noches en las que lo único que importaba era pasársela bien. Y mi primo bien sabía que ese ya no era mi estilo de vida desde hace mucho tiempo.—¡Devan, tienes qué divertirte! —Empezó a bailar y en ese momento supe que iba a perder mi paciencia si continuaba molestando de la misma forma.—Alejandro, he dicho que acompañes a las señoritas hasta la salida porque yo no estoy de humor —volví a ordenarle, pero, él hizo caso omiso a mi petición y continúo bailando con las muchachas—Alejandro...Hoy no va a haber ninguna fiesta, que te quede claro.—Ay, no, Devan, ni siquiera te atrevas a decirme que de nuevo vas a ponerte a llorar porque extrañas a Olivia —al solo escuchar ese nombre, me dieron unas tremendas ganas de llorar.—Esta vez no es por Olivia, simplemente quiero estar en mi casa tranquilo mientras descanso ¿Puedes entenderlo? Llévate a las señoritas que no tengo ganas de nada ¿Te ha quedado claro? —Rápidamente él comprendió y acompañó a las chicas hasta la salida. Me senté en una de las sillas del comedor después de tomar una cerveza de la cocina. El nombre de Winter ha estado rondando en mi cabeza en las últimas horas y ahora, no soy capaz de dejar de pensar en ella y todo lo que sentí en el momento que compartimos. Nunca me había sentido así.—Muy bien, supongo que ya vas a decirme qué carajos te sucede —mi primo menor que yo se cruzó de brazos luego de sentarse frente a mí—Sinceramente, creo que ya has tenido suficiente sufrimiento por tu ruptura con Olivia.—El rompimiento con Olivia fue hace mucho, y ya ha dejado de afectarme de la misma forma que antes —indiqué fastidiado. Olivia fue la mujer de mi vida, era cierto, no obstante, habían pasado más de once meses desde que ya no la veía. Ella fue una de mis secretarias y bueno, el romance surgió de pronto, y para evitar inconvenientes dejó de trabajar para mí mientras continuábamos con nuestra relación, la cual duró cerca de nueve meses. Fue corta, pero, maravillosa en todos los sentidos. No he sido capaz de amar a otra persona de la manera en que la amaba a ella—En realidad, lo que me incomoda ahora mismo es una nueva mujer.—¿Una nueva persona en tu vida? Necesito que me cuentes más —comenzó a prestarme atención dejando su teléfono celular en la mesa.—Winter Howland, la chica que va a escribir mi libro biográfico —le confesé en medio de risas—Esa mujer me encanta, de tantas maneras. Es inteligente, seria y sabe muy bien las cosas que quiere. Solo que no parece rendirse ante mis encantos y no sé si ese es un gran problema o una excelente ventaja.—Bueno, es que en realidad no todas las personas son tan fáciles de conquistar y eso lo sabes. Lo que realmente me sorprende es escuchar que te gusta otra chica después de tu historia de Olivia. Me alegra que por fin estés logrando sacar a esa mujer de tu vida y de tu cabeza, y te des una nueva oportunidad.—Me gusta Winter, sin embargo, parece que yo no le gusto a ella —esbocé una mueca al recordar cada una de sus palabras. Yo le invité a que creemos una historia entre los dos en Saturno, y ella me respondió que, de ser así, allí vivirá todo aquello que nunca tuvimos. De esta forma, me ha dicho que no tiene la más mínima intención de intentar cualquier tipo de relación conmigo.—Devan, entonces, te deseo suerte con eso —apuntó.—Es bonita e inteligente, incluso lo más es mucho más que Olivia —comenté recordando que mi anterior pareja era muy buena con las letras, sin embargo, con los números era una desgracia, al contrario que Winter que sabe hacer varias cosas. Sé que no se debe comparar a las personas, sin embargo, no soy capaz de evitarlo.WinterRodé los ojos en cuanto August me ofreció un trago. No quería emborracharme, puesto que lo único que quería era continuar pensando en lo sucedido con mi nueve jefe en la tarde.—August ¿Si te cuento algo muy personal, no se lo contarías a nadie? Ni siquiera a nuestras amigas —Cuestioné poniéndome nerviosa.—Sabes que todo lo que conversamos suele ser confidencial —me sonrió—Así que ya dime que te tiene tan preocupada, como nunca, no quieres ni probar un trago y mucho menos salir a la pista a bailar un poco.—Mi nuevo jefe, el señor Devan Reed es lo que me sucede —anuncié con molestia.—No me digas que es de esa clase de jefes a los que quieres golpear cada vez que lo tienes a tu lado —dijo a manera de broma y empezó a reír sin control, pero, eso acabó en cuanto me vio asentir—Ay no, lo siento tanto por ti, inviernito.Hice un puchero al escuchar el mismo apodo que siempre acostumbraba a usar cuando nos encontrábamos a solas.—Además de ser de esos hombres egocéntricos, se ha atrevido a acorralarme mientras intentaba besarme...Y esa no es la peor parte —cerré los ojos para prepararme—Lo peor de todo es que deseaba que me besara con todas mis fuerzas ¿Acaso eso está mal?—Bueno, sí, claro que eso está mal inviernito. No puedes tener tales fantasías con tu jefe, porque como tú misma dices, es cero profesional.—¿Crees que no sé si tener esos pensamientos me hace una loca? —Bufé—Sí, sí, ya me di cuenta que soy una completa idiota, más aún cuando me doy cuenta que tan solo conozco a mi jefe hace dos días.—¿Dos días y ya te tiene así? —A este punto, nada podría causar que su risa desapareciera.—Ni me lo digas, por favor —seguí bebiendo mi trago—Y tengo que estar a su lado durante cuatro meses por culpa de ese maldito libro. Desde ya, sé muy bien que todo ese tiempo se convertirá en mi mayor martirio.—El consejo que puedo darte es que no debes permitir que el hombre se dé cuenta que no tienes experiencia alguna en cuanto a un romance ¿Está bien? Y es que, si se lo dices, se convertirá en un martirio mucho más grande de lo que ya es.El corazón se me detuvo al recordar que ya hice que se diera cuenta de ello. Y por la mirada que había en mi rostro, August pudo darse cuenta de lo que estaba pensado. Era mi amigo desde hace años y en ocasiones, me conocía mejor de lo que yo misma lo hacía. Habíamos atravesado tantas situaciones juntos, desde un viaje a la playa hasta momentos en los que la depresión y la ansiedad eran los protagonistas.—Winter, si no eres más tonta porque el mundo no puedo permitírtelo ¿Dejaste que se diera cuenta de tu corta experiencia? ¡Si serás estúpida! —Me golpeó el hombro con delicadeza.—Sí, sí...Lo hice, pero, fue sin querer...—me quedé en silencio recordando lo ocurrido:—Se nota que jamás has tenido una conversación de esta clase con un hombre...—Rió bajo y luego hizo que sus ojos y los míos se encontraran.—¿A qué se refiere con eso, señor Reed? —Arrugué la nariz lista para perder la poca compostura que me quedaba.—A qué no tendrías razón por la cual sentirte así y enojarte tanto solo por un hombre te haya confesado que despiertas cierto interés en él —sus ojos eran como un agujero profundo en el que no querías entrar. Me tomé un momento para suspirar y lo obligué a que me soltara.—¡Qué buen trabajo que has hecho, inviernito! —Casi gritó con sarcasmo.—Cállate August, deja de decirme inviernito —odiaba el maldito apodo más de lo que odiaba al bendito señor Devan Reed.Pasamos alrededor de dos horas más en el bar, y llegué a casa casi a medianoche.—¿Apenas llegaste, Winter? —Mi madre entró a mi habitación mientras yo me cambiaba. Asentí lentamente—¿Por qué tan tarde, cariño?—Salí de la oficina a las ocho y luego fui a beber con August —le dije al mismo tiempo que me sentaba en mi escritorio y bebía un poco de agua. Mi madre enarcó una ceja y después se echó a reír con fuerza. Nunca nos mentíamos la una a la otra puesto que ella me enseñó que siempre será mejor decir la verdad, a ver si se podía arreglar algo.—Estábamos esperándote para la cena, pero, está bien, sé que tienes otras personas a las que quieres de igual manera —se sentó en mi cama y me sonrió—¿Cómo te fue en el trabajo?—Muy bien, mamá —mentí.Es cierto. Acabo de decir que no hay secretos entre las dos, sin embargo, me avergüenza contarle acerca de mis desgracias amorosas.—Me alegro que te esté yendo bien con ese empresario reconocido —se acercó hasta mí para dejar un beso lento en mi frente y luego en mi mejilla. Sus besos se sentían como una suave brisa que provenían de un precioso ángel.—Sí, tienes razón.—Vete a dormir, mi niña, que mañana debes ir a trabajar. Y como todos los días, no olvides que me siento muy orgullosa de las cosas que haces —besó el lóbulo de mi oreja—Mi Winter, eres la luz de mis ojos.—Te amo, mamá —respondí cerrando los ojos—Te amo mucho, no lo olvides.—Te amo, Winter. Sueña con los angelitos —se despidió moviendo su mano de un lado a otro y desapareció de mi vista en un par de segundos. Dejé salir un quejido y me recosté en la cama. Estaba agotada y era bastante tarde.Estaba por comenzar a conciliar el sueño, no obstante, la vibración de mi teléfono me obligó a revisarlo. Al encenderlo, no podía creer lo que decía el mensaje y mucho menos el remitente. Devan se había tomado la molestia de escribirme lo siguiente:Buenas noches Winter, le comento que no he dejado de pensar en usted las últimas horas.Buenas noches, señor Reed, déjeme decirle que esto es bastante inapropiado. Por cierto ¿Cómo es que consiguió mi número telefónico?Tu hoja de vida me lo contó. Y no se atreva a decirme que esto es inapropiado una vez más, por favor.Bueno, entonces, señor Reed, procederé a apagar mi teléfono y lo veré en el trabajo.Ni siquiera se atreva...No terminé de leer el mensaje porque apagué mi teléfono y tomé las cobijas entre mis manos para taparme hasta el cuello. Me moría del frío, a pesar que me encontraba sumamente molesta por las actitudes que el señor Reed estaba teniendo conmigo. Me preguntaba que había hecho para darle esa confianza y que dejara de ser un hombre egocéntrico a ser uno que se la pasaba coqueteándome casi todo el tiempo. Pensar en dicha situación me causaba un tremendo dolor de cabeza. Los meses siguientes estarían llenos de enredos, sobre todo los del tipo amoroso. No dejaba de preguntarme si él me estaba molestando porque de verdad era un casanova y no quería que una chica se negara a rendirse ante sus encantos o si en verdad le gustaba. Quizá no conozca la respuesta si no lo averiguo.Winter—Señor Reed, la cámara ya está lista —le indiqué a mi jefe en cuanto todo estuvo en su lugar. Estábamos a punto de grabar algo que iba a ser sumamente importante en el libro; hablar sobre el amor de su vida, si es que alguna vez lo tuvo, aunque él me aseguró que sí que lo había tenido y que aquello lo había marcado.Hace tres semanas que me encontraba trabajando a su lado, y me tomó por sorpresa que no volviera a coquetearme de ninguna forma. Sin saber por qué me hacía falta que me molestara, pero, sabía que era lo más indicado. En este tiempo, hemos avanzado mucho con el proyecto de forma positiva.—Está bien, empecemos a grabar entonces —me sonrió de lado. Me alegraba que estuviéramos teniendo una relación netamente profesional.—Antes de empezar, le recuerdo que hablaremos de su vida personal, en especial de las relaciones que ha mantenido a lo largo de los años. Esto será una parte muy importante del libro, usted sabe que a las personas les encanta las historias de romance,
DevanEn mi vida entera, había besado a una mujer de la forma en que lo estaba haciendo ahora mismo. Era un beso lleno de desespero, curiosidad, pasión y quizás algo más. Winter me tomó de la nuca, haciendo que me llevara una gran sorpresa, para profundizar el beso. Besarla se sentía como el mismo paraíso y estaba seguro que yo no quería alejarme de sus dulces labios nunca.—¿Qué significa eso que acaba de suceder entre tú y yo, Devan? —Se separó de mí y me preguntó con la respiración entrecortada. Juntó nuestras frentes, dejando el nerviosismo de lado.—No lo sé, Winter, en realidad esto puede significar todo lo que quieras que signifique —volví a besar su mejilla. Me fascinó verla frente a mí sin obligarme a alejarme de ella si no quería recibir un buen golpe de su parte.—Por más que deseemos muchas cosas, Devan, todo lo que está sucediendo entre ambos no es lo correcto —suspiró sin dejar de entrelazar sus manos y acortando la distancia entre los dos—Soy tu correctora, soy tu emple
Devan—Mason, no creí volver a verte —le dije con una sonrisa torcida mientras me percataba de la mirada curiosa que me daba Winter—Te presento a Winter, la talentosa mujer que está trabajando conmigo en un nuevo proyecto y a Quinn, su hermana.—Un gusto, señoritas.—Chicas, por favor, espérenme un momento en el auto. No tardaré demasiado —indiqué y ellas luego de asentir, desaparecieron de mi vista.—Devan Reed, me he dado cuenta de que sigues siendo el mismo hombre que conocí en aquellas épocas —susurró sin dejar de mirarme de pies a cabeza. Odiaba que las personas lo hicieran, en verdad.—Bueno, Mason, te pido de favor que no hables si no tienes idea de la persona en la que me he convertido luego de perder a Olivia —contraataqué.—Olivia...—se calló por varios segundos, perdido en sus pensamientos—Hace ya tanto que no he escuchado su nombre.—¿Y eso? ¿No se supone que eras su mejor amigo? —Enarqué una ceja, sorprendido gracias a su reciente confesión.—Después de que rompiste con O
WinterEntré a las oficinas de la Editorial Kellog con una enorme sonrisa en el rostro. Por alguna razón, siempre me ponía muy feliz venir hasta acá y disfrutar de trabajar junto con personas que eran muy trabajadoras, colaboradoras y, sobre todo, amables. Al ingresar a la sala de juntas, todo el mundo me estaba esperando puesto que tendríamos una reunión en la cual se supone que yo iba a indicarles cómo me había estado yendo con el libro biográfico y para mostrarles mis avances en el último mes.—Buenos días a todos —saludé al ver a Ivy, Evan, Phoenix y Louis sonriéndome y tomando una taza de café.—Winter, qué gusto tenerte aquí. Hace mucho tiempo ya no habías venido a visitarnos —Ivy me sonrió enormemente. Esta mujer era la dueña de la editorial y todo lo que tenía en la actualidad, se lo debía a el gran trabajo que ha realizado a lo largo de su vida. Era una mujer madura de cuarenta y dos años.—Bueno, ustedes saben que el trabajo que me han encargado realizar junto con el señor D
DevanNo fui capaz de dejar de sonreír todo el día al saber que Winter había aceptado mi invitación para salir a cenar por la noche. Salí de la oficina alrededor de las seis y media de la tarde debido a que la cita era a las ocho. Sin embargo, me di cuenta que la noche no iba a ser como yo quería cuando me encontré con mi mejor amiga en mi departamento: Camile. Hace tiempo ya que le había dejado una copia de llaves para que cuando viniera a la ciudad pasara a verme, puesto que ella se encontraba viviendo en Nueva York gracias a que era tenía su propia marca de cosméticos al contrario mío, que jamás he querido dejar mi ciudad natal, Tampa.—Camile ¿Qué haces aquí? —No me malinterpreten, adoraba el hecho de poder verla una vez más, no obstante, por qué tendría que aparecer en el mismo momento que tengo una cita pendiente.—Bueno, vine a pasar unos días en la ciudad —me abrazó y luego besó mi mejilla—Me di cuenta de que no he venido a mi ciudad natal en más de cinco meses y supuse que er
WinterDevan Reed no había podido escoger un restaurante más elegante para cenar que este. Además, reservó una de las mejores mesas, la cual se encontraba en el centro del salón, para los dos.—Se ve muy guapa hoy, señorita Howland —tomó mi mano y dejó un pequeño beso en ella. Me sonrojé ligeramente gracias a aquel acto de su parte.—Gracias por la invitación, señor Reed —intenté darles las gracias sin sonrojarme demasiado y lo miré a los ojos. Ellos eran como un mar profundo del que era imposible salir. Eran preciosos, como eso que encuentras detrás del arcoíris, es decir, algo celestial e inesperado. Eso era Devan Reed ante mis ojos— Sin embargo, me parece que se ha excedido un poco con los regalos que envió a mi oficina por la mañana. No me malinterprete puesto que me encantaron los regalos, pero, creo que no debe invertir tanto en mi porque me apena muchísimo que lo haga.—Está bien, Winter, lo hice porque quise bonita. Estaba segura de que esas joyas se verían preciosas en ti y m
DevanEl lunes llegué alrededor de las ocho de la mañana a mi oficina. Sin embargo, me sorprendió mucho encontrarme con mis dos hermanas, Taylor y Laurie, cargando un par de canastas.—Chicas, ¿qué están haciendo aquí? —Me sorprendí al verlas a ambas después de tanto tiempo.—¡Feliz semana de cumpleaños! —Gritaron al unísono y bufé al saber de lo que se trataba. Ellas siempre optaban por celebrar toda una semana mi cumpleaños porque a mi familia le gustaban esas ridiculeces. Aplaudí con aburrimiento.—Gracias, pero, no tenían qué molestarse viniendo hasta acá a saludarme —las abracé—Laurie qué bonita te ves, has crecido un poco más en estos últimos meses.—Ella ya es una mujer adulta —la molestó causándome una gran sonrisa—Y ese corte de cabello y el maquillaje la hace lucir muy bien ¿Cierto, Devan?—Sí, tienen razón. Me pregunto si van a quedarse aquí —pregunté al notar que, en los próximos momentos, Winter estaba a punto de aparecer y que iba a ser algo incómodo porque tendría que p
WinterDándome un ligero golpe en uno de mis brazos traté de hacer que mi nerviosismo desapareciera por completo. Observé con atención el vestido azul corto que usaba y el maquillaje ligero. En verdad deseaba no verme ni demasiado provocativa ni demasiado recatada debido a que no sabía con quien iba a encontrarme en la fiesta del cumpleaños de Devan. Dejé de tener tantas dudas para tomar un abrigo y mi bolso y bajar al primer piso, preparándome para salir hasta que me encontré con mi hermano y su esposa en la puerta, en realidad no sabía que hoy tenían planeado venir a visitarnos. Maldita sea, Edmond, siempre apareces en los momentos más inoportunos.—Oh, hola Edmond, Darlene, qué gusto verlos. Ha pasado mucho desde la última vez que nos vimos ¿Cierto? —me sonrojé, lista para que ellos me llenaran de preguntas sobre mi aspecto y la razón por la cual me había arreglado mucho. Sí que me ponía muy nerviosa que metieran las narices en mis asuntos.—Pero qué bonita estás hoy, hermanita ¿Ir