Angelina trató de llevarse las manos al cabello para zafarse del agarre de Vico, pero el hombre era demasiado fuerte para ella.— ¡Te lo advierto Vico! No sabes con quién te metes, no me conoces aún, si llegas a hacerle daño yo…Vico se rio estruendosamente, lleno de confianza y pagado de sí mismo, creyéndose intocable, invencible, y lejos de que la ira implacable de Adriano Bonuchi llegara a alcanzarlo.— ¡No eres más que un pobre idiota! ¡Mírate! Ahora misma estás ante mi presencia de rodillas, ¿Qué creíste? ¿Qué podrías con todo? ¿Qué el mal y el terror nunca tocarían a tu puerta? ¡Está tan equivocado Adriano! Yo soy el mal encarnado y tú vas a pagar por todo lo que me debes, ¡Ya lo verás!Vico tomó del cuello a Angelina y la empujó hacia las escaleras para meterla dentro de la casa y Adriano comenzó a reírse a carcajadas, unas tan sonoras y estridentes que Vico pensó por un momento que el otro se había chiflado, ¿Qué razón tenía para reírse de esa forma como si estuviera loco? ¿Y
Adriano se dobló sobre sí mismo de dolor, e imploró al cielo que le diera las fuerzas para seguir, el dolor era intenso y punzante, y aunque estaba acostumbrado a él, no siempre era fácil, y menos si se tenía a diez bribones apuntándole directamente a la cabeza.Vico rio de buena gana, con una voz ridículamente infantil, como si todo en él se hubiera desarrollado menos sus cuerdas vocales, si Angelina lo hubiera conocido en otras circunstancias se habría reído de él.— ¡Vamos hombre! No vas a quedar como un soberano idiota delante de tu mujer, ¿O sí? — Vico comenzó a moverse como si fuera un depredador alrededor de su presa mientras Angelina se doblaba de rodillas y regresaba a su antiguo fervor religioso, rogando a cada santo conocido y por conocer para que los librara en ese aciago momento.Vico se quedó observando a la chica hincada de rodillas y con las manos juntas y ladeó la cabeza en señal de interrogación.— ¿Qué se supone que está haciendo, acaso es algún tipo de broma de mal
Adriano cayó al suelo casi bajo el cuerpo de la enorme mole de peso muerto. Antón hizo una seña a dos de sus hombres y estos saltaron sobre el Ruso para moverlo y quitárselo de encima a Adriano, ayudándolo a ponerse de pie.— Gracias, chicos, avisen a los del bunker que ya pueden salir, pero háganlo con prudencia, todavía no sé quiénes de ellos se quedarán con nosotros, y ya conocen cuáles son mis condiciones para aplicar al empleo.— ¿Ves? El jefe nos lo advirtió, ¡Este hombre nos matará! — Le dijo uno de los hombres de Vico al otro en baja voz, pero Adriano, que tenía oído de tísico, lo alcanzó a escuchar — No he dicho que mataré a nadie, pero no todo el mundo es digno de un puesto de confianza en mis filas, depende de si pasan la prueba o no, si es así, entonces se quedarán, y si no, pues ocuparán otro tipo de lugar, uno lejos de mi casa y de mi gente, en donde me sean más útiles y no me causen problemas.Los hombres de Vico respiraron de nuevo, y Antón, que apenas bajaba la mira d
El rostro de Livia palideció, aunque era una mujer atrevida y con ínfulas de grandeza, el ser atrapada infraganti sobre el marido de otra mujer no era algo que se pudiera sobrellevar con facilidad.— ¿No me escuchaste? ¡Apártate de él! —Angelina repitió con voz fuerte y actitud decidida.Livia reaccionó y levantó las manos de sobre el rostro de Adriano y se paró de la cama.— Señora, no es lo que usted piensa… — Se apresuró a decir — Yo no…— ¿Qué no es lo que estoy pensando? ¡Qué frase tan desgastada! Es que ni siquiera la cabeza te da para inventar una mejor excusa — Soltó envenenada — ¿Cómo puedes ser tan descarada Livia? ¿Es que acaso tienes algún interés en mi marido, es eso? ¿O es que sucede algo entre los dos que todavía no me has dicho?Livia se puso muy nerviosa y las manos comenzaron a sudarle mientras pensaba en algo que decir, necesitaba continuar trabajando en la casona, y ser “despedida” no era una opción, sabía que salir de la mafia no era posible, al menos que fuera en
Luego de que Livia salió de la habitación, Angelina debió tomarse un vaso de agua, casi se atraganta con él, estaba en serio molesta, pero más que molesta, estaba asustada.Acababa de tener una experiencia extrema, una de esas que llaman experiencia límite, en la que su vida y la de Adriano habían estado en serio peligro, pudieron haber muerto, o algo peor… ahora ella estaría abusada, arrastrándose medio muerta en el suelo e implorado por una de dos cosas: o que la dejaran vivir, hecha un guiñapo y tal vez como una sirvienta y solo para cumplir los más bajos instintos de un psicópata, o que tuvieran la piedad de acabar con su miserable existencia.Ninguno de los dos escenarios pintaba nada bien, de modo que estaba realmente agradecida con quien allá arriba le estuviera “echando la manita”, en todo caso, solo por milagro, ella y Adriano habían salido del peligro, y también claro, por la valentía y la agudeza metal de él, pero ella sabía que eso no venía de balde, en serio estaba conven
Angelina se giró para ver a Sofi gritando su nombre.— ¿Qué pasa Sofi?— Es el señor Adriano, ¡Está sangrando mucho! — La chica anunció con voz trémula.Angelina de inmediato corrió hasta arriba a la habitación y con detalle le indicó al galeno por teléfono lo que estaba viendo, Adriano, completamente inconsciente, se desangraba sobre la alfombra, al parecer había despertado y al levantarse se fue de bruces al suelo golpeándose fuertemente en la cabeza.— ¡Doctor! Tiene una terrible hemorragia, temo por él, ¡Por favor debe ayudarme!— Dígale a Antón que lo traslade en el helicóptero directamente al helipuerto de la clínica, él sabe cómo llegar, y que lo haga de inmediato, o no podré hacer nada por él.— Lo haremos doctor, ¡Lo llevaremos lo más pronto posible!Antón preparó la nave e hizo maromas para poder sacarla del hangar después de que Vico detonara las cargas explosivas en la pista, al menos el helicóptero no necesitaba de una para despegar.Sofi y Angelina prepararon una maleta
Angelina se lavaba las manos y se quitaba la ropa de uso del quirófano, entró en el sanitario y apoyó la frente contra el espejo con frustración y agotamiento.Se había mantenido fuerte lo mejor que pudo, pero era demasiado para ella, en menos de una semana había pasado de ser una monja a estar secuestrada por un desconocido, de estar secuestrada a convertirse en la esposa de un mafioso y luego descubrir que el mafioso era Adriano, e incluso, saber su verdadero nombre.De odiarlo con todas sus fuerzas a dejar que le hiciera el amor y sentir que probablemente sí lo amaba, pero que no podía dejarse llevar tan fácil y rápidamente, que no le demostraría sus sentimientos porque seguramente ella solo era una más de su lista de conquistas.De odiarlo, a amarlo, de amarlo, a celarlo con la mucama, y a ser atacados por otro loco que estuvo a punto de abusar de ella y matarlo a él.Y ahora, salía de un quirófano en donde Adriano luchaba por su vida.Se miró al espejo, su rostro estaba demacrado
Angelina inspiró profundo y se quedó pensativa por un momento.El móvil de Antón sonó en su bolsillo.— ¿Diga?... ok, por favor, envíamelo hasta aquí — él conversó con la persona al otro lado.En un momento, uno de los hombres de Antón se acercó con una bolsa de boutique en la mano.— Aquí está lo que pidió, señor — El hombre dijo entregándole la bolsa en las manos a Antón, él revisó el contenido y le entregó la bolsa a Angelina.— Tome, dentro hay un abrigo para usted, y una muda de ropa deportiva para que pueda cambiarse.Angelina se miró la ropa con la que estaba vestida, había salido a toda carrera de la habitación con nada más que un pijama de pantalón y camisa de seda y unas pantuflas, todo había sido tan abrupto que ni siquiera pensó en ponerse un sujetador.— ¡Madre santa! — Dijo llevándose las manos a los pechos — Ni siquiera lo había notado.Antón bajó la mirada al suelo con una risita en los labios que supo disimular muy bien.— ¡Gracias Antón! Iré al baño a vestirme.La jo