El rostro de Livia palideció, aunque era una mujer atrevida y con ínfulas de grandeza, el ser atrapada infraganti sobre el marido de otra mujer no era algo que se pudiera sobrellevar con facilidad.— ¿No me escuchaste? ¡Apártate de él! —Angelina repitió con voz fuerte y actitud decidida.Livia reaccionó y levantó las manos de sobre el rostro de Adriano y se paró de la cama.— Señora, no es lo que usted piensa… — Se apresuró a decir — Yo no…— ¿Qué no es lo que estoy pensando? ¡Qué frase tan desgastada! Es que ni siquiera la cabeza te da para inventar una mejor excusa — Soltó envenenada — ¿Cómo puedes ser tan descarada Livia? ¿Es que acaso tienes algún interés en mi marido, es eso? ¿O es que sucede algo entre los dos que todavía no me has dicho?Livia se puso muy nerviosa y las manos comenzaron a sudarle mientras pensaba en algo que decir, necesitaba continuar trabajando en la casona, y ser “despedida” no era una opción, sabía que salir de la mafia no era posible, al menos que fuera en
Luego de que Livia salió de la habitación, Angelina debió tomarse un vaso de agua, casi se atraganta con él, estaba en serio molesta, pero más que molesta, estaba asustada.Acababa de tener una experiencia extrema, una de esas que llaman experiencia límite, en la que su vida y la de Adriano habían estado en serio peligro, pudieron haber muerto, o algo peor… ahora ella estaría abusada, arrastrándose medio muerta en el suelo e implorado por una de dos cosas: o que la dejaran vivir, hecha un guiñapo y tal vez como una sirvienta y solo para cumplir los más bajos instintos de un psicópata, o que tuvieran la piedad de acabar con su miserable existencia.Ninguno de los dos escenarios pintaba nada bien, de modo que estaba realmente agradecida con quien allá arriba le estuviera “echando la manita”, en todo caso, solo por milagro, ella y Adriano habían salido del peligro, y también claro, por la valentía y la agudeza metal de él, pero ella sabía que eso no venía de balde, en serio estaba conven
Angelina se giró para ver a Sofi gritando su nombre.— ¿Qué pasa Sofi?— Es el señor Adriano, ¡Está sangrando mucho! — La chica anunció con voz trémula.Angelina de inmediato corrió hasta arriba a la habitación y con detalle le indicó al galeno por teléfono lo que estaba viendo, Adriano, completamente inconsciente, se desangraba sobre la alfombra, al parecer había despertado y al levantarse se fue de bruces al suelo golpeándose fuertemente en la cabeza.— ¡Doctor! Tiene una terrible hemorragia, temo por él, ¡Por favor debe ayudarme!— Dígale a Antón que lo traslade en el helicóptero directamente al helipuerto de la clínica, él sabe cómo llegar, y que lo haga de inmediato, o no podré hacer nada por él.— Lo haremos doctor, ¡Lo llevaremos lo más pronto posible!Antón preparó la nave e hizo maromas para poder sacarla del hangar después de que Vico detonara las cargas explosivas en la pista, al menos el helicóptero no necesitaba de una para despegar.Sofi y Angelina prepararon una maleta
Angelina se lavaba las manos y se quitaba la ropa de uso del quirófano, entró en el sanitario y apoyó la frente contra el espejo con frustración y agotamiento.Se había mantenido fuerte lo mejor que pudo, pero era demasiado para ella, en menos de una semana había pasado de ser una monja a estar secuestrada por un desconocido, de estar secuestrada a convertirse en la esposa de un mafioso y luego descubrir que el mafioso era Adriano, e incluso, saber su verdadero nombre.De odiarlo con todas sus fuerzas a dejar que le hiciera el amor y sentir que probablemente sí lo amaba, pero que no podía dejarse llevar tan fácil y rápidamente, que no le demostraría sus sentimientos porque seguramente ella solo era una más de su lista de conquistas.De odiarlo, a amarlo, de amarlo, a celarlo con la mucama, y a ser atacados por otro loco que estuvo a punto de abusar de ella y matarlo a él.Y ahora, salía de un quirófano en donde Adriano luchaba por su vida.Se miró al espejo, su rostro estaba demacrado
Angelina inspiró profundo y se quedó pensativa por un momento.El móvil de Antón sonó en su bolsillo.— ¿Diga?... ok, por favor, envíamelo hasta aquí — él conversó con la persona al otro lado.En un momento, uno de los hombres de Antón se acercó con una bolsa de boutique en la mano.— Aquí está lo que pidió, señor — El hombre dijo entregándole la bolsa en las manos a Antón, él revisó el contenido y le entregó la bolsa a Angelina.— Tome, dentro hay un abrigo para usted, y una muda de ropa deportiva para que pueda cambiarse.Angelina se miró la ropa con la que estaba vestida, había salido a toda carrera de la habitación con nada más que un pijama de pantalón y camisa de seda y unas pantuflas, todo había sido tan abrupto que ni siquiera pensó en ponerse un sujetador.— ¡Madre santa! — Dijo llevándose las manos a los pechos — Ni siquiera lo había notado.Antón bajó la mirada al suelo con una risita en los labios que supo disimular muy bien.— ¡Gracias Antón! Iré al baño a vestirme.La jo
Angelina habló y habló por largo rato y Adriano escuchó todo lo que ella tenía trabado en el pecho, pensó que había sido un completo egoísta al haberla raptado y negociado de la forma como lo hizo, arrastrándola a esa vida tan complicada solo por su estúpido orgullo y por lo que fuera que sentía en ese momento por ella. Se reprochó el ser tan temperamental, y tomar decisiones a la ligera, y no era que no lo hubiera pensado mucho, no, ese no era el caso, pero ¿Cómo lo había pensado? ¿Con base en qué? ¡Basado en su orgullo, en sus deseos carnales, y en él mismo! Solo en él, en nadie más. ¿Acaso había pensado en la chica? ¿En lo que ella quería? Incluso, ¿En lo que era mejor para ella? ¡No! ¡Pero claro que no! En ningún momento había pensado en la felicidad de Angelina, o en sí ella se adaptaría a la vida como mujer de un príncipe de la mafia, ¡O si quería desligarse de la comunidad religiosa y de cuidar a los niños del orfanato! ¡Carajo! Los niños del orfanato… Esos pequeños habían
Antón se petrificó con la comida en la mano y no supo qué hacer, por espacio de unos segundos su cerebro combinó varias posibles formas de interpretar la orden de Angelina, pero siendo sincero, en la mayoría de ellas a Livia le iba muy mal. De pronto, algo dentro de él le susurró desde el fondo de su cabeza que la sacara del hospital y la enviara a una casa de seguridad de la “Corporación” y que luego de que la jefa se calmara, entonces hablaría del tema con ella, tal vez cuando Adriano estuviera dando señales de recuperación.— He… como usted diga señora, le dejaré esto en la mesa y lo haré de inmediato — Antón puso lo que traía en las manos en una mesita cerca de Angelina y se dirigió a Livia — Vamos, debes salir de aquí ya.La mujer se acomodó un mechón de cabello suelto tras la oreja y avanzó hacia fuera con la cabeza gacha y un torbellino dentro del pecho.En cuanto la puerta se cerró tras ella, y había caminado un par de metros, se giró para encarar a Antón.— ¿No vas a hacer lo
— ¿Angelina? ¿Angie…? — La voz ronca y profunda de Adriano se escuchó desde la cama clínica.Angelina dio un respigo y se apartó de Antón, girándose abruptamente para verle la cara a su esposo.— ¿Adriano? ¡Adriano, despertaste! — ¡Ella corrió a su lado para abrazarlo olvidando que estaba remendado hasta la cédula — ¡Adriano!— ¡Ah!— ¡Perdón! Es que me emocioné mucho al verte despierto — Se disculpó al darse cuenta de que lo había lastimado sin querer.Adriano creyó haber visto un abrazo entre Antón y Angelina, un gesto un poco íntimo entre los dos, pero en el momento no le prestó mucha atención.— ¿Cómo te sientes? Hemos estado aquí desde que saliste de cirugía.— La señora asistió al médico en quirófano, señor — Antón le dijo a su jefe con una enorme sonrisa en la cara.— ¿En serio? ¡Wao! Estoy orgulloso de ti Angie… — La voz de Adriano se escuchó apenas como un murmullo — ¿Ves Antón? ¡Por eso es que ella es mi mujer, y no otra! — Acabó diciendo con una sonrisa en sus labios, lo di