Cuando iba a mitad del camino, Adriano recordó los diamantes y se detuvo en seco, apretó los puños porque no quería regresar después de su dramática salida con portazo y todo, pero los necesitaba, eran parte escencial del trato con Flavio, y el tipo no se andaba con juegos, y él tampoco.Además, era la excusa perfecta para vengar la muerte de Bruno por culpa de Vico, el matón de Flavio era su jefe y quien había insistido en que fuera parte del golpe.De modo que respiró hondo y se dío la vuelta.Empujó la puerta de la habitación de la novicia y la hoja de madera no cedió ni un solo centímetro.— ¡Diantres! — dijo para si mismo — ¿Angelina? — Se obligó a decirLa joven escuchó la voz de Adriano y se limpió las lágrimas, su corazón saltó de alegría pensando que él se había arrepentido de irse, y que venía a disculparse por sus palabras.Se levantó apresuradamente y abrió la puerta.— ¿Si? — dijo espectante e inocente.Él se rascó la cabeza.— ¿ Tienes los diamantes?La emoción de la chi
Adriano se había encaminado a pie hasta la estación de autobuses, de alguna manera lograría que lo llevaran, así fuera apelando a la investidura sacerdotal que ostententaba gracias a Angelina.Entró y se sentó en las sillas de espera, era muy temprano todavía y no habían llegado los primeros buses a cargar pasajeros, pero no le importó, era mejor así, estar lejos de ella para cuando llegara la mañana, al menos ahí dentro había calefacción, y el frío estaba un poco controlado, le alegró que estuviera abierto, o se habría congelado allá fuera.Se acomodó en una de las bancas y se recostó un poco, un fuerte dolor de cabeza le martillaba desde la noche anterior y no había podido superarlo, era como un golpeteo constante y enloquecedor que había que su cerebro se sintiera como si fuera a explotar.— Creo que intentaré descansar un poco hasta que el ruido del trajinar me despierte, seguramente algún chofer de autobús querrá llevar a Roma aún Cura que ha sido víctima del hampa, y al que le h
Angelina vio la espalda de la Madre Superiora desaparecer tras la puerta de la salida del convento y se encaminó directo al comedor a desayunar, se sentó y luego de hacer una oración se dispuso a comer, pero Sor Juana tomó su plato y vino a sentarse junto a ella.— Hola.— Hola.— ¿Ya vas a decirme de qué se trata todo lo que estás haciendo? — Preguntó la mujer.Angelina puso los ojos en blanco, ya que, ya no importaba nada, le diría alguna mentirilla piadosa y ya.— Era una obra de caridad, pero ya está resuelto.— ¿Una obra de caridad? ¿De qué clase?— De la clase desagradecida — Dijo cortante mientras le daba un mordisco a su pan.— Mmm… pareces especialmente molesta esta mañana — Comentó observando su rostro y las bolsitas oscuras bajo sus ojos —&iq
Adriano se queda pasmado sin terminar de comprender lo que sucede con el grupo de mujeres que lo rodea, ellas parecen muy emocionadas y lo toman de los brazos contentas por tenerlo en el pueblo. El mafioso tarda un poco en reaccionar a las palabras de ellas hasta darse cuenta de que lo han confundido con otra persona.— ¡Padre, que bueno que ya esté aquí! Nos preocupaba pasar mucho tiempo sin un párroco teniendo tantas necesidades en el pueblo, y en la Parroquia — la jefa del comité de Damas colaboradoras de la Caridad habló con una enorme sonrisa en el rostro.Adriano se la quedó mirando, estuvo a punto de zafarse de su mano, pero cuando se dio cuenta de lo que ocurría y de que podía sacar provecho de ello se detuvo.— Padre, ¡Ave María purísima! — Saludó la Madre Superiora — Soy la Madre Superiora del convento, trabajaremos juntos en la comuni
Angelina se inclinó hasta el nivel de los pequeños niños y los envolvió en un abrazo cálido y maternal, acarició sus cabecitas y rio con ellos de sus ocurrencias y de sus preguntas y figuraciones a cerca de su tiempo de ausencia.— Creímos que no regresarías… — Una niña de lazos rojos en el cabello le dijo mientras le tomaba el rostro entre las manos — Te fuiste varios días, y vino la gorda a cuidarnos, pero es abuuuriiiiiiiida, y regañona. — Se quejó.— ¡Si! Y no nos cuenta cuentos como tú Angelina.— Y tampoco es tan bonita como tú.— ¿Y eso que tiene que ver?— La novicia preguntó mientras se reía — Ella también es muy buena persona— Pues… no sé, pero ella no es como tú — El pequeño sonrió y dejó ver qu
A Angelina le extrañó el buen humor de la Madre Superiora, pero le agradó, al menos alguien estaba de buenas, solo esperaba que se le contagiara porque estar con la cara larga delante de los niños en su día de regreso no era sano.Además, ya era bastante difícil mantener sus ojos secos sin que el estúpido nudo en la garganta terminara de ahorcarla, de modo que ver a la jefa sonriente tenía que ser una buena señal, ya que siempre la mujer no se hallaba de buenas pulgas y tenerla así, de tan buen talante siempre era bueno.De modo que, Angelina se arriesgó a decirle de frente y sin rodeos que necesitaría apoyo con las mejoras a la planta física del orfanato, en otro momento se habría puesto difícil, pero esa mañana fue diferente.— ¡Ejem, ejem! — Carraspeó para comprobar que no tenía la voz quebradiza por su drama s
Adriano tragó saliva y se enfiló detrás de la Madre Superiora sin poder decir nada más con lo que zafarse del compromiso, caminó hasta el otro lado de la calle y entró una vez más al convento, pero esta vez por la puerta de enfrente, y no como lo había hecho la última vez, como un vulgar delincuente, por la puerta de atrás.Caminó hacia el comedor guiado por la monja sin decir una sola palabra y pensando en cómo actuar delante de aquel grupo de religiosas para ser lo suficientemente convincente, eso claro, si Angelina no habría primero la boca y lo delataba.Pensar en esto le aceleró el pulso, pero más lo hizo el hecho irremediable de volver a verla. Le partía el corazón haberla dejado de la forma en la que lo hizo, ¡Como todo un patán!Sin embargo, para efectos prácticos había sido la mejor decisión desde difer
— ¿Angelina? — La voz de la Madre Superiora la hizo volverse sobre sus talones prácticamente obligada — Niña, te estoy hablando casi desde que entré al comedor, ¿En dónde tienes la cabeza Angelina?La chica se giró sin levantar la vista del suelo, esquivando la mirada del rostro del hombre a quien le conocía muy bien la voz.— Él es el nuevo Párroco, estará con nosotras durante un buen tiempo, ya que no sabemos exactamente cuánto tiempo estará lejos el Padre Dominic, en todo caso, por ahora, durante los meses que él esté aquí, nos apoyará con el orfanato.La chica seguía con la mirada baja mientras apretaba los puños en un intento por drenar las emociones sin alertar a la Superiora.— Él es el Padre Ignazio…«¿Ignazio?, buen intento, ¡No se parece a un Iga