"A veces es mejor quedarse con las ganas de saber algo, que desatar todo un caos en tu mente."
Lo siguiente que me dijo Osmon me dejó sin palabras. Hubiera jurado que era cualquier otra cosa menos aquello.
—Bien… El juramento consiste en su mayoría que entregaremos nuestra vida a… —Lo vi dudar por unos segundos, me hizo sentir mal por ello, hasta le fui a decir que no me contara nada, pero lo dijo —. A protegerte de todos los que te quieran hacer daño. No somos monjes normales por así decirse. En realidad, no estoy seguro de lo que somos. Yo solo sé que los que estamos aquí llegamos a este mundo con un solo propósito, protegerte hasta que cumplas tu destino. Nacemos con ciertas habilidades que nos permiten ser tus protectores, el templo nos ayuda a desarrollarlas y a controlarlas también.
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"A veces hay que dejar las cosas prohibidas, así como están, prohibidas" Osmon tomó los papeles e intentó leerlos. Luego me miró y siguió leyendo. Luego tomó mi mano para observar el tatuaje y siguió leyendo.—Entiendo algunas cosas, pero no todo. Aquí hay idiomas que ni idea de cuales son y otras cosas que no se entienden bien —dijo luego de un largo rato tratando de entender aquello.—Si tuviera mi celular sería mucho más fácil. Una foto, el traductor y listo —dije recordando que ya no tenía mi preciado aparato.—Fue por tu bien y lo sabes —Me recalcó Osmon antes de volver a intentar leer aquellos dos papeles—. Este está en latín por lo que entiendo algunas cosas, pero no todo. No soy bueno en idiomas y lo sabes, a parte esto esta difícil de l
"Cuando estás tan acostumbrado a que las cosas que pasan sean malas cualquier pequeño buen detalle puede llegar a ser la cosa más maravillosa del mundo" Corrí junto al chico hasta la cubierta del barco quedándome boquiabierta. No me lo podía creer, aquella imagen que antes era algo imposible, una fantasía, la tenía frente a mí. —¡Llegaste! Ven, agárrate fuerte, que se puede mover mucho —gritó Osmon, agarrándose de la barandilla con una mano y la otra extendiéndola hacia mí. Con algo de dificultad caminé hacia él. A medio camino el barco comenzó a moverse y como era de esperar me caí. Intenté pararme, pero volví a caerme por lo que simplemente me rendí y gateé hasta él, parándome una vez me pude agarrar de la barandilla. —Ni se te ocurra reírte —Le advertí. —Trataré… —murmuró mientras se aguantaba la risa —. ¿No es hermoso? A que nunca pensaste ver esto. —Nunca pensé estar en el océano, le tengo terror, pero esto… No hay nada que haya visto en mi vida que sea
"La imagen que las personas nos dan es una cosa y lo que pasa por sus mentes y vidas es otra." No supe qué más decirle o qué hacer por lo que simplemente me quedé ahí abrazándolo, deseando que sacara todo lo que tenía dentro. Nunca lo había visto llorar, tanto él como Nad eran del tipo de personas que nunca se mostraban "débiles" ante los demás. Pasará lo que pasara, ellos siempre tenían una sonrisa en su rostro dándole ánimos a los demás, ocultando todo el dolor que llevaban con ellos, para sí mismos. Ahora entendía muchas cosas y otras dudas que tenía se hacían más confusas. Las reacciones de Nad cuando le preguntaba por su lugar de origen o sobre el resto de su familia. A mi mente, la primera duda que vino, fue el día que Nad estaba discutiendo con sus padres. ¿Estaban hablando de su abuelo? No, no podía ser, él jamás defendería a alguien así, ¿o sí? Me negué a tan solo imaginar semejante locura. Nad sería incapaz de algo como eso.
"El no tener respuestas de algo tan importante es desesperante, pero peor aún es tener dos versiones incompletas que se contradicen" Esta vez por mucho que respirara profundo y tratara de dejar de pensar en cosas que solo me hacían sentir mal, seguía igual. En mi cabeza no cabía la posibilidad de que aquel niño nerd de Wattpad, al cual ayudé durante años a liberarse de aquellos que se burlaban de él; el dulce chico que no salía de casa nada más que para ver a sus dos mejores amigas y a su primo; aquel inocente niño, que tanto adoraba, que no podía ver a alguien llorando o sintiéndose mal porque dejaba de hacer lo que fuera para ayudarlo; aquel chico que a pesar de nunca defenderse a sí mismo nunca se quedaba callado ante una injusticia... terminaría mandando a matar a un chico y mucho menos defendiendo al monstruo que destruyó a su familia, intentando y logrando matar a varios de ellos. Es que Nad siempre decía que si fuera por él ayudaría a todo el mundo.
"Cuando la realidad y la ficción se fusionan ya no vas a poder saber cuál es cual, incluso vas a creer que estás mal de la cabeza" A lo largo de mi vida siempre soñé con vampiros y lobos. He visto cientos de películas y series sobre ellos. Me los imaginé de cientos de formas, pero jamás pensé que fueran reales porque a pesar de que me gustaban, sabía lo peligroso que podía ser un ser humano con tanto poder. Mis amigos siempre se reían de esas historias, diciendo que nada de ello era real. Me decían que si estas criaturas existieran se sentirían muy ofendidas. Muchas veces me parecían exageradas sus reacciones, si al final eran solo historias de fantasía. Me había quedado helada al ver como los ojos verdes de mi amigo pasaban de un color claro a uno intenso. Sus pupilas se achicaron y sus ojos dejaron de ser redondos para ser más alargados. Le había comenzado a crecer pelo blanco por todas partes, sus colmillos crecieron enormemente, haciendo que me alejara
"En el mundo real, el que no se mantiene alerta, no sobrevive, pero estar demasiado alerta no es vivir y encontrar el balance, es complicado"—Para, para, te dije una, no que me dispararas con todo lo que tenías —bromeó entre risas—. Lisa es la única "normal" entre nosotros. ¿Hablas de Angie? Ella es una de nosotros y hermana del chico que viste ser asesinado.—Espera, espera, ¿qué? ¿Entonces por qué rayos Nad mandó a matarlo? Si era uno de ustedes como dices... ¿No que entre ustedes no se matan? ¿Qué son como una gran familia o algo así? ¿O eso es nada más en la literatura y las películas? No entiendo nada... —Estaba confundida al tope. Si ese chico era parte de ellos, Nad no tenía por qué hacer eso, él no era así.—No eres la única... Cuando le pregunté por qué lo había hecho no me quiso responder. Lo único que me dijo fue que era por tu bien y que no me metiera en eso, que no era mi problema. Sabes que cuando él dice que no, es no y nadie excepto tú o Cristian ha logrado q
"Ser curioso es bueno, pero hay que aprender los límites, o las amistades o grandes avances que has hecho, se pueden perder"—¡Ahí no hay nada! ¡Paren de ladrarle a una roca y ayúdenme a buscar a los que estaban aquí! —Les regañó tirando de la correa, alejándolos de nosotros.—Seguro fue un animal y por eso los perros ladran. Ya vámonos, tenemos que regresar. Si se enteran de que dejamos nuestro puesto son capaces de despedirnos —dijo otro, dirigiéndose hacia el camino por donde habían llegado. Esperamos unos minutos antes de relajarnos y volver a respirar porque por lo menos yo, me había olvidado de hacerlo. Luego dirigí mi mirada a Thiago, llena de preguntas, si, cada segundo se formaban cientos de preguntas en mi cabeza.—¿Cómo que roca? ¿Ellos no ven la cueva? —pregunté recuperándome.—Los humanos no ven lo mismo que nosotros. Ellos al apegarse más a su lógica absurda no ven un gigante, aunque lo tengan frente a sus ojos. Antes de que preguntes, no, los gigantes no existe
"Un susto puede llevarte a grandes relaciones o a destruirte por completo, depende de cómo se lo tomen los involucrados."—Mi niña baja, te quiero presentar a unas amigas —la voz dulce de la señora Eli me sacó por unos segundos de mi crisis. Con cuidado y aún muy nerviosa y desconfiando de todo a mi alrededor bajé las escaleras hasta un poco más de la mitad. Escuchaba los murmullos que venían de la sala de estar. Tenía demasiado miedo como para bajar hasta el final. Estiré la manga derecha de mi abrigo escondiendo el dichoso tatuaje que solo me metía en problemas. Me quedé unos segundos en el tercer escalón dudosa de seguir hasta que vi a la señora Eli, extendiendo su mano hacia mí, con esa dulce sonrisa que la caracterizaba, según lo que había visto hasta ese momento. Le sonreí de vuelta y tomé su mano, aún con el corazón en la boca. Al llegar a la sala vi cómo las mismas mujeres que ayer me miraban como bicho raro mientras caminaba hasta la casa, hablaban divertida