Allegra caminaba por la casa seguida de cerca por Dante, mientras observaba la cocina y el jardín por la pequeña ventana.— ¿Qué te parece?, pregunto Dante mirándola.— Está bien respondió Allegra con poco interes, escucho unos pasos a espaldas de ellos y se giró a ver quien era.— Es una hermosa propiedad, la verdad me has sorprendido otra vez. Lo tuyo siempre han sido los áticos ultra, modernos.Dante saludo a su primo — ¿Allegra, recuerdas a Mackenzie?.— Por supuesto, bienvenido.— Me encanta tu look muy parisino dijo Mackenzie besándola en la mejilla.— Gracias respondió Allegra.— Mackenzie estudio arquitectura y luego incursionó en el diseño te ayudara con la decoración de la casa.— ¿Arquitecto?, me sorprende pensé que los hombres Beaumont eran todos empresarios— Ventajas de ser el menor, esa responsabilidad recayo sobre Christopher. Asi que después de un tiempo me canse de diseñar torres de marfil, la decoración es mucho más entretenida. Esta cocina es un desastre, podría
Allegra se apartó de él y luego lo miró, se cruzó de brazos y lo miró otra vez.— Me insulto o me dijo la verdad depende del punto de vista de cada uno exclamó Allegra.— ¿Cuándo te insulto?, pregunto él.— El día que te accidentaste y fui como una idiota a verte al hospital. En realidad debería estarle agradecida por haberme abierto los ojos, ese día comprendí lo que era en tu vida. Lo cual es bastante patético, todo estaba ahí delante de mis ojos, pero tuve que esperar que Julia me dijera que en tu vida solo era una puta, tu no me querías ahi ese dia, que idiota fui que no me di cuenta. Allegra paso junto a él para salir de la oficina.Dante frunció el ceño y en cuanto paso junto a él la tomó del brazo y la acorralo contra el escritorio.— No lo volveré a repetir tú nunca has sido eso para mí. Debiste decirme lo que pasó ese día. Ella no era quien para hablarte asi.— Yo no era quien para quejarme, era una idiota que se creía novia, pero en realidad era una prostituta exclusiva y cos
Dante la miró. — Yo te amo Allegra, lamento haber sido tan cruel contigo. Pero reconocía mis propias limitaciones y no tenían que ver contigo sino conmigo. Mis padres no me dieron una idea muy halagadora del matrimonio. No quería repetir su historia, peor aun que mis hijos repitieran mi historia.Mi madre era una simple secretaria y es la mujer más cariñosa del mundo, pero es insegura, ella tiene una procedencia más humilde y tú sabes como son, en una de esas reuniones escucho comentarios desfavorables y entonces se aisló socialmente, a mi padre nunca le importo esa diferencia, mama solía apartarlo. Papá discutía a causa de su ausencia, de su falta de compañerismo y ella insistía que vaya solo a esas reuniones, y entonces la prensa comentaba sobre alguna crisis matrimonial y acusaban a mi padre de ser infiel, mamá enloquecía y discutían y él se iba por un tiempo. Luego se reconciliaban, éramos un caos papá nos llenaba de dinero por la falta de estabilidad familiar y mama nos cumplía
Allegra lo miró y se apartó de él.— Ya te perdoné hace mucho tiempo, antes de volver a verte. Aunque debo reconocer que seguía molesta contigo. Intenté olvidarlo todo no solo fue lo que dijiste. Después todo fue caos, siempre supe que estaba sola, que mi bienestar dependía de mí. Pero durante dos años me tuviste como a Rapunzel encerrada en su torre y volver a empezar fue muy difícil, no podía, no sabía como, durante meses llore por tu ausencia.— Te busque Allegra, supuse que estabas en París y durante semanas hice que controlarán el departamento de Chantal.— Tarde diez días en llegar, había salido por el bosque para que el custodio no me viera en el camino creo me perdí durante días, luego conocí a Jean Pear, él había ido por una campaña y me ayudó a llegar aquí. Antes de llegar llamé a Chantal y ella me consiguió una habitación donde ella se había hospedado los primeros días, y me quedé ahí.Dante suspiró. — ¿ Me darás una oportunidad?, juro que no volveré a lastimarte.—Ese día e
Dante miró a su esposa dormir a su lado, sonrió mientras comenzaba a acariciarle el cabello.— Buenos días, hora de despertar dormilona.—No quiero despertar exclamó Allegra cubriéndose.—Dante comenzó a besarla.– Allegra abrió sus ojos y sonrió. — ¿A dónde vamos?, pregunto Allegra.— Se a donde me dirijo yo, respondió Dante mientras besaba su vientre.– Tú te dirijes al paraíso.— Qué modesto exclamó Allegra.Dante levantó el rostro y sonrió.— No verás un Beaumont modesto jamás. –Allegra enterró sus dedos en su pelo...Mientras Dante asistía a unas reuniones, Allegra se trasladó al ático que Dante poseía en Londres.— Bienvenida señora Beaumont, dijo la señora Grenwhit.— Buenos días dijo Allegra.— ¿Desea que le preparen algo en especial para almorzar?, pregunto la señora Grenwhit.— Solo una ensalada dijo Allegra mientras abría su ordenador portátil. Tomó su lápiz especial y un cuaderno que solía usar para garabatear mientras se le ocurrían sus brillantes ideas.****************Dant
Allegra sonrió.— ¿Porque tan serio?.— Pensaba, nada más dijo el acercándose y la beso.Allegra lo rodeó con sus brazos y Dante saco su teléfono y lo apagó.— Me sorprende señor Beaumont dijo ella burlándose.— Lo bien aprendido nunca se olvida y definitivamente te prefiero en mis manos que a mi teléfono exclamó Dante.Para compensarlo Allegra lo beso y comenzó a jugar con su corbata.— Sabes estoy recordando que debo compensar que aprendieras a comportarte dijo Allegra mientras le quitaba la corbata con un movimiento seductor. Allegra comenzó a quitarle la chaqueta.— Compórtate, ya va a estar la cena dijo Dante.— Eres un aguafiestas exclamó Allegra soltando la chaqueta sobre el sofá.— Ese soy yo, el esposo aguafiestas y gruñón exclamó Dante.Allegra sonrió mientras le desabrochaba el botón del cuello, y el siguiente.— Quieta.— Aún faltan quince minutos para cenar. Porque no te duchas exclamó Allegra.— Tú solo quieres desnudarme exclamó Dante.Allegra comenzó a reírse.— Qué pec
El amanecer londinense pintaba el cielo de tonos rosados y anaranjados, mientras Dante se sumergía en su rutina matutina de ejercicios en el gimnasio privado de su ático. La luz suave y cálida se filtraba a través de las ventanas, iluminando su figura atlética y definida.Desde la puerta, Allegra, lo observaba con una sonrisa discreta. Su mirada se posaba en los músculos tensos de Dante, en la forma en que su sudor perlaba su frente, en la determinación que reflejaba su rostro. Sentía una oleada de amor y admiración hacia su esposo.Allegra se apoyó en el marco de la puerta, cruzando los brazos sobre su pecho. Llevaba un salto de cama de seda blanca, su cabello oscuro y ondulado caía sobre sus hombros. Sus ojos verdes brillaban con una mezcla de ternura y deseo.Dante, ajeno a la presencia de Allegra, continuaba su rutina, cada movimiento preciso y controlado. Su respiración constante y rítmica era la única música que necesitaba.Allegra se acercó silenciosamente, deteniéndose detrás
Allegra se encontraba algo somnolienta cuando sintió los labios de Dante, segundos después escuchaba la puerta del baño, esa mañana regresaban a París.—Puedes dormir durante el vuelo – Dante le sonrió, satisfecho y divertido ante la somnolencia de su esposa. Estaban a punto de salir de la sala de espera, cuando un hombre de traje y cabello cano, seguido de un guardia de seguridad, se les acercó.— ¿ John? – Dante cruzó la habitación para saludarlo, frunciendo las cejas. El intercambio se hizo en tono de urgencia. Mientras tanto Allegra respondia unos correos. El hombre entregó algo a Dante. Sofocando un bostezo, Allegra trató de concentrarse, en su correo.—¿Quién era ese hombre?– preguntó Allegra al abordar el avión.—Uno de mis abogados – respondió Dante con una curiosa sequedad en la voz. Ella siempre odió los despegues. No abrió los ojos hasta que estaban en el aire. Pero Dante no se quedó a su lado. Lo descubrió al otro lado de la cabina, revisando unas hojas de papel. Ob