Dante la miró. — Yo te amo Allegra, lamento haber sido tan cruel contigo. Pero reconocía mis propias limitaciones y no tenían que ver contigo sino conmigo. Mis padres no me dieron una idea muy halagadora del matrimonio. No quería repetir su historia, peor aun que mis hijos repitieran mi historia.Mi madre era una simple secretaria y es la mujer más cariñosa del mundo, pero es insegura, ella tiene una procedencia más humilde y tú sabes como son, en una de esas reuniones escucho comentarios desfavorables y entonces se aisló socialmente, a mi padre nunca le importo esa diferencia, mama solía apartarlo. Papá discutía a causa de su ausencia, de su falta de compañerismo y ella insistía que vaya solo a esas reuniones, y entonces la prensa comentaba sobre alguna crisis matrimonial y acusaban a mi padre de ser infiel, mamá enloquecía y discutían y él se iba por un tiempo. Luego se reconciliaban, éramos un caos papá nos llenaba de dinero por la falta de estabilidad familiar y mama nos cumplía
Allegra lo miró y se apartó de él.— Ya te perdoné hace mucho tiempo, antes de volver a verte. Aunque debo reconocer que seguía molesta contigo. Intenté olvidarlo todo no solo fue lo que dijiste. Después todo fue caos, siempre supe que estaba sola, que mi bienestar dependía de mí. Pero durante dos años me tuviste como a Rapunzel encerrada en su torre y volver a empezar fue muy difícil, no podía, no sabía como, durante meses llore por tu ausencia.— Te busque Allegra, supuse que estabas en París y durante semanas hice que controlarán el departamento de Chantal.— Tarde diez días en llegar, había salido por el bosque para que el custodio no me viera en el camino creo me perdí durante días, luego conocí a Jean Pear, él había ido por una campaña y me ayudó a llegar aquí. Antes de llegar llamé a Chantal y ella me consiguió una habitación donde ella se había hospedado los primeros días, y me quedé ahí.Dante suspiró. — ¿ Me darás una oportunidad?, juro que no volveré a lastimarte.—Ese día e
Dante miró a su esposa dormir a su lado, sonrió mientras comenzaba a acariciarle el cabello.— Buenos días, hora de despertar dormilona.—No quiero despertar exclamó Allegra cubriéndose.—Dante comenzó a besarla.– Allegra abrió sus ojos y sonrió. — ¿A dónde vamos?, pregunto Allegra.— Se a donde me dirijo yo, respondió Dante mientras besaba su vientre.– Tú te dirijes al paraíso.— Qué modesto exclamó Allegra.Dante levantó el rostro y sonrió.— No verás un Beaumont modesto jamás. –Allegra enterró sus dedos en su pelo...Mientras Dante asistía a unas reuniones, Allegra se trasladó al ático que Dante poseía en Londres.— Bienvenida señora Beaumont, dijo la señora Grenwhit.— Buenos días dijo Allegra.— ¿Desea que le preparen algo en especial para almorzar?, pregunto la señora Grenwhit.— Solo una ensalada dijo Allegra mientras abría su ordenador portátil. Tomó su lápiz especial y un cuaderno que solía usar para garabatear mientras se le ocurrían sus brillantes ideas.****************Dant
Allegra sonrió.— ¿Porque tan serio?.— Pensaba, nada más dijo el acercándose y la beso.Allegra lo rodeó con sus brazos y Dante saco su teléfono y lo apagó.— Me sorprende señor Beaumont dijo ella burlándose.— Lo bien aprendido nunca se olvida y definitivamente te prefiero en mis manos que a mi teléfono exclamó Dante.Para compensarlo Allegra lo beso y comenzó a jugar con su corbata.— Sabes estoy recordando que debo compensar que aprendieras a comportarte dijo Allegra mientras le quitaba la corbata con un movimiento seductor. Allegra comenzó a quitarle la chaqueta.— Compórtate, ya va a estar la cena dijo Dante.— Eres un aguafiestas exclamó Allegra soltando la chaqueta sobre el sofá.— Ese soy yo, el esposo aguafiestas y gruñón exclamó Dante.Allegra sonrió mientras le desabrochaba el botón del cuello, y el siguiente.— Quieta.— Aún faltan quince minutos para cenar. Porque no te duchas exclamó Allegra.— Tú solo quieres desnudarme exclamó Dante.Allegra comenzó a reírse.— Qué pec
El amanecer londinense pintaba el cielo de tonos rosados y anaranjados, mientras Dante se sumergía en su rutina matutina de ejercicios en el gimnasio privado de su ático. La luz suave y cálida se filtraba a través de las ventanas, iluminando su figura atlética y definida.Desde la puerta, Allegra, lo observaba con una sonrisa discreta. Su mirada se posaba en los músculos tensos de Dante, en la forma en que su sudor perlaba su frente, en la determinación que reflejaba su rostro. Sentía una oleada de amor y admiración hacia su esposo.Allegra se apoyó en el marco de la puerta, cruzando los brazos sobre su pecho. Llevaba un salto de cama de seda blanca, su cabello oscuro y ondulado caía sobre sus hombros. Sus ojos verdes brillaban con una mezcla de ternura y deseo.Dante, ajeno a la presencia de Allegra, continuaba su rutina, cada movimiento preciso y controlado. Su respiración constante y rítmica era la única música que necesitaba.Allegra se acercó silenciosamente, deteniéndose detrás
Allegra se encontraba algo somnolienta cuando sintió los labios de Dante, segundos después escuchaba la puerta del baño, esa mañana regresaban a París.—Puedes dormir durante el vuelo – Dante le sonrió, satisfecho y divertido ante la somnolencia de su esposa. Estaban a punto de salir de la sala de espera, cuando un hombre de traje y cabello cano, seguido de un guardia de seguridad, se les acercó.— ¿ John? – Dante cruzó la habitación para saludarlo, frunciendo las cejas. El intercambio se hizo en tono de urgencia. Mientras tanto Allegra respondia unos correos. El hombre entregó algo a Dante. Sofocando un bostezo, Allegra trató de concentrarse, en su correo.—¿Quién era ese hombre?– preguntó Allegra al abordar el avión.—Uno de mis abogados – respondió Dante con una curiosa sequedad en la voz. Ella siempre odió los despegues. No abrió los ojos hasta que estaban en el aire. Pero Dante no se quedó a su lado. Lo descubrió al otro lado de la cabina, revisando unas hojas de papel. Ob
Dante miro a su esposa,necesitaba entender porque había tomado esa decisión, pero ella no emitia palabra alguna.Allegra penso en el angelito que abortó. Dante habia leído el historial clínico, donde constaba claramente que ordenó un legrado. Estaba embarazada de un niño. Dante se acuclilló delante de ella.Allegra sintió la fuerza de Dante en la mano y escuchó su respiración. — Allegra ¿ Porque solicitaste el legrado?Mientras Dante hablaba Allegra se había quedado completamente helada y petrificada, pero al escuchar las últimas palabras no pudo evitar reaccionar. El nombre del procedimiento se le había quedado grabado en su mente con tanta claridad y tanta violencia que se revolvió contra el hombre. —Basta —exclamó Allegra, casi sin voz, a la vez que la mano de Dante la soltó. Presa del nerviosismo lo empujó . Dante miró a Allegra como si no la hubiera visto nunca.—Lo han tergiversado todo. No fue así —le aseguró ella. Las facciones de Dante podían estar esculpida sobre roca de lo
Dante ingresó a la habitación, Allegra dormía.Luego de quitarse la ropa Se deslizó con mucho cuidado y se quedó observándola. Luego se inclinó con mucho cuidado sobre ella.— Lo siento no debí comportarme así, pero pensé que todos los secretos y silencios habían quedado atrás exclamó Dante.Allegra se dio la vuelta.—Perderlo fue lo que me destrozó por completo. No podía dormir, ni comer. Me sentía hundida, y muy triste. Sé que parece una tontería, porque sólo estaba embarazada de veinticuatro semanas, pero cuando lo perdí, fue como perderme a mí misma.—¿Por qué no me lo dijiste? Allegra sacudió la cabeza con impaciencia.—¿Cómo puedes preguntar eso?. —Porque sabes que hubiera querido saber…—¿Cómo lo iba a saber? —preguntó ella, volviéndose hacia él.— Desde mi punto de vista después de nuestra conversación, yo no era adecuada mucho menos lo iba a ser nuestro hijo. Aún así no fue por eso. Sólo me concentre en lo importante nuestro hijo y tratar de crear un hogar para él, pero el des