LukaEl cuerpo de Alina vibra bajo el mío y siento sus paredes internas apretarme de una manera tan deliciosa como nunca había sentido.Acelero mis embestidas sujetándome de sus piernas, hasta que siento que no puedo contener por más tiempo mi orgasmo. Me dejó ir con todo lo que tengo y me derramo en su interior con frenesí.Volteo para verla y su rostro sonrojado, sus labios hinchados y el desastre de su respiración, me llenan de orgullo al instante, pero toda satisfacción queda en el olvido al darme cuenta de lo que en realidad sucede: Alina muerde su labio con vergüenza y las lágrimas que corren por sus mejillas me alertan de inmediato.Fijo mi vista en su cuerpo hermoso y delicado y bajo mi mirada un poco más, descubriendo la mancha de sangre sobre las sábanas que me hace abrir los ojos con asombro.Me separo de ella con apuro y, ni bien me recupero, cuando salgo de la cama y comienzo a vestirme bajo su atenta mirada. No digo ni dice nada, me encamino a la salida como un autómata,
LukaRegreso a casa unas horas después de reunirme con Marco en el bar, y aun no logro dejar de sentir el remordimiento que aqueja mi cuerpo desde que estuve con Alina de esa manera tan salvaje e impropia. Su mirada decepcionada se clavó en mi mente con tanta fuerza, que ni todo el alcohol que he consumido ha sido suficiente para arrancar el sentimiento de culpa que me invade ahora.Subo las escaleras lentamente, queriendo retrasar la hora en que esos bonitos ojos cafés me observen con tristeza. Camino por el pasillo que lleva a nuestras habitaciones y me detengo frente a su puerta, tomo valor, e inhalo profundo antes de golpear despacio.—Alina… —la llamo, rogando porque esté despierta aún y pueda disculparme antes de que sea demasiado tarde—. Alina, ¿puedes abrir la puerta?El silencio es mi única respuesta. Lo intento un par de veces más, pero el resultado es el mismo, así que cruzo el pasillo hacia mi habitación con la esperanza de que se haya quedado dormida y ese sea el motivo p
AlinaMi estado de ánimo no ha mejorado a pesar de la visita de Lola. En realidad, no entiendo por qué Luka envió por ella, si de cualquier forma no puedo hablar abiertamente sobre lo que en realidad me pasa. He tenido que inventarle algo sobre mi periodo y estar deprimida; aunque me moría por contarle todo sobre la experiencia más confusa que he vivido.Lo único que me motiva a salir de la habitación es la idea de ver a mi nonna; hace días que no la visito debido a mi mal estado. Mi abuela es sumamente perspicaz, y no tardaría en darse cuenta de que algo me sucedía, por ello, opté por aguardar unos días hasta poder disimular mi pena y darle una visión más estable sobre mi matrimonio.Salgo de mi habitación con apuro, ya vestida para ir al hospital. No quiero ser vista por nadie, aunque sé que es inútil, pues mi chofer le rinde cuentas a Luka sobre todo lo que hago. Cierro mi puerta y, apenas doy vuelta en mi sitio, la figura de mi esposo me sorprende frente a mí, observándome expecta
LukaAcompaño a Alina hasta el hospital en contra de sus deseos, después mentirle y decir que su chofer estaba enfermo; solo quería pasar un momento a su lado y probar mi suerte que, creo que no tengo mucha, pues ha sido imposible entablar una conversación con ella. Solo hemos cruzado unas cuantas palabras durante el desayuno, después de eso, nada.No me pasa desapercibida la manera en que aniquila con la mirada a las enfermeras que entran con nosotros al ascensor, y una especie de orgullo se apodera de mí al ver que no le resulto tan indiferente.Inhalo profundo apenas salimos de la diminuta caja de acero que me tenía mareado; el dulce perfume de Alina no abandona mi mente desde que tuve que bañarme durante media hora para borrar su rastro, sin embargo, no es un olor como tal, es más una sensación, un recuerdo que me acompaña desde entonces.Sacudo mi cabeza ante los recuerdos que destellan en mi mente como relámpagos, y me obligo a avanzar tras ella a la habitación de su abuela.—Ad
AlinaObservo a Luka retirarse en el auto después de haberme dejado en casa. Todo lo que hizo por mi abuela el día de hoy ha hecho aflorar un cálido sentimiento en mi pecho que, si bien puede ser agradecimiento, se siente como algo mucho más fuerte y arrollador.Permanecimos todo el día en el hospital, y no regresamos a casa hasta que se llevó a cabo la operación a mi abuela que, gracias a Dios, salió de manera exitosa y ella debe mantenerse en el hospital durante algunos días para llevar a cabo su recuperación post operatoria. Después de eso será llevada a la nueva casa que Luka compró para ella y será atendida por las enfermeras que también contrató.Sin duda estoy sorprendida de la generosidad de mi esposo, si me lo hubieran dicho, nunca hubiera creído que el capo de La Cosa Nostra, encargado de la ciudad de Nueva York, sería tan benevolente. Más bien lo imaginaba como un hombre frío, capaz de eliminar de su camino a cualquier estorbo que se interpusiera a sus planes que conquista;
AlinaMe quedo atónita ante la confesión de la mujer que no para de hablar y de humillarme, mientras que mi mente se encuentra trabada rememorando todo lo que ha sucedido con Luka desde la noche que nos entregamos a nuestros deseos. Mi pecho se oprime ante el dolor del engaño. Aún puedo sentir el calor de su cuerpo sobre el mío en la cama que desde entonces compartimos.De verdad pensé que las cosas entré él y yo podían llegar a funcionar, que de alguna manera nuestra historia terminaría siendo como las de esos libros que me gusta leer, donde los protagonistas comienzan fingiendo tener una relación, y con el tiempo se van enamorando. Él descubre que ella es la mujer que siempre había estado esperando, y ella no podría estar más enamorada del hombre que ha cambiado por ella.«Fui una ilusa»Eso en la vida real jamás pasa, y ahora más que nunca me ha quedado claro.—Lo siento, linda, pero no creíste que Luka se enamoraría de ti ¿cierto? —indaga fingiendo una preocupación que, obviamente
LukaYa pasan de las siete de la tarde, la oscuridad de la noche cada minuto se hace más densa y el frío comienza a calar los huesos con la ventisca que se ha soltado de pronto. Alina no aparece y mis hombres no la encuentran por ningún lado, llevan todo el día en su búsqueda, y mi cabeza quiere estallar de solo pensar que algo pudo haberle pasado.Ya me harté de sus malas decisiones, de que me contradiga siempre que le dé la gana, como si desafiarme le diera satisfacción y le devolviera un poco de la libertad que jura que le hace falta.Camino con un león enjaulado en mi habitación, ya perdí la cuenta de los cigarrillos que he fumado tratando de mantener a raya mi ansiedad, y solo he logrado que mi pecho duela debido al humo ingerido. No estoy acostumbrado a hacerlo, solo en ocasiones como esta, cuando mis nervios necesitan un calmante.Observo mi teléfono cada dos o tres minutos, con la esperanza de encontrar no sé qué, y no es hasta que uno de los guardias de la entrada me habla pa
LukaLa ambulancia llega y los paramédicos revisan a Alina antes de subirla a la unidad. Al parecer solo es un desmayo, sin embargo, hay estudios que deben realizarle para descartar posibles traumas.—Luka… —balbucea adormilada mientras nos dirigimos al hospital.—Aquí estoy, estarás bien, ya te están atendiendo —digo tomando su mano.Una extraña satisfacción me invade al escucharla preguntar por mí, pero alejo ese pensamiento y lo escondo en lo más profundo de mi ser al recordar que está a punto de dejarme; no volveré a aferrarme a una persona, solo para perderla de nuevo.Alina vuelve a desmayarse después de escucharme y en pocos minutos ingresamos al hospital. El equipo médico llega para atenderla y llevarla al área de revisión y, aunque no me permiten entrar con ellos, hago caso omiso y los sigo hasta la habitación sin soltar la mano de mi esposa.—Señor, lo sentimos, pero no puede estar en esta área —me informa uno de los médicos más jóvenes que se está encargando del caso—. Le p