—Tengo que admitir que me has sorprendido, querido —sonreí, haciendo una reverencia juguetona en cuanto tomé su mano.—Es la primera vez que me pones un apodo —respondió, levantándose—. Me encanta, aunque preferiría que me dijeras: mi amor, bebé, cariño, papi —insinuó.—No te adelantes, Jax. Te dije que soy una mujer difícil y si quieres enamorarme, tendrás que ir lento y ser romántico, con este picnic en la playa acabas de ganar puntos —le guiñé un ojo.—Luego el egocéntrico soy yo, eh —afirmó.Le eché una mirada fulminante. En cuanto giré mis ojos también pude notar que había un pequeño equipo de sonido, era más como una radio en donde se podían meter discos. —¿Tendremos a este hombre a nuestro lado en todo momento? Porque me siento un poco incómoda si nos observa así de serio —murmuré, acercándome al oído de Jax. El camarero estaba parado con firmeza, no se inmutaba ni a sonreír pero nos quedaba viendo con una expresión seria y los ojos casi cerrados, esperando recibir una orden,
Me miraba con deseo y una determinación increíble. La melodía nos envolvió y nos dejamos llevar por la música, las olas de la playa se dejaron de escuchar y en ese momento Jax y yo fuimos un solo ser.Una mezcla entre tantas emociones se apoderó de mí, desde la más cálida hasta la más vergonzosa, pero junto a él me sentía imparable, fuerte y audaz. Capaz de logras cualquier cosa. Estábamos en sintonía y nuestros pies se movían al compás del sonido, no hacía falta saber bailar porque sabíamos exactamente cada paso que daría el otro.Estábamos sincronizados con el destino.Nuestros rostros se acercaron por pocos centímetros, podía intuir las ganas que tenía el hombre frente a mi de besarme porque sus ojos estaban entre cerrados, llenos de impaciencia. Me hacían querer probar también esos cariñosos y rosados labios que adornaban su cara.—¿Por qué ves tanto mi boca, princesa? ¿Acaso quieres un poco de ella? —inquirió, como si leyera mis pensamientos.Ya empezaba a hacerse costumbre.Sonr
A pesar de que sus palabras me dejaron un poco desconfiada, sabía que Jax no era capaz de hacerme algo que yo no quisiera. No importaba cuan lascivo y sediento de mí estuviera, él me priorizaba antes que sus propios impulsos, eso ya lo había descubierto con el pasar de los días.Me quité las prendas que cubrían mi esbelto cuerpo, dejando a la vista mis pechos rebotando cada vez que caminaba gracias a lo apretados y firmes que quedaban con la parte de arriba del bañador. Mis caderas eran iluminadas con la luz del sol al igual que mis depilados muslos. Jax se deleitó con solo mirarme, sus ojos estaban hipnotizados con cada parte de mi cuerpo justo como lo predije momentos atrás. Evitó abrir su boca para no perder contra mí, de todas formas lo tenía babeando y eso me hizo sentir poderosa, formando una sonrisa llena de orgullo en mis labios. —¿Vienes? —pregunté, con la mano en la cintura. —Por supuesto, mi Lady —Hizo una reverencia. Jax procedió a quitarse la camisa que tenía encima p
—¿Oriana? ¿Estás bien? Tu cara parece un tomate de lo roja que está —preguntó Jax desde su asiento.¿Y cómo no iba a estarlo después de ver a esa garrapatosa pegarse tanto a él como si tuvieran una confianza íntima de hace mil años?Suspiré para calmarme, no tenía que demostrar lo que sentía para no causar ningún problema, por más que me carcomiera un nuevo sentimiento desconocido que no podía controlar muy bien como a otros.Recuerda, Oriana, no debes mezclar sentimientos con tu trabajo.—Descuida, solo me confundí con una palabra y se me fue la mano —mentí, tratando de arreglar las teclas que se habían salido.—¿Ella es Oriana? —cuestionó la rubia, sorprendida—. Increíble. Sabía que la tenías aislada, pero no me imaginaba que en tu propia oficina —añadió, risueña.—No es buen momento para decir eso —respondió él.La mujer se levantó y quedó frente a mi escritorio, no pude evitar dejar lo que estaba haciendo para verla directo a los ojos. La sonrisa carismática no se le desaparecía y
Regresé a la oficina con el teclado en mano y miles de pensamientos dudosos en mi mente. Estaba feliz de ver que Richard había recibido su merecido, pero por otro lado me preocupaba que quisiera vengarse justo como yo quise al principio...¿Y si buscaba la manera de perjudicar a Jax?—Oye... ¿Podemos hablar? —pedí, sentándome en mi escritorio.—Claro, cuéntame tus dudas. Soy todo oídos para ti —Dejó lo que estaba haciendo y se centró en mí.—Allá abajo vi las noticias... —empecé, me tomé una pausa antes de soltar todo—: A lo que voy es que, dejaste a Richard en la ruina y el mundo entero sabe que tienes una prometida misteriosa. ¿Cuándo pensabas contarme lo que harías?Me crucé de brazos, echada hacia atrás en el sillón, como estábamos al lado el uno del otro se me facilitaba verlo a los ojos. Él apoyó ambas manos encima del vidrio templado.—¿No recuerdas cuando mencioné que se lo contaría a la prensa? Juré hundir a Richard por el daño que intentó hacerte, tenía que entender que conm
Dos días habían pasado desde el encuentro interrumpido que tuvimos Jax y yo en la oficina. Me daba coraje tener que ayudar a Zoe en la suya redactando un informe sobre las empresas... ¿Por qué no lo hacía alguien más? ¿Tal vez Jax me mandó para que me llevara bien con ella? Porque la simple sonrisa amigable de la mujer me daba un agrio sabor de boca.Se suponía que era la secretaria personal de Jax, no de sus colegas...Tsk.El lugar de trabajo de Zoe era más pequeño que el que acostumbraba, no tenía dos computadoras por lo que me cedió su puesto para que yo le hiciera el jodido trabajo, aunque ella estaba hablando por el celular, al pendiente de lo que ocurría en el edificio mediante la línea.Suspiré.Ella me había tratado de sacar conversación en todo momento, pero yo evitaba utilizar oraciones largas porque vamos, esa rubia interrumpió un momento importante entre Jax y yo, y a parte le tenía mucha confianza al pelinegro.¿Eran celos? Pues sí, tenía que admitir que me di cuenta que
Terminé de tomarme el café junto a Zoe y no pensé que me agradaría, hice mal en pensar lo peor de ella sin conocerla a profundidad. Pero es que los celos que me provocaba no ayudaban para nada. Iba de camino a la oficina de Jax, aunque no hizo falta pues el pelinegro se encontraba en la recepción hablando con Pablo, quien también estaba preparando sus cosas para marcharse ya que el edificio trabajaba solo durante el día.Zoe se despidió de mí y caminó hacia el ascensor, todavía tenía que zanjar unos asuntos antes de irse y verificar que el personal también estuviera listo.—Ya veo que estás aprendiendo a flojear como Zoe —Jax se cruzó de brazos al verme.—Faltaban quince minutos para salir y ya habíamos terminado, ¿está mal? —resoplé, con la mano en la cintura.—Bueno, chicos, yo me retiro y los dejo discutiendo sobre sus temas maritales —intervino Pablo, sosteniendo un bolsito en su hombro.Primero vino hacia mí y me besó la mejilla en un símbolo de despedida, luego intentó hacer lo
Dejé que el agua de la bañera me envolviera por completo y preparara mi cuerpo para lo que se avecinaba. En ese momento estaba dudando, tal vez hice mal en invitar a Jax a mi habitación con intenciones ocultas que no le demostré.Pensé que mi mente sería fuerte en decirle que sí quería casarme con él, que aceptaba la tan ansiosa propuesta que me hizo hace un tiempo, cuando me encontró vagando por las calles de la ciudad.Fue el hombre que me salvó de morirme bajo un puente, el que me dio una segunda oportunidad de vida, a pesar de que esta había sido arrebatada por Richard... Cuyo nombre todavía me hacía hervir la sangre y que se me forme un nudo en la garganta por la repulsión.¿En qué momento cambié de opinión? Tal vez al darme cuenta que Jax no buscaba hacerme daño, no era una amenaza como pensaba al principio. Quería ayudarme de verdad, cabe la posibilidad de que me estuviera ocultando algo más sobre el compromiso... Pero a esas alturas ya confiaba lo suficiente en él como para im