Me cambio de ropa bajo la mirada acusadora de Júpiter. Es un bebé bastante peculiar. No entiendo muy bien cómo es que he terminado cuidando este bebé cuando realmente no soy un hombre de niños. Necesito regresar al casino temprano porque tengo que firmar unos documentos que el inepto de Miguel olvido darme, tendré que llevar a Júpiter conmigo y me parece que será un reto bastante grande. No me molesta en lo absoluto.
—Bien, ¿estás listo? —le pregunto.
El pequeño me mira con una sonrisita de picardía que le he aprendido cuando quiere algo o esta emocionado por algo, los niños pueden ser unos diablillos. Jupiter me sonríe y quiero pensar que le agrado, soy hombre capaz y extraordinario, no podría desagradarle.
—¡Eomaaaa! —-grita. Me rio y le acaricio la cabeza.
—¡¿Qué hace ese niño contigo?! —gruñe.Me quedo observándolo por unos segundos. No necesito ni excusas para darle un buen puñetazo, juraría que podría matarlo. Necesito tranquilizarme o podría cometer una locura.—Saint Amour te estoy haciendo una pregunta, ¡¿Qué haces con ese chino?! —este imbécil.—Ese niño se llama Júpiter, es coreano no chino, y lleva mi apellido así que te pido que guardes tu tono de voz, es mi oficina y no creo haberte invitado a pasar. Horus no tientes a tu suerte suficiente paciencia he tratado de tenerte porque respeto los deseos de Nefertiti. —se acerca a mi escritorio dándole un fuerte golpe.
El incidente con Horus me deja con un muy mal sabor de boca, mi dura coraza se destartala por unos segundos y me siento triste, con el corazón roto y muy decepcionada de todo lo que mi familia es capaz de hacer con tal de tenerme regreso en casa.—¡¿Nefertiti?! —escucho a lo lejos la voz del hombre que de forma deliberada dice amarme, y al cual he decidido dejarle estar a mi lado.La decisión no la he tomado de forma deliberada, me he tomado el atrevimiento de pensar y sentir, no soy una mujer que se deja nublar por sentimientos pero aun así este hombre me desarma. No entiendo la razón, no sé si es su sinceridad, manía por controlar todo pero contenerse conmigo hasta un punto, su atractivo físico, su forma de tratarme, la forma en la que trata a mi hijo. No lo sé, hasta puede ser el deseo intimo que ha nacido en mi inter
He traído a Neferiti a The Metropole Monte-Carlo, uno de los mejores restaurantes de la zona y de los pocos que aún no me pertenecen pero que si es de un buen amigo mío, el dueño es Ángel Tosse hermano mayor de Miguel, ambos hermanos son bastante apasionados con sus carreras y son exitosos aquí en Mónaco.Nefertiti observa el lugar encantada, creo que le he sorprendido y sobre todo por el diseño del lugar. He tomado la decisión de conquistar a Nefertiti, ella tiene razón, no es una mujer cualquiera y tengo que demostrarle que no ha sido capricho mío hacerla mi esposa de esa manera, quiero hacerle saber que para mí ella es más, mucho más.—¿Te he sorprendido? —pregunto de todas maneras.Repasa con la mirada tod
Llegamos hasta el coche pero por más que intento contenerme no puedo, me abalanzo sobre ella para poder besarla y ella no pone resistencia. Me he dado cuenta que le gusta como la beso y a mí me encanta besarla.Me hago de su boca explorándola por completo, acaricio su lengua y como siempre. Ella se deja explorar, se deja atrapar por mi deseo y no me detiene, me provoca sin saberlo. Joder. Es preciosa, perfecta y la deseo. En cualquier momento.-1Demetrio, pueden vernos y nos meteremos en problemas. —se separa de mi unos segundos, no sé lo permito.La estampo contra el coche con el cuidado de no lastimarla, ella lo deja estar sin importar nada y eso me encanta, me permite acercarme y joder, es lo único que necesito.
Cinco dias después de la maravillosa cita que he tenido con el señor Demetrio Saint Amour, me encuentro aquí en esta gigante cama, cubierta con las sabanas y casi muriendo. Yo sabía que en cualquier momento terminaría enfermándome, entre viajar de Corea a Alemania, de Alemania a Mónaco, de Mónaco a Corea y al final regresar e instalarme en Monte-Carlo, definitivamente me tenía que enfermar y veme aquí peor que una pasita.Las cosas no han cambiado en lo que respecta al señor Saint Amour y yo, el continua siendo una persona muy atenta en relación a nuestro matrimonio, mi hijo y su amor por el también ha ido aumentando, mi pequeño es un bebé y le gusta tener la atención de todos.Hoy por la mañana Demetrio me ha info
Me muevo cómodamente sobre mi cama, la garganta me duele y la siento demasiado seca, a lo cual me muevo estirando el brazo hasta la mesita donde está el vaso con agua. Muevo la cabeza sintiendo el peso del hombre que sigue dormido a mi lado.Me tomo el agua de golpe con todo el dolor, no entiendo porque duele cuando tomas agua pero sé que mis quejas no servirán de nada. Me levanto de la cama para ir al baño, papá al sentir mi ausencia lejos de preocuparse se estira y se envuelve en las sabana para cubrirse de la luz que entra por la ventana. Sonrío divertida.Entro al baño, me miro en el espejo y trato de refrescarme un poco, me duele terrible el cuerpo y me siento débil. Me pongo a pensar en que en todo el día no he visto a mi hijo y sin despertar a mi dormilón padre,
Alessandro Lüneburg...No me agrada para nada.Desde la primera vez que escuche el nombre "Alessandro", pensé que tendría que encargarme de él aunque claro en ningún momento pensé que en realidad se tratara del padre de Nefertiti. Tenía conocimiento sobre sus padres pero no creí que estuviéramos hablando del mismo ya que Nefertiti le llama por su nombre y de una manera informal.No confío en la familia de Nefertiti, si su hermano quien juraba protegerla de todo es capaz de hacer algo tan sucio como ofrecerla a cambio de una empresa; creo que no tengo porque confiar en su padre. No soy una mejor persona por haber aceptado semejante trato pero prefiero tenerla a mi lado y cuidarla de cualquier cabron que quiera lastimarla. No soportaría verle llorar otra vez, no quiero verle en ese estado n
México, quince meses atrás.Estoy cansado, el sol, la gente, la comida, todo me ha sentado fatal. Estoy aquí gracias a mi esposa que a puros deseos caprichosos me ha acarreado a un lugar como este. No tengo nada en contra de este país pero el clima me está agotando, estoy quemado, sudoroso y estresado, no hablo español y los empleados no me entienden en nada que solicito. Isabella está feliz se supone que tengo que alegrarme pero la realidad es que toda esta farsa es nada más y nada menos que eso, un error del que estoy seguro tendré que arrepentirme toda la vida.Miguel tiene toda la razón, soy un imbécil.Isabella tiene solo un interés y es todo menos yo, soy un hombre importante en Mónaco por lo tanto debí haber imaginado que ese era su motivo principal para acercarse a mí. Soy un tota