*Sebastián*
—Rei tapate la espalda—dije intentando sonar tranquilo pero la voz me salió ronca.Ella me miró y solo sonrió.—¿Mañana podemos ir a comprar los regalos no?—preguntó Sara intentando cambiar de tema.—Sí, pero no llevemos a los niños, que tal salida de solo chicas—dijo con los ojos blancos.—Me parece genial—comentó Caroline con rapidez.El Lobo que la acompañaba regresó y se puso a su lado.—Cuando dirán algo ustedes dos—les dijo mientras miraba al Lobo y luego a Caroline.—¿Amor te diste cuenta?—preguntó él mirándola solo a ella.—No puedes permitir que le hable así a nuestra Luna—dijo Gregory furioso.—Huelen asquerosamente a compañeros—dijo y sus ojos volvieron a su color natural—Misrreal dice que si vuelves a insultarla no se controlara—dijo mirándome a mí.—¿Podemos ir a hablar afuera?—preguntó el Lobo a Caroline.Esta asintió y salieron afuera.*Reichel* Me llevé a Ann a la ducha, la abrí y nos metí adentro, su sensibilidad era tal que no resistía que personas nuevas la tocaran, tenía visiones del pasado, el presente y el futuro sin poder controlarlo. Una vez que se calmó salimos, sus hermanos nos esperaban en el salón con Jack. —¿Cocinaras tú?—pregunté al Lobo que me miraba tiernamente. —Claro amor, yo me encargo—dijo sin dejar de mirarme así—¿Qué dice Misrreal respecto a Sebastián?—dijo más serio. —¿Qué voy a decir? Que quiero matarlo con mis propias manos porque no solo se quiere casar, sino que lo quiere hacer con esa Vampira—gruño mi Loba en respuesta. —Mejor hablemos de otra cosa—respondo con una sonrisa falsa. —De acuerdo, ¿Gemelos?—respondió y luego sonrió de oreja a oreja haciéndome una pregunta sencilla. —Así es, dos bebés—respondí mostrando dos de mis dedos. —Eso se oye genial, ¿para cuándo crees que serás tía de tu otra h
*Reichel* Misrreal miró a Jack y luego tomó nuestra forma humana, cruzó el salón completamente desnuda y no le importó, era una costumbre que se le había quedado grabada, ella no tenía ningún pudor frente a nadie. Inmediatamente Sebastián lanzó un gruñido y se fue tras ella. —¿Qué demonios haces?—grito cuando entramos a la habitación, Misrreal aún tenía a Ann en brazos. —¿Qué crees que hago?—fue su respuesta aun no me devolvía el control de nuestro cuerpo, dejó a Ann en la cama que inmediatamente se transformó en humana y se quedó sentada viendo la escena. —Todo el mundo acaba de verte desnuda—volvió a hablarle en gritos. —Sí, ¿no te gusto?—respondió ella, lo estaba desafiando. —Misrreal no hagas una estupidez frente a Ann—fue lo único que comente, sabía a donde quería llegar mi Loba. —¿Te burlas de mí?—dijo aún irritado. —¿Yo?—dijo mientras pasaba nuestras manos por todo nuestro cuerpo—¿no te
*Sebastián* —Eres un idiota—dijo Gregory con rapidez. —No digas nada que tú también estabas furioso—respondí intentando calmar mi ira. —Debemos escuchar a nuestra Luna, no andar golpeándola—me recrimino mi Lobo. Deje a mi Lobo hablando solo, aunque tenía razón, debo escuchar a Reichel, pero su Loba es todo menos habladora, se cree demasiado poderosa. —Nuestra Luna era poderosa antes de tener a su Loba, ella solo es una parte más o solo es una parte dividida de Reichel, recuerda que la Diosa Luna la eligió para nosotros antes de su nacimiento, por ende, Reichel y Misrreal ya existían desde antes—dijo en un intento de volver a psicologearme mi Lobo. Baje al salón, el ex de mi Luna estaba con mis cachorros jugando con unos ladrillos a construir algo. Me quedé en la entrada del salón viéndolos. Ann me miró de reojo, pude ver el destello de los ojos de su Loba. —Los intimidas—dijo el Lobo que vino
*Reichel* Estábamos recorriendo un local de ropa buscando algún vestido para la noche de año nuevo cuando siento que mi celular vibra. Lo tomo y veo que es Jack. “Tenemos un problema” leí y sin dudarlo avise a Sara que me regresaría a la casa, antes de que reaccione me metí en uno de los vestidores y me teletransporte. Estaban en la cocina, me acerqué a la isla y vi un collar, sabía a quién pertenecía. —Por todos los Dioses—dije intentando no perder el control. —Rei—dijo Shura parada al lado mío—nos atacaron, resistimos, pero… —¿La mataron?—interrumpí, no tenía tiempo para explicaciones. —No, no encontramos rastro de ella—contestó con rapidez una Puma avergonzada. —No puedo sentirla—dijo Misrreal frustrada. —¿En dónde está Ann?—pregunte aun sabiendo en donde se encontraba mi hija. —Están durmiendo en la sala de cine—dijo con rapidez mi perrito posesivo. Fui por e
*Jack* Meses antes… —¡Hey Jack!—escucho como mi capataz me grita intentando que le preste atención, espero que no sea otra vez por lo de las prestaciones que no pagaron aún. —Esta con una humana—dice mi Lobo y eso hace que me gire para ver. Era una mujer de ciudad, bien vestida y con buenas curvas, por los zapatos de obra que traía no era una secretaria. Me dirigí hacia donde estaban y miré de arriba abajo a la mujer, tenía el pelo atado en una trenza bastante elaborada, morocha de tez blanca, entre más la miraba más loco se ponía mi Lobo. —Tadeus contrólate que solo es una humana—digo, pero de nada sirve. —Señor Jackson, ella es la Arquitecta Luchestember—dice mi capataz señalándome a la mujer que tiene al lado. —Buenos días señorita Luchestember—digo con mi mejor sonrisa compradora extendiéndole mi mano a modo de saludo. —Arquitecta Luchestember—responde ella con total seriedad—estoy aquí par
*Jack* —No vives solo—dijo y me asustó un poco. —Maldición te advertí que no habláramos con ella—dijo mi Lobo intentando tomar el control. —No dudaré en hacerte daño si te atreves a tocar a mi hermano—dije completamente serio intentando que Tadeus no salga corriendo del lugar. —Tranquilo, no sabía que era tu hermano—dice con una sonrisa—si quisiera hacerte daño ya lo hubiera hecho—dijo sin dejar de sonreír. —Perdón, no somos malos, solo tuvimos mala suerte—respondo más tranquilo. —Tu Lobo se quiere ir, aún no comemos—dijo para dejarme más desconcertado. —¿Cómo sabes eso?—pregunte completamente asustado. —Ya te dije, mi Loba no es normal—dijo mientras recibía el plato con la cena. Comenzamos a comer e intenté no seguirle la conversación, ella me miraba curiosa hasta diría que me gustaba, pero no quería darle mucho lugar ya que me daba algo de miedo. —Mi nombre es Reichel—dijo para term
*Sebastián* Me moví en la cama, ella aun dormía, ya habían pasado dos días y su estado no había cambiado, la niña que ayudó a curar me decía que estaba bien, pero eso no me tranquilizaba y ni hablar de Gregory que se desesperaba porque no sentía las esencias de Reichel, sino que sentía las azaleas de Misrreal. Me duché y salí de la habitación, baje a la cocina donde me encontré con al menos cinco extraños, había niños que no reconocí y ni hablar del bullicio que había fuera de la casa. Vi a Caroline con Philips en brazos y fui hacia ellos. —¿Qué sucede aquí?—pregunte cuando llegue a su lado. —Son la manada de tu compañera—contestó con un tono neutral. ¿Manada? Lo que veía parecía más un circo que una manada. —Sebastián el grandote de allá parece un Ángel—comentó mi Lobo inspeccionando los alrededores. —¿Eso es un Ángel?—pregunté algo curioso al ver a un hombre de al menos dos metros diez que m
*Reichel* No sé cuánto tiempo había pasado, solo sé que ahí estaba, en el árbol de la familia, meditando. Misrreal solo me miraba, concentrada en el horizonte. —Estamos a salvo—dije una vez más a mi Loba que no se movía de su lugar. —Lo sé—contestó como las últimas veces. Sentí un cambio en el aire, esas esencias se me hacían inconfundibles, lilas y bosque. —Hola mi princesa—dije a mi hija con una sonrisa. —Te estás tardando—dijo la adolescente que tenía enfrente de mí. —Ya casi lo logro, me faltan unas horas más—conteste para tranquilizarla. Y no le mentía, ya casi lograba romper el bloqueo que mi madre había levantado sobre todos los Seres Sobrenaturales, recordando esa noche, ella lo tendría que haber planificado desde antes ya que el velo no se me hizo fácil de sacar, así que calculo que fue igual de difícil de poner. —¿Podemos ayudarte en algo?—preguntó mi hija con su seriedad h