-Se trata de que siempre impediste que me acercara a Walter. No sé trata de diversión- Quiso irse, alejarse de su cercanía. Algo en Lautaro le parecía peligroso esa noche -¿Crees que si deseo estar con una mujer no puedo hacerlo? ¿Sabes lo que fue soportar a tu amiga? Ella solo insistía en vernos y no sabía cómo decirle que no me interesaba- Reclamó molesto. No podía creer que Rebeca fuera la causante de aquello -Necesitaba acercarme a Walter, ¿Cómo quieres que te lo explique? Merecías todo por como me trataste las veces que fui a la empresa- Ella no se dejaría intimidar por sus acusaciones, en su mente todo estaba justificado -Solo seguía órdenes, ¿No entiendes eso? ¿Qué es lo que está mal contigo?- Él se quedó pensativo, recordando...Paty apareció misteriosamente cuando un tal "Raúl" le declaraba su amor en diferentes detalles. Él no había conocido a nadie así, estaba seguro. -Fuiste tu también. ¿Cómo no me di cuenta antes? El hombre buscando conquistarme, todo fue planeado por
Rebeca había perdido el control de su cuerpo y su mente estaba en blanco. No podía hacer nada más que disfrutar de lo que su enemigo hacía. Lautaro la había llevado a la cima varias veces y el alcohol que habían bebido no hacía más que eliminar las negativas que pudiesen tener normalmente. En fracciones de segundos cuando sus ojos no se cerraban por el intenso placer, ella veía a Lautaro sin reconocer a ese "simple secretario" que parecía tan serio y amargado. Después de una sesión de la que no supieron ni siquiera cuando había comenzado ni cuánto había durado al fin terminaron. No hubo abrazos ni cariño, tan solo se habían quedado intentando analizar lo sucedido. -¿Esto planeaste para vengarte de mi?- Cuestionó volviendo en si por completo, pensando en lo ocurrido desde su encuentro horas antes -Tu nivel de estupidez me sorprende. Lo dices como si hubiese sabido que saldrías, fue una casualidad. Además siempre me dijiste que soy un simple secretario, ¿Crees que imaginé que esto p
El fin de semana había llegado para los recién casados y sería el día tan esperado por la joven madre. El primer añito de León finalmente se celebraría y aunque fueran pocos invitados, las fotografías para inmortalizar ese momento serían muchísimas. Todo estaba perfecto. Había globos de distintos colores y distintos juegos para el pequeño. De verdad se habían esforzado y Lautaro había trabajado arduamente consiguiendo algunos contactos para que todo eso fuera posible. Walter había pensado en la sobrecarga laboral que había puesto en su secretario y sentía pena. También estaba orgulloso de tener en su equipo laboral y como mano derecha a un hombre joven tan capaz y preparado como él. Si en algún momento Lautaro quisiera renunciar, le ofrecería jugosos aumentos solo para hacerlo cambiar de parecer. Sin él a su lado todo sería caótico y no quería volver a pasar por eso. La pareja se había puesto bonetes de cumpleaños muy coloridos y a León el más grande. Sus niñeras también usaban somb
Rebeca volvió a su apartamento y comenzó a recordar lo ocurrido con el simple secretario que logró poner sus piernas a temblar. Se sentía tan extraña...Sabía que había tenido una noche de extrema satisfacción y estaba avergonzada de si misma. Odiaba que el fuera quien la hizo sentir así. -¿En qué pensaba? No puedo haberme humillado más. Definitivamente sería imposible- Murmuró dirigiéndose a la ducha Observó que su cuerpo no tenía marcas y al menos agradeció eso. Le dolía la cadera y sentía ardor en su intimidad, pero eso era todo. Nadie sabría lo que había ocurrido y ella tampoco iría a contarlo a ningún sitio para evitar la vergüenza. Pensaba también en como ir a ver a Walter si tenía que ver a Lautaro allí. Si el fuera cualquier otro empleado de la empresa no se habría preocupado tanto, pero justo la mano derecha de Walter... eso era mala suerte. Confiaba en que Lautaro no dijera nada. No creía que fuera un hombre que contara su vida privada por completo y agradecía saber que él
Rebeca se vistió completamente de negro. Solo de pensar que Lautaro tuviese esa foto comprometedora la estremecía de miedo. Ella estaba muy preocupada porque si alguien veía esa imagen su reputación estaría acabada y también su oportunidad con Walter, si es que existía alguna. No tenía ánimos para vestirse elegantemente ni tampoco tenía interés en que él la encontrara sensual. Eran pocas las veces en que vestía un jean y una simple blusa o camiseta, pero la situación lo ameritaba. Ella ni siquiera quiso usar zapatos de tacón. Llegó al edificio en su automóvil y se persignó como si planeara entrar a una iglesia. Bajó del carro y entró. El elevador estaba ocupado, por lo que decidió subir las escaleras, no podia esperar un solo minuto más. Golpeó la puerta estando un poco agitada y Lautaro abrió la puerta genuinamente sorprendido. Ver a Rebeca allí y vestida de esa manera era nuevo para él. Ella solo lo empujó y entró, no quería que nadie la viera allí y la reconociera. -¿Qué haces
Rebeca miraba a su enemigo esperando una respuesta. Odiaba tener que rogar, eso solo lo haría por Walter, pero la situación lo ameritaba. -¿Vas a decirme que harás?- Lo cuestionó-Hablaremos, pero será después de cenar. Ayúdame a cocinar- Hizo que lo siguiera hasta la cocina mirándolo con horror Ella jamás preparaba algo más que un café o un te. No tenía conocimientos sobre cocina, jamás había tenido que hacerlo antes. Lautaro se movía con absoluta destreza y ella solo se había sentado a observarlo. -Se que no sabes hacer nada y por lo que veo no te interesa aprender. Me gustaría poder entenderte- Le pidió -Nunca debí hacer nada, ¿Por qué lo haría? Sabes quién soy y no debo explicar nada- El solo la miró esperando que dijera algo más-Tienes dinero y también belleza. Has tenido varios hombres dispuestos a todo por ti pero jamás te has comprometido con uno de ellos, ¿Qué es lo que está mal contigo?- Quiso saber. Walter tenía muchísimo dinero, pero también poseía una fortuna simila
Tal y como la familia Hills sospechaba, supieron que Amanda al llegar a vivir con Walter ya tenía a León. No fue nada dificil poder saber eso. Lo que la familia no sabía era que Amanda tampoco era su madre, sino que había una historia trágica detrás de aquel suceso. Walter admitió que había reconocido a León como su hijo y que para él no habría diferencia entre él y un hijo biológico. Habló a los medios telefónicamente cuando se comunicaron con él y dijo que quería formar una familia con su esposa, tal vez tener uno o dos hijos más. Aquello calmó un poco las intrigas y también logró que la prensa aún más apostara por la continuidad de la reciente pareja de esposos. Quien no estuvo para nada contenta fue la madre de Walter, mucho menos tampoco lo estuvo Rebeca. Ella seguía pensando en que podría haber hecho Amanda para engatusarlo de ese modo, pero es que ella hasta le había endosado un niño y el muy gustoso lo reconoció como propio. Era absurdo, ¿Cómo logró dejarse embaucar así? Lu
Lautaro esperó que Rebeca le dijera por qué había ido a disculparse y también por qué tenía ese gesto tan sorpresivo. Ella no era una mujer amable en estado natural, ¿Qué le sucedió esa noche tan singular? -¿Quieres colocar los platos o decirme dónde están así lo hago yo?- Preguntó ella quitando la comida de las bolsas -Yo lo hago, puedes buscar las copas- Él señaló a su derecha y ella obediente fue a buscarlas -¿Quieres que te sirva?- Preguntó destapando una de las bandejas y mirando como demonios se servía eso con cuidado -Está bien- Lautaro aceptó y ella maldijo internamente pero le sonrió de la manera más simpática que pudo Lautaro la veía intentarlo, pero no se le daba bien. Rebeca era un desastre dando atenciones, se notaba que jamás había hecho algo así, pero al menos estaba intentándolo. -Déjame enseñarte- Le pidió y tomó el plato que a ella le correspondía, fue detrás de su cuerpo y con sus manos sostuvo las de Rebeca para servir. Era la única manera de enseñarle sin qu