Después de acostar a las niñas le presto una pijama a Mayte y me pongo también una, a ver si puedo dormir, me acomodo en la cama y en eso entra Mayte, se acomoda a mi lado y me abraza.
—Sabes que Adriano y yo siempre hemos tenido problemas, pero desde que nació Agnes todo empeoró, mi pequeña siempre ha sido diferente incluso no se le acerca, según él no es una niña normal.
—¿Porqué no te has separado de él?
—Por miedo Arya, a enfrentar la vida yo sola con dos niñas, después del diagnóstico de Agnes pensé que Agnes iba a necesitar algún tipo de cuidado especial y tenía miedo.
—Pero mis padres y yo no te dejaríamos sola.
—Lo sé, pero no quería molestarlos.
—¿Qué piensas hacer?
—Pedirle el divorcio, no quiero que Agnes crezca con el rechazo de su padre, tengo que buscar donde vivir.
—Por eso no te preocupes, quédate aquí el tiempo que necesites.
—Adriano no va a querer darme el divorcio.
—Tienes que buscar un buen abogado.
—Si lo haré, creo que con esto menos vas a querer casarte ¿verdad?
—Pues la pensaría mucho, no me quiero topar con un hombre como Adriano.
—Está muy cambiado, pienso que tiene a otra mujer o anda en malos pasos, últimamente se la pasaba nervioso y salía mucho de viaje.
—Todos los hombres son iguales definitivamente.
—No Arya, si hay buenos, mira mi padre.
—El es el único que es una excepción.
Ella me sonríe y me da un beso.
—Te dejo descansar, gracias por todo.
Sale de la habitación y me acomodo de nuevo en la cama, pobre Mayte pero en realidad Adriano nunca fue santo de mi devoción, después de un rato por fin me quedo dormida.
Por la mañana escucho muy temprano a las niñas sonriendo, me arreglo un poco y cuando salgo me sorprendo porque está Benji en la cocina con ellas.
—Buenos días.
—Hola Arya, espero que no te moleste que viniera tan temprano, les traje desayuno a las niñas.
Mi hermana lo está viendo embobada mientras él sigue hablando.
—No me voy a molestar si a mi también me trajiste.
—Claro, tus hot cakes favoritos.
Me siento con ellas y empezamos a desayunar, mi hermana prepara café y a las niñas les da un vaso con leche, en eso tocan la puerta.
—Yo abro.
Cuando me asomo por la mirilla veo a mi cuñado Adriano, abro la puerta y me empuja para entrar.
—¿Dónde está mi mujer y mis hijas?
—En primer lugar no grites, las niñas están desayunando.
Empieza a caminar a la cocina y yo lo detengo.
—Si quieres hablar con Mayte tendrás que esperarla aquí.
—Tú no me vas a decir lo que tengo que hacer.
Adriano es un hombre alto y delgado, pero a mi no me impone ni Benji que es realmente grande, lo tomo del brazo y le doy la vuelta para pegarlo a la pared.
—Te dije que esperes aquí, si con Mayte haces lo que te da la gana conmigo no.
Se queda parado en la puerta sorprendido por la manera en que lo sometí, entro a la cocina y le hago una seña a Mayte, en cuanto ve a Adriano se borra la sonrisa de su cara.
—¿Qué quieres Adriano?
—Mayte necesitamos hablar.
Voltea a verme.
—Déjanos solos Arya.
—¿Estás segura?
—Si.
Vuelvo a la cocina y como las niñas ya terminaron de desayunar las llevo a la sala para que vean la televisión.
—¿Quién llegó?
—Adriano, el esposo de mi hermana.
Estamos tomando nuestro café cuando escuchamos gritos y un golpe, los dos nos levantamos rápidamente y Mayte está en el suelo sobándose la mejilla.
Benji toma del cuello a Adriano y lo pega a la pared con fuerza.
—¿Cómo te atreves a ponerle una mano encima a tú mujer?
—¿Tú quien diablos eres?
Me pongo de pie furiosa y hago a Benji para atrás, suelta a Adriano y se queda pegado a la pared, me acerco a él y antes de que pueda pensar le doy con la rodilla en sus partes.
—No vuelvas a ponerle una mano encima a mi hermana, si vuelves a hacerlo te juro que yo misma me encargaré de volarte de un disparo lo que sea que tengas ahí donde te estás sobando.
Benji lo levanta como un trapo abre la puerta y lo avienta.
—No te vuelvas a acercar a Mayte porque si Arya no te dispara yo si lo haré.
Le da una patada en el trasero y cierra la puerta, se acerca a Mayte.
—¿Estás bien?
Ella asiente limpiándose las lágrimas.
—No puedes quedarte sola aquí cuando yo me vaya.
—¿Te irás pronto?
—Si, el fin de semana.
Ella baja la cabeza muy triste.
—Es mejor que te quedes con nuestros padres, papá no dejaría que Adriano se acerque a ti.
—Si, tienes razón.
—No me gustaría meterme pero deberías de poner una denuncia para que no se acerque a ti o a tus hijas.
—Mayte creo que Benji tiene razón.
—Sería muy bueno si lo hicieras ahora, ya que tienes la prueba de un golpe.
—Pero las niñas.
—Yo te puedo llevar, además seré testigo, siendo un agente de la ley eso puede ayudar.
—Ve Mayte yo me quedaré cuidando la niñas.
—Está bien, voy a cambiarme.
Mi hermana se va y yo volteo a ver a Benji que nunca lo había visto tan enojado.
—Gracias Benji.
—No tienes nada que agradecer, tú sabes que a mi no me gustan las injusticias.
—Lo sé.
—Oye Adriano no fue a la cena que me invitaste una vez en casa de tus padres ¿verdad?
—No ¿porqué?
—Es que creo que lo he visto en algún lado pero no recuerdo dónde.
—Trabaja en un banco, tal vez ahí.
—Si tal vez.
En eso sale Mayte, se van ella y Benji, yo me voy con mis sobrinas y Agnes en cuando me ve me abraza las piernas, yo la siento en mis brazos y nos quedamos viendo televisión por un rato más, Agnes se queda dormida viendo la televisión, le doy un beso y voy y la acomodo en la cama, es tan parecida a mi y a mi hermana que me inspira mucha ternura, cuando vuelvo a la sala Mirta se sienta a mi lado.
—Tía yo no quiero volver con mi papá a su casa.
La abrazo y acaricio su cabello.
—No van a volver pequeña.
—¿Nos podemos quedar aquí contigo?
—Si, pero cuando yo me vaya es mejor que se queden con los abuelos.
—Si con ellos si me gusta ir.
—Claro te encanta la comida de tú abuela como a mi.
—Si tía es cierto, aunque mi mamá también cocina muy rico.
—Lo sé.
Nos quedamos ahí sentadas viendo la televisión por unas horas hasta que escuchamos la puerta, vienen Benji y Mayte sonriendo.
—¿Cómo les fue?
—Todo bien, Adriano recibirá una orden para no acercarse a mi.
—Me alegro.
—Arya tengo irme, nos vemos después.
—Benji muchas gracias por todo.
El le sonríe a Mayte.
—Nada que agradecer.
Esta por abrir la puerta cuando Agnes viene entrando al recibidor con su carita somnolienta y corre a abrazar la pierna de Benji.
Mayte y yo nos quedamos asombradas, él sonríe y la levanta.
—Hola pequeña.
Ella se acomoda en su hombro, Benji sonríe y Mayte se acerca.
—Agnes, Benji tiene que irse, ven pequeña.
Ella niega con la cabeza.
—Bueno tendré que quedarme a comer.
Mayte sonríe.
—Lo siento.
—Mayte no lo sientas tanto y prepara algo delicioso para comer.
—Esta bien pero ven a ayudarme.
Benji se va a la sala, mientras nosotras, o más bien mi hermana cocina; yo sólo sigo sus órdenes.
—Me extraña mucho la manera en que Agnes se identifica con Benji.
—Ha de pensar que es un enorme oso de peluche.
Mi hermana sonríe.
—Tal vez.
Terminamos de cocinar y Benji viene con las niñas, Agnes por fin se le despega y empezamos a comer.
—Mayte usted cocina como su mamá, muy rico.
—Gracias Benji.
—¿Y yo Benji cómo quién cocino?
—Tú no cocinas, de hecho soy yo el que te cocina a ti.
—Pues si, por cierto Mayte, aquí donde lo vez cocina muy bien.
Nos quedamos conversando hasta muy tarde y las niñas se quedan dormidas viendo la televisión, Mayte las lleva a la habitación y Benji se despide.
—Ahora si me voy Arya, nos vemos mañana.
Lo acompaño a la puerta y cierro, me voy a mi habitación y directamente me acuesto a dormir.
Estos días se pasan muy rápido, Benji todos los días viene a traerles algo a las niñas Agnes lo adora y creo que también Mayte porque sonríe de una manera muy especial, ya tiene los trámites del divorcio y Adriano no la ha vuelto a molestar, para prevenir cualquier cosa se quedarán con mis padres para que no estén solas aquí en mi apartamento, mañana nos vamos muy temprano a la nueva misión, aún no sabemos muy bien los detalles, estoy preparando mi maleta cuando entra Mayte.
—Te voy a extrañar mucho Arya.
—¿A mi o a Benji?
Ella se pone roja.
—A los dos.
—Benji es un buen hombre, pero le pasa lo que a mi, es difícil tener una pareja estable por tanto que viajamos y exponemos nuestra vida.
—Lo sé, pero yo ahora no podría tener otra relación está muy reciente lo de Adriano, aunque si lo hiciera no sé si sería con Benji, tengo dos hijas.
—¿Y eso qué? Tus hijas adoran a Benji así más o menos como tú.
Se pone roja.
—Arya!!
—Estoy jugando ¿ya tienes listas las maletas?
—Si, pero quería pedirte un favor.
—Si ¿cuál?
—Cuando vuelvas me gustaría volver a quedarme contigo si no te molesta.
—Mayte claro que puedes quedarte aquí, ya te lo había dicho, sólo que no quiero que te quedes sola.
—Si lo sé, pero me gustaría quedarme aquí contigo cuando tú estes.
Me acerco y le tomo la mano.
—Claro Mayte, aunque aún no sé cuánto tiempo estaré lejos.
—Esperemos que no sea mucho.
Termino mi maleta y salimos a recoger sus cosas, ella se va en su coche y yo en el mío, cuando llegamos mi mamá se sorprende.
—¿Es coincidencia que llegarán juntas?
Las niñas se bajan y la abrazan, Mayte se acerca y le da un beso.
—No mamá, no es coincidencia.
Me acerco y abrazo a mi mamá, mi papá se asoma sonriendo y al vernos tan serias se acerca.
—¿Todo está bien?
Yo lo abrazo.
—No papá, pero a Mayte le corresponde explicarles.
Entramos a la casa y yo me voy con las niñas a jugar en la habitación mientras ellos se quedan hablando, después de unos minutos ellas se quedan entretenidas y yo bajo a la cocina, mi madre está llorando y mi padre está furioso.
—Arya tenían que haberme avisado.
—Papá tienes que calmarte ya todo está arreglado.
—Agradécele a Benji toda su ayuda hija.
—Si papá lo haré, ahora me voy porque tengo que viajar mañana.
—Suerte hija aunque sé que no la necesitas.
—Gracias papá.
Me despido y me voy a mi apartamento, estoy por entrar cuando me toman del pelo y me pegan a la pared, es Adriano.
—¿Te creías muy valiente porqué estabas con ese gorila?
Me sostiene del cuello y antes de que pueda hacerme algo le doy con el puño cerrado en el estómago, se dobla del dolor y aprovecho para darle con la rodilla en la cara, rápidamente se agarra la nariz y grita del dolor, saco mi celular y hablo a la policía.
Mientras esta en el suelo llega la policía y lo esposan.
—¿Agente Anderson quiere poner una denuncia?
—Si, pero la mandaré por escrito mañana, tengo que salir fuera de la ciudad.
—Perfecto y no se preocupe nos encargaremos de que se quede un buen rato en la cárcel, además de golpear a un agente de la ley se metió con la mujer equivocada.
Yo sonrío y entro al apartamento, me reviso el cuello y lo tengo un poco rojo, me quito la ropa y me quedo en ropa interior para irme a dormir, apenas me acomodo en la cama y me quedo dormida.
Muy temprano me despierta mi alarma, sin muchas ganas me doy una ducha y al verme el cuello tengo las marcas rojas, mi piel es muy blanca por lo que cualquier cosa se me marca, me pongo mi uniforme y me voy a la oficina.
Apenas entro y tenemos una reunión, viajáremos a Laredo, Texas.
Aún no tenemos los detalles de toda la misión pero nos entregan una carpeta con la información que necesitamos saber cada uno, estoy por salir y Benji me detiene.
—¿Qué te paso en el cuello?
—Un pequeño accidente.
—Espero que ya tengas firmada la denuncia.
—¿Quién te avisó?
—El agente, es amigo mío y me llamo, no quise molestarte porque me dijo que estabas bien, que le quebraste la nariz a Adriano, pero aún así me quedé preocupado.
—Estoy bien, sabes como es mi piel demasiado delicada.
—¿Le contaste a Mayte?
—No, no quise preocuparla más.
El asiente, tomamos nuestras maletas y nos vamos al aeropuerto, tengo que concentrarme en mi trabajo así que me voy leyendo toda la información que me dieron, tengo que conseguir un empleo en un club de strippers, los dueños son una familia de Rusia que está muy involucrada con el tráfico de drogas, me cambiaré el nombre a Tris Oviedo, vienen todos los documentos que voy a necesitar, viviré muy cerca del club y tendré como vecino a Benji, tengo que conseguir toda la información que pueda de la familia Carusso.
Benji que está sentado a mi lado y también va leyendo los documentos, él se llamará Tom.
—Vaya seré un gran cliente de ese bar, como voy a sufrir ¿te veré bailando?
—No tuvieras tanta suerte, buscaré trabajo como mesera.
—No me gustan los rusos, no sólo manejan drogas estoy seguro que tienen muchos delitos más.
—Bueno pues ahora si que muy pronto lo sabremos.
Llegamos a Laredo después de casi 4 horas de vuelo, tenemos unas habitaciones reservadas para poder dejar nuestras cosas, cuando vamos a alguna misión encubierta, sólo llevamos los nuevos documentos y un celular especial, me pongo otro tipo de ropa más de acuerdo a mi nueva yo.
—Benji el calor que hace aquí es insoportable, tal vez consiga trabajo bailando para quitarme la ropa y aguantar el calor.
Benji suelta una carcajada, tenemos una reunión más para ultimar todos los detalles, cuando estamos listos todos nos deseamos suerte y nos vamos a nuestros hogares provisionales.
Yo llego primero al edificio en el que viviré por unos meses, me espera un joven en la puerta.
—Señorita Tris Oviedo, bienvenida.
—Gracias ¿cómo sabías que era yo?
—Es la única persona a la que estaba esperando.
Yo sonrío.
—Le mostraré su apartamento.
Es en el segundo piso, tiene una habitación y aunque es pequeño, está limpio y amueblado.
—La renta se paga cada día primero, su padre me pago dos meses adelantados.
Tenemos un personal muy eficiente que se hace cargo de todos estos detalles sin dejar ningún tipo de evidencia.
—Perfecto muchas gracias.
—Cualquier cosa que necesite no dude en preguntarme.
Se va y yo suspiro, aquí vamos de nuevo, sólo espero que todo salga bien, siento como una inquietud que no se me quita del pecho, pero es muy probable que sea por Mayte, me puede mucho no poder llamarla.
Esta misma noche iré al bar a buscar trabajo, me doy una ducha y me maquillo un poco exagerada, dejo mi cabello suelto porque llama mucho la atención por el color y me pongo ropa provocativa, claro que sin enseñar mucho para evitar problemas, cuando estoy lista bajo a la recepción.
—Hola Srita. Oviedo.
—¿Cuál es tú nombre?
—Soy Dany.
—Ah bueno Dany ¿sabes de algún lugar dónde pueda buscar trabajo? necesito juntar dinero porque mi padre sólo pago la renta pero no me dio nada extra.
—Bueno hay un bar muy cerca donde siempre necesitan meseras.
—Algo es algo.
—Es un bar stripper, pero pagan bien.
—No creo que me quiera quitar la ropa.
—Puedes pedir el trabajo de mesera, dejan buenas propinas.
—¿Y tú cómo sabes tanto?
—Mi hermana Katy trabaja ahí.
—¿Es mesera?
—No.
—Bueno entonces dime cómo llegar.
Salimos a la calle y me da las indicaciones, el bar se llama The Queen's dance, y está muy cerca del edificio, así que no tardo mucho en llegar, cuando llego a la puerta hago varias respiraciones y entro, el olor me incomoda un poco, cigarro, alcohol, sudor y no me quiero imaginar a que más huele.
Para ser temprano hay bastantes personas, también hay dos chicas bailando en un enorme escenario, me acerco a la barra y pido una cerveza, el chico que me atiende se sorprende cuando me ve.
—¿No es de por aquí verdad?
—No, soy de California, me acabo de mudar.
—Es que nunca la había visto por aquí.
—¿Sabes si hay alguna vacante?
—¿Para bailarina?
—No lo creo, no se me da bien bailar, pero podría ser mesera.
—Siempre estamos contratando meseras, los clientes se ponen un poco necios y las chicas renuncian muy rápido.
—¿Y con quién tengo que hablar?
—Más tarde llega el hijo del dueño, Fabrizio Carusso, es el que se encarga de todo.
—Bien entonces lo esperaré, gracias.
Le doy un trago a mi cerveza mientras me pongo a observar todo, es un bar muy grande, tiene varias puertas, pero una negra que tiene dibujado un enorme látigo rojo llama mucho mi atención, tienen varios guardias de seguridad para que no se acerquen a las bailarinas, son chicas muy jóvenes.
—Disculpa no te pregunte tú nombre.
—Tris.
—Mucho gusto Tris, yo soy Luis.
—Mucho gusto Luis.
—Voy a revisar si llego Fabrizio, él entra por la puerta de atrás.
—Te lo agradezco Luis.
Se va por un enorme pasillo y yo le doy otro trago a mi cerveza, estoy por darle otro trago cuando se para frente a mi un hombre alto, delgado, con ojos claros y cabello claro. Trae un traje gris con la camisa blanca, tiene abiertos varios botones por lo que se alcanzan a ver algunos tatuajes.
—Soy Fabrizio Carusso.
Me da la mano y le devuelvo el saludo, tiene un ligero acento.
—¿Ese color de cabello es natural?
—¿Perdón?
—Disculpa es que hace mucho tiempo no veía un cabello así.
—Si es color natural, soy Tris.
—Mucho gusto Tris, me dijo Luis que estás buscando trabajo.
—Así es.
—Si quieres vamos a mi oficina para poder hablar.
—Claro.
Lo sigo por el pasillo que se fue Luis y abre una puerta, la oficina es bastante grande, se sienta y me hace una seña para que me siente.—Y bien Tris ¿que tipo de trabajo estás buscando?—De preferencia como mesera.—¿Se puede saber porqué? Con ese cuerpo y esa cara ganarías mucho dinero bailando.—No soy buena para el baile, no tengo coordinación.El sonríe. —Pues si te animas con el tiempo, me avisas.—Claro.—Si tengo una vacante de mesera, pero necesito que empieces hoy mismo.—Me parece muy bien.—Tienes que usar un uniforme.—No tengo ningún problema con eso.Me explica lo del horario, cuanto me van a pagar, y como funciona lo de las propinas, lleno una solicitud y me entrega una tarjeta.—Aquí puedes recoger el uniforme, ese corre por nues
Se queda observando las bolsas de las cosas que compre.—Típico de las mujeres, gastarse todo el dinero en ropa.Le entrego su camisa.—Aquí tiene su camisa, perfectamente limpia.El sonríe.—Te vez mejor sin maquillaje.Abro la puerta del apartamento y entra detrás de mi.—¿No me invitas algo de tomar?—No tengo whisky.—Una cerveza está bien.Entro a la cocina y él se queda observando todo al rededor.—No tienes fotos con tú familia.—Tengo poco que me mude aquí.Regreso y le doy la cerveza.—¿De dónde eres?—California.El asiente mientras le da un trago a su cerveza, trae un traje negro y una camisa blanca.—No tenía porque darme tanta propina si no lo atendí por mucho tiempo.El son
Me despierto cuando escucho que tocan la puerta con furia, me pongo de pie y me voy para los lados, me siento muy débil, abro la puerta y Enzo está furioso, se queda viéndome de pies a cabeza.—Vaya así recibes a tus visitas.Me siento tan mal que no me di cuenta que estoy en ropa interior, vuelvo a mi habitación y me pongo la bata.—¿Qué quieres?—Te vez terrible.—Si aparte de dar mala suerte estoy horrible ¿algo más?Se acerca y toca mi cara, sus manos se sienten cálidas.—Tienes mucha temperatura.Y como toda una niña de papá me suelto llorando, él se sorprende y me abraza, sus brazos de alguna manera me reconfortan, me sienta en el sillón con cuidado cuando estoy más calmada, saca su teléfono y hace una llamada.—Necesitas un baño.—¿Apoc
Entro a mi apartamento y estoy por quitarme la ropa para irme a dormir cuando tocan la puerta.—Hasta que por fin se te ocurrió regresar, ¿acaso no viste mis llamadas?Ahí está Enzo, con su cabello recogido, con la barba aún más larga y un traje negro con una camisa azul.—Enzo te recuerdo que me diste unos días de descanso.Me hace a un lado para entrar y se va directo a sentarse en el sillón de la sala.—Te dije que podías descansar para que te recuperaras no que te fueras de luna de miel con tú noviecito.—No me fui de luna de miel, sólo quería ver a mi familia y él me acompañó.—¿Ya conoció a tus padres y a tú hija?—Si.—¿Entonces ya formalizaron su relación?—Eso no es de tú incumbencia ¿estoy despedida?
Entro a la habitación y Enzo no está, le sirvo el trago y estoy por salir cuando escucho su voz.—Siéntate Tris, te dije que no te fueras hasta que yo te lo ordenara.Me siento y tuerzo la boca.—No tuerzas la boca.Yo volteo para todos lados buscando una cámara pero no hay nada, de pronto se abre la cortina, Astrid está en una enorme cama atada de pies y manos, está completamente desnuda, tiene los ojos vendados.Estoy por ponerme de pie cuando entra Enzo a la habitación, tiene el cabello suelto y húmedo, no trae camisa, sólo trae un pantalón negro con bolsas en los lados y está descalzo, el verlo así me pone un poco inquieta, trae algo en la mano, rodea la cama mientras observa a Astrid que se mueve ansiosa.Voltea al vidrio como si pudiera verme, de pronto empieza a pasar lo que trae en la mano por el cuerpo de Astrid, puedo ver que es un
Llegamos a un aeropuerto privado, Cane ayuda a Enzo a subirse al avión y yo no me muevo..—¿Qué haces ahí Tris? Vámonos.—No Enzo yo no puedo ir.Se regresa y me toma de la mano.—Vámonos te traeré de regreso en unos días.Se toca el costado haciendo una mueca de dolor y me subo al avión con ellos, Cane rápidamente saca un kit de primeros auxilios y empieza a curarle la herida.—Enzo tengo que ponerte unas puntadas.Enzo asiente y yo sólo observo, Cane le da una pastilla y empieza a ponerle los puntos, para mi sorpresa Enzo no se queja, termina y cubre la herida con una gasa.—¿A dónde vamos?—A mi casa en Rusia para ser exactos en Moscú.—¿Qué? No Enzo yo no puedo irme, tengo que volver.—¿Porqué no?—Ni siquiera ten
La casa es enorme, me acerco a la pequeña laguna y me siento en una banca de piedra que hay, el clima está bastante frió pero siento que me ayuda a despejarme un poco, Cane se acerca.—Señorita hace frío debería entrar a la casa.—Si Cane lo haré, gracias.—Está laguna tiene peces.—¿De verdad?Asiente y saca algo de la bolsa de su chamarra, lo tira al agua y de inmediato varios peces de colores suben a comer.—Que hermosos no me lo hubiera imaginado.—Este es el lugar favorito de Enzo, cuando hace calor pasa mucho tiempo aquí.—¿Y alguna vez hace calor?El sonríe.—Si, son pocos meses pero si tenemos sol.—¿Tienes mucho tiempo trabajando para Enzo?—Si señorita varios años.—¿Y cómo lo aguantas?
Pasa por mi pecho unas plumas o algo parecido y después me da algunos golpes más, que aunque se escuchan fuertes la verdad no lo son, más que causarme dolor me ponen ansiosa, me besa y acaricia las partes donde me golpeó.—Milaya esto es más de lo que puedo aguantar teniéndote a mi merced.Siento como su barba raspa mi piel hasta que llega a mi centro de placer, empieza a torturarme con su lengua y yo me muevo desesperada, casi al instante tengo un orgasmo tan intenso que mis piernas se doblan, rápidamente me quita las esposas y me sostiene, lo abrazo ansiosa y me lleva al arco de las posiciones.—Quiero besarte.El sonríe, me quita la cinta que cubre mis ojos y me da un pequeño beso.—Lo harás Milaya, pero antes te necesito.Me acomoda de la misma manera en que me había mostrado como se usaba el arco, cuando entra en mi, suspira.&mda