Capitulo 4

Se queda observando las bolsas de las cosas que compre.

—Típico de las mujeres, gastarse todo el dinero en ropa.

Le entrego su camisa.

—Aquí tiene su camisa, perfectamente limpia.

El sonríe.

—Te vez mejor sin maquillaje.

Abro la puerta del apartamento y entra detrás de mi.

—¿No me invitas algo de tomar? 

—No tengo whisky.

—Una cerveza está bien.

Entro a la cocina y él se queda observando todo al rededor.

—No tienes fotos con tú familia.

—Tengo poco que me mude aquí.

Regreso y le doy la cerveza.

—¿De dónde eres? 

—California.

El asiente mientras le da un trago a su cerveza, trae un traje negro y una camisa blanca.

—No tenía porque darme tanta propina si no lo atendí por mucho tiempo. 

El sonríe.

—En realidad no tenía porque hacerlo, me arruinaste la noche.

Saco el sobre de mi bolsa y se lo entrego.

—Déjalo así lo necesitas más tú que yo.

Mientras lo dice ve alrededor del apartamento.

—¿Tienes algo con Fabrizio? 

Su pregunta me sorprende.

—No, apenas si lo conozco.

—Es raro, a él no se le escapa ninguna mujer hermosa.

—Bueno es que yo no soy hermosa.

El me ve de pies a cabeza y sonríe.

—Bueno gracias por la cerveza y me llevo mi camisa, es una de mis favoritas.

Lo acompaño a la salida y en cuanto se va cierro la puerta, es una ridiculez, estoy segura que puede comprarse miles de camisas iguales.

Me pongo a ver la televisión por un rato, estoy muy entretenida cuando se abre la puerta.

—¿Benji que haces aquí ?

—Te traje comida.

—Vino Enzo Carusso, creo que él era el que me estaba siguiendo.

—No te preocupes nadie me vio entrar ¿y a qué vino? 

—Ayer me toco atenderlo y le derrame el whisky sobre su camisa, me la dio para que se la lavara.

—Ay por favor ese hombre debe tener miles de camisas.

—Lo sé, pero hoy vino a recogerla.

—Ten cuidado con él Arya.

—¿Porqué Benji? 

—Al parecer tiene unos gustos sexuales algo extraños.

—¿Es gay? 

—No, le gusta el sadomasoquismo.

—¿De verdad? 

—Si, parece que tiene unas empresas bastante prósperas y gasta mucho en algunos lujos sexuales.

—Vaya ¿y crees que también tenga que ver con el narcotráfico? 

—Casi estoy seguro que si, aunque aparentemente está limpio.

—Claro como todos, están limpios hasta que les sacamos sus trapitos al sol.

—Exacto.

Empezamos a comer mientras no dejan de darme vuelta las cosas que me contó Benji de Enzo.

—Y si empiezo a seducirte para poder visitarte, Katy me tiene bastante loco.

Yo sonrío.

—No estaría mal, es muy difícil que podamos juntarnos sin levantar sospechas.

—Hoy iré al bar, aprovechando que no trabajas, para conocer un poco y ver que puedo averiguar.

—Muy bien.

Estamos recogiendo la mesa cuando tocan la puerta.

—Vete a la habitación Benji rápido.

Abro y entra Katy muy triste.

—Ay Tris ya he hecho de todo lo que he podido y nomas Tom tú vecino no me hace caso, ni siquiera voltea a verme, ahorita fui a buscarlo y no me abrió.

Ella se queda viendo la mesa.

—¿Estás ocupada? 

En eso sale Benji o Tom como ella cree que se llama de la habitación sin camisa, ella se queda sorprendida.

—Lo siento Katy, sólo sucedió.

Se pone roja y se va rápidamente, cierro la puerta y le sonrío a Benji.

—Acabas de romper un corazón.

—Es mejor así, me molestaba demasiado, todo será más fácil si cree que estamos juntos ya no le extrañará que me pase mucho tiempo aquí contigo.

—Si tienes razón.

Va por su camisa y se la pone.

—Empecemos a trabajar que el tiempo es oro.

Va a su apartamento por las computadoras y empezamos a trabajar, pasamos la mayor parte de la tarde ocupados.

—¿Quieres ir a cenar? 

—No Benji no tengo hambre.

—Te ha tocado muy difícil está misión ¿no?

—Más que difícil yo diría que agotadora, mucha gente juzga el trabajo de las meseras pero en verdad es muy agotador, al final de la noche no soporto mis pies.

—Espero que después de esto si nos den unas merecidas vacaciones.

—Si las necesitamos.

—Bueno novia mía, me voy a mi apartamento y te dejo descansar.

Yo sonrío.

—Si novio mío, ve a ver a las chicas desnudas bailar y me cuentas mañana como te fue.

—A ver si Katy no dice algo.

—No importa, no le veo nada de malo, somos jóvenes, bueno yo soy más joven que tú.

—Que graciosa.

—¿Porqué? es la verdad tú eres de la edad de Mayte 33 años para ser exactos.

El se pone rojo y yo suelto una carcajada.

—Vaya parece que después de todo quedaremos en familia y disfrutarás de la comida de mi madre.

—¿Arya no te molesta?

Me acerco y lo abrazo.

—No Benji, eres un buen hombre y mi hermana merece ser feliz, yo pienso que tú la harías más que feliz.

—Gracias, si quiero pedirle una oportunidad en cuanto tenga el divorcio firmado.

—Me alegro mucho, después de todo conquistaste una pelirroja.

—Si una normal.

—Mira que ...

Se va riéndose y yo sonrío emocionada, mi hermana se merece ser feliz y estoy segura que con Benji lo será, me quito la ropa y me acomodo en la cama, me estoy quedando dormida cuando suena mi teléfono.

—Tris mañana tenemos una reunión en el bar y quiero que tú nos atiendas.

—¿Enzo? 

—Si soy yo ¿quién más podría ser?

—Mañana también es mi día de descanso.

—Se te pagará el doble.

—Está bien ¿a qué hora? 

—Es al medio día, no te pongas uniforme y no te maquilles mucho.

—¿Alguna otra cosa? 

—Si que no derrames bebidas en ninguno de los invitados.

Me cuelga y yo me quedo viendo el teléfono.

—Imbécil.

Me quedo dormida y por la mañana no tengo ánimos de levantarme, sólo de pensar que voy a ver al patán de Enzo se me revuelven las tripas, me pongo un pantalón blanco y una blusa verde, pongo un poco de rímel en mis pestañas y poco de color en mis labios, dejo mi cabello suelto y me voy al bar, cuando entro hay varios hombres con traje reunidos, Luis está en la barra.

—Hola Luis.

—Hola Tris, que guapa estás.

Yo le sonrío.

—Gracias.

—Cuando terminen con sus coqueteos les encargo que se pongan a trabajar.

Me doy la vuelta y ahí está Enzo, trae un traje beige con una camisa blanca y su cabello recogido como siempre, me observa de pies a cabeza; me sorprende cuando se acerca y toma un mechón de mi cabello.

—¿Has escuchado que las pelirrojas son de mala suerte?

—Si lo escuché cuando estaba en la escuela y mis compañeros me hacían bullying.

El sonríe.

—Espero que hoy no sea así, tenemos que cerrar un negocio muy importante y lo menos que necesito es mala suerte.

—Hubieras llamado a otra de las chicas.

—Tal vez me guste la idea de que me laven mis camisas gratis, por eso te llame a ti.

Luis no deja de observarnos.

—Luis prepara los tragos y que Tris los lleve.

Se da la vuelta y se va.

—No tuerzas la boca.

Hago una pataleta mental y Luis voltea a verme y sonríe.

—Nunca lo había visto discutir así con ninguna de las chicas.

—Es que seguramente ninguna de las chicas es pelirroja.

Luis sonríe.

—Buen punto.

Me prepara la bandeja con los tragos y voy a entregarlos, cual es mi mayor sorpresa, varios narcotraficantes muy famosos están en la reunión, está Enzo, Fabrizio y un hombre mayor al que Fabrizio se parece mucho.

Acomodo las bebidas en la mesa mientras ellos están hablando de un enorme cargamento que llegará por la frontera con Nuevo Leon el próximo mes, termino y voy a retirarme cuando uno de ellos me toma de la mano.

—¿Trabajas aquí? 

—Si señor.

—Eres muy hermosa.

Me va a tocar la cara y Enzo le quita la mano.

—Retírate Tris.

Regreso a la barra con Luis y me sonríe.

—¿No entiendo porqué Enzo te llamo a ti? no lo digo por mal pero tienes poco tiempo trabajando aquí y él apenas si te conoce.

Me siento en uno de los bancos de la barra.

—No lo sé.

De pronto viene Enzo de nuevo.

—Tris lleva otra ronda de tragos y en esta ocasión evita coquetear con los socios.

—Yo no estaba coqueteando con nadie.

Levanto tanto la voz que él se acerca a mi.

—No me vuelvas a levantar la voz y haz lo que te ordené.

Se va y yo me quedo furiosa.

—Tris el puede correrte.

—Lo sé y créeme que si no fuera porque realmente necesito el trabajo ya me hubiera ido.

Vuelvo a llevar los tragos y estoy recogiendo las copas y los vasos vacíos cuando se acerca Enzo.

—Lleva eso a la barra y regresas.

—¿Traigo más bebidas? 

—No, sólo quiero que te quedes aquí pendiente por si necesitamos algo.

Yo asiento y dejo todo en la barra, cuando regreso me quedo alejada de donde están pero quedo frente a Enzo, que no deja de observarme.

Después de unas horas empiezan a irse los invitados, el hombre mayor que se parece a Fabrizio se acerca a mi.

—Soy Dominico Carusso, el padre de estos dos.

Señala a Enzo y a Fabrizio.

—Muchas gracias por atendernos.

—No tiene nada que agradecer Sr. Carusso.

En eso se acerca Enzo.

—No tienes que agradecerle padre, ella recibirá un pago por lo que hizo.

El Sr. Carusso voltea a verlo.

—Por alguna vez en tú vida podrías ser más caballeroso.

—No tuve de quien aprenderlo.

El Sr. Carusso se aleja molesto y Fabrizio se va con él, voy a darme la vuelta para salir y Enzo me habla.

—¿A dónde vas?

—Pensé que ya había terminado.

—Pues no, sírveme un whisky.

Me acerco y se lo sirvo.

—Me dijo Katy que tienes novio.

—Algo así.

—¿Eso qué significa? 

—Que apenas nos estamos conociendo.

—¿Es tú vecino? 

—Si.

—¿Sabe qué trabajas aquí?

—Claro.

—Entonces no quiere algo serio contigo, ningún hombre que quiera una relación sería permitiría a su pareja trabajar en un sitio como este.

—No sé si quiera algo serio o no, pero por ahora la pasamos bien y eso es lo importante.

El tuerce la boca.

—Ya puedes irte.

Estoy por salir cuando llega Astrid.

—Enzo que alegría verte.

Se acerca y le da un beso en la mejilla, si es que tiene mejillas con tanta barba sería imposible encontrárselas.

—¿Te quedarás al show de está noche? 

—No lo creo Astrid.

—Vamos quédate y cuando termine puedo hacerte un privado como los que a ti te gustan.

Yo sigo mi camino y dejo de escucharlos, me encuentro a Katy en la barra.

—Hola Katy.

Ella me voltea a ver muy seria.

—Hola Tris, bueno Luis te encargo por favor lo que te pedí que sea cuanto antes.

Luis asiente y ella se va.

—¿Se pelearon? 

—No, pero al parecer le gusta mi vecino y la otra noche nos encontró en una situación comprometedora.

—Es buen chica aunque un poco desubicada.

—¿Tú crees? No me lo parece.

—Tiene temporadas buenas pero en otras ocasiones vuelve a recaer.

Estoy por preguntarle a que se refiere cuando Enzo se sienta a mi lado, saca un sobre y me lo entrega.

—Tú pago.

—Gracias.

—¿Te quedarás a trabajar está noche? 

—No, está noche descanso.

—Entonces vámonos, te llevo a tú apartamento.

—No es necesario.

—No te estoy preguntando.

Recojo mi bolsa y cuando salgo está su camioneta esperándonos, abre la puerta y me subo, él se sube a mi lado.

El chofer nos observa con curiosidad. 

—¿Porqué no buscas otro empleo? 

—¿Me vas a despedir? 

—No, bueno no creo, pero esto no es un trabajo para ti.

—No hago nada malo.

—Sirves tragos a borrachos, te estás exponiendo mucho.

—Es algo temporal, quiero ahorrar dinero.

—¿Para qué?

Este hombre me interroga de una manera que me pone nerviosa si poder evitarlo.

—Quiero comprarme un apartamento.

—¿Aquí en Laredo? 

—No, en San Antonio.

—¿Y después que harás con tú vida? 

—Seguir trabajando.

—¿Qué sabes hacer? 

—¿Me estás interrogando?

—Tengo algunos negocios, puedo darte trabajo en alguna de mis empresas y no tendrías que exponerte.

—Lo pensaré, gracias.

Me bajo de la camioneta sin mirar atrás y subo a mi apartamento, cuando entro Benji me está esperando.

—¿Quién te trajo? 

—Enzo.

—Está demasiado interesado en ti ¿no crees?

—Lo dudo, según él las pelirrojas damos mala suerte.

Benji suelta una carcajada enorme.

—¿Cuantos años tiene, 5?

—Imposible saberlo, trae una barba de troglodita que no me deja imaginarme su edad.

—¿Tan mal que te cae vernos barbudos? no se me olvida que por tú culpa yo no me he dejado mi barba.

—Agradéceme porque te vez mucho mejor así, tanto que conquistaste a mi hermana.

—Cierto, pero extraño mi barba.

—Bueno dejemos a los barbudos a un lado y déjame decirte que tengo muy buena información, necesito que hagas los informes.

Empiezo a contarle todo lo que escuché en la reunión mientras estamos cenando.

—Arya esto es muy buena información, mañana mismo iré con el equipo para decirles todo y empezar a trabajar con lo que tenemos, el único problema es que probablemente nos quedemos más del mes aquí.

—No te preocupes Benji, tú sabes que ya estamos acostumbrados a todo esto.

—Si, aunque te noto muy cansada.

—Probablemente sean las desveladas.

—Puede ser.

—Benji no te molesta si te dejo los informes y me voy a dormir, realmente me siento muy cansada.

—No te preocupes descansa, yo termino con todo, me quedaré unos días con el equipo y cualquier cosa me llamas ¿algún mensaje para Mayte? 

Yo le sonrío.

—Salúdala y que les de muchos besos a mis princesas.

Me voy a mi habitación, me quito la ropa y me acomodo en la cama, no tardo mucho en quedarme dormida, al día siguiente me despierto un poco mal, me duele el cuerpo y la cabeza, tomo un café, unas pastillas y vuelvo a la cama, se llega la hora de irme a trabajar y me siento mucho peor, me doy una ducha y me maquillo muy poco no tengo ánimos de nada.

El camino al bar se me hace eterno y llego agotada, entro al camerino y aunque escucho a las chicas hablar no pongo atención, termino de arreglarme y me acerco a la barra con Luis.

—Hola Tris ¿estás bien? 

—No mucho, pero dime que área me toca hoy.

Está por decirme cuando suena su teléfono.

—Si aquí está conmigo, claro ahorita la mando.

—¿Y? 

—Enzo está en uno de los privados quiere que lo atiendas tú.

—Dile que no he llegado.

—Le dije que estabas frente a mi.

Prepara la charola con la botella especial para Enzo y dos vasos.

—Ahí esta la tarjeta, está en el número 5.

Tomo la charola y me voy, cuando entro están las luces apagadas, sólo hay una luz muy tenue, sirvo el whisky y me doy la vuelta para entregárselo, en ese momento me doy cuenta que la cortina esta abierta, hay una chica atada a lo que parece una cruz, tiene los ojos vendados y hay un hombre con una fusta, la acaricia y la golpea, yo me estremezco con cada golpe y ella parece que lo disfruta.

—Mi whisky es para hoy.

Reacciono y le entrego el vaso, estoy por salir.

—No te vayas, tal vez me acalore y necesite otro whisky.

—¿Quieres qué espere afuera? 

—No.

Me doy la vuelta y me quedo junto a la puerta tratando de no ver la escena, escucho los quejidos de la chica y algunos golpes, parece que disfruta la manera en que la están golpeando, me imagino que no lo hace con mucha fuerza.

—¿Qué pasa Tris te incomoda ver el espectáculo? 

—No es algo que llame mi atención.

El sonríe.

—Justo como lo imaginé.

Se pone de pie y me entrega el vaso.

—Prepárame otro y te vas.

Yo tomo el vaso y se lo preparo, cuando se lo voy a entregar acaricia mi mano, yo la quito rápidamente y salgo de la habitación, empiezo a trabajar en el área que me toca y sigo sintiéndome muy mal.

Después de algunas horas siento que no puedo más, voy a la oficina de Fabrizio.

—Pase.

Enzo está sentado en la silla detrás del escritorio.

—¿Fabrizio no está?

—No, salió de viaje y regresa en unos días ¿para qué lo necesitabas? 

—Quería pedirle permiso para salir temprano, me siento un poco mal.

—Lo siento pero hay poco personal y como puedes ver hay muchos clientes, así que vuelve a trabajar.

—Esta bien, lo entiendo.

Salgo de la oficina y estoy peor, llego a la barra con Luis y se queda viéndome.

—¿Sigues mal verdad? 

—Si.

—Dile a Enzo para que te deje salir.

—No quizo, dijo que hay muchos clientes y poco personal.

—¿Qué? Eso te dijo.

—Si.

—Vete, yo me ocuparé de atender tus mesas.

—Pero Luis, no quiero ocasionarte problemas.

—Vete no te preocupes ya estamos por cerrar en unas horas.

—Te lo agradezco mucho.

—Si sigues mala no vengas mañana, no te preocupes por Enzo yo me encargo.

Voy al camerino y me quito el uniforme, estoy por salir cuando Enzo sale de su oficina.

—¿A dónde vas? 

—Luis me va a cubrir.

—Aquí mando yo, no Luis, hazme el favor de cambiarte de nuevo y volver a trabajar.

—No Enzo, realmente me siento mal y si quieres correrme hazlo.

Salgo por la puerta de atrás y lo dejo ahí de pie observándome furioso, llego al apartamento y me doy una ducha con agua tibia, me tomo unas pastillas y me voy a la cama, mi madre dice que soy muy valiente para usar armas y pelear con delincuentes, pero cuando me enfermo parezco una niña chiquita, paso una noche terrible, tengo pesadillas, me da calor y me da frío, logro dormirme profundamente por fin casi al amanecer, despierto empapada en sudor y me tomo otras pastillas, no siento fuerzas para nada, vuelvo a la cama y me quedo dormida de nuevo.

Leia este capítulo gratuitamente no aplicativo >

Capítulos relacionados

Último capítulo