Ángela se sentía feliz al saber que contaba con el apoyo de Arturo, algo en su interior le decía que muy pronto su pequeña estaría con ella.Lo que no se imaginaba era todo lo que estaba por venir. …Ángela.Con la ayuda Arturo, todo se agilizó, aunque pude ver qué el juez está poniendo muchos obstáculos, lo que me llevó a pensar que estaba comprado por los que un día fueron mis suegros.—Señora Martínez, el juez, ha exigido una serie de requisitos para que usted pueda obtener la custodia de su hija—el abogado me entregó unos documentos en donde había una lista.Él me exigía que debía tener un mejor lugar, así como que debía pagar el jardín, pero no era uno cualquiera, era el más caro de la ciudad, sabía que eso era obra de los Fernández, pero no les daría el gusto, quizás el sueldo no me alcance, pero algo debía de hacer.—No hay problemas, hoy mismo organizamos todo—dijo Arturo, quien me había quitado el documento para verlo—Así que quiero que mañana mismo la niña sea entregada.Yo
Ese día Ángela se arregló muy feliz, había pasado una noche maravillosa con el hombre que se había convertido en todo para ella y sumándole a eso, ese día su pequeña volvería a estar a su lado.—Me gustaría acompañarte, pero no quiero darte problemas—le dijo Arturo desde la cama.—A mí me encantaría que estuvieras ahí conmigo, pero no quiero darle razones a esas personas para que quieran quitarme nuevamente a mi hija—dijo mientras se maquillaba.—Estaré al pendiente de todo, así que por favor llama si necesitas algo—Ángela asintió.Arturo se levantó de la cama, con su pecho desnudo, Ángela lo miró con atención mientras caminaba hacia ella.—Prometo llamarte si te necesito—respondió ella y Arturo la abrazó por la espalda.—Por favor ten mucho cuidado—le pidió él.Ángela salió de su nuevo hogar rumbo a la casa de los Fernández, a las afueras se encontró con el abogado y dos agentes, quienes estarían presente durante la entrega.Ángela se sentía nerviosa y a la vez muy emocionada de volv
Después de una gran tormenta siempre llega la calma, la vida de Ángela era tranquila, su tiempo lo dividía entre su trabajo, pasar tiempo de calidad con su hija y disfrutar esos momentos con Arturo.…Ángela.Había sido una semana muy ajetreada, entre reuniones, así llegó el día de la tan anhelada fiesta de cumpleaños de mi ahora suegro.Me sentía un poco nerviosa, pero decidí dejar toda preocupación aun lado y disfrutar de dicha fiesta.Después de dejar a mi pequeña con sus abuelos, me dirigí a la casa de los Villegas, en donde un estilista me arreglaría junto a Emilia, no pensé que tomaría tanto tiempo, pero a Emilia le gusta fijarse hasta en el último detalle, pero el resultado valió la pena.—Te ves tan hermosa—me dijo Emilia—Serás el centro de atención.Eso último no me gustó, pues si hay algo que odio es eso, llamar la atención. —Gracias—le dije, pues ella había puesto mucho empeño en cada detalle para que me viera perfecta.—No fue nada querida—me dijo—Ahora démonos prisa, los
Esa noche Ángela disfruto de la noche al lado de Arturo y su familia.Al finalizar la velada se fue con Arturo a su apartamento.—¿Te divertiste?—preguntó Arturo mientras aflojaba el nudo de su garganta.—Mucho, pero me siento tan cansada—Ángela se dejó caer en el sofá y empezó a quitarse sus tacones.Después de quitarse sus tacones, se puso de nuevo de pie y caminó hasta donde Arturo se encontraba.Arturo sonrió, pues sabía que era lo que ella pretendía.—Podrías ayudarme con el cierre de mi vestido—dijo Ángela de manera seductora.—Con todo gusto—Arturo la tomó de la cintura pegándome a su pecho, luego la besó de manera demandante.…Mauro.Un año, eso era el tiempo que había pasado desde que inició, esta mentira, mentira que me ha destrozado por completo.Trate de hacerle caso a mi madre y olvidarme de Ángela, pero ha sido imposible, ella hace parte de mi ser, simplemente no puedo dejarla ir, así que he buscado la manera de volver a ella, e incluso pensé en operarme, pero a la fina
Gloria se sentía desesperada al no tener noticias de su hijo, su más grande temor era que esas personas descubrieran que se encontraba con vida y querían acabar con él.—Mamá, ya es tarde, creo que es hora de ir a la cama, mañana vuelves a intentar—le aconsejo Hanna.—Crees que podré dormir, me temo que tu hermano puede cometer una locura que lo pondrá en riesgo—soltó con evidente preocupación.—Puedo entenderte madre, pero Mauro ya no es un niño y debe asumir sus el resultado de sus actos, confiemos que sabrá hacer las cosas—Hanna, se acercó a su madre y le quitó el teléfono.Luego la condujo hasta su habitación, en donde ya Mauricio se encontraba acostado.Después de dejar a su madre recostada, se fue a la suya, con la intención de dormir, pero antes, envió un mensaje al teléfono de su hermano.—Piensa bien, antes de actuar, papá y mamá están preocupados—decía el mensaje, pero el teléfono había sido pagado.Mientras esto ocurría, Mauro venía hecho una fiera, Ángela era su mujer y no
Mauro sabía que debía saber moverse para evitar ser descubierto, así que tomó su maleta y se dirigió a una estación de autobús, en donde tomó uno que lo dejara cerca de la casa de sus padres.También debía prepararse mentalmente para el regaño que le esperaba de parte de su madre, pues era ella quien más le preocupaba.El viaje en autobús le tomó más de cuarenta minutos, luego debió caminar media hora.Una vez que estuvo enfrente de la gran casa, tomó el suficiente aire para llenar sus pulmones, pues sabía que lo que necesitaría sería mucha paciencia, pero nada de lo que su madre le dijera lo haría cambiar de parecer. En su mente solo había algo claro y era recuperar a su familia, sin importar lo que tuviera que enfrentar, aun si eso colocará en riesgo su vida.…Mauro.Mi oído izquierdo zumbaba a causa de la fuerte bofetada que mi madre me había dado.Entendía su enojo, pues ella, al igual que mi padre quien me observaba en silencio, se sentía preocupado por lo que me pudiera pasar.
Mauro se sentía ansioso, temía que la respuesta de Ángela fuera que si amaba a Arturo, eso lo destruiría por completo.—La respuesta es ¡si!, amo a Arturo y soy feliz a su lado—contestó Ángela con firmeza.Mauro retrocedió al escucharla, sentía que su pecho se apretaba, para él eso no podía ser posible, ¿Cómo podía amar a alguien más?, ¿En dónde quedaba él y el amor que sentía por ella?Mauro retrocedió tanto que se golpeó con la pared, llamando la atención de Ángela.—¿Hay alguien más en casa?—preguntó Ángela.—No, debió ser alguno de los empleados—dijo Mauricio, pues él también se había percatado del ruido.—Entiendo— dijo Ángela restándole importancia—Es hora de marcharme, muchas gracias por todo.Mauricio asintió con la cabeza y caminó a la puerta para ayudar a Ángela a salir, cuando la abrió pudo ver cómo su hijo ingresó a la habitación de al frente sospechando que este había escuchado la conversación.— Agradezco tu sinceridad, Ángela—le dijo Mauricio—Espero y todo vaya bien.—M
Mientras estas dos personas se demostraban amor, en casa de la familia Villegas y la familia Fernández, todo era un completo caos.En la casa de la familia Villegas, los padres de Arturo se encontraban en el jardín conversando, cuando fueron interrumpidos por uno de los empleados.—Señores, me disculpo por la intromisión, en la entrada se encuentra una señora que se ha presentado como Gloria de Fernández y desea verlos—dijo él hombre.Emilia miró a su esposo, este cambió su expresión por una molesta, ellos en el fondo sabían que esa visita no traería nada bueno, pues tenía conocimiento de muchas de las acciones y actitudes de esa mujer.—hazla pasar, yo misma la atenderé—dijo Emilia poniéndose de pie.—¿Estás segura?—preguntó Damián.—Sí, sé cómo tratar con ese tipo de personas—Emilia asintió con malicia.—Es que no eres tú la que me preocupa—bromeó Damián.Emilia lo miró de mala gana provocando que Damián riera a carcajadas.—No digas bobadas—le regaño Emilia—Pídele a uno de los emple