CAPITULO TREINTA Y SEIS

Isabella

Adormitada, así me sentía, era como despertar de un sueño después de haberme desvelado por días. Pestañe varias veces al escuchar el sonido de una cascada que se acercaba. Pero las cascadas no tienen como moverse. Eso o era yo recuperando mi conciencia. Y así era. Despertando en un lugar lejos de lo que era la manada del Alfa Maxwell. Esto era como... ¿Las cascadas del Niagara?

Era de noche, las cascadas se veían hermosas con la luz multicolor. Además el cielo se veía estrellado, demasiado mágico para ser real. ¿Quién me

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