CAPITULO 34

Después de lo que pasó con Erika, todo volvió a la normalidad. Pero cuando fui al baño, la encontré llorando. Se me rompió el corazón, así que me acerqué y la abracé —"¿Estás bien?" le pregunté.

—"Sí", me respondió limpiándose sus lágrimas.

—"¿Qué pasa, Erika?" —le pregunté en un susurro—, "Si te cuento, ¿no se lo dices a nadie? Puedo confiar en ti, María."

—"Vamos a la cafetería de la esquina", le dije levantando una de mis cejas. Ella me miró con una sonrisa y aceptó ir conmigo. Llegamos, nos sentamos en una mesa retirada, pedí un delicioso postre de limón y Erika pidió un postre de tres leches.

—"Estoy embarazada", fue lo que escuché. Casi me ahogo con el pedazo de postre que tenía en mi boca. —"El papá del bebé ya lo sabe."

—"Ese es el problema, no quiere responsabilizarse por mi hijo. Pero eso no importa, yo me hago cargo. El problema es lo que diga mi papá."

—"Erika, no estás sola en esto. Cuenta conmigo para lo que necesites", le dije con sinceridad. Erika me miró agradecida y
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