Capítulo diecinueve
Me voy a casar
—Paren, por favor, paren —intento detenerlos.
Sin embargo, ellos continúan dándose golpes y yo no se que más hacer sino correr a pedir ayuda a la primera persona que encuentro. El desconocido llama a un amigo para que lo ayude. Ambos me siguen corriendo hacia donde están las dos bestias que aún se están peleando. Los dos hombres los separan y yo me meto en el medio.
—¡Jodido neandertal, para ya! —le grito a Alexandre—. Y tú también, Robert. ¿Qué leches creen que hacen?—los fulmino a ambos con la mirada—. Tú estás casado —señalo a mi jefe con mi dedo índice—. Lamento si algún día te di esperanzas, pero solo te admiro mucho. Eres un excelente hombre y un magnífico jefe, nada más. Y lo siento, pero no te puedo corresponder.
Me quedo hiperventilando por la falta de pausas.
¡Hoy hay maratón!
Capítulo veinte La mejor luna de miel y el peor final —Lo siento —se disculpa mi mejor amiga—, quería hacer esto desde que me dijiste que te ibas a casar. No se preocupen, sigan con la boda. Sí, fue ella quien dijo que se oponía. En serio, a veces me dan ganas de matarla. Incluso vino con un vestido negro diciendo que era en representación de mi soltería que había muerto. Todos se echan a reír por su locura exc
Capítulo veintiuno Exasperante silencio Salgo del despacho igual a como llegué. Sin embargo, a medio camino un mareo me aturde y todo mi cuerpo se desestabiliza. Me aguanto de las barandas de las escaleras, pero no consigo sostenerme y siento que voy a caer por ellas. Ya veo la caída venir y el pánico se apodera de mis sentidos. Pongo mis manos en mi vientre para protegerlo de los posibles impactos, pero el ruso llega primero y detiene la caída a tiempo. Me gira para comprobar mi estado y en el preciso instante en el que clava sus ojos azules en los míos, me desvanezco en sus brazos. Despierto al oír voces a mi alrededor, me remuevo y puedo sentir algo conectado a mi brazo izquierdo. Abro los ojos con extrema lentitud para acostumbrarlos a la claridad. No obstante, me desconcierta ver que todo está oscuro. —Ya despertó —escucho una voz que no reconozco.
Capítulo veintidós Confesiones Me quedo impactada. Jamás pensé que el canto diera fruto. —Pero no hoy —agrega con rapidez y me
Capítulo veintitrés El Nacimiento de una familia y la muerte de otra Todos nos quedamos en silencio. Los dos rusos se retan con la mirada. El ambiente se torna incómodo, por lo que decido intervenir. —Te agradezco una vez más por haber cogido a Flash —hablo y Dimitri me observa antes de entregarme el cachorro. —No fue nada, un gusto conocerte a ti y a Flash —me sonríe y cuando creo que ya todo se ha solucionado, añade—: Hasta pronto señor y señora Pretov. Mi marido, al escuchar ese apellido, se enerva. Tengo que usar toda la fuerza que tengo para detener a Alexadre de lanzarse contra su medio hermano. —No te molestes hermanito. Al final, la sangre no es algo que se pueda cambiar. Créeme, yo tampoco tengo muchas ganas de llevar tu sangre. Sin embargo, el lazo que nos une es algo que no podemos negar. »Somos hermanos, Alex, nos guste o no. Sin nada
Capítulo veinticuatro Una triste noche *Alexandre Ivánov* Corro junto con todos al oír el grito que sé que era de Vanessa. Cuando llego a la cocina, me encuentro con una imagen que no me gusta para nada. Mi mujer se encuentra golpeando el piso, llorando mientras que grita cosas como: «no puede ser», «es mentira», entre otras. No entiendo nada, así que me agacho e intento que me diga que le pasa, q
Capítulo veinticinco Te amo *Alexandre Ivanov* Despierto al sentir un sollozo acompañado de un agarre en mi brazo. Abro perezosamente los ojos y me encuentro a Dariel llorando abrazado a mí. Lo abrazo más fuerte y empieza a llorar desconsolado. Pobre pequeño, yo sufrí la muerte de mi madre, pero él perdió a toda su familia menos a su hermanito. Lo cargo y nos envuelv
Capítulo veintiséis Una visita inesperada Esas dos palabras se quedan resonando en mi cabeza. Me acaba de decir te amo. No lo puedo creer, siempre pensé que yo sería la primera en decirlo pero el ruso de pacotilla me tomó la delantera. Estoy tan feliz que me quedo paralizada.—No tienes que responderme y mucho menos decirlo por compro... —no lo dejo terminar esas palabras que no tienen sentido.—¿Alguna vez vas a dejarme ser la primera en algo? Se suponía que yo te lo diría antes —le reclamo juguetonamente y él se ríe—. Yo también te amo, Alexadre Ivanov, mi ruso de pacotilla y mi neandertal. Aunque creo que te queda mejor mi amado esposo —le digo.Me besa lento, dándose el tiempo de saborear mi boca.—¿Nunca te han hecho el amor bajo las estrellas? —me pregunta y niego embelesada con la imagen de dios griego que me brinda—. Pues prepárate, nena, porque esta noche será inolvidable.Y lo fue, esa noche la tengo tatuada
Capítulo veintisieteBienvenida al mundo, mi pequeña Marie IvanovaBienvenida Marie IvanovaMo puedo creer que después de diez años seacapaz de pararse delante de mí. No sé que quiere, pero tampoco me interesa. No tengo nada de que hablar con él. Se divorció de mi madre cuando yo solo era una adolescente, una niña que lo veía como su mayor héroe. Y este solo era una mala copia de un padre. Al crecer me di cuenta de tantas cosas. Descubrí las mostruosidades que le hacía a mi madre. La engañó con un sin fin de mujeres incluso con su mejor amiga. Le robaba el dinero para irse a darle lujos a las cualquieras con las que se acostaba. Mientras mi madre trataba de darse a conocer en el mundo de la moda, trabajaba incontables horas para poder sacar sus colecciones. Él se robaba su dinero y se lo disfrutaba con otras. Mi madre vivía enamorada de él y nunca se dio cuenta de las cosas que él hacía. Pensaba que este energúmeno la amaba como ella