Gilliam, tomó su celular y le marcó a Rita, esperó al tercer repique y ella respondio.—¡Gil!— su voz era entusiasta— ¿Cómo estás?—Muy bien, Rita... ¿Cómo está mi sobrina?—Maravillosa, cada vez falta menos, estoy ansiosa.—Estamos...— la corrigió— creo que es la niña más esperada del mundo.—Y la más amada— aseguró RIta— y eso me hace sentir muy feliz.—Las amo muchisimo...—Y nosostros a ti... ¿Está todo bien?— preguntó despues de un par de minutos de silencio. —No...— susurró y suspiró— estos días he hablado más con la rubia y te he mantenido un poco distante de lo que está sucediendome y es que no quiero sobresaltarte, ni que te preocupes...—Gil, eres mi amiga, mi hermana, si algo esta ocurriendote— dijo la morena— yo quiero saberlo.—Es que... es mi jefe, RIta, yo lo deseo con desesperación, y me siento muy culpable porque John no merece esto, pero siento que no tengo fuerza de voluntad para luchar, me gusta como me besa, como me toca, como me mira y... quiero hacer las cosas
Llegó el momento de la unión. Gilliam, se aferró con fuerza a los masculinos hombros al sentir como John, se abría paso en su ser, cerró los ojos intentando mitigar el dolor, la incomodidad que aquello le producía. Su inocencia se iba, a la vez que John, avanzaba. Él la miró fijamente, ella correspondió antes de recibir un ardiente beso. —Te amo, Gilliam Warren— Te amo— le dijo John, antes de comenzar a moverse con suavidad, invadiendo su interior... Mucho tiempo después, Gilliam, se estiró con pereza en aquella cama. —No quisiera irme— le dijo sonriendo. —No te vayas, quédate conmigo mi amor— le acarició el hombro y ella sonrió. —No. Debes llevarme a casa— le acarició la mejilla— mis padres se preocuparían y mañana debemos ir a la oficina. —Podríamos irnos desde aquí— la besó con ternura. —No, llévame a casa John— le pidió— no tengo ropa como para ir a la oficina. —De acuerdo— se doblegó con un suspiro— a tu casa, mi amor— le besó la frente. Al siguiente día despertó muy tem
Gilliam, se observó frente al espejo, la imagen que allí veía le causaba satisfacción... se veía muy bonita. decidió peinar su cabello en un hermoso moño, con un par de mechones sueltos que enmarcaban su rostro, un bello vestido negro, con unos detalles dorados lo hacían ver precioso, unos lindos zapatos de tacón alto, y un bolso a juego, solo delineador, un poco de pestañina y nada más... nada más que sus labios pintados de un hermoso labial rojo... —Calma Gil, no debes decidir nada, solo deja que todo tome su rumbo, no propicies, pero no detengas nada— se dijo para tranquilizarse. Una llamada la sobresaltó, se asustó con el sonido, el nombre de su nuevo jefe en la pantalla,hizo que que un cosquilleo, acompañado con un calor, se produjo en su bajo vientre y envió escalofrío por todo su cuerpo.— Hola. —Buenas noches, señorita Warren— el formalismo la sorprendió. —Señor Bentzell... —Pasaré por usted para ir al restaurant. —No hace falta, puedo llegar en mi auto. —Lo sé, sin embarg
Gilliam estaba nerviosa, había aceptado, ella había aceptado aquello y no podía evitar las ansias que anteceden a un encuentro como el que iba a tener, retorcía sus manos, y respiraba con prufundidad intentándo tranquilizarse. —Tranquila, no estés nerviosa—la voz ronca y profunda casi la hace saltar, se giró hacia él y Sebàstian la mirò brevemente— hemos llegado...— disminuyó la velocidad para activar a control remoto la verja de la enorme casa, deslizó el auto nuevamente hasta detenerlo frente a la mansión, la ayudó a salir del auto, y manteniendola tomada de la mano ingresaron al lugar, fueron recibidos por una mujer que los saludó amablemente. —Buenas noches, bienvenidos. — Buenas noches, Martha, retirense, no quiero que nos molesten. —Sí, señor— la mujer así como había llegado se marchó, de manera silenciosa. —Bienvenida a mi casa, Gilliam Warren— el corazón de la pelirroja golpeó con fuerza contra su pecho. —Enorme, elegante y lujosa, es la casa que pensaría que tendrías— so
Cuando el climax estalló en ambos cuerpos dejándolos sin aliento, Sebàstian se desplomó junto a Gilliam, mientras luchaban por recuperar la normalidad de sus respiraciones...Unos minutos después se giró hacia ella, quién miraba al techo con ojos abiertos, mientras su pecho subía y bajaba más rápido de lo normal, pero más tranquilamente que minutos antes. —¿Estás bien, Gilliam?— ella asintió solamente, pero no pronunció palabras. Entonces él extendió su mano y acarició su plano abdomen. —¿Dónde habías estado?— le preguntó con voz ronca, Gilliam se giró hacia él con el ceño fruncido, mostrando confusión. —En el mismo lugar de siempre, supongo— respondió con sinceridad y él sonrió. —Lo he disfrutado mucho, Gilliam...—Yo también— respondió sinceramente. —La boca puede mentir, pero el cuerpo siempre dice la verdad, y los nuestros hablan el mismo idioma. —la pelirroja frunció el ceño.— una vez te pregunté que si el rojo de tu cabello era indicativo de tu pasión, o si debía guiarme por
Gilliam, se detuvo en la entrada de del edificio propiedad de su jefe. Se sintió terriblemente acalorada.. —Debes ser fuerte, Gil— se dijo— mantente lo más serena, neutral y profesional posible. En cuanto llegó al piso correspondiente la secretaria de Sebàstian le informò que el jefe la estaba esperando. —Señorita Warren, buen día, el señor Bentzell le está esperándo. —Muchísimas gracias— respondió asintiéndo dirigiendose a la puerta, después de un leve llamado escuchó la profunda voz de su jefe dándole permiso de ingreso, antes de entrar suspiró profundamente y entró. —Buen día, señor Bentzell— dijo de forma profesional. —Señorita Warren— la saludó, sus ojos se encontraron y los de él brillaron con lujuria, recorriéndo su cuerpo con una sonrisa.—He mandado a instalar un pequeño escritorio para usted— le señaló el lugar y ella asintió mirando el elegante y bonito escritorio, caminó hasta él y colocó su bolso encima. —Muchas gracias— respodió asintiendo. — es cómodo. —¿Pu
Decidida a hablar con él, sacó su celular y llamó su número, solo tuvo que esperar dos repiques antes de escuchar la dulce voz de John... —Amor mío, me alegra mucho saber de ti, estaba por llamarte.— le dijo con la cálida voz que lo caracterizaba. —Cariño...— cerró los ojos — ¿Cómo estás? —Bien, en medio de todo, mi hermano sigue igual, esta en un especie de coma, mi madre está triste, es iicil vera así. —Lo siento tanto— le dijo con sinceridad— quisiera poder ir y estar contigo en este momento dificil. —Lo sé, cariño—le dijo dulcemente—a mi me encantaría que estuvieras aquí, pero lo entiendo... te extraño muchisimo Gil. Me hace falta tu amor— la culpa la cubrió como una manta, ¿Cómo podría reconocer que había tenido la mejor noche de su vida y no había sido junto a John?, ¿Cómo asumir que frente a la pasión y lujuria de su jefe, John parecía demasiado tierno y quizás... tan inexperto como ella misma?, ¿Cómo lidear con la culpa de la traición? —Yo también te extraño mucho John,
Tras la declaración de Gilliam y los fuertes aplausos de éxtasis de Connie, la rubia fue en busca de bebidas para las tres y los pasabocas que Hugh había preparado, antes de dejar todo cómodamente ubicados... —¿Y bien?— Rita la miró sonriendo— antes de que Connie te bombardee a preguntas, yo quiero saber si la pasaste bien, ¿Te sentiste bien?, ¿Lo disfrutaste?—¿Lo dudas?— preguntó la rubia riendo de felicidad. —La verdad... —se ruborizó— no creí que pudiese disfrutarlo tanto, pero... fue increíble. —¡Demonios, que bien!, ¡Salud por eso!— respondió Connie, bebiendo de su vaso. — necesito que lo califiques, del uno al diez... puntúa al jefe. —Un veinte— dijo rápidamente y bebió de su vaso, Connie gritó y viroteó, mientras Rita sonreía. — yo... me resulta irónico que sea tan difícil ponerlo en palabras... el sexo con Sebàstian fue... increíble, aún contra mi voluntad, lamenté tanto nuestro acuerdo...—¿De qué acuerdo hablas?— preguntó Rita confundida. —Acepté meterme en su cama, si