Capítulo del pasado, unas horas antes de la reunión del prólogo...
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Después de que John la acompañara a casa a la hora de la salida, se despidió de él con un arduo beso y lo vio marcharse, estaban teniendo una semana extremadamente larga en la biblioteca...—Estoy en casa— dijo entrando.—¡Llegaste Gil!— gritó Diego, corriendo hacia ella y abrazándola con cariño.—Así es, ya estoy aquí, pero no te agites tanto por favor.— sonrió con ternura.—Hola, Gil— le saludaron Alex y Miguel.—Hola, hombresotes—los besó en las mejillas a ambos.—¡Gil, ya estas aquí!— le dijo con cariño su padre, amaba volver a casa y que sus hombres la recibieran de forma tan cariñosa. —Hola, padre— el señor Alex, la envolvió entre sus brazos, atrayéndola con cariño— ¿y madre, donde esta?—Fue al super por unas cosas. No debe tardar. ¿cómo estuvo tu día?—Muy bien padre, todo en orden.— le regaló una hermosa sonrisa.—Pensé que vendría John— se quejó Alex, padre.—Venía, pero tuvo que irse, quise compartir tiempo con ustedes. Ahora, veamos que hay en la alacena, les prepararé algo riquísimo.*******************************************Estaba teniendo la semana más agitada de toda su vida, el trabajo la estaba asfixiando y todo debido al evento que se realizaría la semana próxima en la biblioteca, casi no había tenido tiempo de salir con John o ver a las chicas y aquello era frustrante, sentía que pronto colapsaría por toda la tensión en su vida. Diego, había tenido una fuerte recaída por lo que fue necesario internarlo, la angustia la estaba matando pues al parecer el pequeño corazón de Diego estaba cada vez más débil, lo peor de todo era que no avanzaban en la lista de espera por donantes, no quería abusar de la bondad del padre de la rubia, pero si seguía así, ella misma llegaría a la mansión McGowan de rodillas para suplicar que interviniera en favor de su hermano.—Warren— escuchó la voz de Liliana y levantó la mirada para encontrarse con el serio rostro de Liliana-—cambio de planes.—¿A qué te refieres?— preguntó frunciendo el ceño.—Tendremos una reunión extraordinaria, uel más grande de los benefactores de la biblioteca desea reunirse con el personal para lo del evento de la próxima semana. Te espero en el salón de reuniones en cinco minutos.—De acuerdo— le dijo suspirando. Bien, ahora se retrasaría más con su trabajo, aquella reunión no podía llegar en peor momento. Terminó de organizar los documentos frente a ella, tomó su agenda de anotaciones, un lapicero y suspiró, estiró su falda y emprendió su camino al salón, al mal paso, darle prisa. Fue una de las primeras en llegar, así que tomó asiento, dos minutos después llegó John, quien se sentó a su lado.—Hola, mi amor.—Hola— suspiró— qué reunión tan inoportuna, con tanto trabajo que tenemos.
—Así es, aunque al menos sirvió para coincidir, el aérea al que me enviaron parece lugar abandonado, casi que me hace sentir solo en el mundo.— la miró desconsolado.—Eres un exagerado, Dillard— le regaló una sonrisa. Los demás compañeros siguieron llegando.—¡Te extraño demasiado!— se queja mirándola ardientemente.—Lo sé— suspira— últimamente no hay tiempo de nada, estoy en extremo agotada. Hoy me reuniré con las chicas, pero te prometo que mañana será un día para ti.—¿Solo nosotros?— le pregunta sonriendo.—¿Lo prometes?—Solo nosotros, lo prometo— le aseguró.—Gracias por asistir prontamente— inició Liliana, cuando todos estuvieron juntos— el señor Sebàstian Bentzell, ha decidido reunirse con nosotros antes de lo debido. Adelante señor— pidió Liliana y todos en la sala quedaron a la expectativa.Gilliam, no sabía qué esperar, pero sin duda alguna aquello la sorprendió. No era un hombre bastante mayor como ella hubiese esperado, sino un hombre joven, imponente, atractivo, tenia un elegante porte y unos increíbles ojos grises, bastante fríos para su gusto, aunque era un hombre impresionantemente atractivo, resultaba intimidante y hasta un poco aterrador.—Buen día— su ronca y varonil voz, resultaba bastante sensual y produjo un pequeño escalofrío en la espina dorsal de Gilliam, quien para distraerse abrió su libreta y tomó el lapicero, dispuesta a comenzar con los apuntes.—¡Buen día!— respondieron los presentes al unísono, mientras el hombre tomaba asiento.—Bien, para quienes no me conocen, mi nombre es Sebàstian Bentzell, mi padre, quien llevaba el mismo nombre, dedicó su vida a contribuir con esta biblioteca y a los grandes eventos del mundo de los libros, promover la literatura y la lectura, he decidido seguir su legado y cumplir con algunas metas que durante su vida dejó inconclusas. El propósito de venir hasta acá el día de hoy, además de que me conozcan y poder percatarme de cómo van los preparativos para la semana que viene, necesario es recordarle la importancia de este evento para el mundo literario y el compromiso que debemos tener para que todo sea un éxito.—Lo comprendemos—dijo Liliana— es por ello que llevamos meses preparándonos, ahora cada uno podrá dar un reporte de su aérea y así podrá usted comprobar el nivel de preparación.Gilliam, se sentía incomoda y controlaba la necesidad de removerse en su asiento, evitaba mirar a aquel hombre y los nervios se apoderaban de ella, pensando en el momento en el que le tocara a ella rendir su informe."Tranquilizate Gil", "Qué hombre tan arrogante"
Los próximos diez minutos pasaron entre explicaciones y preguntas, mientras ella sentía que podría desmayarse en cualquier momento.—Veo que se han esforzado, afortunadamente todo parece estar casi perfecto.— su profunda voz le causó un enorme escalofríos.—Así es— dijo Liliana orgullosa— todo está casi listo, tengo un equipo eficiente, tendremos estaciones de promoción de lectura, algunas charlas de autores, stand de firmas y donaciones al mundo de las letras, todo será perfecto.—Eso veo—de pronto Gil, sintió como esos grises ojos se posaron en ella por varios minutos. Tuvo la sensación de que vomitaría o se desmayaría, quería levantarse y salir corriendo. Nunca en su vida se había sentido tan nerviosa. Por Dios, ¿qué le estaba ocurriendo?— necesitaré de una persona que sea enlace entre la biblioteca y yo, tendrás que prescindir de sus servicios, hasta que finalice el evento.—Pero...señor Bentzell...—Es necesario— dijo cortante— y no admito negativas, señora Mattew—Bien— suspiró Liliana molesta, debía pensar como solucionar aquello— permítame sugerirle a...—No— la cortó nuevamente y Liliana, contrajo la mandíbula y reprimió las ganas de dedicarle algunas ofensas, era arrogaste y déspota— Soy yo quién toma estás decisiones, yo escogeré la persona que crea conveniente, ha dicho usted que tiene un gran equipo, seguramente cualquiera de ellos podrá asumir la tarea.¡Qué hombre tan prepotente! pensó Gil, algo enojada.—Así es— respondió— escoja la persona que usted crea, cualquiera de ellos podrá efectuar el trabajo con eficiencia, no tengo dudas de ello.—Bien— dijo mientras pasaba sus grises ojos sobre todos ellos, lo que no se imaginaba es que todos los presentes rogaban por no ser el elegido, ya que no podrían imaginar trabajar con aquel cínico y orgulloso hombre— usted, ¿Cuál es su nombre?— Gilliam, sintió que se desmayaría cuando él la señaló.No podía tener tan mala suerte, ¿o si?
—Gilliam— dijo con voz sorprendentemente firme— Gilliam Warren.—Muy bien, señorita Warren, usted trabajará conmigo— el aire abandonó sus pulmones ante aquella declaración.— desde hoy en adelante, está usted bajo mi mando.—Pero la señorita Warren, está encargada de...— intervino Liliana enojada por la intromisión con su personal.—Asígnelo a alguien más. La señorita no dispondrá de tanto tiempo libre de ahora hasta mucho despues de la próxima semana, aún cuando termine el evento necesitare de sus servicios para programar nuevas actividades.—Es empleada de la biblioteca, no su secretaria, señor Bentzell.
—No necesito servicios secretariales, ya tengo una, sin embargo es necesario para los futuros proyectos y donaciones a la biblioteca. ¿Necesita otra explicación, señora Mattew?— preguntó ceñudo.
—De acuerdo— dijo evidentemente molesta.—Doy por concluida la reunión— todos comenzaron a ponerse en pie. Gil, también lo hizo con la firme intención de marcharse— señorita Warren, usted no se marche, necesito que se quede para afinar detalles y darle instrucciones.— Gilliam, volvió a sentarse lentamente, sintiendo su corazón desbocado.—No estés nerviosa mi amor, todo estará bien.— le susurró John antes de marcharse. Todos se retiraron, dejándola sola en la sala con aquel hombre. Sus nervios estaban por estallar mientras él la miraba fijamente. De pronto, una sonrisa burlona se dibujó en su rostro.—Bien, señorita Warren. Tome apuntes— ella tomó su libreta y se dispuso a obedecerlo, comenzó a anotar todo lo que él le dictaba. Le dio la dirección de su casa, de su oficina, su número telefónico, y además algunas instrucciones— de todas maneras tome mi tarjeta— se la extendió y ella la tomó— puede localizarme a cualquier hora, si tiene alguna duda puede llamar y gustoso la ayudaré, debe estar disponible en todo horario, si le necesito, debe asistir inmediatamente.—De acuerdo— dijo nerviosa.—Se le asignará un pago especial por estas actividades, pero debe recordar que desde ahora los horarios no existen.—Sí, señor— le extendió su celular— tome e ingrese su número telefónico por si necesito comunicarme con usted— ella tomó el aparato con manos temblorosas e introdujo su número, guardándolo con su nombre, luego se lo devolvió.—¿Son ideas mías, o está usted bastante tensa?— le dijo burlón.—Esta es una experiencia nueva para mí.—Si, supongo. ¿Toda esa tensión en su cuerpo se debe solo a la nueva experiencia?— fijó sus hermosos ojos en ella, con esa mirada acechante.—Han sido semanas difíciles.—¿Semanas y no ha logrado librarse de tanta tensión?—Es... difícil—dijo temblando internamente.—No es para nada difícil liberarse de la tensión, señorita Warren— le sonrió de medio lado— solo necesita una noche de buen sexo— Gilliam, abrió los ojos enormes, creyó haber escuchado mal. Un fuerte calor la recorrió y sintió como sus mejillas se calentaba, seguramente estarían del color de su cabello.—Señor Bentzell...—No se sonroje señorita Warren, el sexo es lo más natural del mundo...y lo más delicioso— añadió con voz ronca— es perfecto para liberar el estrés. Debería probar— le sonrió con sus ojos fijos en ella. Gilliam, no sabía qué decir, estaba sorprendida por lo turbada que se sentía— es una recomendación, usted ve si la toma o no, solo por si acaso debo añadir que estoy disponible— le dedicó una sonrisa— esta noche sería perfecto, llámeme— sin decir más se marchó de la sala dejándola turbada y confundida, con la respiración y el corazón agitado y un increíble ardor viajándole a través del torrente sanguíneo.—¿Cómo te fue?— le preguntó John, cuando por fin se calmó y logró reunir el valor para salir del salón.—Yo...pues, no lo sé— intentó no ruborizarse— es un hombre muy...—¿Arrogante?, ¿prepotente?, ¿orgulloso?—No lo sé, es difícil de definir. Ahora volvamos al trabajo, tengo que aprovechar mis horas aquí, ya que no tendré horario fijo.—Eso no me agrada— le dijo ceñudo.—Ni a mi, pero es mi trabajo, además tendré un pago especial por todo el trabajo extra, eso me ayudará muchísimo con lo de Diego y demás gastos de la casa.—Bien—suspiró— es solo por dos semanas. ¿Qué puede ocurrir?Pasó todo el día angustiada y temblorosa, no entendía porqué ese hombre le había causado esas extrañas sensaciones, era un descarado, ¿cómo se atrevía a hablarle así?John, la acompañó hasta su auto a la hora de salida. Se despidieron en medio de besos y tiernas caricias, además él le recordó que al día siguiente, era el día dedicado a él, y ella lo ratificó, asegurándole que no cambiaría sus planes.Sonreía satisfecha de poder encontrarse con las chicas, eso la ayudaría a tranquilizarse un poco, nada como un rato entre amigas para serenarse."Volviendo al presente"********************************************Gilliam, estaba feliz de poder contar con esas chicas. Ella era la mayor de cuatro hermanos, y no sabía si por fortuna o por capricho del destino, era la única chica, pues estaba seguida por tres hermosos hombrecillos. Alex, era el primero, sus ojos tan verdes como los de la misma Gilliam, o los de su padre. Miguel, era el segundo era un hermoso niño de cabello castaño y enorme sonrisa, y Diego era el consentido y preferido de la casa, no solo por ser el más pequeño, sino porque desafortunadamente hacia un año que el médico diagnosticó que Diego, sufría del corazón. Desde entonces el niño vive rodeado de cuidados y atenciones, ella como hermana mayor se veía perturbada y frustrada de no poder ayudar a su hermano.Lo cierto es que Connie y Rita, eran esas hermanas que no había tenido, no eran hermanas consanguíneas, pero eran hermanas de corazón, como ella solía llamarles, amigas muy queridas.Había conocido a Rita ha
Sebàstian ...Manejo por las agitadas calles con una media sonrisa en el rostro y es que nunca me imaginé que aquella visita a la biblioteca nacional, tendría como resultado conocer a una mujer como ella... Gilliam Warren, hasta el nombre era bonito. Ese lindo cabello, parece de fuego, es brillante y tentador. Sus hermosos pero inocentes ojos verdes, muestran ternura, calidez y mucha ingenuidad, una nariz perfecta, una linda boca... una muy tentadora boca.A pesar de que estaba tensa y nerviosa, dio una muy buena explicación de su trabajo, lo que demostraba que era una joven competente.Bella e inteligente, una deseada combinación, sonrió al recordar en cómo se había ruborizado ante su descarado comentario. Su reacción había sido el de una jovencita quinceañera que no conoce nada del sexo y sus beneficios. No creía que fuese virgen, quizás hasta hubiese tenido muchos amantes y aquello solo fuese una actuación. Sin duda alguna seria maravilloso que ella llamase y pudiese tener una gran
Después de llamar a Connie y Rita, como todas las mañanas, se dispuso a alistarse para ir al trabajo. Desayunó tranquilamente con la familia. —¿Podrías llevarme a la escuela, Gil?— le preguntó Alex. —Llevarnos, querrás decir—añadió Miguel— vamos a la misma escuela, puede llevarnos a ambos. —¿Y el transporte escolar?— preguntó Gilliam, frunciendo el ceño. —Es que quisiera llegar temprano—explicó Alex— tengo una evaluación muy difícil de mate y Loren, quedó en ayudarme a repasar si llegaba temprano. —No hay problemas— Gilliam, sonrió— apurémonos y saldremos juntos, los dejaré en el colegio y pasaré al trabajo. —¡Si!— dijo Alex, para volver su atención al plato. —Diego amaneció muy bien hoy— dijo Gilliam— madre me asegura que vendrán a casa hoy mismo, soy tan feliz. —Así es— dijo su padre sonriendo— solo son recaídas, es un chico muy fuerte. —Lamento tanto que tenga que pasar por esas cosas. Quisiera tener un corazón que darle.— dijo triste. —No te aflijas tesoro, estará bien.
Sebàstian, salió con una enorme sonrisa de su oficina, era obvio que la pelirroja había quedado muy perturbada, le gustaba, no había dudas al respecto y aquello era un punto a su favor, a la hora de seducir. Si había atracción física, la mitad del camino estaba logrado.No se había equivocado, aquella piel era tan suave, tan firme y tersa, tan fresca, era exquisitamente tentadora y ella, ella reflejaba tanta inocencia, tanta luz que la oscuridad en él debería sentirse intimidada, pero lo cierto es que muy en contra de las probabilidades no se sentía alejado, sino atraído hacia toda esa luz que ella emanaba, era como una tonta polilla tentada por todo aquel resplandor.Después de haber comprobado su piel, estaba ansioso por morder esos sensuales labios...Gilliam, se quedó en aquella misma posición por algunos minutos, mientras se concentraba en respirar, necesitaba hacerlo porque sentía que el aire no llegaba a sus pulmones. Nunca, en toda su vida, había conocido a alguien que tuviese
Mientras caminaba en dirección al ascensor, desesperada por alejarse de aquel lugar... alejarse de la tentación que representaba aquel oscuro hombre... y así, mientras se alejaba de él, se permitió recordar lo ocurrido hace ya un tiempo atrás...Todos esperaban ansiosos la llegada de John. Su padre le tenía mucho aprecio, lo consideraba un hombre inteligente y muy educado. Su madre lo definía como todo un caballero. Sus hermanos le tenían mucho cariño, siempre solía conversar de lo que más les agradaba. Su familia lo adoraba y aseguraban que él era la mejor opción para ella. Gilliam, se sentía confundida, si bien es cierto que toda su familia lo aprobaba, sus amigas decían que John, no era el hombre indicado para ella y eso la ponía muy triste ya que quería tener un compañero de vida que contara con la aprobación de todos. La opinión de sus amigas, era realmente importante para ella.Se esmeró en su aspecto aquella noche. Quería que John, la viese muy bonita, estaba realmente nerviosa
Gilliam, maneja directamente a casa, afortunadamente podría hacerlo y no debía volver obligatoriamente a la biblioteca. Su corazón estaba completamente descontrolado y aunque trataba de recuperar la calma temblaba internamente de tan manera que se exteriorizaba.¡Ese hombre estaba loco!¿Cómo se había atrevido a besarla de aquel modo?¡Era un desvergonzado!Lo peor de todo es que se sentía terrible, la imagen de un John entristecido no salía de su cabeza, aquello la estaba atormentando sobretodo porque John era un buen chico, ella lo quería mucho y se había comportado de maravilla con ella, y a cambio le había fallado, dejándose arrastrar por los besos de aquel hombre arrogante y misterioso, le causaba miedo, no podía evitarlo, algo en él le atraía hacia él, la otra parte lo repelía con fuerzas.Quería mantenerse alejada, tenía al hombre perfecto en su vida y no quería arruinarlo. Lo cierto era que nunca se había sentido así con solo un beso, estaba tan excitada que no podía calmarse.
Después de que Connie se marchara se fue a su habitación y se metió bajo las finas sábanas. No quería pensar en Sebàstian, pero no podía evitarlo...recordaba sus besos, sus caricias... la forma desvergonzada en la que se había entregado a aquella boca. Gimió horrorizada al recordar como lo había dejado hacer. Su teléfono sonó logrando sobresaltarla, lo tomó y suspiró al ver que era un mensaje de él... "Aún siento el dulzor de tu boca en la mía...sabes delicioso" El calor la inundó, a la vez que un escalofrío la recorría. Su corazón se agitó violentamente y quiso llorar de frustración, no debía sentirse así, no debía. Decidió no responder, solo habían transcurrido unos cinco minutos cuando su celular volvió a timbrar. "Estoy ansioso por besarte...por tocarte... por..." El desgraciado había dejado la frase inconclusa, permitiéndole así imaginarse un montón de cosas. "Puedes evitarme, ignorarme, pero jamás podrás engañarte, tu cuerpo me desea Gilliam Warren, tu cuerpo tiembla entre
Llegó a la puerta y casi suspira de satisfacción, colocó una mano sobre la perilla para abrirla, se detuvo cuando aquella enorme mano cubrió la suya. De inmediato sintió la cercanía de él, su cuerpo exageradamente cerca del suyo, tembló internamente. — Déjeme ir. — No puedes— le dijo y su aliento le rozó la oreja haciéndola estremecer— tenemos una reunión importante a las diez. — Necesito irme— gimió y recargó la frente en la puerta, mientras cerraba los ojos sintiéndose completamente vulnerable. Se tensó cuando el duro cuerpo masculino se apretó contra el suyo. — Solo quiero darte placer Gilliam, solo eso... ¿Què tan malo puede ser ceder a ésto que nos mantiene en tensión?... solo una noche Gil...— deslizó sus labios por el tembloroso cuello, haciendola cerrar los ojos y contener un gemido de satisfacción.— dame la oportunidad... — No...yo... tengo novio— dijo intentando desalentarlo. — No me importa, no es como si esperara que una impresionante mujer como tu, estuviese s