Gilliam, maneja directamente a casa, afortunadamente podría hacerlo y no debía volver obligatoriamente a la biblioteca. Su corazón estaba completamente descontrolado y aunque trataba de recuperar la calma temblaba internamente de tan manera que se exteriorizaba.¡Ese hombre estaba loco!¿Cómo se había atrevido a besarla de aquel modo?¡Era un desvergonzado!Lo peor de todo es que se sentía terrible, la imagen de un John entristecido no salía de su cabeza, aquello la estaba atormentando sobretodo porque John era un buen chico, ella lo quería mucho y se había comportado de maravilla con ella, y a cambio le había fallado, dejándose arrastrar por los besos de aquel hombre arrogante y misterioso, le causaba miedo, no podía evitarlo, algo en él le atraía hacia él, la otra parte lo repelía con fuerzas.Quería mantenerse alejada, tenía al hombre perfecto en su vida y no quería arruinarlo. Lo cierto era que nunca se había sentido así con solo un beso, estaba tan excitada que no podía calmarse.
Después de que Connie se marchara se fue a su habitación y se metió bajo las finas sábanas. No quería pensar en Sebàstian, pero no podía evitarlo...recordaba sus besos, sus caricias... la forma desvergonzada en la que se había entregado a aquella boca. Gimió horrorizada al recordar como lo había dejado hacer. Su teléfono sonó logrando sobresaltarla, lo tomó y suspiró al ver que era un mensaje de él... "Aún siento el dulzor de tu boca en la mía...sabes delicioso" El calor la inundó, a la vez que un escalofrío la recorría. Su corazón se agitó violentamente y quiso llorar de frustración, no debía sentirse así, no debía. Decidió no responder, solo habían transcurrido unos cinco minutos cuando su celular volvió a timbrar. "Estoy ansioso por besarte...por tocarte... por..." El desgraciado había dejado la frase inconclusa, permitiéndole así imaginarse un montón de cosas. "Puedes evitarme, ignorarme, pero jamás podrás engañarte, tu cuerpo me desea Gilliam Warren, tu cuerpo tiembla entre
Llegó a la puerta y casi suspira de satisfacción, colocó una mano sobre la perilla para abrirla, se detuvo cuando aquella enorme mano cubrió la suya. De inmediato sintió la cercanía de él, su cuerpo exageradamente cerca del suyo, tembló internamente. — Déjeme ir. — No puedes— le dijo y su aliento le rozó la oreja haciéndola estremecer— tenemos una reunión importante a las diez. — Necesito irme— gimió y recargó la frente en la puerta, mientras cerraba los ojos sintiéndose completamente vulnerable. Se tensó cuando el duro cuerpo masculino se apretó contra el suyo. — Solo quiero darte placer Gilliam, solo eso... ¿Què tan malo puede ser ceder a ésto que nos mantiene en tensión?... solo una noche Gil...— deslizó sus labios por el tembloroso cuello, haciendola cerrar los ojos y contener un gemido de satisfacción.— dame la oportunidad... — No...yo... tengo novio— dijo intentando desalentarlo. — No me importa, no es como si esperara que una impresionante mujer como tu, estuviese s
Gilliam, llegó a su habitacioón, arrojando el bolso lejos se desplomó sobre la amplia y cómoda cama, cerró los ojos... No podía soportarlo, tener a su jefe allí insistiendo en que se dejaran arrastrar por la pasión, pensar en que aquella noche deberían cenar juntos y por si todo eso fuese poco... John, estaría lejos, ¿Qué era aquello?, ¿Una conspiración del destino?, reconoció para si misma que estaba perdiendo la batalla, con cada instante que pasaba su voluntad y fortaleza eran probadas, y aunque nunca había sido una joven pasional o entregada a las necesidades carnales, aquel oscuro hombre despertba en ella una necesidad que nunca antes había tenido... —Debes ser fuerte Gilliam...— se dijo con un suspiro— ¿Como puedo ser fuerte cuando el deseo me está consumiendo?— se preguntó a sí misma. Odiaba que él tuviese razón, parecía conocer su cuerpo sin siquiera hacer el mínimo esfuerzo... —¡Tienes novio, Gil!— se dijo con frustración— ¡Comportate!— se reprendió—¡No puedo!— se respondió
Gilliam, tomó su celular y le marcó a Rita, esperó al tercer repique y ella respondio.—¡Gil!— su voz era entusiasta— ¿Cómo estás?—Muy bien, Rita... ¿Cómo está mi sobrina?—Maravillosa, cada vez falta menos, estoy ansiosa.—Estamos...— la corrigió— creo que es la niña más esperada del mundo.—Y la más amada— aseguró RIta— y eso me hace sentir muy feliz.—Las amo muchisimo...—Y nosostros a ti... ¿Está todo bien?— preguntó despues de un par de minutos de silencio. —No...— susurró y suspiró— estos días he hablado más con la rubia y te he mantenido un poco distante de lo que está sucediendome y es que no quiero sobresaltarte, ni que te preocupes...—Gil, eres mi amiga, mi hermana, si algo esta ocurriendote— dijo la morena— yo quiero saberlo.—Es que... es mi jefe, RIta, yo lo deseo con desesperación, y me siento muy culpable porque John no merece esto, pero siento que no tengo fuerza de voluntad para luchar, me gusta como me besa, como me toca, como me mira y... quiero hacer las cosas
Llegó el momento de la unión. Gilliam, se aferró con fuerza a los masculinos hombros al sentir como John, se abría paso en su ser, cerró los ojos intentando mitigar el dolor, la incomodidad que aquello le producía. Su inocencia se iba, a la vez que John, avanzaba. Él la miró fijamente, ella correspondió antes de recibir un ardiente beso. —Te amo, Gilliam Warren— Te amo— le dijo John, antes de comenzar a moverse con suavidad, invadiendo su interior... Mucho tiempo después, Gilliam, se estiró con pereza en aquella cama. —No quisiera irme— le dijo sonriendo. —No te vayas, quédate conmigo mi amor— le acarició el hombro y ella sonrió. —No. Debes llevarme a casa— le acarició la mejilla— mis padres se preocuparían y mañana debemos ir a la oficina. —Podríamos irnos desde aquí— la besó con ternura. —No, llévame a casa John— le pidió— no tengo ropa como para ir a la oficina. —De acuerdo— se doblegó con un suspiro— a tu casa, mi amor— le besó la frente. Al siguiente día despertó muy tem
Gilliam, se observó frente al espejo, la imagen que allí veía le causaba satisfacción... se veía muy bonita. decidió peinar su cabello en un hermoso moño, con un par de mechones sueltos que enmarcaban su rostro, un bello vestido negro, con unos detalles dorados lo hacían ver precioso, unos lindos zapatos de tacón alto, y un bolso a juego, solo delineador, un poco de pestañina y nada más... nada más que sus labios pintados de un hermoso labial rojo... —Calma Gil, no debes decidir nada, solo deja que todo tome su rumbo, no propicies, pero no detengas nada— se dijo para tranquilizarse. Una llamada la sobresaltó, se asustó con el sonido, el nombre de su nuevo jefe en la pantalla,hizo que que un cosquilleo, acompañado con un calor, se produjo en su bajo vientre y envió escalofrío por todo su cuerpo.— Hola. —Buenas noches, señorita Warren— el formalismo la sorprendió. —Señor Bentzell... —Pasaré por usted para ir al restaurant. —No hace falta, puedo llegar en mi auto. —Lo sé, sin embarg
Gilliam estaba nerviosa, había aceptado, ella había aceptado aquello y no podía evitar las ansias que anteceden a un encuentro como el que iba a tener, retorcía sus manos, y respiraba con prufundidad intentándo tranquilizarse. —Tranquila, no estés nerviosa—la voz ronca y profunda casi la hace saltar, se giró hacia él y Sebàstian la mirò brevemente— hemos llegado...— disminuyó la velocidad para activar a control remoto la verja de la enorme casa, deslizó el auto nuevamente hasta detenerlo frente a la mansión, la ayudó a salir del auto, y manteniendola tomada de la mano ingresaron al lugar, fueron recibidos por una mujer que los saludó amablemente. —Buenas noches, bienvenidos. — Buenas noches, Martha, retirense, no quiero que nos molesten. —Sí, señor— la mujer así como había llegado se marchó, de manera silenciosa. —Bienvenida a mi casa, Gilliam Warren— el corazón de la pelirroja golpeó con fuerza contra su pecho. —Enorme, elegante y lujosa, es la casa que pensaría que tendrías— so